Partida Rol por web

—Me temo que en este caso va a ser algo complicado que revisemos las cosas con su dueña... dadas las circunstancias —respondió Kyran dibujando media sonrisa divertida en sus labios. Tal vez el Troll en su rigidez todavía no había comprendido que las cosas que querían revisar eran justamente las de la niña desaparecida—. Pero podemos hacerlo junto a su mejor amigo, que según nos han dicho está también en esta clase. ¿Sabe cuál de ellos es?

Echó un ojo al batiburrillo de críos armándose con útiles de dibujo pero su mirada regresó enseguida al profesor. Se encogió de hombros. 

—Deanna tal vez pueda encontrar un rastro que seguir. Se le da bien olfatear... o algo así. Y quizá haya alguna pista. —Bajó un poco la voz para que los niños no le oyesen—. Si alguien se la ha llevado quizá tenga entre sus cosas algo que esté fuera de lugar, algo que pueda indicarnos por qué la eligieron y tal vez el secuestrador se puso en contacto con ella antes o... 

El sátiro detuvo sus palabras en seco y empezó a mirar alrededor, como si tratase de localizar algo, con una fina arruguita frunciendo su ceño. 

—¿Habéis oído ese ruido?

Volvió a contestar a la Sluag con un único y seco gruñido. Le sacaba de quicio, ¿que tan malo había sido en la otra vida como para tener semejante cruz en esta? Se mordió la lengua para no soltar una mala palabra delante de los infantes. Parecía que el sátiro había segregado el trabajo y se encargaría, junto a Deanna, de el tema de los registros. Cuando el profesor les preguntó si necesitaban reorganización, miró a Leonore, buscando consenso. 

- Creo que así está bien... - dijo finalmente, pero luego...

Aquel sutil sonido llegó a sus oídos y captó su atención. Desconectó un momento de la situación y se centró en aquel extraño estímulo. Miró a un lado y otro, hasta que comprendió que venía de la puerta, quizá del otro lado... 

A juzgar por Kyran, no era el único que había lo había percibido. Le miró y luego giró la vista hasta la puerta. 

- Si... Viene como de la puerta... - trató de agudizar el oído - Un momento... - alzó un poco el dedo, disculpándose con el profesor y después se dirigió hacia el foco del sonido. Fue a abrir la puerta, en alerta. 

Sonrío cuando veo que a los niños les gusta la idea de pintar, es divertido verles correr por las cosas. No sé quién era esa tal Maria, pero estaba tardando en repartir las cosas, claramente. Asiento ante las palabras de Cid, aunque no necesitaba mucho orden. El orden era muchas veces aburrido y no dejaba a los niños expresarse como debían.

Oigo un sonido un tanto extraño, que parece oír también Kyran. Neakail debe estar dándonos la razón y no oír nada, porque para mí ese ruido no venía de la puerta exactamente. Echo un vistazo alrededor, con los ojos ligeramente entrecerrados.

-^{_{¿De la puerta? No creo…-}} niego las palabras de Neakail, estaba claro que los Nocker eran muy buenos con las manos, pero los sentidos los tenían abotargados. Igual él va a comprobar y yo sigo mirando la clase, tratando de descifrar de dónde viene ese sonido. -^{_{¿Algo que vuela?}}- digo para mí extrañada.

Stephen rápidamente te busca con la mirada. No parece especialmente asustado al darse cuenta de que un gato le habla, sino más bien apenado y algo animado.

-Oh... sí... Oooh- parece, mientras poco a poco parece darse cuenta, luego reconoce algo apenado -Miss Blythe suele hacerme comentarios similares. La primera vez que vi a uno de los vuestros transformado fue una verdadera sorpresa, es como... realmente, no sabes bien que hacer en esos momentos, ¿sabes?- dice y te observa, luego deja salir una risita nerviosa. -Supongo que no. Ejem, ¡la puerta! claro...- y entonces da media vuelta y camina hacia el salón.

-Debe ser genial poder transformarse en animal. Miss Blythe parece disfrutarlo bastante y no pierde oportunidad de presumirlo- dice como si intentara poner conversación de alguna manera para ocultar lo apenado que está. Camináis juntos, pero antes de que Stephen pueda abrirte la puerta, esta se abre por sí mismo y revela a Neakail, quien parece algo sorprendido.

