Hace ya dos días que sois, de forma "oficial", el SG-7. Han sido unas semanas muy duras, en las que habéis dado lo mejor de vosotros en vuestros respectivos campos, durante una especie de entrenamiento adicional, que no era otra cosa que un rigoroso proceso de selección. Y ahora, dos días después de ser nombrados como el SG-7, ya tenéis lista vuestra primera misión.
Es muy evidente que tienen mucho cuidado con vosotros. El perder a un equipo SG en las misiones más rutinarias no es algo que pueda catalogarse de poco común. Por ello cuidan con mucho ojo vuestra próxima misión. Ya han perdido a un SG-7, y perderlo otra vez, y en su primera misión, sería poco menos que un desastre. Pero al fin, parece que han encontrado una misión idónea, BP6-3Q1. Un planeta, a priori, desierto, pero con una arquitectura que denota restos de una civilización muy avanzada. Por eso, se os ha convocado a la sala de Briefing, donde se os darán todos los detalles.
Entráis, y en silencio tomáis asiento. El general Hammond espera, en silencio, sentado en la silla que preside la larga mesa de madera, justo en el centro de la sala. Os ve entrar, desde la escalera de caracol, pero no dice nada. Una vez todos habéis tomado asiento, os reparte un dosier con información sobre la reciente exploración de la MALP a BP6-3Q1. Lo que más os llama la atención son una serie de imágenes, que hacen evidente el interés del planeta.
El general Hammond observa vuestros rostros, evaluando las reacciones de cada uno. Al fin, tras dejar pasar unos pocos segundos, tiempo más que suficiente para ver las fotografías tomadas por la MALP, y lo más chocante de aquél dosier, se dirige a vosotros.
-Hace unas horas hemos enviado una sonda a BP6-3Q1. No hemos encontrado indicios de vida de ninguna clase, pero si restos de lo que podría ser una antigua civilización alienígena, muy avanzada tecnológicamente. Obviamente, la recuperación de tecnología alienígena es una de las prioridades de este comando, así que esa será su misión. Atravesarán el stargate, determinarán si el planeta representa algún tipo de amenaza, y explorarán los alrededores, en busca de cualquier tipo de objeto o material que justifique un segundo viaje a BP6-3Q1.- Hace una pausa, esperando que asimiléis todo lo dicho.
-¿Alguna pregunta?-
El capitán observaba su dossier, tranquilamente.
Estaba sentado en una de aquellas sillas giratorias con ruedas, de cómoda tapicería, a la diestra del general. Observó las fotos, intrigado. Parecía una civilización tremendamente parecida a la de la tierra. ¿Mástiles para banderas? ¿Cristal, hormigón? Y lo más inquietante: escaleras mecánicas.
Una civilización con un grado de desarrollo como la suya, solo podría ser útil si hubiera llegado a comprender cosas diferentes a la de los científicos de la tierra: armas, aparatos, fuentes de energía, conocimientos sobre las ramas del saber, etc. Pero lo más inquietante era pensar en como habían desaparecido sin más, ya que sus edificios no parecían dañados, e incluso estaban razonablemente bien conservados. Una civilización como aquella no se esfumaba de la noche a la mañana sin un cataclismo de por medio. ¿Invasores? ¿Desarrollo de armas de destrucción masiva que respetaban los edificios? Era pronto para aventurar hipótesis.
El general dejó claras las órdenes, y él hizo un par de anotaciones en un folio en blanco al final del dossier. Le gustaban aquel tipo de detalles, ya que era un hombre metódico. Pasó luego a la página de las lecturas biométricas, y comprobó que la MALP no había detectado residuos de radiación, lo que descartaba bombas nucleares o tecnología energética basada en el radio. Si aquella "humanidad" hubiera desaparecido, se hubiera producido un colapso de improviso en las centrales nucleares y los contenedores de residuos, al haberse perdido el suministro energético. ¿O acaso la energía seguía funcionando?
Sus hombres estaban allí sentados, sus nuevos hombres. Bueno, uno de ellos era una chica, pero no tenía reparos en ese tipo de cosas, siempre que cumpliera bien con su trabajo. Había leído sus informes, y había pasado con ellos las pruebas de selección del comando. No le cabía duda que harían bien su trabajo. O al menos, eso quería pensar.
-Mi general -dijo- Por curiosidad. ¿El planeta está dentro de un sistema goa'uld?
