Partida Rol por web

El que se había presentado como Malakias ya no estaba en la bodega de carga, se había atrevido a internarse en el interior de la nave sin avisar a nadie de ello, es más, nadie se percató de su ausencia ni vio como se iba ni por donde.

Los pasillos, al menos el primero que Malakias cruzó parecía estar en buen estado. La estructura se había mantenido más o menos intacta, lo suficiente como para poder transitarla, aunque en ciertas partes, era inevitable tener que agacharse para sortear vigas que cruzaban de lado a lado el pasillo. Le llevó cerca de seis o siete minutos alcanzar un terminal activo, el cuarto que había visto. Estaban por todos los pasillos pero la gran mayoría estaban reventados.

Gracias a su MIU pudo enlazar con más facilidad con el espíritu maquina de la nave, y aquello arrojó cierta información. El mapa de la nave, era algo fácil de obtener, no necesitaba mucho más que ejecutar dos sencillos comandos. Cuando lo proyectó en pantalla, Malakias pudo ver que la nave se había partido en cinco grandes mitades. La primera, sería la proa, y de ahí hasta popa. La bodega donde estaban formaba parte del tercer pedazo. Fue una suerte que a pesar de haberse partido, había puntos de unión y parecía que el flujo de datos era constante.

El generador de plasma y los auxiliares estaban en el quinto pedazo, parecían estar en buen estado, aunque necesitaría un examen más exhaustivo para saber en que estado se encontraba realmente. El sistema de control de daños estaba destrozado, era imposible activar ninguna medida de seguridad.

Logan se había quedado ensimismado observando aquel bosque... De hecho, mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Era casi como volver al hogar. Un hogar, sin embargo, que sabía perfectamente que no existía. Que se había perdido. 

-Que Feth me confunda si esto no son árboles de nal...-dijo el explorador, observando con detenimiento el bosque a su alrededor. Tras un minuto, sin embargo, se hicieron evidentes algunas diferencias... Había sutiles diferencias entre los árboles que recordaba y estos... Además, el olor era distinto. Poco a poco fue volviendo en sí, dándose cuenta de que Zora les estaba hablando.

-Eh... Primero, el perímetro. Seguridad antes que curiosidad. 

Y en ese momento fue cuando se fijaron en la nave destrozada que yacía sobre aquel desconocido planeta y que había destrozado hectáreas de bosque al crear un enorme surco de tierra levantada. Había fuegos secundarios por todas partes, pequeñas detonaciones o lluvias de chispas al haber docenas de conductos de energía abiertos. La nave se la veía vieja, anciana, y que por fin había encontrado su descanso de la manera más abrupta posible.

Desde ese ángulo no tenían una clara visión de toda la longitud de la nave, pero de parte a parte podría medir cerca de dos kilómetros o dos kilómetros y medio. El ancho era imposible de determinar y siguiendo la linea de la super estructura de la nave se veía que estaba de costado, reposando sobre el costado de babor mientras que el de estribor se alzaba hacía el cielo gris y luminoso por la acción de una estrella binaria. La abertura estaba en el bajo vientre de la nave, era por ahí por donde habían salido los tres Fantasmas de Gaunt. 

También estaba el hecho de que la nave se había partido en cinco mitades que permanecían unidas por vigas desnudas, cables o conductos, pasillos desnudos sin chapas ni paredes metálicas. El pedazo en el que habían sobrevivido todos era el tercero, es decir, estaban justo en la mitad. Siguiendo un razonamiento lógico, la proa sería la parte más dañada y por fortuna, la popa, la que menos daño habría recibido.

El perímetro estaba despejado, ni bestias indígenas ni señal de vida, lógico, después del tremendo estruendo que provocó el titanico accidente la fauna local habría salido huyendo despavorida.

Zora logró determinar la posición del ruido y ahora Stigga y Logan eran capaces de oírlo. Era un eco distante ¿cuan de lejos podría estar? Zora no logró determinar aquello, pero si que, en un mapa mental, empezó a dibujar la zona donde estaban y oriento al grupo, la nave se había estrellado de oeste a este... es decir, la proa apuntaba hacía el oeste, la popa al este y la obertura por la que habían escapado al norte... el ruido provenía de esa dirección.

Una vez se volvió, Logan comprendió que el Emperador verdaderamente les había sonreído aquel día. El terrible choque y la brutalidad del contacto de la nave contra el suelo hacían casi imposible pensar que unos simples humanos pudieran haber sobrevivido... Aquello era el choque de un coloso de acero contra un planeta. Sin embargo, allí estaban. Heridos, sí... Pero vivos. 

