Partida Rol por web

Esta vez tuerzo el gesto.

-La camarilla seguirá estando convenientemente representada pase lo que pase en Boston. Soy yo quien está ofreciéndole el trato Antuan, quiero que le quede algo claro, esto no es un favor de mierda de los que ha venido haciendo, esto es algo serio, algo que si rinde, y sobrevive,- pongo algo más de énfasis a esta última parte - le hará dejar la vida que ha tenido hasta ahora para pasar a ser uno de los beneficiados del sistema. Hagase a la idea de que pasaria de ser un jornalero a tener su propio terreno, y sus propios jornaleros.
El que haya otros que tambien se beneficien no será problema, usted estará bajo mi protección.
¿Entiende?

El tono habia regresado a ser de un estilo maternal, aunque habia algo...

Oh.

"Mal movimiento..."

Al menos no le había lanzado del coche, o cualquiera de las otras cosas que aquella mujer sentía más que sabía que podía hacer: no necesitaba apenas sus malditos súper-sentidos como para poder olfatear la sangre potente y añeja que debía haber en siglos de ser un monstruo inmortal.

-Okay, okay, lo siento -levantó las manos, apaciguador- No quería insultarle, Arconte Verrati.

La mujer no sonaba como un farol, pero... le costaba creer que alguien con tanto poder (en todos sentidos) se molestase por alguien como él, lo que no encajaba con nada que hubiera visto. Debía ser alguna clase de pep-talk, cosa que suponía agradecía... aunque nunca había necesitado uno. No se había rendido ante la vida y ahora que le habían asesinado y devuelto de entre los muertos tampoco se iba a rendir. No era así el hijo de su madre, así de simple.

-Podría hacerme con un sitio bonito y tranquilo. Un dominio, algo que no tenga demasiados rivales ambicionados. Posiblemente con algo parecido a algún edificio histórico que puedan tener allí: suena como la clase de cosas que el Clan se alegraría de que pudiéramos tener con alguien que sepa de restauración -mencionó. La idea de no tener que rebotar de un lado a otro... y qué demonios, de poder ofrecer algo a algunos como él como nadie le ofreció a él a la hora de la verdad más que una vez...- Suena como un proyecto en el que podría pasar unos cuantos años. Tranquilo. Sin problemas.

Reparó en la última frase, comparándola con el último año de su vida. ¿Podía ver realmente un futuro limpio?

-Sin demasiados problemas.

Sonrío, me apoyo en el respaldo del asiento del coche y prácticamente solo me falta ronronear como una gata satisfecha, ¿O un felino más grande y peligroso?

-Bien. Es usted un hombre con sueños simples, eso se lo puedo ofrecer como parte del trato. En cuanto a lo de la restauración, supongo que en Boston encontrará una sorpresa agradable.

Me recreo en mis propios pensamientos unos segundos.

-Lo de los pocos problemas ya será mas difícil. Entenderá que si le envían allí es porque precisamente hay problemas.

No se iba a tomar a mal lo de los "sueños simples", sueños como aquel eran los mejores, si es que podían cumplirse (que para algo eran sueños). Hacerse rico estaba bien y eso, pero bien pensado, en qué se lo iba a gastar. Los viajes y las comidas y bebidas opíparas estaban descartados, así que... el resto de cosas eran caras pero no caras a nivel estratosférico. No, podía vivir con lo que había dicho. Menos necesidad de ponerse una diana en el pecho, además. Quizá pudiendo ir al Eliseo de vez en cuando, en la frecuencia extendida justa como para no pillarle asco y que pudiera seguir siendo estar con gente que sabía lo que estabas pasando y no el instituto++.

"Tengo sueños baraaaatos, y aun así casi nuuunca, se cuuumpleeen"

Como un tigre. Terrible simetría incluída.

Aun así, a sabiendas de lo que era, dado que era imposible no sentir, olfatear, ver, escuchar la falta de vida dentro de aquel espacio en el que ella era un coche, Antuán no podía evitar sentir cierta afinidad con la mujer, si no la bastante como para bajar por completo la guardia sí para dejarse llevar: la actitud y habilidad de la mujer habían ayudado mucho en ello. Pero no debería haberse sorprendido por esto; después de todo, esa es la marca de un buen interrogador.

"Lo de los pocos problemas ya será mas difícil. Entenderá que si le envían allí es porque precisamente hay problemas"

-Sí, vamos a una guerra, ya me he hecho una idea de que no va a ser un paseo -explicó, con sencillez- Me refiero más a después de que todo pase y ganemos.

Si es que sobrevivía, claro. Pero contaba con que lo haría. Si le mataban allí todo lo que estaban hablando importaría poco.

"supongo que en Boston encontrará una sorpresa agradable"

-¿Oh?

 Sonrío, disfrutando de mi pequeña ventaja.

 -Creame, espero que "cuando ganemos" -digo haciendo enfasis en la cita- Le guste la ciudad y encuentre satisfactorio socializar más de lo que espera.

 En una milesima de segundo mi sonrisa se desvanece y adopto una frialdad digna de las mejores esculturas de marmol renacentista.

 Debe pensar a más largo plazo, la guerra, al menos de momento, no la vamos a ganar, esto es una batalla, que puede durar años, cada cierto tiempo una escarazmuza, en la que puede haber unos cuantos asaltos...