Señaló las fotos.
-Esto tiene todo el aspecto de la desaparición de una civilización por una pandemia, o similar. ¿Se han analizado las muestras de tierra, agua y aire usuales? No me gustaría que llegáramos allí para volver a los cinco minutos, con un contagio de alguna extraña enfermedad que carezca de cura en nuestro planeta.
Afortunadamente contamos con una bioquímica.
Fue lo primero que Tom pensó al escuchar la hipótesis del capitán. con sutileza sus manos pasaban las hojas, ojeando por encima la información, no podía negar que imaginaba que tuviesen un hangar y alguna clase de avión de combate listo para volar, le gustaba la idea de sobrevolar otros planetas pero eran sólo pequeños sueños que no impedían que se nublase su verdadera función en el comando stargate y más concretamente como SG-7. Llevaba las mangas del atuendo militar hacia atrás, perfecta y meticulosamente dobladas, su piel era blanca pero ligeramente bronceada con muy poco bello. Llevaba un reloj de aspecto grande en el que era complicado ver la hora, lo medía practicamente todo. Los dedos se deslizaban de izquierda a derecha comprobando las lecturas mientras alzaba la vista para atender a las palabras del general y el capitán de navio.
Su rostro era inocente, santurrón, se mostraba serio pero siempre dispuesto, el atuendo era rigurosamente protocolario y no se había tomado licencias con él, estaba impoluto, incluso acababa de abrinllantar sus botas de campaña, siempre lo estaba, pero más que nunca estaba preparado para salir ahí fuera. Llevaba la cabeza completamente afeitada salvo por un buen cúmulo de cabello coronandola, no debía de ser muy cómodo para un piloto de la USAF. Esto le daba un aspecto más joven y quizás algo rebelde, a simple vista parecería inofensivo pero también alguien que suele cometer insubordinación, a veces las apariencias engañan, otras, no.
Sus labios se arrugaron en una mueca reflexiva, su diestra viajó hasta su mentón mientras asentía para si, comprobando nuevamente el material fotográfico. Parecía conforme, no tanto esperanzado, con aquella misión y no se mostraba nervioso aunque aquel no fuese su sitio. Estaba ansioso por pasar a través del stargate.
Dicen que es como sumergirse. El horizonte resultante es muy similar al agua, incluso demuestra la misma tensión superficial...
Cerrando el dosier y colocandolo silenciosamente sobre la mesa el sargento se inclinó sobre la mesa entrelazando las manos, espectante, contemplaba a los dos hombres por encima de su rango con respeto y un brillo en los ojos que no podía denotar sino admiración, tampoco ignoraría la presencia del arqueologo y la doctora, incluso la de su camarada de mismo rango, inocentemente estudiaba sus reacciones y esperaban las posibles preguntas que brotasen de sus labios.
El Sargento Hammer tenía muy claro lo que tenían que hacer, sólo necesitaba una orden.
A pesar de llevar un tiempo por la base, aún no me había acostumbrado a tratar demasiado con militares y ni siquiera había conseguido prestar demasiada atención a los distintivos que decían que si uno era capitán y otro sargento.. quizás porque no era algo con lo que había que perder demasiado el tiempo, no era lo suficientemente importante como para perder un segundo más de los estrictamente necesario con ello. Además que por suerte, cada vez que alguno tenía que estar en la enfermería solía bastar con llamarle por su apellido para no faltarle al respeto a ninguno y así las cosas se hacían más sencillas.
La cosa ahora era distinta. Por fin había conseguido formar parte de un grupo, aunque n tuviera muy buenos precedentes debido a la desaparición del anterior. Lejos de desanimarme, vi como por fin, mis ojos podrían ver las cosas desde otra perspectiva, como el conocimiento de otras razas podría pasar por delante de mis ojos, por mis manos y eso era algo que me proporcionaba una satisfacción incluso algo desconocida para mí.
Habíamos sido llamadados por el coronel a una reunión y a pesar de que ya había podido conocer al grupo con el que debía partir, eran todos una panda de desconocidos para mí así que me senté tan sólo haciendo un gesto con la cabeza a todos a modo de saludo y luego, en silencio, presté atención a las explicaciones que se nos proporcionaban.
