Partida Rol por web

Vuelves al mesón Iwasaki después de un día agotador. Nunca habías pateado tanto esta isla y subiendo la cuesta del distrito noble con la luna en lo más alto te preguntas cuantas veces subiría tu madre por el mismo camino, hacia la misma casa.

Abres la puerta del jardín y entras, aun hay alguna luz encendida y seguro que no todos los clientes han llegado a casa, alguno debe estar todavía celebrando el festival.

Te quedas a oscuras un segundo mientras piensas donde estará el hombre que te has encontrado en el puerto, durante los fuegos artificiales. Su rostro, descompuesto con el tuyo, la violencia del reencuentro. Siempre soñaste que le volverías a ver... pero no así, no de esa manera, no siendo él una persona casada. Una lágrima desciende por tu mejilla.

Al llegar a la puerta del mesón, una figura está en la sombra del jardín sentado en el porche a oscuras mientras come una fruta.

- Parecéis agotada, como si hubieseis visto un fantasma. ¿estáis bien?

No se si fiarme del todo del marinero, quizá esto solo sea un plan para deshacerse de nosotros o quizá le importe de verdad los chicos, pero no parecía que mintiera y los mantis no se especializan en ser expertos mentirosos.

-Me parece correcto, entonces nos encontraremos mañana en esta misma posada- todavía tengo asuntos pendientes en el puerto, y espero que no me lleve mucho tiempo encontrarlos.- Si nadie más requiere ninguna cosa, tengo asuntos que atender todavía, y me gustaría dormir un poco antes de que despunte el sol.

Me despido rápidamente del ronin, y mientras dejamos la posada me sitúo junto al Mantis.

-Vaya, sí que sois un hombre ocupado Tsuruchi sama, me pregunto qué tareas llevarán a un hombre a trabajar hasta el alba.

No parece muy interesada en lo que tengo que hacer, de todas formas tampoco debería saberlo.

-La justicia nunca descansa , os diría que me acompañarais pero me temo que es algo tarda para una joven noble y que vuestra tía estará ya preocupada si lleváis todo el día sin dar señales, si queréis puedo acompañaros a vuestra casa antes de marcharme para que no os ocurra nada por el camino.

Asiento con la cabeza. Me interesa quedarme a solas con el Tsuruchi, así que me alegra que me proponga acompañarme.

-Será un honor, ¿debo suponer, entonces, que Yoritomo sama acompañará a Suzume sama a su alojamiento? -Pregunto mirándolos a ambos.

Yoritomo Toushiro ha estado toda la conversación absorto, escuchando las partes y observando las reacciones, mientras pegaba sorbos de sake. Está claro que no está concentrado en el ronin, y aunque pbserva con atención, otras cosas surcan su mente.

Está claro que Hideki no es tan tonto. Si les ocurre algo a los jóvenes, él es el primer sospechoso. Aún así... vuelven a aparecer rumores de ese barco fantasma. Algo que está tan presente en las mentes de la gente, no puede ser sólo un rumor. Debería comprobarlo.... pero buscando niños perdidos no tendré tiempo, mejor acabar con esto lo antes posible.

Mmmm ¿!?, claro claro. Será un placer acompañar a Suzume-sama a un lugar donde descansar, en unas festividades tan importantes, no hay que olvidar que los ladronzuelos y oportunistas hacen todo lo que pueden. Yo mismo lo he aprovechado, qué demonios. Y si puedo averiguar dónde se hospeda, Suzume, un paso menos a recorrer.... Aunque he de avisar a Morishi de que descanse y prepare la barca para mañana...

Como sea pues. Está claro que algo ha ocurrido. y voto por investigar esa isla tan ''peligrosa'', en cuanto confirmemos a donde se han podido dirigir los jovencitos... mañana nos encontraremos aquí, y si no les molesta, mi humilde kobune puede llevarles donde quieran.

Hace un gesto a la Suzume, invitándola a irse con él.

Os acompaño, mi señora, a menos que querais hacer algo más esta noche...

Byako Aimi y Tsurucho Kô se despiden con una inclinación a sus compañeros y salen caminando hacia el distrito noble. Mientras el ronin les recuerda la hora temprana a la que deben estar allí.

Hideki mira a los dos compañeros que restan.

- Bien, parece usted muy interesada en acompañarme, ¿está segura? ¿es porque no se fía de mi?... - dice mientras expulsa lentamente el humo de su pipa. - Adelante no sea tímida, no crea que me va a ofender con tal afirmación. Es simplemente lógica y razonable

Luego mira al Yoritomo de arriba abajo. Casi se te olvida que una vez perteneció a tu clan...

- Y usted Yoritomo-san, ¿iréis a vuestros asuntos y a dormir o nos acompañáis?

Mientras el Tsuruchi y yo nos alejamos del puerto, trato de mantener una conversación cordial con él. No hemos tenido tiempo de hablar de fruslerías en todo el día, a pesar de que haber compartido la mayor parte del mismo.

