Partida Rol por web

Tu piso es un completo caos. El lugar está lleno de aparatos rotos y pedazos que poca gente diría que pueden servir de algo. Claro que para ti la cuestión es diferente, cada pedazo de metal, cada poco de tecnología estropeada puede ser reciclada y convertida en algo mucho mejor. De hecho en eso te encuentras cuando tu viejo televisor se enciende.

Imágenes de un gran edificio de arquitectura medieval se pasan una tras otra. Al poco tiempo te das cuenta que se trata de una biblioteca, parece ser un lugar muy visitado y mantenido en buen estado. Sin embargo es un sitio cuyo único interés seguramente sean los libros que contiene, es algo anticuado y así parece que les gusta a sus dueños. Unos 30 segundos más tarde una voz comienza a hablar

La Biblioteca Nacional Checa ubicada en Praga y ganadora del premio Memoria del Mundo de la UNESCO es hogar de miles de libros de gran valor. Uno de estos libros no es otro que el Codex Gigas, un antiguo manuscrito medieval que podía ser observado en su lugar de privilegio.

La voz vuelve a callar y algunas imágenes de la biblioteca y sus alrededores aparecen. Por fin el televisor vuelve a apagarse, tan solo 1 minuto después de que se encendiera. Casi instantáneamente tu teléfono suena marcando "número desconocido" en la pantalla.

Diario del Doctor Flanagan Mac Donald. (Nota: aquí poner fecha y hora)

Ahora que tengo un momento, puedo consignar en mi diario parte de los acontecimientos que se han dado para conseguir que mi vida se haga, por si ya fuera poco, algo más entretenida de lo normal.

Mi casa era el típico jaleo: imposible recibir visitas. Estaba pensando si ordenar o no, para invitar a tomar el te a la guapa señorita que vive en el tercero derecha. Ya casi tenía decidido que no: soy amante de mis manías, y prefiero no mover cosas que mi inconsciente ha querido que estén donde están, ya que podrían tomar parte en descubrimientos de suma importancia, más importantes que la mera satisfacción de mi líbido.

Entonces, y sin haberlo encendido, uno de los muchos monitores que tengo almacenado para su posterior modificación (el que uso normalmente, cuando quiero ver las noticias) se encendió por su cuenta. Aparecieron en él imágenes, típicas de un documental de la BBC sobre Praga y sobre la Biblioteca Nacional Checa. La voz mencionó el famosísimo Codex Gigas, conocido por todo aquel que pretenda saber algo de ciencias ocultas.

Mientras escuchaba, y maquinalmente, busqué en un montón de chatarra mi explorador de ondas. La miniaturización tiene sus problemas. El aparato aparentaba ser un mando de puerta de garaje, con algunos botones más de la cuenta. Esta señal "pirata" merecía la pena de ser investigada. El televisor se apagó. Intenté grabar todo lo que pude, sin más complicaciones, para ver si era capaz de decodificarlo después, en mi ordenador: puede que fuera capaz de duplicarlo más tarde.

Entonces, e ignorante de si había conseguido algo, sonó mi teléfono móvil. Mi teléfono es un curioso artefacto, capaz de ser conectado casi a cualquier red, incluyendo mi Artefacto personal. Ignoraba, igualmente, si había sido capaz de grabar la señal del número "sin identificar" que recibía mi aparato, pero no pude más que dejarlo sonar tres veces: número mágico. A la tercera no me pude resistir, y descolgué, para ver qué quería de mi el mundo exterior.

Al atender el llamado escuchas del otro lado una voz conocida, K-Pax otro miembro de los Hijos del Éter que se ha ganado el sobrenombre al haber formado parte de la producción de la conocida película. Es especialista en efectos visuales y ha trabajado en varias películas, sin embargo por alguna razón K-Pax fue el sobrenombre que se le pegó.

- Queridísimo! - te saluda efusivamente - Imagino que habrás visto el pequeño documental que te envié - es fácil imaginar una sonrisa detrás de esa voz 

K-Pax viaja bastante y no suele conocer el invierno, pasa su año entre California y Bogotá en Colombia. Ahora mismo debe estar llamándote desde Colombia.

Diario del Doctor Flanagan Mac Donald: 15 de Noviembre del 2011, por la tarde.

Debajo de una pila de tarjetas de memoria estaba el artefacto que me interesaba. Lo pulsé, casi sin ver lo que hacía, y dí con ello casi a la primera: el código había sido grabado. Cogí el teléfono mientras manoseaba el aparatejo, para captar también la señal del móvil... ¡Vaya, el viejo K-Pax! Escuchaba sus palabras, y mientras, perdiendo mi acostumbrada flema, dí con el botón que no era, así que lo que me llevé fue un molesto calambrazo: no está bien trastear con los dispositivos fruto del genio despertado. ¡QUERIDÍSIMO! Proferí, ya que acababa de ser parcialmente electrocutado. Esperando no haber herido sus tímpanos, no demasiado, por lo menos, continué más calmado.

