Partida Rol por web

-Te lo prometo, Catalina.

Aquella noche dormí como pocas noches había dormido y en compañía de quien mas quería.

A la mañana siguiente los rayos de sol me despiertancon suavidad, miro a Catalina, ella tambien despertaría en breves.

Me levanto de la cama y comienzo a vestirme con el uniforme y la armadura al completo, finalmente la espada, luego intento ordenar bien mi pelo, es hora de partir.

-Bueeeno, es hora de que me vaya, sino luego tendré que aguantar a Ermita enfurruñado.

De hecho ya lo estaría, asi que debo darme prisa. Me acerco a Catalina para abrazarla una ultima vez, saldría antes que ella con algo de prisa.

-Cuidate ¿vale?, volveremos a vernos si Dios quiere.

No me gusta alargar las despedidas, asi que sin mas demora salgo de la habitación, se que ella necesita tiempo tambien para acicalarse.

Aquello dejaba sola de nuevo a Catalina en su misión, pero todo indica que a partir de ahora todo estaría bastante mas tranquilo. El olor a pan recien hecho inunda toda la posada, estaban sirviendo el desayuno en el comedor, lamentablemente no puedo pararme a comer...

- Volveremos a vernos. - Sentenció Catalina en un suspiro después de que Galatea la abrazase y le dedicó una sonrisa para despedirse. Correspondería a su abrazo, y de seguro la echaría muchisimo de menos. En pie, y después de que su mentora abandonase la casa, más aún posiblemente la ciudad, se aseó como cada mañana, cuidando cada pequeño detalle, peinó su cabello y acarició la suave piel de su rostro con las pequeñas y humedas gotas de agua.

  Completamente despejada, se armó y se preparó para otro largo día, mucho más, sin la apetecible compañía de Galatea. Tomaría el desayuno, tratando de pasar lo más desapercivida posible, con algo de pan serviría, tenía que recuperar fuerzas después del día de ayer. Tenía que crecer y hacerse más fuerte. Así conseguiría no rendirse nunca. Después de saciar su apetito, e incluso comer algo más, pues tuvo curiosidad por la bollería más tradicional de Seranna, dispuso todo para ir a ver a James y a Raynor. Se lo debía. Suprimió su yoki, como siempre, en cuanto Galatea salió de la habitación. Trataría de sentir cualquier presencia Yoma a medida que el tiempo avanzaba, a fin de no dejar desprotegida la ciudad. Después de un ataque directo no era tan improbable que alguno tratase de infiltrarse inteligentemente para que cundiese el caos. Ya después del desayuno, con los ojos cerrados, hice mi mejor esfurzo, aún a sabiendas de que era poco probable que detectase nada.

 De camino hacia donde descansasen los soldados de Gohan de sus terribles heridas, mis pensamientos estaban ocupados por James. Recordaba su imagen, disparando con su ballesta a los Yoma, como, aún en el suelo, logró tener la fuerza de continuar luchando. Podría sentir admiración por ellos, aunque su rostro jamás lo demostrase.

Lo cierto es que en el comedor no había mucha gente, y el posadero fue generoso con la ración de Catalina. Muchos estaban medio dormidos despues de la celebración de anosche, pero la mañana se presentaba alegre y viva con el sol brillando en lo algo.

La mayoría de los cadaveres ya habían sido retirados y quemados lejos de la ciudad, ya apenas quedaba rastro de batalla alguna. Se volvieron a escuchar los martillazos y el agetreo de las continuas obras de reconstrucción de Seranna, ahora con mas moral que nunca.

Desde el comedor se oye mucho del agetreo exterior, pero una vez mas dos voces llamaron la atención de Catalina, apenas se distingue su dialogo dado que estan por la parte exterior de la posada conversando tranquilamente, justo donde Catalina los hubiera encontrado al llegar a Seranna: son James y Raynor.

Sentados, en las dos banquetillas de la entrada de la posada donde se supone que hacían guardia, Raynor, como siempre espanzurriado y apoyado en la pared con una expresión aburrida, tiene todo el brazo vendado y en cabestrillo y otra venda tapa su ojo derecho rodeando toda su cabeza, no había perdido el ojo, pero poco había faltado.

Al otro lado James, sentado con una improvisada muleta al lado y toda la pierna entablillada, no tiene la parte de arriba de su armadura, todo su pecho es una venda, en definitiva, ambos tienen un aspecto lamentable, sin embargo ahi estaban, en su puesto cada uno con una birra a su lado y una vez mas su dialogo era digno de permanecer en los anales de la historia.

-James- Eh Raynor... se sincero, la del pelo largisimo, Galatea... te gusta... lastima que se fuera ¿verdad?

