Partida Rol por web

-Empiezo a hartarme de los continuos medimientos de rabo -dijo Stigga mientras negaba con la cabeza- es muy sencillo. No hay una cadena de mando como tal, al menos que reconozcamos todos de forma unánime, así que mientras tanto, al menos no nos jodamos entre nosotros, ¿vale? -miró a todos los presentes- es sencillo. Ese tipo es un preso, se le amordaza y se lo interroga, si no podemos arrastrarlo, se le encierra en un contenedor como se dijo, y solucionado, a no ser que alguien quiera arriesgarse a llevárselo de vuelta al poblado, ¿hm? ¿Algún voluntario?

-¿Y por qué les resulta tan difícil entender eso, Stigga? Dije que lo encerráramos, y hemos estado a punto de ver como se lo carga con un puñetero destornillador...-replicó el explorador, cansado de todo aquello. 

Zora sonrió, se bajó del cajón y se acercó a la puerta mientras mencionaba:-vamos a recibir visita, dejemos que el reo duerma la mona y cuando despierte le I terror aremos, que no dice nada interesante, yo se lo dejaría a T.E.R.seguro que tiene conocimientos del cuerpo que nosotros ignoramos, además nuestra frustración y mala ostia haría que acavaramos con su vida prontamente cosa que nuestro compañero no.
Sin más miro al exterior y espero a ver quienes aparecían por el fondo del pasillo.

Y cuando creía haber comenzado a confraternizar con aquella furcia, un nuevo revés... - ¿Con que no hay cadena de mando? - Armand rió tras la afirmación de la pelirroja - Hasta donde yo se ostento el título de sargento - El hecho era que los taniths obedecían al explorador, y bajo una simple cuestión de proporciones y afinidad, los bárbaros salvajes también parecían hacerlo.

No obstante Armand no dijo una palabra, sabía cuándo podía ganar y como hacerlo, y este no era su momento. De modo que con la sonrisa y el permanente puro en la boca, contempló divertido la escena. Con algo de suerte se pondrían de acuerdo en breve.

Primero dicen, luego desdicen, no se hacen cargo de lo que hablan ... por último, te echan la culpa. Si es que la chusma es así. Eso es responsabilidad.

El Volpone guarda su herramienta y le dedica una mirada de asco que sólo puede ser acompañada con un escupitajo en la cara como guinda del pastel, pero no se merecía siquiera eso. Su rostro pasa de astío a indiferencia. Si son ignorantes de si mismos que hagan lo que estimen oportuno. Ya se a quién echarle la culpa de las desgracias que ese degenerado aplique.

Yo solo dije torturarlo -exclamó-. ¡Torturar! Ya sabéis: descargas eléctricas, dedos de menos, apagar lho en sus huevos. ¡Nada de matarle!

Baltar no entendía muy bien cómo funcionaba la mente de sus compañeros, y empezaba a preguntarse si él era el más cuerdo de los que habían sobrevivido al accidente. Por rencillas como esta acabarían todos matándose entre ellos y ningún esqueleto verde necesitaría ser invocado.

Para una vez que me escuchan y no entienden lo que digo...

Con el "no" por respuesta que había recibido, T.E.R. se limitó a apartarse a un lado y continuar con su trabajo, que no era otro que el que se había auto-asignado en esos momentos. Qué le iba a hacer a aquel ser del Caos, nadie lo sabía, porque nadie le había preguntado. Miró de forma pausada a la humana denominada "Zora", mientras la luz de sus fotoreceptores se ajustaban.

Tras eso, solicitó, uno por uno, a cada miembro de los que estaban presentes, sus armas, para ir realizando los rituales pertinentes, así como invocaciones y rezos al Dios Máquina*. Una vez hubo terminado, pues entre el tiempo que había tenido desde que se levantó, y con tanta discusión entre ellos, repasó la información que habían conseguido vislumbrar en el cogitador.

"No tengo toda la información sobre lo sucedido en la zona, o en los últimos días entre los componentes de ésta unidad de combate, así como tampoco si hay algún asentamiento leal en la zona, ubicación, tropas, armamento, etc....por lo que tengo un 64.55% de probabilidades de no sugerir una opción adecuada. Pero con la poca información de la que dispongo y si no les he comprendido mal, sugiero seguir investigando la nave y conseguir recuperar toda arma o herramienta útil, antes de que esos ejércitos del Caos osen poner sus manos encima de lo que queda de ésta venerable y agonizante nave. Además, me permito recordar que existe un tripulante con vida en la nave, lo que a mi parecer, y teniendo en cuenta que los únicos con posibilidad de sobrevivir a un impacto de éstas características son los protegidos por Él o aquellos que realmente conocen dónde están las estancias más protegidas de ésta nave...existe la posibilidad de un 23% que sea un oficial de alto rango de la navis nobilitie sobreviviente al impacto."