Lo he visto, ciertamente, ha sido usted muy caritativo queriendo llenar mis horas de aburrido asueto. Es, por supuesto, un placer que los amigos le llenen a uno de conocimientos sin la menor provocación.

Entre tanto, anotaba los datos matemáticos en mi libreta electrónica.

A propósito, lector, habrás podido comprobar que no me había hecho mucha gracia la irrupción, y que jamás tuteo a las personas. Es algo que debo advertirte... bien, a tí, estimado amigo, te haré la deferencia, ya que estás leyendo mis más íntimos pensamientos: espero que, si cuando leas esto, sigo vivo, no sea motivo de una inmerecida confianza por tu parte.

Sigo pues, que me ando por las ramas. Decía esto, y mi inerlocutor contestó:

...........

- Estás bien? - pregunta algo alarmado para continuar cuando nota que al parecer no había sido nada grave - Bien, bien. Se robaron el libro que menciono en el video, el Codex Gigas. 

Al otro lado del tubo K-Pax comenzó a fritar algo por el sonido de aceite sobre la sartén que escuchas.

- Parte de la seguridad de la biblioteca la diseñamos nosotros, bueno no tuve yo mucho que ver pero sí los nuestros en términos generales. Algún hijo de puta pudo burlar los sistemas de seguridad que se instalaron al rededor del libro así que la culpa recae en nosotros en cierto modo. El problema es que no hay cultistas a quienes recurrir en la república checa, o son demasiado novatos en esto o están fuera. De hecho creo que el ladrón aprovechó la situación. - algo de ruido del otro lado, una sartén que se mueve un líquido que se vierte en un vaso - No puedo decir que seas mi primer opción pero sí la mejor que tengo ahora, crees que podrías viajar el lunes a Praga? Yo me encargo de conseguirte pasaje, en esta época no viaja mucha gente así que debería de haber algo.

Ah, ya veo, respondí, es un asunto de la máxima importancia, desde luego, y agradezco el detalle que ha tenido, en lo tocante a los fondos para el viaje: mis experimentos consumen toda mi liquidez. No se hable más, ha llegado el momento de la acción. Miré al horizonte para regalarme con el cielo consumido por el fuego del sol, que, como despedida, incendiaba la gruesa capa de nubes y smog de la ciudad de Londres.

Praga es un lugar apasionante. Espero que me ponga al corriente de toda la información referente al caso, querido, sobre todo en lo tocante a las teorías que sustentan nuestro sistema de seguridad, dije, avisaré a la señorita Bourgeon de mi ausencia, por un tiempo. Espero, así mismo, que el alojamiento sea un tema resuelto. ¿Conviene que viaje con mi propio nombre?

- Existe la posibilidad de que viajes con otro nombre? Digo, tienes un pasaporte falso? - pregunta algo sorprendido - No se, como tú quieras. Si me das el número de tu pasaporte ya te compraré el pasaje, si quieres otro nombre me tendrás que decir cuál es.

Escuchas cómo hace algo más de ruido, unos platos, cubiertos, el ruido de la fritura que se detiene.

- El hotel también estaría pago y no te quedarás solo. Hay un hombre de la Orden de Hermes que se estará encargando de la organización, un tal Martin Meyer. Un durmiente creo. Tendré que darle tu nombre y documento para que reserve tu habitación. Él se ocupará de proveerles de todo lo necesario. - hace una pausa y escuchas como se sienta - No se si lo dije, no irás solo, hay más gente metida en esto aunque no se quiénes serían. Eso es cuestión de Meyer que está viendo que todo se organice, sin embargo es seguro que irá algún hermético y quizás alguien del Culto del Éxtasis. Tendría cuidado con él, creo que podrían haber sido ellos quienes robaron el libro. - de pronto su voz se apaga y empieza a ser más difícil comprenderle - Hmmm... Meyeh irá.... opuerto... buscarte - parece estar comiendo - Te llevará al hotel y presentará con los demás

¿Me escucha usted?... Intenté hacerme oir tras el ruido de la estática. No, respondí, no tengo la más mínima posibilidad de hacerme con un pasaporte falso, por los dioses, solo preguntaba si lo veía imprescindible. Le enviaré mis datos por correo, no se preocupe. Haga el favor de responderme con el número de vuelo y la hora de salida. Espero que no se le queme el almuerzo, mi querido colega.

Sin una computadora a la cual acceder desde tu casa te ves obligado a visitar el cybercafé a unas cuadras de tu casa. Desde allí envías tus datos y te vuelves a tu casa a esperar que K-Pax vuelva a conectarte.