-Raynor- Calla cenutrio, es una claymore y yo... un humano, y tu deberías aplicarte el cuento, ayer parecía que mirabas mas lo jamones de Catalina que al yoma mientras apuntabas...

-Eso no es cierto, simplemente me alegré porque vino a salvarnos y ademas ella estaba bien...

-Ya .... tan solo la cara de inepto que pones cuando está ella presente te delata....

Dijo Raynor en tono ironico...

-James- Bueno, ¿y que? que sea una claymore no quiere decir que.... bah, que vas a saber tu... te pareces a mi padre.

James bebió un buen trago de cerveza en ese momento.

-Raynor- No confundas razón con vejez amigo...

-James-Anda deja de sermonear y entra a por algo de comer que yo estoy cojo y odiaría tener que darle la razón a la curandera acerca de la necesidad de reposo en el hospital o no.

-Desde luego......

Parecía que nada hubiese pasado, como cada dia, cada guardia, podrían estar haciendo lo mismo durante horas, sin duda una apreja peculiar.

- Cerveza en el desayuno. ¿Estais seguros de que eso no es un problema? - La voz de Catalina pretendía ser en un tono de humor, pero salió de su garganta más como la riña de una madre o una novia disgustada. No estar acostumbrada a ese tipo de situaciones, a pesar de aprender rápido, en ocasiones la delataban como una mujer poco carismática. Suplía con creces esta falta gracias a su aparieciencia, que a pesar de no conservar una sonrisa en su pálido y delicado rostro se hacía notar.

  En verdad bien merecian cerveza o lo que quisiesen para desayunar, su intención no era incomodarlos, pero no estaba segura de no haberlo hecho. Con las manos sobre la cintura y el claymore a la espalda los observó en silencio.

 - ...¿Os...os encontrais bien? - en esta ocasión su voz se tornó dulce, incluso preocupada, incomoda, no parecía saber muy bien como elegir las palabras, de hecho, tuvo que pensar unos segundos antes de formular la pregunta. Sus labios sonrosados se separaron lentamente, degustando cada palabra, habiendolas meditado antes con atención. No...no quería meter la pata. Como siempre Raynor y James pecaban de inocencia, y hablaban en voz alta cuestiones extrañas. Tan extrañas que las aparté de mis pensamientos rápidamente. Para Catalina el mundo era un poco diferente que para el resto de Seranna.

La reacción no se hizo esperar por parte de ninguno, aunque como siempre el mas avergonzado era James, el cuel se le puso el estomago en la garganta mientras se mordía la lengua con saña.

-James- Ca... Catalina...

-Raynor- ...

Momento ideal para un huracán, o un tifón....

-James- Bu... buenos dias jejejeje....

No termina de arrancar....

-James- Estooo... cerveza... si, bueno estamos de celebración asi que por una vez no creo que pase nada, esto es lo que necesitan las heridas para curar rapido, alcohol y alegría.

-Raynor- Ahí va... el sabió de la ballesta... Buenos dias Catalina.

La primera frase fue con un tono ironico mas que evidente.

-James- Estamos bien, mejor que nunca, vimos a Galatea antes pero parecía tener prisa, ¿tu tambien te marcharás?...

Preguntó en un valeroso intento por no dar a entender la respuesta que espera. Lo cierto es que ambos veían dificil que quedasen yomas para volver a atacar Seranna en mucho tiempo, y si no hay yomas, la presencia de una claymore no tiene sentido. El caso es que por el momento no hay rastro de ningun mensajero.

Las armas de ambos guardias yacen a su lado tambien, parece que lo de hacer guardia en ese estado va en serio, todo un alarde de... cabezonería.

-James- Nosotros estaremos aqui por un tiempo hasta que acabe el contrato, luego supongo que volveremos a Gohan, o quien sabe, igual en busca de mas emociones.

-Raynor- ...

- Permaneceré aquí el tiempo que sea posible - Ningún mensajero, aquello incluía a Rubel, estaba esperando en la posada, y es probable que Seranna no estuviese segura del todo. Una cuestión es la derrota de un ejercito de Yoma, la otra es que mueve a todo un ejercito a tratar de aniquilar una ciudad portual por completo. Los Yoma no actuan así, almenos eso no sería lo apropiado para su naturaleza. Los humanos son alimento, poco menos que juguetes, pero una ciudad vacia, no sirve de nada a un Yoma...

  O quizás si...No podía pasarlo por alto, investigaría en la medida de lo posible hasta que otra misión requiriese de su tiempo y esfuerzo. Puede que aquel comentario no levantase demasiada confianza, pero su rostro era inflexible, sin preocupación, ni duda, Catalina siempre se mostraba segura, no por estar convencida de sus capacidades sino por ser tan inexpresiva.