Además, estaba ése sonido del que Zora había hablado. ¿Qué diablos sería? Debían reconocerlo antes de volver a informar, pues perfectamente podría ser una amenaza... O, si el Emperador estaba lo suficientemente atento a ellos, un grupo de supervivientes. 

Stigga se movía intentando parecer lo que era, un fantasma, pero ese bosque no era su terreno pues prefería las grandes ciudades colmena, o como las llamaba cariñosamente, sus junglas de ferrocemento. Parecía estar viviendo uno de esos sueños de los veteranos Tanith, esas historias que contaban sobre su mundo natal que para Stigga eran una exageración de lo que una vez fue. ¿Árboles que cambiaban de sitio? Por favor, eso era difícil de creer. se había sumido tanto en sus pensamientos, que cuando Zora habló le pareció que lo hacía de lejos, por lo que tuvo que agitar la cabeza un poco y centrarse- Perdona, ¿decías una mina a cielo abierto? -pero MkNeil ya estaba hablando, así que Stigga simplemente se puso en marcha.

La enormidad de la nave, la destrucción causada por esta y el sonido que mencionaba la francotiradora, hizo que Stigga se quedara ligeramente sorprendida- No entiendo como hemos podido sobrevivir -comentó al ver la destrucción de la nave- y ya sin heridas ni te cuento -dijo una voz en su cabeza, lo que hizo que se sintiera incómoda por haber tenido tante "Suerte"- Exploremos nuestro cacho de nave y luego vamos a otro, ¿vale?

Cojo una de las tablas de datos y paso información a ella. Veo todos los pedazos de la nave representados y lo muevo de un lado a otro con dedos ágiles. Encuentro una de las antenas de larga distancia que tiene energía y parece que está intacta. Gracias al emperador me acuerdo del código de emergencia. Tecleo en la computadora XV113-Malakias-478997.07TERRA Indicando que nos hemos estrellado y solicito evacuación o envío de asistencia por medio de naves no tripuladas.

Activo escaners buscando fallos del generador pero sigo aturdido por el accidente y no doy con las contraseñas. Busco en mis bolsillos, pero no encuentro mis apuntes, que desastre.

*Con el mapa de la nave rota, marco las zonas donde estaría la comida, despensa o zona del comedor, pero la nave está bastante dañada y no encuentro un camino seguro para llegar a este punto, tengo igual de problemas para dar con la enfermería o activar a los servocráneos de exploración buscando supervivientes.

Por lo menos he conseguido varias cosas, le doy las gracias al espíritu máquina, espero que esté más tranquila ahora que la baliza está enviada y me descargo en la tabla de datos lo que he conseguido para llevárselo al sargento. Creo que más tarde podría volver a intentarlo. Cojeando un poco porque todavía me duele un tobillo deshago el camino.

¿Árboles de Nal? ¿Allí? Por un momento Zora penso que Logan debía de haberse golpeado la cabeza en el choque, pero tras examinarlos de cerca tuvo que reconocer que si que lo parecían; claro que su conocimiento de tales árboles se basaba solo en ímagenes y en las culatas de madera de algunas armas, sería mejor dejarle el veredicto al respecto a los expertos. Y eso les llevaba de nuevo a su tarea en curso.

- Si, como la que había a las afueras de la colmena, cerca de la Escombrera ¿te acuerdas, Stigga? - Los mineros eran gente seria y pobre, pero desde luego mejores que los pandilleros, y la pequeña Zora había logrado ganarse allí unas pocas monedas haciendo de aguadora - El ruido se parece un poco - Martilleos, piedras rodando y gritos. Era muy dificil discernir algo concreto entre toda aquella mezcla.

Y su compañera tenía razón, mirando la nave no podía sino concluir que estaban vivos de milagro - El Emperador protege... - musitó la joven, sintiendo volver de nuevo la preocupación por la suerte que habría corriedo el resto de los Fantasmas. - ¡No pienses en ello!, ¡concentrate en la misión, concentrate en lo que puedes hacer ahora mismo! -

 - Tal vez deberíamos comprobar el ruido - averiguar si aquel era un planeta Imperial, o si estaba habitado, también era una prioridad, al fin y al cabo - Podemos decirles a los Volpone que vayan revisando la nave -

Joder - digo intentando incorporarme. - El loco del ojo. ¿Dónde se ha metido? - pregunto al sargento y tomo lo que me ofrece para beber.- Tenemos que salir de aquí. Odio estar encerrado.

A mitad de faena Armand apaga el puro, se siente un tanto inútil por estar esperando a que regresen sus compañeros. Observa como su camarada de regimiento se pone de pie, buena señal - Parece que no es nada excesivamente grave. Esperemos que ocurra lo mismo con este individuo - Dice señalando al doctor. 

