Los últimos años has visto como tu familia iba dejando de actuar de una forma normal para unirse a los hábitos cada vez más extraño de los Klim, sin embargo no pudiste sospechar nada de lo que estaba por acontecer.
Susan te había eclipsado el pensamiento, sin a penas darte cuenta te sedujo sin que tuvieras a penas una opción de elegir. Sorprendido por lo irreal del momento no fuiste capaz de reaccionar a tiempo, ahora tienes toda la eternidad de tu lado.
Y pareces haberlo aceptado de muy buen grado, eres un monstruo sediento de sangre, un depredador, una bestia, pero la balanza se ha decantado por mostrarte tus nuevas posibilidades.
Una nueva tarde comienza y mi mirada se fija en la lejanía alla donde hace tiempo se ocultó el sol.
Otra noche se avecina, y otra leyenda se consume, ¿que será de mi adorada Susan, que será de aquellos momentos de lujuria y pasión frente al hogar de una chimenea, o dulces estrellas decirme teneis respuesta para esta alimaña?.
Pienso melancolico en lo alto de uno de los tejados de mi mansión.
Susan se acerca hasta tu casa y llama a la puerta mientras adopta una postura casual, casi infantil, de espera.
Se mantiene allí hasta que abres la puerta y cuando lo haces pregunta dulcemente.
Hola Eloy... ¿Puedo pasar?
Abro la puerta y tras su pregunta le digo, Sabes que en mi casa nunca obtendrias un no por respuesta, digo cojiendola por la cintura y dandole un suave beso en los labios.
Susan entra sonriendo y cuando cierra la puerta su expresión cambia, su sonrisa pasa de ser la de una dulce joven a la de una gran manipuladora.
¿Crees que no lo sé? Tu casa es mi casa Eloy, y pronto todo lo mío también será tuyo.
Tras dejar pasar a Susan, digo con cierto aire de normalidad, Bueno, ¿y a que se debe tu visita, Sue?.
Oh, no es nada... simplemente creo que va siendo hora de que te presente en sociedad.
Te miro de forma picarona, como si te tratases de mi juguete favorito... y de hecho lo eres.
Algunos chicos del Invictus van a dar una fiesta, y no me gustaría perdérmela... además es una genial oportunidad para mostrarte en público.
De acuerdo, vayamos a esa fiesta de los chicos de Invictus, ¿Porque no?.
Me acerco más Susan y le digo con un leve susurro. Además sabés que con esa mirada no podria decirte que no, Sue
Susan te coge del brazo y se dispone a salir en dirección a su deportivo para que os dirijáis a la fiesta.
Pasas a Los Lagos