Partida Rol por web

Me levanto del catre, aúm medio adormilada y con bastante sed. Lo noto. Pero mi cuerpo ya no está herido, lo cual me sorprende, pues pensaba que aquel ácido tardaría mucho más en curar... Y la condición vampírica sigue sorprendiendome día a día.

Miro alrededor, hacia mis compañeros, y luego busco una tarrina de agua con la que asearme la cara, el cuello y las axilas. No puedo hacer mucho más, no en compañía de hombres al menos... así que me arreglo el cabello con mis dedos y aliso las destrozadas ropas que poseo, cuando me doy cuenta de mis vendajes.

Un rápido sentimiento de violación cruza mi cabeza, pues aquellos monjes han debido de desnudarme para curarme mis heridas. La idea me repugna: yo, dormida e indefensa, siendo manoseada por esos hombres de hábito...

Sacudo mi cabeza para quitarme aquella imagen que tan poco me agrada y me dispongo a salir del dormitorio, esperando una explicación...

Le incorporo en el catre lentamente, el hambre parece una presencia física que me corroe las entrañas, me da la impresión de que podría enloquecer en cualquier momento si me descuido

Llevo una mano a mis vendajes, solo una de esas piedras con agua bendita me golpeo, y era una herida bastante fea, me sorprende que me haya curado tan rápido

Cierro los ojos y fuerzo a mis pulmones a tomar aire para serenarme un poco

-mis heridas han sanado, ¿como os encontrais vosotros?-

todas las heridas? agravadas y normales?

todas todas

basstante mejor de lo que esperaba a fe mia respondo incrédulo mientras observo el lugar donde mi cuerpo había sido herido.Nuestra nueva condición es algo portentosso.Por todos los dioses antiguos que empiezo a verlo como una gran oportunidad .Lo único que empiezo a sentir el hambre , esperemos que estos buenos monjes no sean tacaños con su sangre..

El despertar llega mejor de lo que esperaba. Me sentía de nuevo bien. Mis compañeros decian que sus heridas se habian curado mientras, asombrados, se miraban allá donde su piel fue herida.

Sin embargo mis heridas eran internas y tambien habian desaparecido, parece que nuestra nueva condición contaba con una curación muy acelerada durante el día*. Sorprendido tambien, flexiono mi mano y constato que me encuentro en perfectas condiciones. Hecho esto, compruebo que tengo todo mi equipo mientras me coloco mis armas en el cinturón.

Muchisimas gracias, Hermano Ubertino, agradecemos enormemente lo que habeis hecho por nosotros, sin duda ahora nos encontramos con fuerzas para reemprender cuanto antes nuestro camino.

Cuando estáis listos, detrás de la puerta os atiende el hermano Ubertino

- ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarles el monasterio de San Timoteo?

Dice el monje muy amablemente sin poder evitar mirar a Giani al respecto de la conversación que tuvieron la noche anterior.

 Me incorporo con lentitud, siento la bestia royendo mis entrañas y necesito mantenerme calmo y concentrado.

-cuando nos atacaron anoche nos dirigíamos a este mismo monasterio, a entregar una misiva a Japhet el Capadocio, ¿es el aquel de quién me hablaste anoche?- las palabras de Ubertino tras mi confesión resuenan en mi memoria, aunque no me atrevo a expresarlas ni siquiera en mi mente, ¿puede un condenado y un pecador tener esperanza?

Sin mediar una palabra más, Ubertino baja la cabeza en un gesto que todos podéis comprender "Seguidme"

El monje se cubre con una capucha después de abrir una puerta de madera que conduce hasta unas escaleras de piedra que bajan hasta las mismas catacumbas situadas debajo del mismo monasterio.

Pasáis junto a hileras de nichos en las paredes, alcanzando por fin el nivel más profunde, donde sois guiados hasta una estancia tenuemente iluminada por un cálido resplandor que no parece proceder de ningún punto concreto: no hay velas ni fuego.

En el centro de la habitación hay un altar sobre un estrado, y tres sillas en el extremo más alejado. Dos de ellas están vacías, pero en la de la derecha se sienta un hombre muy alto y delgado que luce las ropas de un monje y cuyos ojos parece cubrir el blanco velo de la ceguera.

Se hace un silencio incomodo antes de que su ceremonial voz interrumpa vuestros pensamientos

- Soy Japheth Cappadocius, primogénito del gran Cappadocius, abad del Monasterio de San Timoteo Mártir

¿Así que aquí se halla el hombre que quiere convertirse en Dios? Hmm... realmente me esperaba otra cosa - pienso, al ver la imagen de aquel decrépito privado de su visión.

Mi nombre es Lady Aricia Mytros, de las lejanas tierras griegas, primogénito y abad. - digo, repitiendo sus títulos, pues no sabía como dirigirme a él exactamente.

No acostumbraba a llevar la voz cantante en los grandes eventos, no al menos en presencia de hombres con grandes títulos y gran poder. No era mi lugar dirigirme a él más que para presentarme, así que preferí callar y observar, analizar la situación.

Avanzo un paso cuando resulta evidente que Aricia no va a continuar con la conversación y realizo una leve reverencia al anciano hombre que se halla ante mí, dudando si este puede verlo.