Con gesto atento el sargento se dispone a comprobar los daños más superficiales del doctor - Al menos así hago algo útil hasta que vuelvan los jodidos exploradores. Volverán, dejaron aquí a su médico...

Entre el sargento Armand y el oficial Liam, lograron poner al médico inconsciente en una posición idónea dada su situación. Levantaron sus piernas para aumentar el riego de su parte superior del cuerpo mientras Liam le pellizcaba por algunos sitios buscando provocar alguna reacción.

Al final, tras unos largos minutos de intentonas y entre los dos, lograron una reacción, un rictus de dolor asomó en la expresión de Gaius Baltar y poco a poco, con dificultad y dolor abrió los ojos. El doctor estaba lleno de contusiones y no parecía tener ningún hueso roto, pero el dolor que le atenazaba era muy intenso.

Ahora que eso estaba resuelto, al Sargento le preocupó algo nuevo, los Tanith, no volvían ni informaban.

Malakias hacía todo lo que podía con aquella nave averiada. Los comandos respondían correctamente pero no así la información que arrojaban, ya que llegaba fragmentada, sin sentido e inconexa... aquello era un galimatias que ni un tecno sacerdote sería capaz de interpretar.

Trató de orientar la antena para emitir alguna señal de socorro, pero eso no era una baliza sino un grito de auxilio lanzado hacía la nada... aquello resultó inútil. Muchas de las antenas habían sido destruidas en el accidente y las pocas funcionales que habían no eran capaces de orientarse hacía arriba para enviar la señal hacía el espacio... pero aún así, sin saber donde estaban, emitir una señal de socorro podría, en el mejor de los casos no ser oída, pero en el peor, ser localizada por alguien o algo indeseable. 
Fuere como fuere, Malakias logró encontrar el control auxiliar que le daba acceso al lanzamiento de la baliza de socorro, un ingenio que se quedaba en el espacio emitiendo la frecuencia de ID de la nave con un radio faro a manera constante y de por vida. El lanzador estaba situado en la parte superior de la nave, pero cuando Malakias se hizo con el control del mecanismo la pantalla se volvió completamente roja arrojando un error mecánico, las compuertas estaban obstruidas y no se abrían como para poder lanzar el radio faro hacía la órbita del planeta.

Pero, algo extraño pasaba, algo más allá de la comprensión de Malakias ya que la temperatura bajó de pronto ¿algún colector de aire se habría vuelto loco? pero aquello no fue lo único, la pantalla se quebró, saltaron chispas y una proyección holografica surgió ante el alférez, era una imagen bastante nítida para ser un holograma, pero lo que más sorprendió a Malakias era que el emisor era el mismo, el implante de su ojo estaba descargando un chorro de imágenes inconexas, sin sentido alguno... un chorro de imágenes que lo rodeaba por completo como si fuera la realidad misma y el estuviera viviendo en primera persona lo que estaba sucediendo, se veían combates, un pueblo destartalado, una mina, muerte, sufrimiento, dolor... pero sobre todo una gran sensación de intranquilidad, de peligro inminente invadió al piloto.

Tan pronto como aquello sucedió, se esfumó. La temperatura volvió a la normalidad y la emisión se desvaneció dejando a Malakias en un pasillo oscuro con un terminal dañado.

Stigga, sin duda, no sabía donde estaba, no se ubicaba, erraba las distancias y las direcciones y era corregida constantemente por Zora y Logan, los cuales se estaban congeniando a la perfección, ya que donde uno erraba la otra le corregía y viceversa. En cualquier caso, Stigga era la que tenía el arma gorda y seguramente solo con eso, la pelirroja estaría más que contenta.

Lo cierto es que perdieron la noción del tiempo, quizás es culpa de las heridas, del trauma del accidente, pero no habían reportado al sargento de los Volpone, pero, como si eso le fuera a importar a un Tanith. 

El grupo se adentró en el bosque terriblemente familiar para Logan y conforme avanzaban en la dirección correcta, más fuerte se hacía el sonido de lo que ya, sin duda, se trataba de una mina al cielo abierto, ya que dieron de bruces con un tremendo agujero sobre la corteza del planeta y estaba a, según los cálculos de Logan, a unos tres kilómetros de distancia. 

La mina a cielo abierto era profunda, pero no eran capaces de determinar cuan de profunda era, intensas nubes de humo se levantaban desde el fondo y los laterales cubriendo e impidiendo un escrutinio más exhaustivo. Tampoco pudieron determinar el diámetro del agujero por el mismo motivo, pero si que llegaron a ver a cientos de personas trabajando penosamente en unas condiciones deplorables. Sus movimientos eran lentos, sin ganas y sus cuerpos parecían estar muy delgados... pero nada que se pudiera determinar con claridad a esa distancia. 

