Partida Rol por web

Sudando y con las manos y los tobillos doloridos por las bridas, jadeando del esfuerzo, por fin llego hasta donde esta Sofia. Al principio casi me felicito de la fuerza que he sacado de no se donde y la agito en un para un segundo después intentar arrancar las bridas de sus pies

Pero finalmente me quedo paralizada y mi mente reacciona pero a la vez no lo hace, o mas bien, no lo quiere hacer...

-No puede ser...es..imposible...-

Pienso conversando conmigo misma y un escalofrio cruza mi piel

-Esta muerta...-

Jadeo dos veces mas y después como un resorte y aun en el suelo me aparto hacia un lado de ella, como si asi no fuera cierto.

-Ser...sergio..- Digo muy bajito y despues- SERGIO!!!-

Grito con todas mis fuerzas

Espero lo más tranquilo que puedo... esperando a que suba... que suba un poco más... Y cuando lo tengo a tiro* aprieto el gatillo apuntándole a la cara a este espeluznante tío trajeado. Tres segundos y me lanzo hacia él, atizándole con el extintor, y corro hacia abajo. ¿Dónde hostias estará Virginia?

Aunque el extintor no funciona, lanzas un ataque desesperado tirando el extintor. Él esquiva el golpe pero te da tiempo de escapar.

Cuando bajas oyes a Virginia gritar desesperada -Sergio!! AL llegar la ves sentada mirando un cuerpo inerte en el suelo. El de Sofía.

Siento que es Sergio que acaba de llegar pero no le miro, mis ojos siguen en el cuerpo de Sofia y me acurruco un poco mas agarrando mis piernas con mis brazos

-Que esta muerta Sergio, esta muerta-

Tan solo digo eso, evidentemente en shock.

Me quedo petrificado ante la escena, sin poder hablar. No reacciono a las palabras de Virginia, espantado ante el cuerpo de Sofía. De repente vuelvo en mí, agarro a Virginia del hombro y la arrastro lo más rápido que puedo hacia la salida. Nos va a tocar correr, pero no sé si habrá alguien más esperándonos en la puerta.

Me dejo arrastrar por Sergio hacia la salida aun sin poder apartar la mirada de la chica muerta.

Ni siquiera pienso en que puedan estar los matones que la tenían secuestrada o quizás ese del traje que la mató.

Espero que pueda correr. ¿ Como se les ocurrió mandar a dos chiquillos para algo como esto? Agito la cabeza cuando la palabra trampa se instala en mi cabeza

Subo la mirada y la dejo en Sergio para después agarrar su mano aun desconcertada y que echemos a correr.

Salís del edificio sin más problema. En ese momento aparece un coche conocido. El orador sale del vehículo.

-¡¿Porque habéis entrado solos?!

En ese momento su mirada se posa en vuestro rostro. Su rostro ennegrece, con voz calmada pregunta.

-¿qué ha pasado?

Corriendo Alonso se acerca a Virginia y la abraza.

-Fui a buscarle en cuanto salí del parque. Lo acabo de encontrar. Perdóname.

Te dice sin soltarte.

Conseguimos salir, y desde luego es un milagro ,pero me cuesta aun un poco darme cuenta de ello y también de que un coche se para frente a nosotros y de él salen el orador y Alonso.

Este me abraza y casi le dejo como por inercia, mientras sus preguntas llegan a mis oidos y a la vez sacan mi rabia de un lugar que habia quedado aletargado hacía unos instantes

Me aparto bruscamente de Alonso

-¿Que?! ¿Que porque hemos ido solos? Porque eso era lo que teníamos que hacer no? Es lo que le dijimos a él- Señale a Alonso- Que hariamos, pero esta claro que nos hemos equivocado!-

Los mire a ambos reprochándoselo

-Solo somos dos putos niños y ahora Sofia esta muerta. ¿ Como se os ocurrio mandarnos solos? ¿ Como se nos ha ocurrido ir solos?-

Esta vez miro a Sergio

-Podíamos haber muerto ¿ Quienes nos creiamos?....Se acabó, esto no es para nosotros.Yo lo dejo y tu Sergio tambien! Vamonos a casa-

Así como si una lucecita de lógica hubiera tomado todo mi cerebro. Esto se debía acabar antes de que no pudieramos cumplir ni los 25.

Es extraño, pero no reacciono ante las palabras de El Orador y Alonso. Simplemente, me parece que no me importan demasiado. Me siento un poco... como alejado de todo esto. No es la palabra correcta. Y todo esto... todo esto no son sólo ellos dos, son Sofía, los matones, el edificio, el coche, la calle, todo.

Y ahora es Virginia quien reacciona, aunque no oigo o no entiendo muy bien lo que dice. En mi aturdimiento, sólo pienso: está muerta.

Virginia me habla, se da media vuelta y comienza a caminar rápido. Tardo un poco en entender que se va, miro a los dos hombres y la sigo, despacio, como un autómata. Desde alguna parte lejana de la parte de atrás de mi cabeza empiezan a asomar, lentas pero inexorables, terribles sensaciones de culpa y miedo.