Las imágenes por lo que se podría apreciar, podían haber sido tomadas tranquilamente en La Tierra, ya que eran edificios totalmente comunes, si quitábamos el hecho de que hasta el suelo estaba impoluto y no se podía apreciar ni un alma en ellos.
Antes de que pudiera preguntar si se había captado alguna radiación o algo similar, el capitán se me adelantó preguntando prácticamente lo mismo que preguntaría yo misma, así que me mantuve en silencio, aunque llevé mi mirada de las fotos al coronel, esperando una respuesta, aunque estaba casi porapostar a que sería que no se había encontrado nada extraño, sino, no nos mandarían a nosotros.
Lo que le habían dicho en la selección ya era de por si sorprendente pero eso francamente lo superaba. Un nuevo mundo, lejano y misterioso plagado de... escaleras mecánicas. Era verdaderamente increible.
Dante se agito un poco un su silla para acomodarse. El uniforme militar le molestaba un poco, pero aún así no apartaba los ojos de dossier. Era increible que en otro mundo se hubiese llegado a un nivel de desarrollo, aparente, al de la Tierra. Al menos muy similar a las naciones post-industriales. Casi todo era identico, pero las fotos de la sonda, por mas nitidas que fueran, no podían ser concluyentes.
En abosluto.
Al ser otra civilización tendría que haber diferencias, distintos modelos de cultura o similares. Diferencias tan sutiles que requerirían de una aproximación personal. Con meras fotografías no bastaba.
Bueno, si por algo los mandaban allí no sería para contar los escalones de esa civilización.
Igual la pregunta central era: si todo parecía estar en tan buen estado de conservación ¿que paso con los habitantes de ese lugar? ¿por qué todo parece desierto?
Por primera ves desde que le contactaron estaba realmente entusiasmado.
Los ojos de Smith se mantuvieron impasibles mientras Hammond terminaba el resumen de la misión. Su mirada no indicaba tan siquiera que estuviera alli, simplemente una respiración, un parpadeo de sus ojos era indicio de que estaba, y además vivo. Con un ademán de su mano recogió el dosier y con mirada crítica lo revisó por encima. Sólo le hacía falta un pequeño resumen de lo que iba a tener entre manos en la siguiente misión y casi las imagenes resolvían todas sus dudas estrategicas. Cerrando el dosier lo desecho practicamente en la mesa simplemente mirando a su capitan. Smith era un hombre de atención, riguroso en sus acciones y obediente. Pocas veces había llevado la dirección de algun pequeño grupo, las pocas que le habían condecorado por ellas y los pocos puestos que habia ascendido en el escalafón militar. Tampoco le interesaba más. Más preocupaciones o conocer a más gente solo le harían sentir "nada" cuando alguno de ellos desapareciera o muriera.
Su mirada se detuvo en el arqueologo y en la cientifica
-No creo que nos sirvan para mucho...más "cosas" que defender...
-Por mi parte salvo la duda de nuestro Capitan no tengo nada que añadir Señor.
El general clavó la mirada en el capitán, escuchando sus dudas, por otra parte, razonables. Obviamente, antes de enviar a nadie por el stargate se comprueba bien cualquier tipo de toxicidad, ya sea en el aire o a través de la tierra, en el agua.
-Según los datos recogidos por la sonda, además de las muestras recogidas por la misma, hemos descartado la posibilidad de una enfermedad que se transmita por el aire o por el agua. Tampoco hemos detectado ningún tipo de radiación. Aún así, un pandemia es un teoría que barajamos en un principio, por lo que extremen las precauciones.- Hace una pausa de unos segundos, repasando de nuevo vuestras expresiones, para detener su mirada de nuevo en el capitán.
-Este sistema está contemplado en la estela de Abydos, pero no parece estar bajo dominio de los Goa'ulds, ni tener nada que ver con ellos.- Nadie más de los allí presentes parecía tener alguna duda, pero aún así, el general esperó, antes de continuar.
Las palabras del coronel no eran demasiado alentadoras. Quedaba claro que en ese planeta había algo que no habíamos sido capaces de detectar, lo que siempre suponía complicaciones ya que quería decir que a pesar de que fuéramos a estar alerta, no sabíamos qué es lo que podíamos esperar.
El hecho de que ya hubiera desaparecido la civilización que había construído esas edificaciones y el SG anteriormente enviado, colaboraba aún más con esa intranquilidad que me producía el desconocimiento y la falta de datos. Pero.. si conseguíamos dar con quien o lo que había hecho desaparecer a toda esa gente..