El domingo te saluda con un día frío pero soleado, sobre todo teniendo en cuenta los estándares londinenses, tomas un desayuno y te hundes en la tarea de siempre trastear con trastos. Pasado el mediodía vuelves a recibir una llamada de K-Pax.

Al parecer te ha reservado un vuelo para esa misma noche, el vuelo de la compañía RyanAir haría una escala en Alemania y luego iría directo a Praga llegando en la mañana. Lo mejor que pudo conseguir con tan poco tiempo. Una vez en Praga el tal Martin Meyer te estaría esperando o enviaría alguien a buscarte al aeropuerto para que te llevara al hotel. Si el propio Meyer no fuera a recogerte deberías buscarle en el hotel, él se estará hospedando allí mismo.

Así pues, nos despedimos.

Inmediatamente me puse a buscar entre mis numerosos pcs, para ver con cuál de ellos podía piratear la línea del vecino, sólo para darme cuenta de que los tenía todos destripados, en proceso de "mejora".

Ordenadores viejos e inservibles a los que estaba equipando con mi novísimo sistema de procesamiento de datos con chips en forma de fractales en diversas fases. Maldición, la falta de dinero me atenazaba otra vez: aunque podría haber sintetizado parte de los materiales que necesitaba para los chips (entre otras cosas, una aleación de platino con wolframio), no es aconsejable trastear con el Genio Despertado a tontas y a locas, y, aunque me gusta el riesgo, ciertamente, no hay gloria alguna en morir frito por un Efecto Paradox cuando se está, sencillamente, tratando de reparar un viejo ordenador. Menuda vergüenza.

Así pues, bajé un momento al ciber-café de John Dirty a poner un mensaje convenientemente codificado según los estándares normales de nuestra Hermandad del Eter.

16 de Noviembre del 2011, Domingo por la mañana.

Hoy me he levantado temprano, para trabajar. He puesto a punto varios de los dispositivos más fiables que tengo: mis viejas Gafas del Eter, por supuesto, aparatosas, pero seguras. Varias células de energía (vulgares pilas de Litio, con conexiones modificadas para que puedan alimentar diversos aparatos) que ocupan muy poco espacio, pero que pesan bastante. Mi Mono de Trabajo, con los Cinturones de Herramientas, el teléfono móvil (muy importante, contiene mucha información adicional) Una pequeña plancha de viaje, mi neceser y mis dos trajes. Para conseguir materiales que pueda necesitar, tendré que confiar en Nuestro Señor de la Basura: es decir, el contenedor más cercano, donde las amas de casa depositan sus electrodomésticos averiados por culpa del tan lamentable e incivilizado protocolo de la obsolescencia programada, del gusto de los tecnócratas insensatos. Puse, también, mi colección de aerosoles, más peligrosos de utilizar, pero muy efectivos. Terminé con los productos químicos más elementales.

Finalmente, bajé al ciber-café, para regalarme con un par de Backed Potatoes y un Fish and Chips, y para documentarme lo más posible sobre el conocido Codex Gigax y sobre la ciudad de Praga.

Por la tarde.

Estaba listo para viajar. Me llegó al móvil un mensaje codificado. Esta noche, aeropuerto de Heathrow, escala en Berlín, y vuelo a Praga, por la mañana. Bien. Estaba hecho. Pensé que no me faltaba nada que pudiera echar en falta más tarde.

Con una maleta pequeña, pero muy compacta y muy pesada, tomé un bus en dirección al aeropuerto.

En camino a Praga.

La espera en el aeropuerto resulta algo tediosa, tanta tecnología que podría ser mejorada. Procesos ineficientes, sitios donde un poco de invención mejoraría las cosas, al menos pensando en ello logras entretenerte. Observas por un momento cómo envuelven las maletas con un simple sistema basado en un rotor y un hombre que cubre la maleta con plástico.

Al menos aquellas enormes bestias volaban y no solían caer y eso sí que tú no podrías emularlo con facilidad.

El vuelo para en Alemania donde algunas personas suben y otras bajan y luego de un momento vuelve a emprender el vuelo. Para la mañana ya estás en Praga donde recuperas todas tus pertenencias. Al pasar por la aduana el oficial revisa tus cosas y comienza a sacar una tras otra pieza de lo que él define como "completa basura", al final y con una extrañada mirada del oficial te deja pasar.

Por fin llegas a la sala común donde parientes y amigos esperan a sus seres queridos. Observas un momento hasta que tus ojos se posan en un cartel que dice:

Martin Meyer - Daphne Holy-Wind - Dr Mac Donald

El hombre que lo lleva tiene unos 40 años y lleva una poblada barba. Junto a él hay más hombres de traje cada uno con su propio cartel.