Al
1.- Los científicos sabían que el experimento era peligroso, pero los beneficios podían ser muy importantes.
2.- El valeroso mago se une a un heterogéneo grupo de aventureros
3.- Llegan a méjico donde se lo pasan muy bien disfrutando sus vacaciones
4.- Los cazadores consiguen una pista: la guarida de los forajidos se encuentra en una mina abandonada.
5.- El hermano pequeño es raptado por la mafia y piden rescate.
6. La policía interviene justo antes de que el hombre asesine a la mujer que quería delatarlo.
Mira por donde al final te toco a ti esa parte, ja ja
Cita:
Los científicos sabían que el experimento era peligroso pero los beneficios podían ser muy importantes. Las palabras peligroso y beneficio se repetían en su cabeza una y otra vez. Miguel iba a ser el primer hombre que pudiera viajar en el tiempo. Hasta ahora los inventores de la “Máquina del tiempo” habían hecho viajar objetos inanimados en intervalos de minutos. El había participado en el proyecto desde el primer momento y conocía todo lo referente al mismo. Pero cuanto más se acercaba el momento más miedo sentía. Recordaba el discurso de su jefe, Manuel Alfredo: -Aunque sólo hayamos conseguido viajar unos pocos minutos con pequeños objetos estoy seguro de que podríamos haberlo hecho cualquiera de nosotros. Pero por ahora sería demasiado aventurado realizarlo sin más pruebas-. Pero Miguel no tenía otra opción, pensaba. Acababa de matar al prometido de Angela, Arturo, compañero de trabajo, igual que Angela. No le había quedado otra opción al ser descubiertos Angela y él mismo en apasionada unión allí mismo. Arturo entró de repente. Al verlos se volvió loco y golpeó a Angela con tal fiereza que la caída contra la mesa le había provocado una horrible herida en la cabeza por la que sangraba abundantemente. Para cuando Miguel, ebrio de miedo y rabia acabó de estrangular a Arturo, Angela había dejado de convulsionar y su cuerpo se encontraba rígido, con las pupilas dispares, fijas en ningún sitio. En aquel preciso instante, viendo los cuerpos inertes de sus compañeros de trabajo, decidió que iba a ser el primer hombre en viajar en el tiempo. Sólo le harían falta unos minutos, los justos para distraer a Arturo y alertarse a sí mismo. No tenía nada que perder más que su vida. Y la misma no valía nada desde el momento en que Angela y Arturo habían muerto de forma violenta.
Se apresuró a la sala donde tenían la Máquina del tiempo. Manipuló los controles para ajustarlos veinte minutos antes y se metió en la cabina. Suerte que estaba prevista para activarla desde el habitáculo. Rápidamente la puso en marcha pero…¡Mierda! ¿Cómo he hecho para poner el año 1207?¿Dónde o, mejor dicho, cuándo voy?
.
Cita:
Casi no había tenido tiempo de preguntarse cómo había hecho para errar en la manipulación de los controles de la máquina cuando ya había llegado a un tiempo muy anterior a los 20 minutos que había calculado le serían necesarios para impedir el doble homicidio.
Estaba lloviendo. Se encontraba en un pequeño claro entre álamos, junto a un camino que parecía transitado a menudo. De hecho lo que parecía una patrulla de 6 soldados se acercaba en aquel momento a su posición. Adelantándose unos metros pudo observarlos oculto. En minutos llegarían a su altura y tendría que convencerles en pocas palabras, seguro que no le darían mucho tiempo, de que no debían ensartarle con sus lanzas. La mejor opción era sin duda la de poner la máquina de nuevo en marcha y viajar de nuevo al futuro, su tiempo. Girándose con decisión su plan no tardó en venirse abajo cuando vio a un tipo joven, de cabello rubio, escaso, con una larga túnica de lana gris, examinando su máquina. Tras él, con las armas listas lo vigilaban sus compañeros. Paralizado por el terror Miguel no fue capaz de reaccionar hasta que la patrulla llegó a su altura preparándose para el combate. El primero en hablar fue el capitán de los soldados: - ¿Qué ocurre aquí? ¿Qué clase de diabolista eres que llevas tan extraño ropaje? ¿Qué es ese artefacto? ¿Y quiénes sois vosotros que lo acompañáis?-
No había pensado siquiera en responder cuando habló uno de los del otro grupo, el que portaba ropas de más calidad: - Soy Don Fernando, duque de Feria. Nosotros nos encargaremos de este hereje pues es la misión que la Santa Inquisición nos tiene encomendada.-
-Perdonad, señor, pero servimos al conde de Ledesma y deberéis pedirle permiso mientras estéis en sus dominios-
- Yo no le pido permiso a nadie- contestó altivo el duque de Feria. Y casi sin dar tiempo a los soldados a reaccionar desenvainaron sus armas y en menos de un minuto habían terminado con ellos. Miguel sentía pronto su fin pero al parecer el grupo que comandaba el duque tenía interés en saber más de él. Y, estando formado por el duque, su escudero, un musulmán, un estudioso y un cazador, poca relación podía tener con la Santa Inquisición.