Un punto muerto, esa era la situación de la moral y la colaboración entre Taniths y Volpones. Jeremias y el Pater decidieron por esta vez no decir nada, solo intervendrían si la cosa llegara a mayores, pero ambos deseaban que eso no fuera así, aunque en la mirada de Jeremías había un claro "si tu supieras..." brillando con hastío, pocos se podían hacer una idea de los orígenes del montaraz, pero tampoco es que nadie se hubiera interesado; mejor para él.

Mientras la conversación seguía y las miradas afiladas como cuchillos eran lanzadas por doquier, Jeremh llegó junto a los otros dos montaraces enviados por Jeremías hacía varios días, todos conversaban con seriedad, seguramente les había contado la mala nueva, que no era otra sino la perdida de Eldelban, el barbudo gafotas que todos tenían en cierta estima entre ellos, pero la guerra era así, una procesión continúa de despedidas amargas. 
Tras ellos iba un grupo de unos cincuenta moradores de StoneTown - todos voluntarios, cincuenta buenos hombres listos para luchar - explicó uno de los montaraces mientras iban llenando el espacio de la bodega de carga, en sus miradas había ganas por luchar, nada de lo que vieron cuando llegaron a la ciudad - el viejo ni el gobernador dieron su brazo a torcer, así que sencillamente buscamos voluntarios, nos dimos prisa y... aquí están - informó sentándose en un cajón de metal abollado, parecía satisfecho y no era para menos, habían conseguido gente con ganas de luchar, milicianos ni más menos, sin experiencia seguramente, pero con ganas de luchar por su planeta, los Verghatistas sabían de ello.

Buen trabajo - le dijo Jeremías - sois algo por lo que sentirse orgulloso de este planeta - les dijo sonriendo y comenzó a señalar varios estantes diseminados por el hangar - coged rifles láser, cuando todo el mundo tenga uno, empezaremos a enseñaros a usarlo, mantenerlo y en definitiva a matar a esa escoria herética - el mismo aferró su rifle láser e hizo varías comprobaciones del estado del mismo - Logan, Armand - llamó a ambos "lideres" - id al tercer fragmento de la nave, pater irá ahora a hacer los ritos de protección del segundo, os acompañará él mismo, yo me quedaré ayudando a organizar esto, Mark y Landho escoltarán al pater - haciendo mención a los dos montaraces que había mandado de vuelta a la ciudad, pero se acercó un poco más - y Sargento, si quiere ganarse el respeto de mis ordenes, comience a tratarlos del mismo, es un consejo, nada más - comentó por lo bajini después de como se había referido a Jeremh, sin esperar ni tan si quiera un asentimiento de cabeza - puede que usted sea la guardia imperial en todo su esplendor, pero aquí nos vemos obligados a luchar de otra manera, nada de falanges ni avances en bloque...

El pater llegó a reunirse con los otros con el semblante serio - me gustaría bendecir a estos bravos hombres y mujeres... pero debemos seguir con el avance, esta noche escucharé sus confesiones - comentó esperando a que los Tanith y Volpone, sumado al sacerdote de Marte, estuvieran listos para partir o al menos, para discutir.

Así será - le dijo con firmeza al nativo.

Nos vamos - dijo al grupo, refiriéndose en especial a su compañero Illi, Volpone como él - Tal y como aventuré en mi anterior comentario... - Y susurrando para sí comenzó a caminar - ...claro que también estuve en lo cierto cuando comenté que debíamos venir a la nave, buscar suministros y enfrentarnos a los herejes... y henos aquí. Eso sí, después de toda la discusión y de que me llamasen cabeza cuadrada y tal...

¿Quizá hablo otro idioma? Podría ser... Si finalmente hacen lo que digo, ¿para qué tanto escándalo?...

Lista y preparada. fue lo que dijo Zora antes de coger sus cosas dispuesta para el avance otra vez.

El explorador asintió a las palabras de Jeremías. Con un poco de suerte y la ayuda del Emperador, podrían reconquistar y asegurar el resto de la nave sin matarse entre ellos. 

-Muy bien chicos, nos movemos-dijo el explorador, asegurándose de colocarse en cabeza de la avanzada.

Silencioso. Taciturno. Se aprestó a la marcha. Sería otro duro día de excursión y lo único que le alegraba era que pronto se enfrentarían a nuevas sorpresas. Repasó todo el equipo y tras revisarlo una vez, lo hizo una segunda. Tras estar seguro de que todo estaba en su sitio miró al sargento hasta que se puso a andar.

Lo siguió.

Stigga se acercó a Jeremias- Ten cuidado con los perros venenosos -dijo con una ligera sonrisa- y yo lo tendré con las paredes escarpadas, ¿vale? -intentaba calmar un poco ese ambiente; pero sabía que no era posible. Ella había hecho todo lo que tenía en su mano, había intentado acercarse al sargento volpone y había conseguido algo, que esa animosidad pasara a "ligera tolerancia", pero con el caso del preso se había destartalado.

Además estaba el hojalata.

-Pongámonos en marcha, tenemos que llegar pronto -se quedó un momento pensando- ¿hay alguna forma de poder comunicarnos con ellos? -miró a Logan- ¿Le dejo mi microcomunicador a Jeremias? Creo que deberíamos estar en contacto para saber qué está pasando?