Los tres se habían cubierto con sus capas, y gracias a eso pasaron desapercibidos con una insultante facilidad, como acostumbraban los del Primero y único de Tanith. Puede que alguno se preguntara que como era posible que nadie fuera a inspeccionar el accidente, pero como si fuera el Emperador el que pusiera esa pregunta en la mente de alguno, tan pronto como se la formuló, encontró una respuesta.
En una de las salidas, que quedaba a la izquierda de los Tanith, un grupo muy numeroso y armado se estaba preparando para abandonar las instalaciones. Se escuchaban gritos y voces airadas pero era difícil saber que idioma hablaban y ni tan si quiera si serían Imperiales. Era casi imposible saber cuantos formaban aquel grupo, pero más de cuarenta eran... y si iban con intenciones hostiles no harían nada contra ellos.

Liam le tendió una petaca que abrió con gesto tranquilo y se la tendió al doctor que acababa de recobrar la conciencia - Tenga hombre, esto le ayudará a despejarse - el olor del licor era embriagador. No era obscura ni el licor propio de los Tanith, pero se notaba que era prácticamente alcohol puro, fuerte y con un toque afrutado.

Luego miró al Sargento y su subalterno y frunció el ceño - Los Tanith no reportan nada y el piloto se ha esfumado... - comentó aquella obviedad con un encogimiento de hombros y pasando la patata caliente al sargento 

-Vaya...- Pese a tratarse igualmente de una mina aquel lugar era bastante diferente a la que hubiera en su colmena natal; tenía un aspecto más desorganizado y primitivo, y no parecía encontrarse cerca de ciudad alguna. Zora forzó la vista, tratando de vislumbrar algún rastro de asentamientos o vehículos en las cercanias, y maldiciendo para sus adentros por centesima vez el no estar más preparada. ¿Pero quien demonios llevaba todo su equipo de campo encima solo para ir a hablar con un oficial del munitorum?, en aquel momento la había parecido lógico a la tiradora partir simplemente con lo imprescindible.

 - No tengo mis magnoculares, ¿habeis traido vosotros alguno? - Lo único de lo que estaba segura a esa distancia era de que se trataba de seres humanos. Tenían que averiguar si eran hostiles o no antes que aquella partida llegase a los restos de la nave y avisar en consecuencia a los volpone. Desgraciadamente parecían encontrarse fuera del alcance de los comunicadores, así que tendrían que volver sobre sus pasos para avisar al resto de supervivientes.

Logan miró con preocupación todo aquello. No pintaba nada bien, y no le costaba mucho imaginar por qué un grupo tan numeroso abandonaba de ese modo la mina... Y más haciéndolo armados. El explorador aguzó su vista, intentando ver algo mejor a aquellos hombres, obtener alguna pista sobre si posible actitud. De todos modos, para él, el plan de acción estaba claro.

-Unos segundo más de reconocimiento visual y nos largamos echando leches-dijo en voz baja, mientras se afanaba por intentar distinguir algo-a mí tampoco se me ocurrió traerlos, y ahora nos vendrían muy bien. Tenemos que salir de aquí y volver rápidamente... E informar a los Volpone de que lo mismo hay compañía. 

Armand ignoró el comentario del oficial. No le había gustado como alguien del Munitorum se había puesto por encima suyo en la cadena de mando. Era oficial sí, pero no de la armada. Continuaría ignorándolo hasta que diese muestras de retirar sus palabras, o de hacerle ver que estaba a sus órdenes.

Doctor, ¿dígame que puedo inyectarle para que se recupere? Iré de inmediato a por su botiquín. El soldado Illiumm y yo mismo también nos encontramos heridos, lo suyo es más grave. Estoy a su disposición - Era un Tanith sí, pero era el médico. Los médicos contaban en la Armada con un estatus diferente, su ética profesional así lo indicaba. Armand, por encima de todo respetaba a aquellos fieles a sus principios, y los médicos solían serlo.

Stigga no mencionó nada sobre la mina o sobre el número de hombres, solo soltó un quejido al pensar que era estúpida y por un momento se creía que no habría algo hostil, pero en ese puto universo todo era hostil, y siempre sería así. Negó con la cabeza ante la pregunta de Zora, pues bastante equipo llevaba ella encima en ese momento como para llevar también los magnoculares o cualquier otra cosa.

Asintió ante la orden de MkNeil, pero no pudo evitar preguntarlo- ¿y si les hostigamos para retrasarlos y que los volpone puedan salir de allí? No es que me importen mucho, pero nuestro médico está con ellos -comentó la pelirroja mientras se ponía en marcha.