-Tsuruchi sama, me temo que los frenéticos acontecimientos de la velada me han dejado la mente un poco en blanco. No puedo recordar si nos habéis dicho vuestros motivos para estar en esta isla. Recuerdo algo sobre un naufragio y que tuvisteis que sobrevivir solo en otra isla, ¿no fue aterrador?

Es cierto que la noche ha estado muy revuelta, una leve conversación seguro que tranquiliza nuestros cuerpos.

-El miedo te mantiene vivo en una situación como esa Hime-sama. El miedo hace que salgas corriendo cuando no deberías quedarte y a no bajar del árbol cuando no tienes que hacerlo. El miedo no es un problema, el problema es la soledad, mantenerte cuerdo cuando estas completamente solo en una isla, ese el verdadero peligro.

Abro mucho los ojos, impresionada por sus palabras.
-¿Y cómo conseguisteis salir de allí?

-Simplemente estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado, la isla era utilizada como almacén para contrabando, simplemente descubrí donde estaba dicho almacén y esperé que llegara el barco. Pero tarde 5 años en saber que esa isla era un almacén de contrabandistas.

Paro un momento la historia, todo no se puede contar, una parte sería peligrosa y otra sería indecente, pero eso es más de lo que necesita saber.

-¿Y vos hime-sama, no tenéis una maravillosa historia que contar? Con vuestra belleza podríais haber sido la hija de una hermosa grulla de la corte, aunque vuestros rasgos tienen algo exótico, una belleza que para nada encontraría en una corte...es mas... como una flor que ha crecido en el bosque, pese a las nevadas y los peligros y se mantiene bella, como un tesoro aún por descubrir.

Sonrío, consiguiendo que se me enrojezcan las mejillas levemente. Todos los hombres quieren hacerte creer que eres especial y tu belleza es única en el mundo. Pero tampoco me importa escucharlo.
-¿Acaso parezco una aventurera o una heroína? -Observo mi cuerpo delicado y mis débiles brazos- Mi historia es de lo más normal, aunque no andáis desencaminado en lo de la Grulla. Mi madre lo era. Mis padres murieron en un naufragio y me criaron en una aldea pequeña. Después de mi gempukku mi tío decidió que era buena idea traerme aquí, y aquí estoy.

Sonrío tímidamente mientras camino.
-Como veis no hay una gran aventura ni nada interesante en mi vida que contar. ¿Qué extraña marea os trajoa vos a esta isla?

¿Es posible que haya vuelto a contestar mi pregunta con otra pregunta? Deben ser alucinaciones mías.

-Como ya dije una vez el incidente me quito todo lo que tenía, ya no me queda familia en este reino y estas islas me dieron lo único que se hacer ahora, sobrevivir, en cierta manera me veo atado a estas islas, debido a que la piratería fue lo que me arrebato a mi familia ahora me dedico a trabajar la magistratura cuando es necesario.- La miro durante unos segundos a los ojos, ¿se podrá confiar en ella?- Pero no digáis para quien trabajo, el mantis cree que trabajo para el clan de la grulla, si supiera que trabajo para la magistratura esmeralda no sería tan cordial y lo necesito por ahora.

Voilà. La magistratura. Sonrío, sintiendo una pizca de emoción.
-¿Sospecháis que el Mantis puede estar involucrado con la piratería? Qué emocionante.

-No, para nada, pero es una persona que ha vivido toda su vida entre la ley y el crimen, ese tipo de gente no se fía de los magistrados, de todas formas mi trabajo es importante para el comercio de la isla, y si supiera algo pondría en peligro ese trabajo, no quiero arriesgarme.

Siento la culpabilidad dándome una especie de bofetada, recordando mi encuentro de la tarde. ¿De verdad estoy prorizando a un desconocido de su clase sobre la protección del Imperio?
Carraspeo.
-¿Y qué opináis de ese gaijin de la taberna? ¿Podría ser un contrabandista?

El gaijin, esta jovencita no ha aprendido nada de todos los encuentros de esta tarde, pero no la culpa, es todavía una niña.

-El mantis cree que esta detrás de el caso, hay rumores de un barco gigante a anclado entre la niebla, lejos de la isla, Yoritomo-san cree que podría estar relacionado con nuestro caso y que podrían estar robándole al imperio. Deberíais tener cuidado con ese hombre, aun en el caso de que fuera inocente, sus costumbres podrían llevaros a un punto al que quizá no queréis llegar.

La noche siempre me ha tranquilizado, hay algo en ella, quizá el silencio de cada calle y cada rincón, pero me ayuda a pensar. Me colocó bien el arco y presto atención a lo que nos rodea, nunca sabes quien puede estar tras que sombra.

El Yoritomo se ha dormido sobre la mesa con la taza de sake en la mano, así que Hideki y Suzume salen de la posada dejandole la cuenta por pagar.