Partida Rol por web

Froto mi cara tratando de quitarme el dolor del golpe ocasionado por el bofetón que me ha soltado la maga hermética. Delicioso, cuanta experiencia.

Y luego me estruja con el dedo índice. Cuanta energía… De seguro es ud una mujer atlética. Mi mente solo puede imaginarse mil maneras de usar esa energía en el viejo oficio del placer. Pero justo ahora hay temas más prioritarios por mucho que no me gusten.

Comienzo a caminar mientras la policía se hace presente. Luego las palabras de hanigan me hacen girar. Tan serio que es… ¿Se divertirá en algún momento? Mmm Un trio sería divertido. Jijiji.

Sacudo la cabeza tratando de centrarme en lo que debemos hacer. Tomo de un brazo a Daphne y la giro con fuerza, hago lo mismo con hannigan hasta que están cerca y puedo hablar a bajo volumen y evitar a la policía.

Creo que tengo una idea. Hace rato que no lo hago pero podría funcionar. Si buscamos un lugar privado podría tratar de contactar un espíritu. Tendríamos que ofrecerle algo que le guste. Miro los pechos de Daphne. Como un punto de quintaescencia. Digo retirando la mirada en el acto. Pero podríamos pedirle que encuentre al tipo que buscábamos ayer. Señalo el accidente. Esos dos encontraran al que judío al doctor. Nosotros podemos buscar al otro a ver si conseguimos el libro ese de los cojones y me puedo ir a divertir en los burdeles locales. Hago una pausa mirando por encima del hombro. Me han dicho que  son los mejores.

Observó al muchacho que me miraba y la reacción de su novia, de hecho, los hombres solían verme a menudo, muy a menudo. Muchas veces con ojos que no le gustaban, por eso me hacía la desentendida. Pero ahora, veo todo más claramente. Cada vez que avanzo, noto el interés magnético que causo en los derredores. Pocas veces, pienso en mi imagen y apariencia... en esos momentos me doy cuenta que aunque no me dieron muchas otras características, me dieron una muy fuerte para silenciar a las demás. No habían faltado oportunidades en que perfectos extraños me tomaban fotografías, o llevaba comida gratis, o me exoneraban de pagos, de colas, o me preguntaban si trabajaba para alguna revista o compañia de modas.

Era inverosímil, creer que soy una chica bastante conservadora, amante de los libros y un tanto ingenua para mi edad. Ah! y totalmente insegura de mi misma.

- Bueno Sr. Hannigan, es que estamos tirando ideas. Con la dirección o el nombre podríamos hallar algo en su vivienda o lo que fuere. Debe haber dejado alguna migaja que podamos recoger -estaba hablando sintiéndome con mucha confianza. Miré con cierta incredulidad a Payne- De hecho, que si. Salgo a trotar todas las mañanas, excepto ahora que estoy en medio de este asunto.-enarcó una ceja y siguió caminando.

No pude hacer nada para evitar se halada hacia Payne. Me encontré muy cerca del rostro de ambos magos. De hecho me encuentro frente a Jackson, lo empiezo a mirar tratando de develar que es lo que piensa, es muy peculiar la clases de cosas que una se pone a pensar tras fumar un inofensivo cigarrillo. Observó a Payne, observarme los pechos y le plantó un pisotón. Sigo oyendo sus ideas, sobre el mundo de los espíritus y ... ¿burdeles? - Oigame bien, no hable de esos antros de mala muerte en mi presencia por favor. Se olvida que soy una mujer -aunque estaba con los efectos del cigarrillo, se sonrojó puesto que era algo que ella jamás había experimentado- ¿Vamos a un lugar privado entonces? -pregunté mirando a ambos.

El intento de Flanagan de contener a la mujer utilizando la gravedad no surte efecto. La realidad por otro lado, entiende que este es el mejor momento para dejar ver su descontento con aquellos que la manipulan a voluntad.