-Eh, disculpa. Le cerré la puerta a vuestra amiga por accidente- y da un paso al costado donde cree que estás para que pueda verte.

El Troll parece darse cuenta de lo que intenta decirle Kyran y abre los ojos. -Ah, claro... sí, ahora caigo- dice mientras sonríe algo tomado por sorpresa. -Es la maleta azul con pegatinas de Hello Kitty- dice señalando hacia uno de los asientos que está contra la pared. -Claro, claro.- dice volteándose, y rápidamente buscando con la mirada a uno de los chiquillos.

-¿Nadeem?- llama con su profunda voz, haciendo que un pequeño de unos 8 años se gire. Es un chico de piel canela, cabello rizado negro y ojos marrones, cuya ascendencia queda bastante clara. -Nadeem, nuestros invitados quieren hablar contigo, ven aquí- pide el profesor, y el chico, algo dubitativo, os lanza una mirada que mezcla curiosidad y nerviosismo. Camina lentamente, con una hoja en blanco en la mano y un crayón en el otro, hasta llegar junto a la pierna del profesor, y toma un pliegue del pantalón, levantando la mirada y susurrando.

-¿Estoy en problemas?- pregunta el chico, con soltura en inglés a pesar de tener un leve acento.

-Para nada. Él es Kyran Ó Conaill. Quiere hablar contigo- explica el troll con amabilidad. El chico asiente, aún inseguro.

A pesar del llamado a Nadeem, la dinámica del salón no cambia. Algunos pequeños comienzan a tomar más cosas, incluyendo pegamento y acuarelas, mientras comienzan a correr y a jugar un poco, perdiendo de vista el objetivo principal, y transformando aquella sesión en una actividad de juegos.

Al mismo tiempo, Neakail se dirige hacia la puerta y la abre, para encontrarse con Stephen de vuelta. El mortal parece sorprendido un instante y luego comienza a hablar -Eh, disculpa. Le cerré la puerta a vuestra amiga por accidente- explica mientras se hace a un lado y revelar a una gata peluda blanca con los ojos de colores diferentes: uno miel y el otro azul; y que no podía otra más que Deanna en su forma animal; una habilidad que todos los Pooka poseían, hasta donde sabíais.

- ¿Miss Blythe? ¿Quién es Miss Blythe? No tiene unas orejas tan bonitas como las mias, ¿verdad?- preguntó, escuchando al mortal encantado, con la barbilla bien alta, habiéndose sentado sobre su hombro derecho, lamiéndose una pata, sin a penas mirarlo- Buen chico. - dijo, una vez la puerta quedaba a su alcance, bajándose, rozándole las piernas con el rabo antes de dar una vuelta sobre si misma, esperando impaciente, emitiendo un bufido al ver a Neakail antes de salir disparada, con el pelaje erizado, al interior de la clase, buscando las piernas de Kyran, y emitiendo un maullido un tanto aterrorizado, al saberse rodeada de tantos críos. 

- Dime cuáles son sus cosas, por favor. O empezaré a estornudar si se me acercan.-dijo, siendo sus palabras tan solo audibles para quienes eran capaces de percibir el Ensueño. 

Kyran sonreía intentando parecer afable para el niño que se encontraba a su lado, aunque lo cierto era que no estaba para nada acostumbrado a tratar con críos y agradeció la llegada de Deanna. Al final el ruido parecía que sólo era ella, así que sus hombros se relajaron y él se desentendió un poco del jaleo infantil al que tenían que enfrentarse Leonore y Neakail. 

—Hola, Nadeem —dijo entonces, tras echar un vistazo a la gata—. Yo soy Kyran y esta es Lady Deanna —Se agachó un poco para rascarle entre las orejas—. Vamos a echar un ojo a las cosas de Alice, ¿nos acompañas y así nos hablas un poco de ella? 

