Lilith no necesitaba presentación, mucho menos suponer, que con aquella cálida e infantil voz no pudiese reconocerla. La había imaginado durante todo este tiempo, muerta o transformada, puede que, en el fondo, Catalina estuviese ligeramente sorprendida de que la número veinticuatro hubiese sido capaz de aguantar, regresar e ignorar a Rubel, sin la necesidad de enfrentarlo directamente. Todo ello apuntaba en una única dirección, Lilith seguía siendo parte de la organización, almenos de forma temporal, y la Abismal, Riful, debía de estar terriblemente enfadada después de que Rubel hubiese logrado engañarla.
¿Puede que...Lilith sólo hubiese estado actuando...?
La herida de su torso ya había curado, y sobre ella habían recaido muchos más golpes, tan potentes o más como los de su compañera, sin embargo, había algo, en su interior, que se la recordaba. No dijo nada, como era propio en ella, y como un títere se dejó manejar por los movimientos de Lilith, buscaba con su mirada sus ojos, con serenidad absoluta y sin aparencia de rencor. No rechacé la brújula, pero tampoco dije nada al respecto. Le ofrecí simple silencio.
Pensando que Andrea se hubiese lanzado sobre ella para abrazarla, sintió una sensación extraña, como si no supiese demasiado bien, si aquella muestra de frialdad, en definitiva, era negativa, para ambas. Le quitó importancia, y aunque se alegrase de que Lilith estuviese a salvo no lo demostró. Hizo una pregunta que dolió aún más. Puede que no con mala intención, pero Catalina cada vez resultaba más inutil e ineficaz en su misión, en aquello para lo que había sido creada. Acabó por ignorar la pregunta, como si se tratase de un simple "¿Qué tal estás Catalina, cómo te ha ido?"
Sus labios se separaron de súbito, su voz fluyó tranquila, pero igualmente gélida e inexpresiva:
- Me alegra que estés bien, Lilith. ¿Podrías ayudarme...?
Sin esperar respuesta, asumiendo pero no por ello coaccionando, que lo haría se dirigió hacia el interior de la posada. La conduciría hasta los guardias, si se iban ya, tendrían que prepararse y...puede que ella sola no pudiese cargar con James...
Nisiquiera....
Agachó el mentón, aunque no parecía avergonzada.
Me presento a la carrera, mi rostro no denota la tranquilidad de siempre, mas bien preocupación, y eso es algo que Catalina sabría entender mejor que nadie.
-No hay tiempo que perder, ya viene, ademas hay una alta probabilidad de que haya yomas en Gohan tambien, acaba de reportarlo otro mensajero, Rubel y el resto tienen que encargarse de otro asunto, yo llevaré a James...
Sin perder mas tiempo subo las escaleras directa a la habitación donde se encontraban los dos soldados.
-Raynor, hay que irse, cuanto antes, yo llevaré a James, coje un caballo, ¡rapido!
Superando todas mis espectativas, Raynor no hizo ninguna pregunta ni se lo penso dos veces en hacer lo que le había dicho, debe verme como su superior, en cualquier caso se agradece. Cojo a James con cuidado a mi espalda, llevaría mi claymore en la mano.
-Vamos campeon, hay que irse, de vuelta a Gohan.
Me giro y con una sonrisa no carente de cierta picardía me dirijo a las dos claymore restantes.
-¿Preparadas para una carrera?, en marcha...
Bajo las escaleras y espero en el exterior a que Raynor esté listo.
No dudaría ni un segundo del criterio de Galatea, y si alguien tan fuerte como ella decía que había que irse, incluso cargando con un herido grave, era porque había una buena razón.
Apenas dos minutos despues llego a la puerta de la posada con un esplendido caballo, desde luego bien alimentado, podría llevar a una de ellas sin aminorar la marcha. Catalina había conseguido curar sus heridas, y Lilith aprecía haber sido herida mas recientemente, asi que decidí ofrecerselo a ella.
-¿Te llevo? es un viaje largo hasta Gohan.
En cualquier caso ya estaba listo para partir, y muy tranquilo sabiendo que mi compañero estaba en manos de Galatea.