No es algo que un durmiente pueda notar, pero resulta claro para cualquier despertado. Algo acaba de suceder.

Cuando Or-Deux intenta agarrar a la mujer, esta quita su brazo de forma violenta impidiendo que la pueda detener. Y al notar la reacción paradójica mira en rededor buscando el origen y luego a ustedes con el ceño fruncido.

Es entonces cuando grita ininteligibles palabras en checo que son respondidas por varios gruñidos de los hombres que están más cerca y la mano gruesa y fuerte de uno de ellos que toma del hombro a Or-Deux. Con el grito resulta obvio que realizó algún efecto aunque no muy poderoso.

- Pidió ayuda - dice Meyer en inglés junto a Or-Deux tan solo un instante antes de que el tomaran del hombro

El inglés gira la cabeza para mirar a quien respondió a la ayuda de la mujer e interviene hablando en checo.

Allí se encuentran aún discutiendo qué hacer cuando escuchan el grito de una mujer, no comprenden sus palabras ya que grita en checo pero por el tono parecería un pedido de ayuda.

Para Daphne y Jackson resulta evidente que con el grito el tapiz fue modificado con un efecto no muy poderoso.

Flanagan pone cara de sorpresa.

Maldición, después de todo, el dispositivo si ha funcionado: ¡me estaba apuntando a los pies!

Sintiendo cómo sus extremidades inferiores parecen sumergidas en el fango, cómo le pesa todo el cuerpo, tiene la idea de...

Lo primero es mirar a los demás, los que están atrás, y hacerles un gesto imperioso, que significa "venid cagando leches" (si lo hubiera pronunciado, sonaría más discreto y educado, por supuesto, y tampoco es que se le haya torcido la expresión de la cara)

Lo segundo es avanzar e intentar aferrar a la muchacha... sin intentar retenerla palmariamente.

Ya que la gravedad actúa sobre mi tal y como había planeado, probaremos a ver si uniéndome a ella, el campo gravitatorio que me rodea le afecta también.

Además, pronuncia en ingles, en tono educado y solícito: ¡Atrás, señores, dejen espacio, se lo ruego!... Señorita, puede estar usted herida, por los Dioses, no debe moverse. Quién sabe si tendrá, no se, una hemorragia interna fruto del accidente...

había que actuar rápido para evitar ser el blanco de la protección de la mujer por parte de los viandantes. Señor Meyer, dígales que soy médico. Dije mientras sacaba mi identificación a la espera que entendieran que era una identificacion de medicina extranjera lo enarbolaba.

Flanagan toma a la mujer del brazo, incluso cuando esta intenta impedírselo quitándose de en medio como hizo antes con Or-Deux.

El hombre, un tipo que debe pesar unos 100 kilos con apenas metro setenta de estatura, que tiene a Or-Deux agarrado del hombro mira la identificación con expresión de duda aunque sin llegar a soltarlo. Meyer, mientras tanto habla con el hombre intentando hacer que les deje hacer.

La gente, cada vez más interesada, no deja de observar la escena comentando. Una pareja de policías, hombre y mujer, se acercan logrando con su presencia que varios de los observadores comiencen a alejarse. Cuando parecía que iban a ir hacia ustedes se desvían hacia el accidente. Junto con los policías se comienza a escuchar el sonido de una sirena de ambulancia.

Con Flanagan tomándola de la muñeca la mujer comienza a forcejear sin lograr soltarse.

Notas una pequeñísima variación en la realidad, sin dudarlo proviene de la mujer pero es algo tan leve que apenas llegas a notarlo.

Mirando con expresión de urgencia al hombre que me aferra y después a la mujer hablo intntado poner un acento germánico. ¡Doktor, Doktor!, reforzando mis palabras con impulsos mentales. Por alguna razón una y ora vez se nos escapaba por los pelos, no podía volver a ocurrir.

