Partida Rol por web

 Me quedo mirando al resto de la comitiva mientras voy acomodando nuevamente mi querida espada al cinto. después de una rápida revisión de mis pertenencias y de los nuevos y exquisitos ropajes hago incapié en lo siguiente.

- vuestras mercedes, si son tan amables de permitir que mi modesta persona ocupe una plaza del carruaje, les estaría enormemente agradecido, parece ser que los caballos no me tiene la misma consideración que las personas. Ademas soy un magnifico compañero de viaje como bien saben algunos y mis talentos de seguro les entretendrán durante la travesía.

A continuación pongo todo mi interés en ayudar a lady Aricia, ya sea para que ocupe una plaza en el carruaje o para que monte en uno de los fuertes equinos como flamante amazona.

- Si me permite mademoiselle?

Pues en marcha - digo dando una palmada - cuanto antes salgamos, antes veremos como acaba esto. Señoritas, si tienen a bien ocupad un lugar en el carromato, por vuestra propia seguridad y comodidad - queda claro en el tono de voz que no es un gesto machista, sino cortés - ¿User, cabalgareis conmigo?, necesito a gente montada por si somos atacados en el viaje

Me subo a un caballo sin decir nada mas y cabalgo un poco retrasado respecto al carruaje

Miro mis ropas, cuasi limpias pues yo no participé en la batalla, aunque la sangre de la oveja si la impregnaba. Veo que varios de mis compañeros deciden no cambiarse las ropas, así que yo me quedo con las nuevas que, aunque de baja condición, estaban limpias. Eso sí, me recuperé todas mis joyas, pues no tendría excusas para haberlas perdido en la batalla, aunque, como había dicho Hardestadt, la excusa para el nuevo ropaje sería fácil, máxime conociendo la Dominación... lo que me recordaba...

Señor de Vilarte... ¿Habréis dominado vos a Roderigo o lo habré hecho yo? - digo, mirando alrededor, ya que creía que ninguno de los demás podría poseer ese arte - No quiero que nos contradigamos luego a la hora del interrogatorio de Giovanni y los suyos.

Dicho esto, veo al mozo de corazón palpitante. Sí... debía alimentarme, pero era la primera vez que mordía a un mortal. Saqué mis colmillos como Roderigo me había enseñazo hacía unas horas y me acerqué a su cuello. Con cierto reparo y duda, me acerqué, lo olisquee y volví a dudar. ¿Aquello estaba bien? Pero probablemente mi vida dependía de ello, así que terminé por morder. Bebí y bebí del preciado líquido que caía por su cuello, mientras notaba como mis entrañas frías se calentaban. Era delicioso, exquisito... creía que no tardaría en acostumbrarme a ello. Dejé de beber cuando lo creí conveniente, ya que no era necesario matarlo tampoco y lamí la herida como me habían enseñado. Me relamí los labios extasiada y partí rumbo al carruaje, pues creía que iba más acorde con mi condición.

Hemos de trazar una correcta mentira entre todos, no sea que nos interroguen por separado y cada uno suelte una barbaridad distinta a la de los demás. Nuestras vidas pende de ello, caballeros. - dije aún con el regusto de sangre en la boca. Realmente aquella condición, aunque extraña, no estaba tan mal.

Durante unos segundo me quedo pensando las palabras de Aricia.

Vos, señora, vos le controlasteis mientras nosotros combatiamos - miro nuestra ropa - Están limpias, ¿disponeis de algo de preciada sangre para mancharlas? Creo que para ser más creible la historia deberia ser propia de roderigo y alguno de vuestros criados, luego podrán beber para recuperarla.

Una mentira bien urdida, veamos a ver que os parece - pienso unos segundos antes de continuar