Asentí con la cabeza ante las palabras de Catalina, y me dispuse a ayudarla alegremente en lo que fuera, pero justo en ese momento apareció Galatea cargándo con ese humano, y entonces pude ver en los ojos de Catalina un atisbo de decepción, como si cada vez se sintiera más y más inútil, como una muñequita que es arrastrada de un lugar para otro sin sentirse realmente importante en ningún sitio. Conozco bien esa miráda... Yo misma la había visto en mis propios ojos reflejados en mi claymore, cada vez que Ophelia me llamaba inútil y me decía que ser débil es un pecado... cada vez que cualquier de estas asquerosas un digíto me salvaban el culo recordándome lo pequeñita que soy en todo esto...
Pongo el brazo en el hombro de Catalina, y tuerzo la cabeza sonriendole con comprensión y cariño. Algún dia... nos haremos fuertes, mucho más fuerte que Galatea, más fuertes de lo que lo era mi Onee-chan... ¡y dejarán de mirarnos como si fueramos basura!.
-Eehh... ¿estás seguro de eso? Jijijji...-Digo girándo la cabeza para mirar a aquel hombre cuando me habla. Esto si que es una sorpresa... Normalmente los humanos nos temían y despreciaban, pero este parecía distinto... ¿o quizá se estaba tragando su orgullo?...
-Te advierto que puedo ser un poco pesada, y tú pareces un tipo seriote-Empiezo a subir al caballo mientras le hablo, y me siento de medio lado con los pies colgando, delánte de Raynor, entre él y la cabeza del animal. Aún me duelen un poco los tobillos por culpa de esa desgraciada...
Me quedo mirándo al hombre a pocos palmos de su rostro, relamiendo de forma inconsciente mis carnosos labios, y observándole con los ojos muy abiertos como con una curiosidad infantil. Recuerdo que cuando estaban cuidando de Flora no quiso ni presentarse... ¿por que habrá cambiado de actitud?
-Bueeeno... ¿me vas a decir ahora como te llamas? Yo ya te lo dije, y además me has visto desnuda... Jijiji... -Le mantengo la mirada esperándo que esta vez tenga la decencia de decirme su nombre, ¡es lo menos que podría hacer.-Por cierto... me gusta tu cabeza. ¡Es muuuy brillante!
Paso mi manita por su cabeza en una caricia cariñosa, con total inocencia, sin pensar en ningún momento que eso podría ofenderle.
Compartía más que una mirada con Lilith, había algo familiar en aquellos ojos, algo demasiado familiar, aunque no podía imaginar el dolor que sentía ella tras haber sufrido todas aquellas torturas a las que, sin ninguna duda, aquel demonio la había sometido. Se veía algo más debil que de costumbre, no lo suficiente para amedrentar su ánimo, siempre jovial e infantil. Podía ser tétrico...cruel...crudo como la vida que les había tocado vivir, o interpretarse como algo cálido, atrayente, compasivo...
Había muchas dudas en Lilith...o quizás muy pocas...No era la tarea de Catalina cambiarlas, sólo aceptarla.
La observó sobre el caballo, junto a Raynor...y tuvo la reacción de sonreir, sin embargo, la reprimió, mostrando su inexpresión y asintiendo con una formalidad impoluta.
- Adelante. Os seguiré de cerca...
Catalina se dispuso para correr, el tiempo apremiaba, y no sería ella la temeraria claymore que se quedase para comprobar la magnificencia de la cólera de un abisal. Dejaría que su cabeza diese vueltas, como la peonza de un niño, pensando sobre cientos, sino miles, de cosas...entre ellas James y Gohan.
De no ser porque estas querreras tienen la suficiente fuerza para arrancarte el cuello con una mano, le hubiese respondido al mas puro estilo "taberna a medianoche", pero no procede, y llevamos prisa.
-Me llamo Raynor...
No estoy molesto por el comentario sobre mi pelo, es mas, en otras circustancias incluso me hubiese reido, al fin y al cabo esta cria tiene sentido del humor.
Espoleo al caballo para que galope. De vuelta a casa....
Seguimos en Gohan.