Parte uno: El puente de la tranquilidad

Como toda buena historia esta empieza con personas que aun desconocían lo que el destino le deparaba y como fude* cuyas hebras bañadas en tinta aún no habían tocado el washi* se encontraban en lo que podrían ser, lamentablemente el momento de decidir lo que serían se encontraba cerca y la pregunta que algunos se harían seria “¿serán capaces de mantenerse por esa senda?” cuando el fude toca el washi el artista sabe que ya no hay marcha atrás pues la tinta no abandonara el recorrido que haya hecho.

El sol se encontraba cerca de su punto más alto y la luz de Amaterasu iluminaba el mundo una vez más, el sonido creado por el cantar de las golondrinas se podían oír por toda la villa pero aún más presente se hacia el cantar de estas aves en taiko-bashi* el que se encontraban estas cuatro personas pensando con tanta tranquilidad como el agua cristalina que debajo de ellos se encontraba, de sus labios ninguna palabra había salido desde que habían terminado la reunión con la sabia O-ume quien les había entregado una misión y por lo tantos les había vuelto un Sentai Ola; sus rostros como el papel con el que se hacia el origami podía trasmitir mil cosas que podrían ir desde confusión hasta determinación.

Todos se conocían ya que vivían en el mismo lugar pero no por eso eran cercanos per-sé, aun así obligados por el honor o el deber aceptaron las palabras de la regente y decidieron trabajar juntos.

El trabajo que se les había encargado era ir a una posada a quince kilómetros de la ciudad de Edo a investigar ya que habían estado desapareciendo personas en sus cercanías y otras habían empezado a tener cambios de actitud muy extremas, por esto los Gai’nan creían que el responsable de todo esto podría estar siendo un Bakemono o un espíritu Yomi, en el peor de los casados ambos, y si llegaba a ser que estos problemas eran efectivamente causados por seguidores del ciempiés debían de detenerlo de manera permanente.

Un suspiro sale de mis labios mientras me apoyo en el puente, casi sentada sobre él. Al menos la presencia de Jinrou me da tranquilidad, aunque solo sea por su tamaño. Pero además es bastante conocido que es un lupus, y junto con un Khan creo que tenemos la fuerza muscular cubierta.

Pero claro, nos toca ir a un sitio donde probablemente nos toque enfrentarnos a un Bakemono, uno de esos seres odiosos que tanto nos puede complicar la vida. Casi nada para empezar.

¿Y bien? digo a los demás con una voz suave y aterciopelada, casi como si acariciara a la gente solo con hablar, ¿qué opináis de la misión? Para bien o para mal no parece muy complicada. Así que si la conseguimos podríamos volver en poco tiempo, ¿no creéis?

Kenjiro se encontraba aun pensando en la mision dada con rabia, no porque odiara la mision o quien se las dio. Sino porque sus enseñanzas de Khan le hacian odiar al futuro enemigo. Que estuviera tan cerca ya seria un error para muchos de sus compañeros felinos. Pero si se podia reparar no estaba todo perdido.

Cuando Quillo se detuvo en el puente la siguio, peinandose la barba mientras escuchaba sus palabras. Era una costumbre del viejo khan.

"Podria ser mas complicado de lo que parece. No hay que confiarnos aunque con un grupo como el nuestro si debemos pelear ganaremos." comento Kenjiro con su orgullo mostrandose en el final. "Espero podamos volver pronto pero quisiera saber como estos Bakemono han podido llegar tan cerca de la ciudad." dijo acomodando su ropa, era sin duda un cambiante muy elegante. Aunque no habia venido con su ropa dorada como usaba de vez en cuando sino con algo mas disimulado usando los colores marones de la clase baja aunque lejos estaba el khan de verse como un campesino.

"Que opinas mi señora?" le devolvio a Quillo.

Me quedo pensativa en silencio después de la pregunta del hombre tigre. Opino que debemos vigilar mejor nuestro túmulo digo de forma pausada.

La presencia de esos seres tan cerca del túmulo y el hecho de ser un túmulo abierto me lleva a pensar que puede haber algo más en todo esto. Todavía no sé qué y es posible que no lo averigüemos, pero espero que al menos los mayores lo estén teniendo en cuenta.