- Entonces si únicamente contamos con las fotos de la MALP y con una atmósfera limpia, supongo que no tiene mucho sentido que retrasemos más el viaje. Como suposiciones iniciales habría que considerar tres: O bien hay otra raza habitando el planeta y se ha encargado de hacer desaparecer a esta, el planeta en sí con algún tipo de energía o evento climático que desconozcamos o hay algún ente en ese planeta al que dar caza.. Demasiadas variables a analizar desde esta sala. - Más que nada comenzaba a pensar en voz alta. - Quizás algún tipo de tecnología que contenga el planeta y que se nos haya pasado por alto.. o pudieron abandonarlo ante alguna clase de amenaza y evacuaron a su población por el Stargate..
Seguí pensando en silencio, aunque cuando empecé a hacer teorías, como siempre hacía todo buen científico, mi vista se perdió en algún punto de la sala, sin mirar a nadie en concreto. Buscaba una explicación física a la desaparición de materia, pero los agujeros negros esporádicos que sólo acabaran con los seres y no con las cosas aún no habían sido ni tenidos en cuenta por la mente humana. Era una imposibilidad en toda regla.
Allí ya estaba todo dicho, al menos bajo su punto de vista. Hacer más preguntas podría resultar incluso estúpido, dadas las circunstancias. La misión estaba clara: explorar y buscar tecnología. Parecía sencillo, pero habría que obrar con precaución. Quizá lo que había provocado la extinción de esa civilización seguía suelto por ahí.
Consultó la hora en su reloj de pulsera, y se interesó por el aspecto más inmediatamente táctico del asunto.
-¿Tenemos una hora programada de regreso y horas programadas de contacto, o queda a nuestra discreción?
O lo que hizo desaparecer a aquella gente se fue con ellos a la tumba.
Para Tom no había más dudas que la hora de salir y llegar, iban hasta allí, echaban un vistazo, buscaban algún resto orgánico que pudiese demostrar la existencia de vida inteligente reciente y si no encontraban nada trasteaban con la tecnología, desconocía si habría más civilizaciones ahí fuera que pudiesen considerar exploradores del stargate, sólo esperaba que no hubiesen saqueado el lugar.
Hammer imitó al capitán al mirar el reloj, mostrandose más interesado en aquella información. Dibujó una mueca de circunstancia con los labios muy similar a una sonrisa alargada aunque poco tranquilizadora.
Smith seguía escuchando el resto con poco entusiasmo, casi con desganas pero unas pocas palabras se colaron por su muro de aburrimiento: Otra raza haya destruido a otra
-Quien sabe por que demonios...
En ese momento Smith se irguió en su sitio y miró directamente al general Hammond
-He de pensar Señor que si tenemos "problemas" tenemos permiso para defendernos, ¿verdad Señor? Una cosa es que no se vea a nadie y otra muy distinta que haya alguien o algo por ahi.
Sus ojos parecían brillar con luz propia, casi como si el simple pensamiento de poder disparar le divirtiera, com si quitar vidas fuera algo que le llenara...pero en el fondo solo quería entrar en acción. El no-movimiento no era bueno para él.
La mirada que Smith le había lanzado a el y a la Dra. Parker (¿o era Liisa Parker? no había tenido el detalle de preguntarle) no había pasado desapercibida. Dante estaba comenzando a irritarse, pues era claro que por alguna razón ese hombre los consideraba a ellos dos como una molestia. Por ahora pensaba no decir nada, pero lo tenia bien presente.
- Estoy de acuerdo con la Dra., salvo en un solo punto - dijo en un tono profesional, pero se podía notar un dejo de enojo en el mismo - Dudo que la ausencia de población se haya debido a un desastrre climático. De ser así tendría que haber algún rastro del mismo en las edificaciones que vimos en las fotos. Salvo que sea un fenómeno climático completamente desconocido por nosotros dudo que uno causara esto. La sonda tampoco reporta nada acerca de ningún tipo de radiaciones o cosas así. Es como dijo Parker. Demasiadas variables para analizar aqui. Cuanto antes partamos mejor.
Progresivamente recuperó un poco el buen humor y el entusiasmo. El poder ver los rastros de civilizaciones de otro mundo lo llenaba de interés.