Empezó a encaminarse hacia la silla donde estaba la maleta azul con pegatinas de Hello Kitty. Al llegar allí se sentó en la silla,  por un lado para poder mirar al niño desde una altura más baja. Por otro porque así podía poner la mochila en el suelo para que Deanna pudiera olisquearla mientras él la iba abriendo y vaciando su contenido en la silla de al lado. 

—Dime, Nadeem —empezó entonces, con aire casual, pero prestando atención al muchacho—, ¿hace mucho que eres amigo de Alice? ¿La notaste distinta esta mañana o en los últimos días?

Sonrío al ver a Deanna, siempre era graciosa verla en su forma de gato. Lo más curioso eran los ojos, que resultaban casi hipnóticos. Aunque enseguida vuelvo a lo que viene a ser nuestra tarea. Yo no quería ir mesa por mesa repitiendo lo mismo, para eso estaba Neakail.

Le doy otro par de toquecitos en el brazo.

^{_{-Vamos, les tienes que decir que dibujen lo que vieron. El dragón}}- hago un gesto con las manos tratando de abarcar algo grande con ellas. –^{_{A mí no me escuchan, tienes que decirlo tú. No seas gruñón, a los niños no les gusta-}} otro par de toquecitos en el brazo para reafirmarme. –^{_{Vamos, lo estás haciendo muy bien.}}

Si, el extraño ruidito procede de la fuente que ya esperaba. La Pooka se había quedado fuera y el mortal había cerrado la puerta antes de marcharse. 

Expresa la evidencia emitiendo un gruñido de desagrado, para dejarle claro lo poco que le agradaba. 

- Ya lo sabía...- gruñe y hace un gesto con la mano al mortal para quitarle importancia, tampoco tenía que disculparse. Estaba seguro que lo único que iba a infundir la gata entre tanto niño es caos, porque irían a tocarla y ella armaría un maldito espectáculo. 

La felina presencia bufa y el Nooker se da por aludido, alzando una ceja y dejándola pasar. 

- Eso lo serás tú - le dice, en contestación alzando un dedo. 

La estampa que tenía delante era del todo poco esperanzadora. Los niños parecían inmersos en un caótico frenesí y sería complicado organizarlos. Si fuera por él, pegaría un grito.... Aunque estaba claro que eso tampoco ayudaría. 

Acaba acercándose a Leonore y presta no se lo piensa dos veces para dar sus órdenes. 

- Hazles un calvo, seguro que así enmudecen y te escucha todo el mundo, eso traumaría a cualquiera  - le espeta de mal humor y luego tomar aire- Te odio – le deja claro, acrecentando el sentimiento por la mierda de golpecitos.  

Luego hizo lo que le pareció más sensato, dada su falta habilidades para este tipo de tesituras: se acercó a Cid. 

- Señor, si me disculpa... Quizá necesitemos su ayuda para organizar a los chicos y que se pongan a hacer la actividad cada uno en su mesa de forma ordenada.... - se aventura decir, con un inusual respeto en su voz.

Un grito, él pegaría un grito.

-No, pues... miss Blythe... es totalmente diferente- replica Stephen sin más. Cuando abren la puerta y te aprestas a entrar, el profesor sólo susurra -Ojalá tengáis éxito. Espero que encontréis a Alice- dice con sinceridad y se despide con un tímido "Hasta luego" nuevamente mientras regresa por segunda ocasión al pasillo en dirección a la oficina de la directora.

-Bue-Buenos días- dice el pequeño algo nervioso todavía. El Troll se aleja un poco, mientras es requerido por Neakail y Leonore. 

Stephen se despide y Deanna ingresa, lo que logra una reacción de algunos niños.

-¡Gatito!-

-¡Un gato!-

-¿Podemos acariciar al gato Mr. Norton?-

El maestro intenta explicar las reglas y evitar que el caos crezca. El pequeño Nadeem observa con curiosidad y exclama mirando fijamente al gato.

-Woa, señor. Su gato... ¿habla un poco no?- dice olvidando un poco mientras se acerca e intenta acariciarla con lentitud. -No le entiendo bien lo que dice, pero está diciendo algo, verdad?- dice caminando junto a ti pero sin despegar la mirada de Deanna.

-¿Rara? No. Alice estaba normal.- responde distraidamente el muchacho.