 Entiendame, esas bestias están lejos de ser erradicadas, queda mucho que hacer en el nuevo mundo. Pero parece que todos hemos tenido suerte esta noche, usted y yo.

 Creo que la suerte lo ha mandado aquí y que da el perfil para viajar allí y medrar, mucho más que aqui en la vieja Europa.

 El coche se detiene en un area de descanso.

 Que tenga suerte Antuan. Porta usted el estandarte de su estirpe, aunque tanto usted como ella reniegen del otro. Tengalo en cuenta.

 La puerta se abre y te ofrezco la mano nuevamente.

Mantenerse allí era una pequeña batalla. Para él: para ella no suponía nada, que era lo que pasaba cuando la diferencia en poder, en posición, en edad, en experiencia y en recursos estaba tan descompensada.

"...yeeea"

Antuán no tenía problemas en socializar: podía estar más cabreado que antes en una base casi permanente, pero lo mismo le pasaba a mucha gente en el mundo y seguían siendo seres sociables, y para ser sinceros el resto de los vampiros eran un similar, sólo que tenían algo más de práctica. Pero sus experiencias con la sociedad vampira habían sido poco más o menos las mismas que con la sociedad empresarial o universitaria, con el añadido de que él era la clase de activo a la que podías tratar como mierda más descaradamente si cabe. Y aún tenía que dar las gracias por tener algo parecido a un patrón.

El punto era, aquella mujer no le disgustaba, monstruo peligroso como era. Pero ni su encanto le hacía dejar de recelar de lo que vendría después: era demasiado práctico como para no esperar que lo peor se repitiera porque era lo más fácil.

"Creo que la suerte lo ha mandado aquí y que da el perfil para viajar allí y medrar, mucho más que aqui en la vieja Europa"

¿Con una nación llena de Brujahs, que en su experiencia eran todos una ralea de completos hijos de puta hipócritas, viciosos y chulos? Yay.

"Mano, que les FOLLEN a los Brujah"

-Todo se verá -dijo- En cualquier caso, prefiero concentrarme en lo que tiene que venir. Por lo que he visto esa gente... por llamarlos algo... no es demasiado sutil. O inteligente. Pero si pueden organizarse de ese modo tiene que haber alguien detrás lo bastante listo o con bastantes bolsillos.

"Que tenga suerte Antuan. Porta usted el estandarte de su estirpe, aunque tanto usted como ella reniegen del otro. Tengalo en cuenta"

"Pero sin presión, eh"

Sonrió de forma cínica en su interior y tomó la mano que se le ofrecía con cuidado.

-Gracias, Arconte Verrati. Trataré de estar a la altura de la misión.

Y aquello era cierto. No sólo le iba a la vida, sino que era el deseo de su chica y sire, lo que podía llegar a más que su vida. Además, odiaba a los Sabbat. ¿Qué clase de persona con poderes podría quedarse quieto después de haber visto lo que hacía esa gente?

 La mujer se baja del coche y volveis a arrancar. Tras unos cuarenta minutos el coche se detiene de nuevo y te abren la puerta.

 -Le esperan.

Un tipo uniformado de camuflaje y con emblemas del ejercito portugues te espera en la compuerta trasera de un Hercules, un enorme avion de transporte.

No llevaba demasiado equipaje (por no decir que no llevaba ninguno), así que no tuvo que preparar nada para seguir las instrucciones, y cuando bajó...

...vio una escena que no se había esperado. ¿Un tipo del ejército escoltándole? Del ejército portugués, para más inri: ¿iba a ir de paquete en alguna clase de envío militar? Aquella perspectiva poco halagüeña competía con los chistes sobre drones que pugnaban por el espacio en su cerebro en aquel momento mientras andaba hacia la dirección que se le había asignado, en dirección al oficial y a aquel monstruo de avión.

Aquella gente tenía recursos.

 El militar te informa de como proceder.

 -De momento será mejor que se siente en uno de los asientos laterales, pero cuando se encienda la luz roja esa, metase en esa caja, tiene cierre por dentro. Alguien lo recogerá en el hangar al que llegue.

 Parco pero claro, típico militar.

 El militar se marcha dejandote solo y la parte trasera del avion se cierra mientras se escucha como los motores se empiezan a revolucionar. Una luz de ambiente te permite ver bastante bien el interior del avion, incluso hay una perqueña bombilla led sobre cada asiento.

Asentimiento, muestra de recibimiento.

-Entendido.

Estuvo casi instintivamente tentado a saludar y erguirse, como producto de una de las últimas milis que había ndado su país natal; el aprender a erguirse instintivamente ante los galones y el doblar sábanas milimétricamente eran la mayor parte de las cosas que se habían instruido en aquella estancia, pero estas habían sido a fuego, como correspondía al ejército. Subió y se sentó en el primer asiento que más le entró en gusto, tratando de olvidar el hecho de que estaba viajando sólo en un avión como si fuera el Presidente y de que iba a ser encerrado en una maldita caja durante horas y horas y horas como si fuera...

"¿no sé, el tipo ese de Evasión o Victoria?"

No estaba deseando que llegase ese momento en absoluto, pero en cuanto empezó la luz roja hizo lo que se había asignado. Aquello había sido mucho más grande quue él semanas antes de que empezase a involucrarle siquiera.