Garv se debatía entre la furia por haber sido burlados con una cortina de humo, en forma de sicarios por las calles, y la confusión porque aún no terminaba de vislumbrar la causa última de todos aquellos terribles asesinatos rituales. Eso se reflejaba en frustración en ambos, Beshaabel y el Inquisidor; pero parecía que su suerte iba a cambiar cuando consiguieron atrapar con vida a uno de los asesinos que huían del pueblo aquel perdido en las montañas.
Su admiración por la elfa subió un par de escalones, era capaz de obtener la colaboración total del prisionero que no se resistía a sus preguntas de ninguna manera; aunque él sospechaba que era mediante métodos mágicos no por ello era menos impresionante. Y esta vez tuvo una iluminación cuando el cautivo confesó la frase con la que les habían encargado el asesinato.
Miró a Beshaabel mientras empezaba a encajar piezas, articulando palabras en silencio al ordenar todas las ideas que le habían sobrevenido.
-Nacido de la ira- musitó- Beshaabel, los anteriores... las cartas....-en su cabeza todo aquello tenía sentido y durante un momento se dio cuenta que así sería como ella debería encontrarse siempre que hablaba por lo que reordenó su discurso- En los otros dos, los documentos establecían que habían sido "motivados" por la lujuria y la codicia. Éste por la ira... son los pecados que reconoce la Iglesia como capitales, al menos parte de ellos: lujuria, codicia, ira, pereza, gula, envidia y soberbia. ¿Podría ser que la causa última del ritual tenga algo que ver con ello?-hasta cierto punto le consolaba saber que podía haber una especie de justificación terriblemente retorcida para la ayuda que la Iglesia parecía estar dando al Puño y así se lo hizo saber- Podría ser que por esta causa algunos radicales dentro de la Iglesia colaboren con el Puño, asumiendo que están haciéndolo por purificar a la gente... ese tipo de opiniones extremistas no deberían tener cabida, pero sé que existen.-
Desde luego que para él aquello no justificaba de ninguna manera todo lo que estaban haciendo, pero sí explicaba bastante...
-Con ésto tal vez pudiéramos predecir algún posible futuro asesinato y adelantarnos a él, por ahora las atacadas siempre han sido mujeres encintas que, bajo su deformado punto de vista, habían cometido alguno de los grandes pecados... no sé, aún no alcanzo a vislumbrar la razón última del aspecto ritual de esta barbarie, pero es posible que ahora les hayamos cogido cierta ventaja.-
Ciertamente aún no sabía el por qué de todo aquello, ¿Penitencia? ¿Crímenes de odio? ¿Acaso una cruzada pervertida de todo sentido divino? Sospechaba que en realidad el Puño creía que estaba haciendo lo que era justo y necesario, pues ya se había encontrado antes con ese tipo de pensamiento cerrado y extremista y no le sorprendería que se repitiera el patrón.
-De todos modos deberíamos informar de ésto, tal vez...- se mostró reticente a dar nombres de la organización delante del cautivo por muy encantado que estuviera- alguien pueda tener alguna idea y aportarnos nueva luz- en clara referencia a Cerebro, pues el Inquisidor había llegado a confiar en su intelecto y visión global de la situación. Tal vez no fuera tan relevante el "pequeño" descubrimiento, o tal vez sí.-¿Crees que querría hablar con tu amigo?- señaló con la cabeza al encantado y dejó caer una mano sobre su hombro, donde reposaba la espada, dejando claro qué tenía en mente si la respuesta fuera negativa.
Después de todo aquel tipo era un asesino más y tendría que responder ante la justicia por lo que había hecho.
Cuando te parezca pasamos ya al hilo actual.