Cuando el Sátiro llega al maletín y lo abre, vaciando su contenido, lo que más llama la atención en medio de varios objetos, es un cuaderno rosado decorado con pegatinas de caricaturas que no estáis seguros de reconocer. El pequeño explica rápidamente -¡Es el diario literario de Alice!- señala reconociéndolo. Entre las cosas hay varias hojas en blancos con dibujos, dos crayones a medio utilizar, una botellita de purpurina, fragmentos de paja, una hoja seca y algunos tornillos que bailan un momento sobre el asiento, y finalmente una hoja con pegatinas nuevas.

Cid escucha a Neakail y sonríe. -No hay problema- responde amablemente. Saca de sus ropas mortales, atravesando sus atuendos feéricos, un pequeño silbato que sopla en un largo y constante pito. Como por arte de magia, el salón está de nuevo en silencio, incluyendo a Nadeem que ahora observa atentamente al profesor y si le intentan decir algo pone su dedo entre los labios. Todas las miradas se dirigen directamente al Troll en una mezcla de reverencia y respeto.

-Muy bien chicos. Vamos a organizarnos. ¿Tenéis vuestros implementos de dibujo?- y sin hablar, la mayoría asiente. -María, termina de darle las cosas a los que faltan- dice, y la chica asiente diligente mientras acelera un poco el paso.

-Bien. La actividad que haremos se trata de dibujar un dragón con los materiales que tenéis. En especial- Su voz se eleva para marcar el énfasis- si habéis visto alguno recientemente, queremos saber como eran. Exhibiremos al mejor dibujo en el mural de las obras- dice y los chicos ahogan una exclamación de emoción mirando hacia la pared opuesta a las ventanas, que tiene todo un collage de obras de arte de pequeños, con todo tipo de materiales, técnicas y colores. Podéis sentir el glamour acumulada en ellas, no tanto por su calidad sino por la pasión, entusiasmo y alegría que habían puesto los pequeños artistas en ellas.

Una pequeña levanta la mano y Cid le da la palabra.

-¿Podemos usar purpurina?- pregunta

El Troll asiente.

-¿Mr. Norton?- dice un chico regordete sin esperar a que le den la palabra. -¿Los que no queremos dibujar? ¿Podemos acariciar al gatito?- pregunta con inocencia.

-Jonathan, este dibujo es uno de los deberes de vuestra semana, así que tenéis que hacerlo. Pero podéis emplear cualquier material que prefieras. Hazlo como más cómodo te sientas- responde, y el chico parece decepcionado. -El gato pertenece a nuestros invitados. Es a ellos a quienes tienes que pedírselo cuando acabes el dibujo. Si ellos te dejan, entonces puede acariciarle. Y eso va para todos- explica.

-Miss White nos ha enseñado que hay que compartir- replica una chica, y todos comienzan a susurrar en aprobación.

-Vuestros juguetes, y vuestras cosas, sí. Pero un gato es un ser vivo. Miss Blythe os ha explicado de los animales, ¿no?- y todos asienten. -Pues es igual. Igual que no debéis tocar a alguien que no quiere porque podéis molestarle, igual con los animales. Si no quieren que les toquéis, debéis respetar eso. ¿Lo entendéis?- pregunta. Algunos asienten, otros no parecen convencido. -Ale, pequeños. ¡Manos a la obra! ¡No os durmáis en los laureles, no hay tiempo que perder!- y con esto, los chicos se reactivan rápidamente, como si se tratase de una competencia.

El Troll mira a Leonore y a Neakail entonces. -¿Algo más que queráis que añada? Una vez comiencen, no puedo asegurarle que presten tanta atención- dice con un tono más bajo y sonríe con cordialidad.

Un suave ronroneo se escapó del pecho de la pooka, que rozó las piernas de Kyran con su frondosa cola, y restregó con cuidado su mejilla por la tela de su pantalón, o por sus pezuñas, según cual fuese el punto de vista. 