Tras nuestra transformación nos enfrentamos contra las fuerzas de Hardestat, evidentemente, nuestro recien nacido cuerpo no estaba a la altura de los poderes de nuestros enemigos y fuimos derrotados y capturados para ser interrogados.
Toda la noche de ayer la pasamos entre rejas y fuimos interrogados, rebuscaron entre nuestras mentes con los dones propias de los NoMuertos hasta que descubrieron que no sabiamos nada sobre todo en lo que habiamos sido metidos a la fuerza, momento en el que Hardestat, irritado por nuestro desconocimiento, hardestat partió para encontrar a los que él llamaba traidores antes de que su rastro se enfriara dejando ordenes concretas a Roderigo de que acabara con nosotros, no durante el día, eso sería una muerte demasiado rápida, segun sus propias palabras, sino al anochecer, los más bravos moririan los primeros, entre enormes y despiadadas torturas, y las mujeres y los suplicantes moririan los últimos, asi su terror se incrementaria al ver cual sería su destino. La confianza en su superioridad y que el terror nublaria nuestra mente hizo que Roderigo bajara la guardia y entonces vos, Aricia, desplegasteis vuestros dones Dominando su mente y Ordenandole que devolviera nuestras pertenencias y nos sacara de allí, hasta nuestros padres, si conocia algún sitio donde poder hallarlos. Tuvimos que salir de allí por la fuerza, pero gracias a la fortuna apenas quedaban hombres de Hardestat, media docena de guardias mortales y un puñado de criados. Roderigo, aun bajo el influjo de Aricia nos proporcionó caballos y un carruaje y nos llevó hasta ellos. ¿todos conformes? - pregunto mirando uno por uno a todos - Antes de partir quiero dejar clara una cosa - mi tono de voz se endurece y de nuevo la chispa de la ira asoma a mis ojos y continuo hablando mientras describo un arco con mi dedo señalando uno por uno a todos mis compañeros - ¡Si cualquiera de vosotros nos traiciona!, si en alguna de vuestras mentes está la idea de descubrir nuestro engaño, ¡juro por mi honor que perseguiré al traidor y acabaré con su vida!, ellos nos trajeron a esta vida por la fuerza, sin que supieramos lo que ocurriria y nos lanzó en brazos de un enemigo al que no podiamos vencer sólo para huir, mientras que Hardestat, escucho lo que teniamos que contarle y nos perdonó la vida. Si en algún momento teneis dudas, recordad estos hechos, ¡tened honor!

Yo tomare una plaza en el carriaje como corresponde a mi rango no en vano cuando estab vivo era un principe...no voy a ir en un caballo como un salvaje...digo mientras me dirijo al carruaje y ocupo una de sus plazas

 Las palabras de Fernando habían sido cuidadosamente escogidas y era evidente que el pobre diablo había estado dandole vueltas al asunto para al final llegar a tan compleja trama, no sin un toque de realidad.

- Monsieur Fernando si me lo permite le diré que dudo que haya de preocuparse por perseguir a un "supuesto" traidor, si nuestra mascarada se descubre las posibilidades de salir con vida serán, en el mejor de los casos, escasas. pero aplaudo su gallardia y he de reconocer que a mi también me preocupa en especial la presencia de un topo entre nosotros.

Dichas estas palabras subo al carruaje 

- Ha! me alegra ver que usted también ha encontrado más confortable este medio de transporte monsieur Vlad, la travesía promete ser de lo más entretenida e amena... decía usted que en su existencia mortal era príncipe, sin duda tendrá excelentes experiencias para platicar durante el camino, dígame como es el vivir en la opulencia?

Bebo y siento como la sangre caliente se desliza por mi garganta, noto el placer, el poder que me da y el ansia de querer mas, sigo bebiendo... Pero no, no debo acabarla toda, lucho contra esa fuerza en mi interior que me insta a segir y al final consigo separarme, recojo las pequeñas gotas que quedan en mis labios , con mi lengua.

-Yo prefiero ir en carruaje, pero si he de ir a caballo no me importa.

Miro a mis camaradas

- Quede claro pues, que el señor Rodreigo a caido bajo el hechizo de Aricia y que nos lleva a todos los lugares que el recuerda, pero aun asi deberia decirno unos cuantos mas, mucha suerte fue haber escapado de hardestat, pèro encontrarlos a la primera creoq ue sera muy sospechoso, no creeis?

Digo mientras mi lengua vuelve a asumar como la de una serpiente para recojer otra pequeña gota de sangre

Bueno monsieur Guillerme la verdad es que aunque fuera principe puede decirse que mi vida no va a experimentar un cambio traumatico...salvo en lo de que mi corazon no bombe mas sangre digo con una mueca de dolor, en mi otra vida era un cruzado de Dios, siempre tuve que defender mi pueblo del ataque de los otomanos, y muchas veces las tecnicas que tuve que utilizar para dar ejemplo de lo que les pasaria a todo el que nos atacara fueron a parte de ejemplarizantes ciertamente crueles, no es algo de lo que me enorgullezca pero tenia que proteger a mi pueblo...¿como se defenderan ahora ellos sin su voivoda? y que hay en cuanto usted monseiur...¿como era su vida antes de la muerte? digo ya acomodado en el carruaje por lo menos aunque estemos muertos aun podmeos disfrutar de una buena conversacion

-Desearía poder decirle, mon ami, que mi infancia fue fácil y mi juventud un lecho de rosas, mas le estaría mintiendo. No, la vida no sonrío especialmente a Guillerme. De todos modos tampoco me puedo queja,r mis años en París fueron buenos,valgame dios si lo fueron, aún que lejos de los lujos y excesos que, de seguro, hubiera querido.

