La Fénix Escarlata aterriza suavemente en el hangar de la base espacial rebelde, su casco lleno de marcas de batalla que atestiguan el arduo viaje. La oficial Renci Tosh os espera con una sonrisa en el rostro y un brillo de orgullo en los ojos.
- Bien hecho, equipo. Habéis conseguido lo imposible. - dice mientras estrecha la mano de todo el grupo, uno a uno.
A la reunión también asiste Guro, el oficial de la Damisela Estelar, con un vendaje en el brazo pero con la frente alta.
- Nunca podré agradeceros lo suficiente por salvarnos a mí y a mi tripulación. Sois verdaderos héroes. - dice, mientras los supervivientes de su nave son conducidos a la enfermería para recibir atención médica.
En el hangar, mecánicos rebeldes ya rodean la Fénix Escarlata, evaluando los daños. "La dejaremos como nueva", asegura Sharek Gallo, el especialista técnico, mientras Alana intercambia una mirada de alivio con Gluz y Jax. La promesa de una nave reparada les da un respiro después de la tensión constante.
La oficial Tosh toma la palabra nuevamente, su tono cambiando a uno más serio.
- Habéis traído algo más que supervivientes. Esos datos que recuperasteis son cruciales. El Imperio no descansará, y nos aseguraremos de estar preparados. Hoy celebramos, pero el mañana será más peligroso. -
El grupo comparte una breve sonrisa mientras observa el bullicio de la base rebelde, llena de vida y determinación. La galaxia sigue siendo un lugar peligroso, pero por ahora, disfrutan de un momento de victoria, conscientes de que nuevas misiones les esperan en el horizonte.
La Fénix Escarlata aterriza suavemente en el hangar de la base espacial rebelde, su casco lleno de marcas de batalla que atestiguan el arduo viaje. La oficial Renci Tosh os espera con una sonrisa en el rostro y un brillo de orgullo en los ojos.
- Bien hecho, equipo. Habéis conseguido lo imposible. - dice mientras estrecha la mano de todo el grupo, uno a uno.
Jaxon sonrie abiertamente.l
- Ha sido un placer guiarles hacia la victoria. Son buenos mis chicos. El capitán Jax Rendar nunca decepciona.
A la reunión también asiste Guro, el oficial de la Damisela Estelar, con un vendaje en el brazo pero con la frente alta.
- Nunca podré agradeceros lo suficiente por salvarnos a mí y a mi tripulación. Sois verdaderos héroes. - dice, mientras los supervivientes de su nave son conducidos a la enfermería para recibir atención médica.
Antes las palabras de Guro Jax le da un abrazo y le responde con algo de guasa.
- ¡No hombre! ¡Sólo somos los ejemplos de lo que se puede lograr con corazón, fé y una nave! Tu nos llamas héroes, no te quitaré la palabra, pero simplemente somos.
Ya en un tono un poco más serio:
Y mañana serás tú quien nos saqué del atolladero ... bueno, de hecho en la Fénix respondiste muy bien.
En el hangar, mecánicos rebeldes ya rodean la Fénix Escarlata, evaluando los daños. "La dejaremos como nueva", asegura Sharek Gallo, el especialista técnico, mientras Alana intercambia una mirada de alivio con Gluz y Jax. La promesa de una nave reparada les da un respiro después de la tensión constante.
- ¡Mucho cuidado con lo que tocas, Gallo! ¡Es una obra de arte! Eso sí, en el condensador, no tenía filamento a mano y usé un chicle, si podéis cambiarlo, mejor ...
La oficial Tosh toma la palabra nuevamente, su tono cambiando a uno más serio.
- Habéis traído algo más que supervivientes. Esos datos que recuperasteis son cruciales. El Imperio no descansará, y nos aseguraremos de estar preparados. Hoy celebramos, pero el mañana será más peligroso. -
El grupo comparte una breve sonrisa mientras observa el bullicio de la base rebelde, llena de vida y determinación. La galaxia sigue siendo un lugar peligroso, pero por ahora, disfrutan de un momento de victoria, conscientes de que nuevas misiones les esperan en el horizonte.
Jaxxon asiente seriamente durante unos segundo ante la palabra de la oficial.
- Bien, que ahora busquemos algún brebaje con el que celebramos que seguimos volando. ¡Alana, Gluz! ¡Veamos si bebéis también como rescatais naves!
Una vez aterrizada la Fénix Escarlata en el hangar de la base rebelde, todos pudieron descender. Gluz se acercó a ver los numerosos impactos (marcas de laser, impactos de roca... que me persiga un wampa si me equivoco... esto de aquí son mordisquitos de minock... qué asco). El rodiano emitió un silbido agudo y sostenido.