Se quedó encogida entonces entre las piernas del sátiro, claramente intimidada por la algarabía que había ocasionado su presencia entre los niños, y por el sonido del silbato, suspirando a continuación, aliviada, al escuchar cómo el troll aleccionaba a los críos, y trataba de dejar en claro que no debían tocarla sin permiso. Aunque aquello no terminaba de convencerla. 

Prestó de nuevo atención al crío que intentaba acariciarla y que respondía al nombre de Nadeem, aún escondida entre las patas de Kyran, manteniéndose quieta, con los ojos fijos en su mano, evitándola, hasta que el contenido del maletín de Alice acababa en el suelo, y el niño exclamaba que aquel era su diario literario- ¿Diario literario?- preguntó, emitiendo un maullido, mientras salía de su escondite, y se aventuraba a olisquear todo lo que había caído del maletín, sabiendo que aquello conllevaba quedar a definitivo alcance de las manos de los niños, pero considerando aquello un mal necesario al mismo tiempo que posaba repetidamente una pata sobre el libro- Kyran, pregúntale... Si Alice le suele hablar de sus sueños. Pregúntale con qué sueña, si se suele ver a si misma de alguna manera específica...-pidió, dejándose acariciar finalmente por Nadeem- Y abre ese diario, por favor.

—¿Tú también lo crees? —respondió Kyran al pequeño, alzando un poco las cejas—. Siempre he pensado que Lady Deanna es una gata mágica, ¿sabes? —Hizo una pausa y estiró un poquito más su sonrisa—. Aunque no es mía, es de ella misma. Hace lo que quiere, va y viene como le da la gana, ¿no es verdad, preciosa? —dijo, bajando la mirada hacia el animal.

Asintió entonces con la cabeza, señalando que había recibido todas las dudas de la pooka, y abrió el diario, colocándolo de modo que pudieran verlo los dos. Mientras pasaba las páginas de forma casual, siguió hablando con Nadeem. 

—¿A Alice le gusta escribir? —preguntó, echando un vistazo al chiquillo—. ¿Alguna vez te contó sobre sus sueños? Hay mucha gente que tiene diarios como este junto a su cama para escribir sobre las cosas que sueña al despertar. 

Cuando comienzan a hablar de purpurina los niños me emociono y casi doy un saltito de alegría. La purpurina era lo mejor, al igual que ponerle texturas a los dibujos. Dejaban volar su imaginación y se ponían constructivos, eso siempre era bueno en los niños. Doy otro par de palmaditas a Neakail en el brazo, demostrando mi emoción.

^{_{-Estoy deseando ver los dibujos, ¿tú no? Estos niños tienen mucho potencial, sobre todo la niña de la purpurina, verás que bien}}- asiento un par de veces de buen humor.

Luego parece que los niños quieren tocar a Deanna, cosa que no me parece agradable del todo. Los niños eran divertidos, pero era mejor si no te tocaban y retocaban, claro. Miro con cierta pena hacia la pooka, aunque yo no podía hacer mucho ahí. Tratar de mandar firmemente sobre los niños no era cosa mía.

^{_{-Así estará bien, muchas gracias señor Boulderfist}}- sonrío y echo otra mirada a su brazo, sin querer tampoco parecer descarada pero me seguía llamando la atención.

Sería muy mal educado preguntar. No lo hagas. Limítate a mirar.

Le cogió el brazo a la Sluagh a la tercera vez que le doy unas pamaditas irritantes. No lo hizo de forma abrupta, no quería espantar niños, pero si de forma firme y mirándola. 

- Guárdate las palmaditas ¿eh? Bien - le dijo en tono discreto, para después soltarla y mirar como los niños comenzaba a obrar su magia. De verdad esperaba que todo esto sirviera para algo, para compensar el cierto estrés y tener que aguantar a Leonore pegada a su culo.

Está tentado por momentos a decir en voz alta que todos podrán acariciar al lindo gatito cuando acabaran de dibujar. Incluso se permite una sonrisa privada derivada de ese pensamiento. La pregunta de Cid le hace volver a momento y lugar, le mira y luego a su compañera que es la primera en contestar. A él solo le queda asentir.

- De momento, ya está - le dice, sin perder el tono de respeto que le inspiraba aquel personaje.  Se fijó que Leonore no cesaba de mirar su brazo y le suelta un codazo disimulado por ello.