Última oportunidad para revisar equipo y armamento. En cuanto todos esteis listos, partís hacia BP6-3Q1. O para comentar o preguntar algo ;)
Tom se levantó, realizó un saludo militar permaneciento completamente recto y con la vista al frente permitiendo que fuesen sus superiores los que le permitiesen continuar. Lo primero era lo primero y esta vez no se trataba simplemente de abrillantarse las botas, no quería dejar nada en el aire, mucho menos el equipo del que tendrían que disponer durante las horas que permaneciesen en aquel planeta.
Ya hemos perdido un sg-7...tranquilo Señor, no nos rendiremos a la muerte sin luchar.
Contemplé inocentemente de reojo al Arqueologo y a la científica, dos civiles que deberían de estar sufriendo ante la presión militar, precio a pagar para disfrutar de las maravillas que ofrecía el universo y también el dinero del contribuyente, parecían buenos expertos aunque no compartía con ellos ese afán de debatir frente a los mandos diferentes hipótesis, era algo de lo que tenían que encargarse ellos dos en la intimidad...aunque claro, pensar en voz alta a veces ayuda. Esperemos que sean tan buenos como parecen.
Tom sonreía a medida que salía de la sala de Briefing, y pidió permiso al Capitán para ir a revisar el equipo, se encargaría el mismo del de todos si así lo desease, siempre dispuesto a cumplir las órdenes, no a rebatirlas.
Comprobaría todas las armas, los utensilios de segunda necesidad, intentaría hacerse con algunas pilas de más para las linternas, hombre precabido vale por dos, y haría una última limpieza a sus armas, para asegurarse de que no iban a encasquillarse en el peor de los momentos, por lo general cuidaba todo cuanto tenía a su disposición con celo y cariño.
Estaba acostumbrado a llevar más peso, la M249 no era precisamente un arma de fuego ligera, asique trató también de conseguir otra ración de comida, con los civiles, nunca se sabe, quizás quieran darle algo de comer a la vida alienigena que nos encontremos y es mejor no renunciar a víveres a la ligera.
Después de todo se presentaría ante el Capitán de Navio McGraw, firme e impoluto, preparado para trabajar bajo sus órdenes.
Por mi...adelante!
Ya se había dicho todo lo que había que decir y era el momento de preparar el viaje. Eran tantas las incógnitas y tantas las preguntas a formular, que preparé todo lo necesario repasando una y otra vez mis posibles teorías.
Además, como todo, siempre había una parte buena y una mala, aunque en esto momento tan sólo parecía haber una buena que hacía que se equilibrara la balanza. Malo era todo lo que podríahaber causado la desaparición de la población del planeta así como la del anterior SG-7, malo era también, al menos en parte, tener que ir pegada a militares todo el día. Con la mayoría de los que había tratado, se creían ser más que los demás por saber utilizar un arma, o mucha armas, pero luego en cuantono comprendían algo siempre acababan mirando al lugar donde estaba la gente que como yo, casi no sabía disparar pero que sabía otra montaña de cosas sobre otra montaña de materias. Claro, el lado bueno de llevar un militar al lado es que yo me iba a sentir más segura, ya que con que atacara algún pequeño animal, si es que quedaba algo en aquel BP6- 3Q1, lo iba a pasar mal.
Pero con todas sus contras había una cosa que no podía negar, tenía unas ganas increíbles de cruzar esa puerta a otros mundos, de poder descubrir, de saber.. No había nada más excitante que el albergar más y más conocimiento.
Perdida en mis mundos mentales, fui dejando todo listo para partir. Una sonrisa se dibujó en mi cara al terminar, justo antes de pasarme por la enfermería a recoger algunas vendas y jeringuillas para rellenar lo poco que faltaba en mi maletín. Era el momento que tanto tiempo había esperado y por fin, la paciencia y el trabajo habían dado sus frutos.
El sargento Smith había metido la pata, y antes de que el general diciera nada, el capitán de navío ya le había dedicado una mirada reprobatoria. Había soldados que a veces no sabían cuando era prudente guardar silencio.
El general se había levantado, dando por concluida la reunión. Él se cuadró, esperando a que el general respondiera al saludo para relajarse. Luego, miró a sus compañeros de expedición y consultó la hora del reloj.