"Les sigo."

La figura con la túnica roja desenfundó un rifle láser de diseño robusto y ligeramente diferente al estándar...apenas había sutíles diferencias, pero cualquier soldado veterano se daría cuenta de los potenciadores de energía que surgían del cuerpo del arma hacia la zona de la batería, recorriendo sinuosamente el centro del arma.

Probablemente, aquella arma podía expedir más energía que un rifle láser normal. Y en manos de T.E.R., nadie sabía qué podía hacer.

Se limitó a ponerse en penúltima posición, siguiendo al resto mientras la mecadendrita situada encima de su hombro derecho recorría el entorno de un lado a otro como si tuviera vida propia. En el momento que hubiera oscuridad, el foco situado en dicha mecadendrita cobraba vida, iluminando con una luz suave y amarillenta la zona.

Sin nada que añadir, el grupo avanzó con paso apresurado, marcha ligera que gritaría el típico sargento instructor del típico mundo militarizado Imperial, escupiendo insultos y mentando a las madres de los reclutas, eso le hubiera gustado a alguno de ellos, pero en realidad hubo un incómodo silencio a pesar de la buena nueva de los voluntarios de la ciudad que habían decidido que no tenían nada que perder luchando por su hogar, ojala los Tanith hubieran tenido esa oportunidad como la tuvieron los Verghatistas.

El paisaje fue el mismo que el día anterior, pero esta vez evitaron el puente y bajaron a tierra firma para entrar por la el lugar que el oficial del Munitorum había encontrado después de la caída del doctor y Stigga. Todo estaba igual, algún que otro insecto zumbaba cerca de ellos colándose por entre los agujeros de la nave destruida. La humedad era realmente alta, cercana al ciento por ciento, lo que sumado al calor del Sol provoco que el sudor fuera una tónica común para todos. Llegó el momento en el que el Pater y sus escoltas se separaron del resto y dejaron que Armand y Logan, liderando el grupo de supervivientes avanzaran hacía el siguiente pedazo, el tercero. Aquella parte de la nave estaba destinada a los camarotes de la tripulación y para horror para todos, todo el lugar estaba lleno de cadáveres medio roídos por la fauna local. Pobres diablos que murieron tratando de correr hacía sus puestos de trabajo pero se quedaron a medio camino, algunos mutilados por los demonios que atacaron la nave y otros por el brutal accidente... aquello recordó a todos lo afortunados que eran por haber sobrevivido a lo imposible, pero es que la humanidad tenía mucho en común con las ratas.

Habían accedido a ese tramo de camarotes gracias a un pasillo que se había estirado lo suficiente como para comunicar las zonas, pero nada que ver con lo que tuvieron que afrontar el día anterior con aquel maldito puente que le costó la vida a Malakias. Y ahí estaban, listos a encontrar el hangar de almacenamiento en aquel tortuoso laberinto de hierros retorcidos y cadáveres... no había señalización alguna sino más bien tres pasillos o recovecos por los que podrían pasar. Liam no sabía cual tomar y negó con la cabeza totalmente confuso por el estado de la nave que le resultaba totalmente irreconocible. 

-Bueno... Tal como yo lo veo-dijo el explorador, ante el silencio reinante cuando llegaron a aquel cruce, y la confusión de Liam-a no ser que alguien más tenga alguna sugerencia-continuó, mirando esta vez al tecnosacerdote, que también podría conocer la nave-podemos escoger cualquier vía al azar y ver a donde lleva. La izquierda, por ejemplo. 

El sargento, fiel a su estilo, sólo había abierto la boca durante la caminata para soltar algún improperio o chanza que o bien no fue advertida o quizá ignorada conscientemente. Ante la disyuntiva miró fíjamente al tecnosacerdote - Máquina, ¿algún conocimiento que pueda sernos de utilidad? - Y sin esperar a la respuesta, para no perder tiempo, comenzó a andar hacia la izquierda, el camino elegido por el explorador. No estaba de humor para discutir, y eso era raro... 

Tomó otro trago de la petaca, con un poco de suerte el calor del alcohol de daría nuevos ánimos para comenzar una discusión...

Baltar sonrió ante la llegada de refuerzos. Nada menos que cincuenta. Aunque fueran torpes y primitivos no había duda de que harían algo útil. Aunque solo fuera servir de escudo humano. Dejó, como siempre, que otros tomaran las decisiones mientras trataba de buscar el sitio menos peligroso en el que estar. La supervivencia era algo que requería de una constante atención a los detalles.

Por ejemplo, cuando llegaron a los camarotes y vio todos aquellos cuerpos mutilados tuvo una razón más para seguir vivo. No quería que las bestias hicieran cosas tan espeluznantes con su cuerpo. No, señor. Aquello no le pasaría a Baltar. Haría lo que fuera necesario.

Quizá estos...hermanos caídos tengan algo que pueda servir a los que todavía vivimos.