Jinrou estaba tranquilo, al menos entre otros cambia formas el rechazo es menor que el recibido por los humanos,detrás de el portaba su odachi resaltando por su tamaño como espada, si un bakemono se acercó tanto quería acabar con el rápido y volver a casa, su señor seguro ya tenía tareas para el y entre más estuviera fuera podrían correr peligro.

si es un bakemono será sencillo pero nunca debemos bajar la guardia, quizás debamos tener una estrategia en caso de ser superados

Gente pueden continuar: Kenny fue borrado.
dudas o tiradas las pueden mensionar en Notas o por MP que admito ser medio distraido.

Yo estoy estudiando, puedo intentar vigilar desde el túmulo interrumpiendo solo para ir a trabajar en trabajos temporales digo de forma pensativa. Y si tengo vuestros contactos para llamaros en caso de que encuentre algo, estaría bien.

Escucho lo que dice el lobo sobre el Bakemono y la respuesta del tigre. Según yo he entendido, Jinrou no hablaba de un plan específico sino de una estrategia. Pero eso es fácil: yo soy más bien una sanadora y en cierto modo una luchadora de distancia, así que los enemigos serían cosa vuestra mientras yo os apoyo desde detrás. Y por la complexión yo diría que Jinrou debería ser el yunque que reciba el golpe y Kenjiro el martillo que machaque a nuestros enemigos.

No sabía cómo tomarse el comentario del yunque que reciba los golpes, acaso era por ser meztiso? O porque era grande?, sea lo que fuese solo quería irse, y con respecto a la estrategia, era mejor que nada, que el sábado se quedará atrás, el plan de kenjiro de enviar a alguien a vigilar no estaba mal, pero debía ser alguien que de verdad tuviera buena vista.

ustedes digan, yo estoy dispuesto a lo que sea que me permita terminar pronto.

Escucho las palabras de los dos de forma pensativa. Yo pensé que siendo tan grande serías un guerrero de cuerpo a cuerpo, pero igual estaba equivocada. En cualquier caso creo que deberíamos ponernos en marcha cuanto antes, pienso que podríamos conocernos más en el viaje.

Asentía, no le importaba ser un escudo o lo que sea, solo quería acabar de una vez, el gato grande seguro sabía luchar bastante bien, después de todo era un gato grande, y si se encargaba de las charlas mejor, jinrou no era muy sociable. me parece bien si el se encarga de hablar

Parte dos: Una posada sin sueño

La tinta manchaba el washi y el fude empezaba lentamente a moverse para dar forma a esta historia que estaba por nacer y de esta ustedes nacerían como grandes leyendas o morirían como uno más del montón ¿Cuál sería el final de este cuento? Eso dependía completamente de la senda que tomaran y como lograran esquivar al astuto cien pies.

La luz de Amatarasu os guiaba como a todos los viajeros que en el sendero hacia vuestro objetivo se encontraron, la paz había permitido un aumento en la población pero los Tokugawa no permitían que los campesinos pasaran de feudo libremente por lo que los caminos eran más transitados por comerciantes con permiso y locales yendo a conseguir vivires.

Dos horas más tardes ustedes se encontraban frente al ryokan, desde fuera no se veía nada raro o destacable fuera de lo bien cuidado que se encontraba lo que dejaba en claro que tenía el suficiente movimiento de cliente como para que sus dueños se asegurasen de que siempre se viese bien; cuando abren el shoji un olor a sakura inunda sus sentidos y les hace sentir una gran tranquilidad – yōkoso – la voz suave de una mujer de cabello negro que rondaba los cuarenta años les saludo al entrar.

El viaje transcurrió bastante tranquilo, siendo un camino apenas transitado por campesinos. De hecho en general los campesinos no viajan, así que aparte de algunos comerciantes solo utilizamos nosotros el camino.