El Troll asiente y se dirige hacia el armario, dejándoos de nuevo un poco a cargo, mientras los chicos comenzaban a pintar. Lo curioso era que, a simple vista y analizando los instrumentos que empleaban, no parecía haber ninguna coincidencia en principio. Los colores eran variados, las técnicas diferentes y los grados de compromiso con el dibujo eran harto desiguales: Mientras unos estaban concentrados en ellos, otros se paraban, conversaban, o incluso reían sin avanzar demasiado.

-Nooo, lo estás haciendo maaal, así no es- dice uno de los chicos que se ha parado junto a una niña que dibuja concentradamente. -Mr. Norton ha dicho que dibujemos uno que hayamos visto recientemente.- dice el chico.

-Este es el que vi hace un rato- responde la niña sin dignarse a mirar a su compañero.

-Así no eraaaa- le responde el pequeño sin rendirse. -Lo tienes todo mal- continúa.

-Tú no viste nada. Era así, y blanco, y las alas le brillaban de colores- explicó la pequeña.

-No es cierto. Era metálico, y negro y lanzaba fuego- contestó el chico.

-Era verde y lila- dice la chica de la purpurina, que ya está cubierta de pequeñas motas de escharcha y sonríe traviesamente.

Los tres pronto se enfrascan en una discusión cuyos argumentos consisten en un vaivén de "nu-uh" y "seeeeh" a distintos volúmenes.

-¡Mágica! wooaaaa. Como el azulejo de Miss Blythe- responde el chico con mirada curiosa y arrodillándose para acariciar a Deanna. Lo hace con suavidad, con algo de timidez sin estar seguro de si le gusta. -Me deja acariciarle- susurra entre sorprendido y emocionado. -¿Le caigo bien?- pregunta mirando a Kyran.

A la pregunta, se encoje de hombros. -No lo sé. Le gusta dibujar- dice corrigiendo, mirando fijamente al gato y luego curioseando los dibujos. Había varios, con muchos detalles y siendo bastante trabajados para ser de una niña. No dejaban de ser garabatos y presentar proporciones extrañas, pero había delicadeza en los tratos, había muchos elementos y cierta coherencia interna que os recuerda un poco la naturaleza del Ensueño. El primero muestra una torre y en lo alto de esta una muchacha con gran cabello rizado y oscuro; al tiempo que un caballo sobredimensionado y un hombre acampan en la base. El siguiente tiene una cantidad enorme de zapatos, y varios hombres de largas orejas trabajando, todos con espirales rojas y narices coloradas. La otra contiene dos niños en lo que parece una playa, mientras dos perros, uno volando y el otro de medio lado, descansan detrás de ellos.

-A veces hablamos de sueños- responde Nadeem concentrándose de nuevo. -No. Este es el diario para nuestra clase de lectura. Miss Abigail nos pide llevar uno. Cuando leemos un cuento, hacemos un resumen como queramos. Alice le gusta pintar. ¿Queréis ver el mío? Mola mucho.- dice el chico con un brillo en su mirada.

El Troll se acerca a vosotros, llevando consigo algo que parece un gordo libro, cuyas páginas están atiborradas de cosas. La portada está hecha artesanalmente y unida usando lana gruesa, y se nota que las hojas son desiguales. Deposita con suavidad aquel extraño artilugio frente a vosotros.

-Este es el recopilatorio de las obras de Alice. Cada estudiante tiene uno- explica Cid con amabilidad. -Así los guardamos con cuidado para que al final del curso los expongan y luego los lleven a casa. Las manualidades más grandes, suelen llevarlas cuando las acaban, pero las demás las conservamos aquí. Así no se dañan, no se ensucian, y cada uno puede ver todo lo que ha hecho y mostrárselo a sus familias y amigos.- termina.

-Espero os sirva de ayuda. Parecéis tener la certeza de que encontraréis algo revisando las cosas de Alice. De verdad, confío en que podáis dar con alguna pista...- menciona con cierta solemnidad, y reconocéis que su mirada y su tono tiene algo de petición. Parecía que Cid depositaba su confianza en vosotros...