-Nos vemos 20 minutos antes de la hora prevista en el pasillo de acceso, ya convenientemente pertrechados. No olviden sus instrumentos de medición y demás equipo científico básico -dijo, mirando a Liisa y al doctor- Estaré entretanto en mi habitación, si necesitan hablar conmigo.
A diferencia de ellos, él tenía ya medio preparado el equipo, en cuanto se rumoreó que saldría de viaje. Ahora solo debería meter un par de cosas más, y estaría todo listo en menos de 10 minutos. Y a ello se dedicó, en cuanto salió de allí, con su carpeta de briefing bajo el brazo. Luego, se puso la guerrera del uniforme, y dejó las distintas prendas y correaje que debía llevar, extendidas sobre la cama.
Salió luego al pasillo, donde buscó un teléfono de cabina, desde el que llamó a alguien muy especial. Al otro lado, se escuchó la voz de su mujer.
-Cariño, soy yo.
-Edwin, ¿Pasa algo? No sueles llamar desde el trabajo. Tu hijo tiene partido de baseball el sábado, y me pregunta si estarás allí para verle.
Se apoyó en el hormigón de la pared con el antebrazo, rascándose una ceja con suavidad.
-Procuraré estar allí, cariño.
Hubo un silencio al otro lado de la línea.
-¿Te vas de misión, no es eso?
-Si. Así es.
-No voy a repetirte lo que siempre te digo, porque me dices que soy una pesada.
-Tendré cuidado, y procuraré volver pronto. Pero ya sabes como son estas cosas.
-Ya...
Respiró hondo, acariciando el muro con la palma de la mano. Era áspero. Un simil muy apropiado con el comportamiento que a veces tenía su esposa. Para ella, lo más importante era la familia, por encima del trabajo. Edwin consideraba que el deber con su nación era tan importante como su familia, y eso creaba un conflicto en casa.
-Sabes que te quiero, y que lo hago por vosotros.
-Lo se. Siempre me lo recuerdas, aunque yo no lo termine de ver así.
-Si no puedo estar allí...
-Edwin...
-No, Chloe, escucha. Si no puedo estar en el partido, dile a Patrick que estoy muy orgulloso de él.
-Lo sabe, cariño.
-Te quiero, no lo olvides.
-Por eso te soporto -respondió, irónica.
El capitán emitió una risita sarcástica y divertida. Luego vino un silencio, y se rascó la piel donde debería tener una patilla.
-Ten cuidado, mi vida -dijo su esposa.
-Lo tendré.
Se despidió, colgando el teléfono, y todavía se quedó un rato mirando la pared, ordenando sus propios pensamientos. No podía llevar al trabajo la presión de su vida personal, o le haría más débil. Aquello era algo que había aprendido desde muy jóven.
Entró de nuevo en su habitación, y pasó la mano por la calva, comprobando que estaba bien rasurada. Luego, puso la luz de la mesilla, solo esa, y el radiocd con un disco de Sting. Volvió a repasar metódicamente los datos de la MALP, los historiales de los miembros de su comando y algunos resúmenes que se había hecho sobre anteriores misiones de otros comandos, y sus reacciones ante el peligro. Mientras, comió una ración que previamente había sacado de la cantina, ya que era la hora del almuerzo*.
Cuando terminó, tomó una de aquellas fotos, la de la especie de centro comercial, y se echó sobre el respaldo de la silla, exhalando profundamente. Intentó ver algún detalle revelador, algún reflejo en un cristal. Pero no parecía haber nada.
-¿Que os pasó? -susurró.
Su reloj de pulsera pitó, y él apagó la alarma. Era la hora. Cerró la carpeta, fue al servicio a orinar y aliviarse, precavido. Luego, comenzó a pertrecharse de pies a cabeza, sin dejar nada allí: las armas, el cuchillo seal, los prismáticos, la mochila de supervivencia, etc. Por último, besó la cruz de plata que llevaba al cuello, junto a las chapas, y caminó afuera, ataviado como para invadir un pequeño país.
Algunos "zoomies**" se le cruzaron, saludándole, y él respondió sin dejar de moverse, consultando la hora con un movimiento tenso de la mano, que descubrió el reloj. Iba con tiempo de sobra. Él, como oficial, debía ser siempre el primero en ese tipo de cosas. Por el camino, pudo observar una vez más como los miembros del comando stargate daban lo mejor de si mismos todos los días, trabajando en aquellas instalaciones. La primera línea de defensa del planeta. Que le aspen, si no deseó siempre estar en un lugar como aquel.