Miguel pensó que no tenía nada que perder salvo la vida contando la verdad por lo que les contó cómo aquélla era una máquina que viajaba en el tiempo y que había sufrido un error en su ajuste. No quedaron muy convencidos pero le “invitaron” a unirse a ellos en su viaje a Sevilla. Naturalmente Miguel no pudo rehusar el ofrecimiento.
Cita:
En cuanto llegaron a Sevilla Miguel trazó un plan para regresar a su tiempo. Sólo tenía que conseguir unos minutos para quedarse a solas con la máquina y poder programar su retorno. En una noche en la que tuvieron una escaramuza con la guardia nocturna tras salir de una taberna Miguel se escabulló en cuanto comenzó la lucha. Conociéndolos sabía que la contienda sería breve. Corrió cuanto pudo hasta llegar a su máquina. Estaba ajustando la fecha cuando los vio aparecer tras una esquina. Apenas tuvo tiempo de accionar los mandos antes de que le lanzaran un par de flechas.
En este viaje tuvo más suerte que en el primero. Acabó en un almacén al parecer poco utilizado. Con tranquilidad programó unos días antes de ser descubierto con la novia de Arturo. Ocultó la máquina y salió a buscar un cajero. Sacó todo su dinero y llamó a Ángela. Le contó toda la historia y, aunque le costó convencerla al final lo consiguió. Se citaron para llevar a cabo su plan. Envalentonado por sus primeros viajes en el tiempo Miguel pensó que podrían disfrutar de unas vacaciones por todo lo alto volviendo en el mismo momento de su llegada de la Edad Media. Con sus tarjetas de crédito a reventar contrataron un lujoso viaje al Méjico más turístico. Embarcando la máquina en el mismo barco disfrutaron cada momento de la travesía.
En cuanto llegaron a Méjico les llevaron al hotel. De camino al mismo se encontraron con un gran alboroto en torno a una gran casa en una de las avenidas más ricas de la ciudad. Allí se habían congregado bastantes curiosos aparte de la policía y los dueños de la mansión. Al parecer se había llevado a cabo un robo. Unos ladrones habían entrado en la casa por las bravas y se habían llevado joyas y varias obras de arte de gran valor. El dueño estaba allí mismo, en la calle, relatando los detalles del atraco y ofreciendo una jugosa a quien recuperase sus bienes. Estaba claro que confiaba poco en la policía del lugar.
Cita:
Miguel y Ángela vieron una oportunidad de ganar dinero fácil. Ambos tuvieron la misma idea al unísono. Se imaginaron volviendo atrás en el tiempo, identificando a los asaltantes, regresando de nuevo a un pasado inmediatamente anterior y averiguando el escondite actual de los bandidos. El mayor problema estribaba en asegurarse el premio por recuperar el botín. Si evitaban el robo tendrían que explicar muchas cosas para poder cobrar la recompensa. En unos minutos se pusieron de acuerdo. Averiguarían quiénes eran los ladrones viajando en el tiempo poco antes de que llegaran a la casa. Vigilarían cualquier movimiento sospechoso, en especial el estacionamiento de cualquier vehículo en el que pudieran huir varias personas. Si no lo conseguían siempre podrían volver a intentarlo de otra manera. Al fin y al cabo tenían la única máquina del tiempo del mundo.