- Habeis hecho un buen trabajo, os felicito y os lo agradezco. Ahora, si me disculpais, daré una vuelta por la ciudad.- Quiero comprobar algo.

 Si sus preguntas o palabras no detienen mi paso, simplemente saldría en busca de los motivos, empezando por el mar. Esperaba que esta investigación puntual no volviese a llevarme a las cloacas. Existía una explicación lógica y razonable sobre esto. Y tenía que encontrarla, sino, se repetiría la situación una y otra vez...

Ambos alzaron la jarra a modo de despedida.

-James- Es a ti a quien debemos agradecer....

-Raynor- Ea....

La ciudad había recuperado casi en su totalidad el aspecto de nada mas legar Catalina, obras aqui y allá y gente ocupada llevando y trayendo materiales de un lado para otro.

Cuando finalmente los pasos de Catalina la llevaron al puerto, pudo descubrir un hecho significativo. EL puerto apenas había sido reconstruido desde su destrucción, tan solo lo mas básico para que algunos barcos pudiesen salir a faenar, sin embargo el puerto de Seranna era uno de los mas grandes e importantes del sur dado que conectaba con los puertos del oeste ofreciendo una ruta comercial muy rentable.

Todo el esplendor del puerto de Seranna se había convertido en un paisaje ruinoso y casi abandonado, salvo un pequeño porcentaje que usaban pocos pescadores, en principio no parece haber ninguna otra razón aparte de lo caro y trabajoso de la recontrucción de semejante puerto, por la cuel había caido en el abandono y en la ruina.

  Lo observé con atención y sin embargo no alcancé a ver más pistas que las obvias, reconstruir una ciudad conlleva mucho esfuerzo, y más hasta el nivel en el que se encontrase, ¿Por qué dejar el puerto para el final sino para centrarse en reconstruir sus hogares? Me faltaba mucha información, pero no toda era necesaria para ayudarlos a ellos, otra tanta podía ser útil para mi.

  Serian minutos los que permanecí callada frente al mar, sin comentario ni reacción ninguna, y sin previo aviso me daría la vuelta encaminandome al Ayuntamiento, un lugar que siempre había otorgado luz a mis investigaciones, donde los gobernantes solían estar al corriente de todo cuanto había pasado en la ciudad. En mi búsqueda de sabiduría no podría sino preguntar por el hombre o la mujer más sabios de Seranna, esperando quizás, encontrarme a Barrin o algún anciano de malas pulgas dispuesto a sacar provecho de una situación como aquella.

Tal y como había planeado, no me fue en absoluto dificil encontrar a la numero 24 en Seranna, cuando camino hacia ella se da la vuelta, parece que ya iba a abandonar ese lugar, pero abandonaría mas que eso, su nuevo encargo está listo.

-Numero 24, tu misión aqui ha terminado, despues del ultimo ataque ya no hay peligro de que esta ciudad vuelva a ser atacada de momento, con eso está cubierto el contrato.

Despues del reporte de Galatea, estoy seguro de mis palabras.

-Deberás partir hacia el norte, será un viaje largo, hasta la ciudad fronteriza de Demetria, el camino del oeste es el mas seguro y el mas rapido, sigue la ruta hacia la región capital de Rabona y luego al norte, el viaje te tomará mas de una semana asi que te sugiero que partas cuanto antes, será una misión de reconocimiento, una compañera se reunirá contigo allí, se os darán mas detalles al llegar.

Eso es todo por el momento, permanezco unos segundos mas por mero protocolo, pero no necesita mas información.

  Mi mirada recorrió a Ermita sin expresión, mi tiempo había acabado, antes de lo que esperaba. Llevaría mi curiosidad conmigo por el momento, si vivía lo suficiente quizás pudiese volver a visitar Seranna en el futuro. Sus palabras siempre eran pausadas, como si las saborease, no era como Rubel, era enfermizamente peor. Sin embargo estaba acostumbrada al trato de los mensajeros. Sólo esperaba algo de ellos, y no era amabilidad, eran ordenes. La cadena que no ha de romperse, la Organización da una orden, los mensajeros la llevan a las nuestras y nosotras hacemos el trabajo sucio. Siempre fue así, así es, y así será.

  Asentí disciplinada, no necesitaba decir más, sobraban las palabras. Sólo necesitaban hechos. Ya me encaminaba hacia mi destino, sin peros, sin reacciones propias de una cria, era una asesina. Sólo lamentaba no poder despedirme de James y Raynor apropiadamente...

Ermita se retiró poco despues de entragar las ordenes, quizá Catalina pudiese dudar de si la estaba vigilando o no, pero bien de sobra es sabido que el unico mensajero que en alguna ocasión introduce algun extra en sus quehaceres, es Rubel, Ermita era un hombre misterioso y seguramente de los mas ocupados, sus pasos pronto le llevaron lejos de Serrana.