Ni siquiera nos lleva mucho tiempo, tan solo son quince km, y finalmente nos encontramos frente a la posada. Observo el sitio y se lo ve elegantemente cuidado, como un sitio tranquilo en donde no puede pasar nada malo. Pero está claro que algo malo está pasando. Quizá estaría bien poderlo ver desde el plano espiritual, pero eso no es tan sencillo.

En cualquier caso entramos en la posada y saludo con una reverencia a la mujer que nos saluda. Konnichiwa respondo de forma cortés mientras nos adentramos en el sitio. Queríamos algo de comer si es posible, y puede que tres habitaciones digo mirando a mis compañeros esperando a ver una confirmación por su parte. Después de todo no sabemos cuando vaya a atacar el bakemono o yomi que podría estar actuando en este sitio.

Kenjiro mira el lugar no sientiendo en principio al Wyrm alterandolo, pero luego se centra en la mujer. Sonriendole e inclinandose con educacion. Escucha a Quillo pedir las habitaciones y asiente lo suficiente visible para que la mujer que los recibia supiera que el hombre estaba de acuerdo.

"Mucho gusto. Ha sido un largo vieje asi que tambien pediriamos una mesa tranquila para sentarnos." saludo. "Hay alguna comida que nos recomiende?" pregunto para educamente empezar la conversacion. Talvez habia un plato que les diera orgullo aunque si les daba algo simple ya tendria una mejor idea de con quien hablaba.

Al igual que los campesinos, los comerciantes eran bastantes discriminadores la diferencia radica en que ellos veían más el dinero de la persona que su apariencia física, ya en la posada con esa mujer recibiendo los, Jinrou le dejo a los demás escoger la comida, en parte porque no tenía dinero, simplemente le hizo una reverencia y eso fue todo.

les dejo escoger a ustedes, buscaré dónde sentarnos

Se alejaba un momento del grupo, en realidad se alejaba para observar a los demás clientes, después de todo estaban por trabajo.

La mujer que parecía estar rondando los cuarenta años mostraba con su forma de estar parada que se le había inculcado muy bien la etiqueta japonesa, mostraba un rostro sereno y un peinado extremadamente pulcro que muchas mujeres de esta época envidiarían – claro mis señores, tenemos disponibles tres habitaciones como desean; una noche para vosotros serian nueve hansatsu de cobre, este valor incluye un desayuno a la mañana del día siguiente – el papel moneda implementada por los Tokugawa era dudosa para muchos debido a lo rápido que cambiaban los territorios de señores pero en este lugar que estaba bajo el mandato de los mismos shogunes solía ser muy usados – en cuanto a comida recomiendo nuestro Tsukudani de frutos de mar que es muy alabado por nuestros viajeros, cada uno saldría un hansatsu de cobre – era común que antes de recibir el servicio se pagara para evitar que se les estafara pero aun así la mujer no dijo nada y espero que decidieran, aun así una chica que quizás catorce años vestida con un kimono muy cuidado se puso a un costado del pasillo para esperar guiarlos cuando todo estuviera listo.

Kenjiro analizo los precios y asintio. "Me parece razonable. Agradeceria un Tsukudani de frutos de mar para cada uno." expreso mientras buscaba en sus vestimentas la bolsa que tenia con los billetes. Tras una rapida cuenta pago lo debido y dejo que la mujeres hicieran su trabajo.

"Por favor guienos a las habitaciones." dijo esforzandose para no ordenarlo. Mirando a sus compañeros por si querian decir algo mas.

Por mi parte miro en mi bolsa y tuerzo un poco el gesto. El dinero me llega más bien justo pero no creo que me llegue para mí y el lobo. Así pues miro a Kenjiro, acercándome hasta su oído y, después de susurrarle algo, mirar a la señora y aceptar.

A mí también me parece un precio correcto. Habitación y un plato de Tsukudani para aquí también, gracias.

Ahora quisiera ir a mi habitación para refrescarme.

"Pagare la habitacion de nuestro compañero." dijo con una leve sonrisa en direccion a Jinrou. "Me acorde que te debia del otro viaje. Por favor dejame pagar aqui y asi las deudas seran pagadas." le pidio esperando que el lobo no fuera tonto y lo dejara pasar.