Esa sensación de ansiedad la invadió por completo en cuanto sintió la modificación que hubo sucedido sobre el tapiz, junto al grito de aquella mujer. ¿Una distracción quizás? . De hecho, era algo que hasta en su ineptitud ella lograba entender.

- Payne, aquí ha pasado algo... -enmudeció de pronto fijando sus ojos en el cambio. Se llevó la mano a la oreja, tocando el obsequio de Endrina. La cruz papal, sintiendo el flujo justo y necesario para poner a actuar sus sentidos.

Veo como los dos magos actúan de forma extraña, aunque para ser honesto cada que hablaba con alguien sobre lo que quiero hacer terminan igual o mas perdidos.

De repente siento un pisotón y para colmo la maga tiene la desfachatez de decirme que algo pasa. Lo sé acaba de dañar mis zapatos. ¿No sabe hacer otra cosa que no sea plantar esas piernas bien tonificadas sobre mis pies?

Entonces veo que mira como raro mientras se toca ese pendiente mas extraño aún. Ahhh ya entiendo. Debe ser el tapiz de lo que habla. ¿Tiene algo que ver con la loca que grita?

La mujer, volviendo a forcejear para soltarse, logra por fin liberar su muñeca. Al soltarse su muñeca tiene un feo tono violáceo, aparentemente producido por el brusco agarre de Flanagan sobre la delicada mujer.

El hombre al ver eso parece a punto de golpear a Flanagan, sin embargo algo en las palabras de Meyer o en la urgencia de la voz de Or-Deux le detienen.

Comenzando a estar harto de la situación espeta todo un discurso, casi gruñiendo a Meyer. Quien le responde aún con la voz tranquila, muchos tonos por debajo de él.

Finalmente el monigote le dice algunas palabras a la mujer y comienza a intentar desperdigar a la gente.

- Dice que necesita que la vea un médico y que no puede irse hasta que aparezca la policía. Al menos no nos ve como una amenaza, aunque el doctor le ha caído bastante mal. - dice volviendo a su perfecto inglés británico

Mientras Meyer habla y el hombretón intenta dispersar a los mirones, la mujer busca con la mirada pero sin atreverse a alejarse.

- Creo señores que debemos encontrar el modo de sacar a esta muchacha de aquí, la policía nos complicaría las cosas a todos.

Señores... parece que yo sería un estorbo, en todo caso. Lo dejo en sus manos, dice Flánagan. Y comienza a intentar dispersar a la multitud con gestos, desentendiéndose (aparentemente, ya que vigila con el rabillo del ojo) de la muchacha.

No debía perder la calma, la sutilidad siempre ha sido la mejor de las armas. Podría hacerle creer muchas cosas pero su tenacidad era fastidiosa. Señalé a una mujer cercana que tuviera cierta buena presencia-Mentem Fugit- e induje al pesado a embobarse durante unos segundos contemplando su cuerpo; tiempo suficiente para llevarnos a la mujer sin más interrupciones...esperaba.

Al intentar moverse Flanagan se da cuenta que es incapaz de hacerlo, al menos de caminar. Sus piernas pesan lo que el hierro y no es capaz de ir a disipar a la multitud.

El hombre queda prendado de una muchacha joven que ya se estaba alejando y sale tras ella dejándoles en paz. Meyer mientras tanto se acerca más a la supuesta asesina y le dice algo, a lo que la mujer responde asintiendo luego de mirar hacia el sitio del accidente.

- Nos va a acompañar en paz - os explica Meyer - Pero no me confiaría, de seguro tan solo quiere irse de aquí lo más rápido posible. Dónde estarán los demás? - pregunta mirando hacia atrás, hacia el carro y la camioneta. Sin embargo resulta imposible verles con la multitud que comienza a alejarse.

Mientras habla la sirena de la ambulancia se encuentra cada vez más cerca y la pareja de policías se encuentra haciendo preguntas a algunos testigos.