Catalina era libre de ir por donde quisiese sin mas miradas que las curiosas de algun albañil de Seranna que no dedicaban mas que unos segundos fugaces a la claymore.

Al llegar a la posada estaba James solo, sentado en el mismo sitio de antes, aunque la jarra de Raynor aun permanece en el sitio.

-Hey Catalina, ya estas de vuelta, ¿Que tal el paseo? ¿mas despejada?.

Dice con una amplia sonrisa en su rostro, respondiendo a la pasada descripción de Raynor respecto al comportamiento de James en presencia de Catalina.

   Los pasos de Catalina, lentos pero seguros la llevaron nuevamente hasta la posada, allí contempló, quizás por última vez a lo largo de su vida, a James. Sentado en la mesa, montando guardia junto a una cerveza, lesionado, vendado, y aún sí con el espíritu firme, y la convicción de un soldado. Con la sonrisa humana de la amabilidad, un hombre de gran corazón.

  La brisa de Seranna mecía los cabellos de Catalina ocultando parte de su rostro, inexpresivo, sin su fugaz sonrisa, sin color alguno salvo el pálido contorno de sus bellas facciones. Danzando, cientos de cabellos en su inmovilidad. El claymore descansaba a su espalda, como si no lo fuese a necesitar nunca más, sus hombreras relucían, reflejando las nubes del cielo encapotado. Como una tormenta, sus ojos plateados se volvieron grises, tempestuosos. Sus labios temblaron un solo instante, demostrando que aún albergaba en su interior algo de humana, y no era una preciosa estatua.

  El eco de sus pasos ensordeción el mundo, y no había nada capaz de detener el tiempo de aquella forma, salvo ella. Un solo paso los separaba, sin embargo era un abismo. Catalina avanzó, como un ángel, sin parpadear, con su mirada fija en los ojos de James y sus labios se movieron justo cuando sus cabellos se detuvieron, un susurro dulce, como una caricia en el rostro...una caricia que no iba a producirse.

 - He de irme. - Susurró a escasos centimetros de su rostro, cuando sus rostros estaban a punto de rozarse, y sus ojos se encontraban frente a frente, chocando vertiginosamente su mirada. Ladeando lentamente el cuello, entreabrió los labios y besó los del humano, con suavidad aterciopelada, con la pureza de una diosa. Y cerró los ojos un instante. El mismo que duró aquel efímero roce, una caricia fugaz, que muchos no considerarian ni una muestra de cariño. Tan solo por un instante en el tiempo y el espacio, sus labios se habían tocado, y al momento separado.

 Luego ascendería, tomando de nuevo su figura, aquella que parecía más un objeto inanimado, un recuerdo de hielo, dandose la vuelta, y sin mirar atrás, caminó fue, por la calzada de Seranna, lejos...muy lejos...

Al principio James parece extrañado al ver que Catalina se acerca mas y mas, pero no duda en mantener la sonrisa, pero la calymore sigue acercandose mas y mas hasta que la expresión de James cambío a un absoluto interrogante.

Dios... ¿tendré algo en la cara? ¿en el pelo? ¿huelo a yoma?

Una tras otra se suceden las conclusiones.

Ah, va a contarme un secreto, algo importante que solo puedo saber yo porque he ayudado a una claymore, o quizá vaya a matarme porque he visto demasiado.... ¡no puede ser!

Cuando los labios de Catalina terminaron por juntarse a los de James, las tres palabras de Catalina entraron por uno de sus dos oidos y salieron por el otro, James empalideció hasta puntos insospechados y tanto su rostro como su mente se tornaron del color de la nieve.

James ni siquiera respiraba, congelado por completo haciendo un silencio mas que incomodo, silencio que se vio roto por los pasos de alguien que desde dentro de la posada se acercaba a la entrada, fuera quien fuera Catalina no pudo verlo, pues solo llegó a asomarse en el momento que la claymore cerró los ojos. Al abrirlos lo unico que se escucho, es el alboroto y estridente sonito de una vandeja caerse al suelo con abundante contenido, posiblemente mas de un baso y comida, solo un panecillo se atrevió a salir rodando timidamente desde el interior de la posada, finalmente se oye un golpe y una silla moverse, luego algo muy grande, posiblemente una persona cayendo al suelo, tras todo esto, el silencio volvió a inundar la escena, ¿Quien fue el accidentado? fue Raynor, pero eso Catalina no lo sabía, pues se ausentó inmediatamente de la escena. Posiblemente aquello había sido demasiado para ambos amigos.

James lo unico que fue capaz de hacer fue seguir con la mirada a Catalina hasta que esta se perdió en el horizonte, no la olvidaría... jamas....