Se colocó en el pasillo de la sala del stargate, dejando la mochila junto a la pared (hasta que faltaran 10 minutos) y aguardando, reflexivo. Nunca había cruzado ese portal. ¿Que se sentiría? Le parecía algo misterioso, casi mágico. Pero de todos modos, en poco menos de media hora iba a comprobarlo.
*Esta gente suele comer a las 12, más o menos.
** Apodo que reciben los miembros de la USAF.
Tom terminó de limpiar su arma, había sido una herramienta muy criticada a lo largo de la historia, desde su invención, pero los últimos informes al respecto eran relativamente positivos, llevar un arma así era una forma de asegurar cobertura para el grupo y también una potencia de fuego sin igual sin sacrificar demasiada precisión, justo lo que motivaba a Hammer, le gustaba proteger a las personas que había a su alrededor y se encariñaba con facilidad, también ocurría en el trabajo de campo, cuando se adelantaba para abrir senda, servir al prójimo, como un grupo en el que cada uno es un engranaje de una máquina perfecta.
Recogió sus cosas, metió sus efectos personales útiles en una mochila de camuflaje, cerró cada uno de los bolsillos de su uniforme, volvió a la armería, comprobó la munición hasta tres veces, y cuando comprobó el reloj vio que aún faltaba bastante tiempo.
Que demonios...Optando por lo mejor, avanzó por los pasillos sonriente, con la cabeza ligeramente hacia atrás, con el mentón en alto, no por soberbia sino por tener una conducta terriblemente positiva, llevar una en la diestra, con los problemas que la correa tiene ya que no se adapta bien a la movilidad del cuerpo, era algo chocante, más ver a un sargento de la USAF con aquella cresta tan pecualiar en la cabeza perfectamente peinada y algo húmeda.
No era ninguna sorpresa para él que al acceder al pasillo su superior se encontrase allí. Tom era sangre joven aunque había vivido muchas cosas...
- Señor. - Saludó con marcialidad, borrando su sonrisa, manteniendo el cuello recto y la mano sobre la sien perfectamente alineada, el peso no fue un problema para mantener el equilibrio, aunque su cuerpo se quejase, en cuanto le diese el descanso dejaría la mochila junto a la suya. A veces era un hombre de pocas palabras...apostaba por que el capitán de navio era un hombre reservado y severo, no esperaba otra cosa.
Le llenaba de orgullo saber que el hombre que iba a dirigirles en aquella misión y como comando se tomaba las cosas en serio y llegaba antes, más que puntual a las citas.
Esto no se puede decir ni de las buenas novias.
Sintió los pasos del sargento de la USAF, y se giró a mirarle, parpadeando. "El tipo de la cresta", pensó. Había leído en el informe que era una buena pieza, y había sido un piloto condecorado y destacado. No cabía duda de que no estaba en el comando por influencias. Aquella clase de personas se ganaba el respeto cada día, y como tales tenían el derecho a tener una cresta en el pelo si les daba la real gana.
-Sargento... -dijo, respondiendo al saludo.
Se relajó, para que él no estuviera tan envarado. Y luego volvió a consultar la hora. Un tipo puntual, sin duda. Se apoyó en la pared, descansando brevemente las piernas. Parecía abstraído, más allá de los hechos concretos, como cabilando cosas sobre la misión que tenían entre manos. Todo era demasiado sencillo, y eso era algo sospechoso.
Luego, se fijó en que los demás iban llegando, cada uno a su ritmo. Ya faltaba menos para que les llamaran al interior de esa sala.
Poco a poco, todos acuden a la cita, y todos a tiempo. Os llevan hasta la entrada blindada al silo, donde se guarda el stargate. Ya está empezando a marcar, podéis oírlo a través de la puerta blindada. La puerta metálica se abre, y, pertrechados y preparados, os colocáis a los pies de la rampa.
Pues ale, todos p'adentro.
En la siguiente escena veréis que repito cosas que ya he dicho. Eso es por qué esta escena no la tenía planeada y por qué soy demasiado vago para reescribirla XD. Y si, es el último vídeo que pongo de youtube (ya lo tenía guardado, y si me lo bajo y lo cuelgo en otro sitio la calidad es pésima).
Dicho lo cual... Que de comienzo la matanza la caza la partida :).