Mi Nombre es Fernando Vilarte, monseñor. Recibimos el encargo de haceros llegar una misiva, que porta mi compañero gianni - señalo a este con una mano instandole a que entregue la nota. Procede de un hombre que sin duda debeis conocer, Augusto Giovanni...

Dejo las palabras en el aire mientras doy de nuevo un paso atrás, siempre atento a la reacción del Abad ante el nombre.

Inicio una reverencia al estilo de   mi tierra  en direccion a nuestro anfitrion sin importar demasiado  si puede o no verla.Ssoy Usser  kuk, oss agradezco la hosspitalidad que habeiss  brindado  a unoss  viajeross en apuross y esspero poder  devolveross vuesstra amabilidad en el  futuro, hassta entoncess quedo vuesstro deudor.

 Giani se adelanta sacando la misiva del interior de sus ropas -aquí tenéis la misiva de Claudius Giovanni-

Tras entregar la misiva retrocedo unos pasos mirando con curiosidad al monje, intentado que mi visión me desvele sus secretos

El hombre toma la carta de las manos de Giani y con un gesto hace que Ubertino se acerque.

El otro monje se agacha a su oído mientras le recita las palabras que en la misiva se cuentan. El hombre no parece contento por las noticias que le llegan de vuestra parte y frunce el ceño.

- Debo buscar sabiduría.

Anuncia una vez Ubertino a acabado de leerle

- Comulgaré con mi padre.

Y trás ello sus blancas pupilas giran hacia arriba en dirección al techo al tiempo que todos notáis como el resplandor de la cámara se hace más brillante e intenso.

Al cabo de unos instantes de incertidumbre, el viejo vuelve a pronunciarse

- Deberéis llevar a Giovanni ante mi preséncia dentro de una semana

Y cuando creeis que ha terminado con su decreto añade:

- Además, mi padre quiere hablar con vosotros directamente

El aura de Japheth es la más palida que has visto hasta el momento, parece carecer de todo brillo y tiene el color del pergamino antiguo y abandonado al fondo de una biblioteca.

Es difícil para ti distinguir cambios en un aura tan vieja y difusa, pero al serle leída la carta te da la impresión de que aquel color antiguo toma un matíz algo grisaceo, una tonalidad que no parece desvanecerse cuando la sala se ilumina con la luz de su padre.

 "¿su padre?¿el padre celestial?" Giani siente un temblor recorriendole todo el cuerpo, que puede ser esa luz sino una señal del divino, y si es asi ¿como puede ser erroneo lo que sea que intente Japhet?

Sintiendo una intensa emoción permaneces silencioso y a la espera

Busco con la mirada los ojos de Roderigo al escuchar al hombre la cita de la reunión. Yo al menos no he olvidado lo que Hardestat nos pidió, que averigüaramos la fecha y la hora de la reunión, y eso acababa de conseguir.

Aún desconocia la manera de hacerle llegar esta información, pero si Roderigo habia captado mi muda mirada y lograba "escapar", las culpas recaerían en Aricia, una auténtica lástima, pero no iba a ser yo la cabeza de turco.

Mis ojos se abren hasta su límite. Había entrado en aquella sala curiosa y, en parte, algo decepcionada. La apariencia de Japeth dejaba mucho que desear para un hombre que aspira a convertirse en Dios. Pero el brillo de la camara y la mención a su "Padre" no podían hacer otra cosa que sorprenderme. ¿Acaso Dios se comunicaba con él directamente? Quizás era alguien elegido, así como Giani poseía los estigmas de Jesucristo. Este nuevo mundo de oscuridad no hacía más que sorprenderme minuto a minuto que pasaba... y quería saber más sobre él.

Di un paso adelante, atreviéndome a sobreponerme a los hombres.

No habría lugar a las simples palabras para describir el honor y el placer que sería el mantener esa charla con el Padre, monseñor. - digo, haciendo alusión al título que había mencionado Fernando y ante el cual Japeth no había mostrado ni agrado ni disgusto. Debía ser el título que le correspondía.

Mi mente bullía y se movía frenéticamente de idea en idea. ¿Estaría el Señor a nuestro alcance? ¿Nos hablaría Dios?... no podía esperar a obtener las respuestas.

 Cuan maravillado me quedé al haber despertado del reparador sueño y observar mi cuerpo restaurado por completo, incluidas las heridas inflingidas por el agua bendita.

Pero las sorpresas como siempre no se presentan solas, los angostos pasillos de las catacumbas fueron parte acogedores, parte inquietantes y la presencia que nos aguardaba al final de dicho camino sin duda alguna merecía nuestro respeto, de momento.

- Mucho gusto en conocerle, monseñor, Mi nombre es Guillerme y es un honor.

Contemplo con entusiasmo los eventos y mi sorpresa y, no podría negarlo, mi temor se reflejaron en mi semblante después de la emanación de luz del techo. 

En verdad podemos creer que estamos delante de un hombre santo y Dios le habla? muchas cosas que creí imposibles me han pasado recientemente, si existe un bien o un mal en donde nos encontramos nosotros? somos lacayos del portador de luz o se nos permite escoger? 

Cita:

- Además, mi padre quiere hablar con vosotros directamente

Hablar con Dios ?.Un año antes  me   hubiera reido de  esas palabras y las habria achacado a un exceso de alcohol o de fanatismo pero ahora...Me mantengo en silencio rumiando  las  palabras de nuestro anfitrion y sus  posibles consecuencias