Partida Rol por web

El viaje hacia el sur ha sido largo, más de lo que hubiérais deseado. No tanto por su longitud o aridez hasta salir del desierto, sino por el aburrimiento. Al principio, desde luego, la sensación de estar de nuevo en libertad y sin el acoso de monstruos es grato, pero llega un momento en que la arena es tan similar y amarilla en todas direcciones que la cabeza os da vueltas.

Aun así, incluso cuando salís del desierto y llegáis a las amplias praderas que preceden a Rohin Tukar, la ciudad os parece un lugar prosaico comparado con el exotismo de Cynidicea.

Sin embargo, oh, las posadas. Los lechos blandos, los olores del asado saliendo de las chimeneas. Agua limpia para lavarse y mercados abarrotados con fruta variada proveniente de cientos de kilómetros a la redonda. No os cuesta mucho aprender a apreciarlo como se merece. Además, es un buen lugar para saldar cuentas, vendiendo las joyas encontradas en Cynidicea y repartiendo el dinero entre todos. Como Reshark tendrá que venir a esta ciudad antes o después, le dejáis su parte al fiable Nyll para que el explorador la recoja cuando venga a la ciudad a promocionar el nuevo puesto comercial.

Llega un nuevo momento de tristeza cuando os tenéis que despedir de gnomo, que se separa de vosotros para instalarse junto a su simpática y algo esquizoide familia que os acoge unos días hasta que no podéis soportar tanta simpatía desbordada. Le deseáis lo mejor en su empeño por crear su propia escuela de ilusionismo y marcháis hacia el sur. Allí, en Rohin Bernare, ciudad portuaria y comercial más importante del sur, debería ser fácil encontrar un barco para rodear rápidamente el continente hacia Karlaak. Además, los puertos son sitios magníficos para encontrar fuerzas mercenarias de utilidad para Thelonius..

Despues de tanto tiempo el pequeño Urik vuelve a sentir en su nariz los clásicos olores de una ciudad y eso le hace volver a sentirse activo. La travesia por el desierto ha castigado duramente al mediano que ha notado en exceso la falta de su compañero Reshark, su caracter se había vuelto huraño y callado, llegando a preocupar a la joven cleriga pensando que estaba enfermo. Pero con los ruidos y olores de una ciudad su habitual vivacidad ha vuelto .

Mirad, una taberna , uff venga vamos a tomar una buena jarra de cerveza, seguro que hay trovadores y malabaristas ... ademas cuanto hace que no dormimos en una cama calentitos y bien acompañados.Venga gastemos las monedas de esos sucios zargonitas . Dice sin parar de señalar los tenderetes y tabernas que se encuentran .

Al igual que Urik, Hitmol también estaba muy contento de llegar por fin a una ciudad. Era cierto que había aprovechado el tiempo durante el viaje para estudiar los conjuros que él y Nyll copiaran de la biblioteca de la pirámide, e incluso para ensayar con ellos, pero no hay quien no acabe tremendamente aburrido después de tanto viaje a través del monótono desierto de dunas.

Tras haberse despedido de Nyll, quien sin lugar a dudas sería un buen maestro en la escuela de ilusionistas, y prometerle volver algún día para ver cómo le estaba yendo, y haber tenido que viajar durante aún más millas no pudo sino asentir a la proposición de Urik.
- ¿Una taberna? ¡Por supuesto! Creo que nos la merecemos, ¿no?- Aunque el semielfo sólo había visto el mar una única vez en su vida, ahora deseaba descansar sobre todas las cosas. Más tarde habría tiempo de deleitarse con el paisaje, buscar un pasaje hacia donde quiera que decidieran ir, o dar buena cuenta de los tesoros ganados.

De todas las delicias de la civilización, la que más llamaba a Thelonius en aquel momento era: ¡un baño! Con agua caliente, jabón perfumado, aceites hidratantes, y a ser posible un masaje completo con final feliz, a cargo de una masajista escultural.

Por lo tanto, al primer transeúnte que hiciera pinta de persona de calidad le preguntó: Buen hombre, ¿dónde hay una casa de baños?

Por fin, casi dos meses después de haber abandonado Cynidicea, llegáis a la costa del sur, a sus descomunales campos de trigo y a Rohin Bernare, ciudad amurallada, vetusta, aunque aún muy activa y en especial en esta época del año, en pleno Mercado Anual, cuando mercancías de todas partes del mundo conocido llegan aquí para ser distribuidas por los estados del sur. Es la típica ciudad del sur, con casas construidas en piedra blanda bien pulida, enyesada y encalada, reforzadas con madera y cubierta de teja lisa. Laberíntica, organizada a través de plazas, cada una de ellas dedicada a una deidad, héroe o gobernante de fama con una fuente conmemorativa.

Jathor se sintió libre al salir de aquel pueblo enterrado. Incluso el vacío monótono del desierto le parecía confortable, comparado con Cynidicea. Aprovechó para llenar una tinaja vacía de arena del desierto. La necesitaría para mantener su nueva hacha afilada, tal como le explicaron las Madarunias que se la entregaron en agradecimiento a su favor.

El camino se hizo largo y aburrido, pero al menos no estaba atrapado en Cynidicea, y podía respirar el aire libre. Cuando llegaron a Rohin Bernare su humor volvió a empeorar. Había demasiada gente, las calles estaban abarrotadas, al parecer por el mercado anual. A Jathor no le gustaban las multitudes, y había pasado la mayor parte de los últimos años viviendo en los bosques, solo.

Si, tomemos esa cerveza…- comentó sin mucho entusiasmo en respuesta a Urik, buscando con la mirada una taberna que no estuviese abarrotada- …si podemos.

Tancred iba andando con calma, con pose férrea y llena de determinación, pero sin pomposidad alguna. Sus armas envainadas y el escudo a la espalda mientras admiraba y observaba la "civilización" después de varios meses sin estar inmerso en ella. Seguía de cerca a su hermana melliza mientras simplemente se limitaba a dedicarle de vez en cuando una afectiva sonrisa y alguna que otra caricia en su hombro. Si no estaba con ella, se colocaba cerca de Jathor, ese bárbaro había llamado la atención de Tancred en su totalidad y el joven paladín lo admiraba como quien admira a un héroe de leyenda. Trataba de aprender de él aquello que fuera "aprendible" y no lo desviara de su camino de rectitud dentro de los mandamientos de Heironeus.

Cuando se habló de la taberna el muchacho sonrió con ganas de poder tomarse una fresquita en tan buena compañía - por mi estupendo - dijo sonriente

Gracias sean dadas al Archipaladin, el viaje ha sido mas tranquilo de lo que esperaba y por fin estamos aqui

Camino junto a los demas, en general callada, aunque el cansancio del viaje poco a poco se iba notando

Algo fresco sera estupendo despues de tanto calor y arena

Hombre, eso de contratar a un miembro del Gremio no está mal; nunca hagas tú lo que otro puede hacer mejor por tí, ese es mi lema.

Urik quiere un camisote de mallas de mithril , que sea mágico ya no me alcanza ... creo que son 1100 de la de mitrhil + 1000 del +1 , con lo que se queda solo en de mithril .

¡Vamos de compras! Por separado os pongo lo que podéis obtener cada uno, en base a la disponibilida mercantil de Rohin Bernare, que es bastante buena, pero no ilimitada.