Rebusco entre mis bolsillos con cierta exaltación como quien busca desesperadamente la billetera en un mercado abarrotado de chiquillos hambrientos. al rato me doy por vencido y sigo con la chachara.

- Donde realmente me he sentido afortunado en mi vida ha sido en no tener que llevar el peso del liderazgo, ser parte del pueblo es suficiente para mí, no me es de menester ser hombre para el pueblo. No se si hubiera tenido el estomago del que usted nos hace gala continuamente.

Pese a que mis compañeros de carruaje charlan en un tono jovial, yo pienso que hay cosas que urgen más.

Insisto en que no hay motivos para mancharnos de sangre... dada la incomodidad de andar por una ciudad todos manchados. Pudimos robar estas ropas a unos mercaderes como dijo Hardestadt o lo que fuera. Y además... Roderigo, me habláisteis de que no todos eran vulnerables a mi dominación... ¿Vos lo sois? Mas que nada para poder fundamentar la historia o algo...

- Se han encontrado otras veces en el burdel de Lillyana pero solo en ausencia de Adana de Sforza. La señora nunca aprobo este lugar de encuentro, asi que realmente hay bastantes probabilidades de acertar amigo User.

Le contesta al chico mientras este aun se acomodaba en su montura, y despues arria a los caballos. El viaje empieza con Giani, Fernando y User de jinetes custodiando el carruaje donde el resto conversan apaciblemente

- Si que lo soy.

Dice respondiendo a la pregunta de Aricia, de espaldas al carruaje y sin dejar las riendas

- No soy un no muerto, y ruego a Dios no llegar a serlo nunca. Pero les sirvo, y vivo de su sangre, lo que me da la fuerza del mismo diablo. Me basta con que su humor no envene mi alma, y con que mi salvador cuide aun de mi.

El viento sopla fresco tras el crepusculo y tras unos instantes de entretenida charla, la ruta os deja a solas con el trotar de los caballos y los sonidos provinentes de la espesura

Tras un rato de viaje Gianni y Guillerme consiguen escuchar el ruido de muchas ojas en el suelo agitarse a una distancia no muy lejana, no es facil discriminarlo entre el barullo de las ruedas del carruaje debajo suyo, a lo que pronto se suma un pestazo de cenizas que se os mete en las fosas como si estubierais enmedio de un incendio candente*. Los otros no tardais en divisar algo en el camino, parece que la via esta bloqueada por un arbol caido a menos de medio kilometro de la posada.

Cuando Roderigo detiene el carruaje, siete asaltantes armados con espadas surgen repentinamente de los bosques y los caballos se agitan nerviosos

- ¡¡AL ATAQUE!!

Gritan cargando hacia el vehiculo

En medio del bosque, un ruido lejano puede ser qualquier cosa, un ruido cercano puede ser un animal ambriento, un ruido muy cercano sin duda es motivo de preocupación, un ruido muy cercano y cenizas en el viento son señal inequivoca de problemas. son la cosas que se aprenden en el deambular por el mundo.

Al oir el grito de alarma, se que los problemas no se van ha hacer esperar más, con toda la havilidad que me es posible me incorporo y salto del carruaje desenvainando y presto para la batalla.

- HA ja! asaltadores de poca monta!!! con gusto vere que mi espada disponga de vosotros, EN guard bellacos!!!

Resoplé fuertemente, independientemente de que lo necesitara o no para existir... - Joder, ¿es que no salimos de una para meternos en otra? - y me asomo por la ventana de mi carro para ver el panorama. Era curioso, ahora el miedo no era el mismo. Todo lo contrario: una bestia en mi interior, la misma que me hizo abalanzarme sobre aquel animal degollado, me daba seguridad... tenía hambre de batalla... ¿o quizás de sangre? Ya daba igual... algún día terminaría por conocerla...

Me bajé del carruaje, con suma tranquilidad... quizás demasiada, pero yo no estaba preparada para la batalla. Y miré al más cercano de los bandidos... probablemente se había encontrado con algo que jamás pensó que se encontraría...

¡Tú! - dije, señalándole, captando la atención de sus ojos con el mayor grito que pude para luego imbuir mis palabras con todo el poder de mi sangre - ¡Tu enemigo es él, mátale! - dije, señalando al otro bandido, aquel que se encontraba a su lado. Y dejé hacer, a ver si surtían efecto mis palabras.