Se apostaron en las cercanías de la mansión horas antes del atraco. Tuvieron que vigilar poco tiempo pues los atacantes también madrugaron. Una furgoneta de reparto de fruta pasó por la casa y se detuvo dos calles más allá. Al poco se bajaron cuatro hombres con bolsas de deporte que dando un rodeo se situaron por la parte lateral de la mansión. Ángela y Miguel no se detuvieron en los alrededores de la casa. Se dirigieron hacia la furgoneta y tomaron sus datos. Tenía rotulada una dirección. Rápidamente condujeron hasta ella con la ayuda de un GPS (se habían preparado a conciencia). Aparcaron en las cercanías de un polígono industrial. Allí esperaron que llegara la furgoneta de los malhechores. Si se quedaban allí tan sólo tendrían que avisar al dueño de los objetos robados para que éste diera aviso a la policía. Sin embargo su plan no salió tan bien como pensaron. Sí regresaron los ladrones al almacén. Pero no se quedaron allí sino que montaron en dos todo terrenos y marcharon hacia las afueras. No les quedó otra opción que volver al punto de partida de nuevo. Se informaron sobre posibles escondrijos por la zona y probaron suerte. No fue hasta la tercera vez que acertaron a esperar a los ladrones en su escondite: una mina abandonada que habían obviado desde el principio como escondite por ser demasiado evidente.
Cita:
En cuanto tuvieron oportunidad regresaron a la ciudad dando aviso al dueño de la mansión. Este llamó inmediatamente a la policía. Pocas horas después la banda de atracadores había sido apresada y joyas y objetos de arte devueltos a sus dueños. Ángela y Miguel, un día después de su llegada a Méjico habían recuperado con creces los gastos del viaje.
Pero no llevaban ni la mitad del tiempo contratado en sus vacaciones en Méjico cuando les llegó la noticia del secuestro del hermano menor del magnate al que ayudaron a recuperar lo robado. Al parecer los ladrones formaban parte de una de las familias mafiosas de la ciudad. Se rumoreaba que debería entregar un cuantioso rescate en dólares y el nombre del delator que había llevado a algunos de sus hombres a la cárcel. Con la mafia hemos topado, debieron pensar Ángela y Miguel mientras hacían las maletas a toda prisa. Tuvieron suerte y pudieron encontrar un barco que les llevara de nuevo a España al día siguiente de la noticia del secuestro. En los diarios de ese día se destacaba que ya habían cortado un dedo al hermano del ricachón. Estaban seguros de que sus descripciones ya obraban en poder de la mafia. No se recuperaron del susto hasta pisar suelo español de nuevo.
Cita:
Tras su llegada a Sevilla programaron la máquina para regresar al mismo día en que se reunieron para sus vacaciones. A partir de ese momento faltaban tres días para las muertes de Ángela y Arturo. A estas alturas ambos habían decidido que se desharían de Arturo tendiéndole una trampa. Avisarían a la policía antes de que Arturo golpeara a Ángela hasta matarla. ¿Por qué querían encerrar a Arturo si aún no había hecho nada y podían evitarlo? Ángela no le perdonaba que la hubiera matado tres días más tarde.
Aprovecharon para echar la quiniela de ese domingo y se marcharon a Madrid. Allí hicieron un nuevo viaje al día anterior y llevaron la máquina hasta las instalaciones con la excusa de llevar repuestos. Un último viaje unas horas antes del origen de tanta sinrazón y una llamada a la policía minutos antes de la irrupción de Arturo.
Esperaron impacientes la llegada de Arturo a la habitación en la que los había sorprendido ese mismo día. Cuando éste llegó no los tomo desprevenidos y Angela pudo evitar el golpe mortal aunque la violencia del golpe le partió un brazo. Miguel se lanzó sobre él mientras Angela gritaba de dolor. Unos instantes después una pareja de la policía llegó inmovilizando a Arturo que sólo era capaz de gritar: -¡Os mataré, me las pagaréis!-, sin darse cuenta de que estaba terminando de firmar su sentencia.
Me ha costado mucho pero al menos lo he podido acabar antes del nuevo año. Perdón por la tardanza y, sobre todo, por la escasa calidad.
Feliz Año.