—Puez zí que noz han arreado bien ezta vez... —se giró para estrechar la mano de la oficial Tosh. Lo cierto es que al rodiano le traían sin cuidado los empleos militares, ya fueran imperiales o rebeldes —Graciaz, Renci, graciaz. Ya zabez que zi dezeaz lo impozible, nozotroz lo podemoz conzeguir... cazi ziempre.
El sullustano también fue muy efusivo en su felicitación, algo que hizo que Gluz se encogiera de hombros, un poco abrumado.
—Ya... bueno... no ez para tanto, Guro. Ha zido coza de todoz.
Cuando apareció el equipo de mecánicos en el hangar, el rodiano se alegró de ver entre los humanos a una cara conocida.
—¡Zarek Gallo! ¡Azí que ez aquí donde te habíaz metido! Al menoz ahora eztoy zeguro de que laz reparacionez zerán dirigidaz por alguien competente... Todavía me acuerdo de como arreglazte aquel Z95 con una llave hidráulica, doz cablez y una linterna cazi dezcargada...
Tosh volvió a hablar, resaltando la importancia de lo que habían conseguido. Gluz sonrió (o lo que sea que los rodianos consideran una sonrisa, una mueca breve y difícil de descifrar) y se puso junto a Jax.
—Bueno, como dice Jacz... vamoz a ver zi tenéiz algo de gralizh que ze pueda beber. Porque el último que bebí parecía zacado de la tripa de un taun taun. Y ezo ez algo que prefiero olvidar...
Nada más saltar Alana se recostó en la silla del piloto dejando escapar un suspiro largo. Habían escapado por muy poco de las garras tractoras del destructor imperial y, aunque habían sufrido algún daño, estaban todos vivos y con la información vital para la Rebelión.
Ya en el hangar Rebelde la oficial Renci Tosh les da la bienvenida, agradecida por lo que habían conseguido. Alana le estrechó la mano y luego miró a sus compañeros.
-Entre todos lo hemos logrado, eso no quiere decir que también hayamos tenido un poco de suerte -dijo sin inmutarse pues sabía que siempre había que contar con ella y dependiendo de que lado cayera la moneda suponía estar libre o estar atrapada en la bodega de un destructor imperial.
Al momento aparecieron varios mecánicos para inspeccionar la Fénix. Entre ellos estaba Sharek Gallo. Alana se acercó a su antiguo compañero y le estrechó la mano también.
-Veo que te has hecho un hueco por aquí -dijo con una sonrisa en la boca-. Me alegro de que estés bien y en lugar que quieres estar. Y también me alegro que seas tú el que meta mano a la Fénix, has estado dentro y sabes dónde le gusta que le toque... y dónde no -comentó en tono jocoso la capitana-. Nos vemos por aquí... por que me da que no la tendréis reparada en un día, ¿verdad?
Luego se giró y volvió con Renci. Agradeció sus sinceras palabras pero cuando esta terminó la chiss le recordó algo en lo que quizás no había caído.
-Renci, si bien la Rebelión me cae simpática ya te dije que de momento yo trabajo para mí y mis compañeros y seguirá siendo así de momento. Pero esta vez hemos pagado un precio muy alto por la ayuda ofrecida -dijo y se paró para mirar seria a la cara de la oficial-. Ahora el imperio sabe de Fénix y de que ayudamos a la Rebelión. En poco tiempo la Fénix estará en todos los holos de los cazarrecompensas para buscarla y a su tripulación. Eso es algo que me viene mal para el negocio. Muy mal -dijo Alana seria y preocupada.
-Bueno, hoy no podemos hacer nada al respecto, así que tomemos esas bebidas y contemos nuestras mentiras sobre esta misión -dijo cambiando un poco su rictus a un estado más desenfadado. Ya habría tiempo de preocuparse... más adelante.
En el bullicioso hangar de la base de la Mano Fantasma, la Fénix Escarlata, pese a las cicatrices de la batalla, descansa como un ave herida, rodeada por técnicos rebeldes que analizan su estructura con profesionalidad. Jax Rendar, con su carisma habitual, camina entre los presentes, repartiendo sonrisas y abrazos. Cuando Guro, el oficial de la Damisela Estelar, le agradece efusivamente, Jax responde con un abrazo y algo de guasa, ganándose risas entre los mecánicos.
Mientras tanto, Gluz, el rodiano, inspecciona los daños de la nave con una mezcla de curiosidad y resignación, deteniéndose en cada marca de impacto como si pudiera reconstruir la batalla en su mente. Al reconocer a Sharek Gallo entre el equipo rebelde, asiente con una expresión que denota alivio.
- ¡Gluz! - responde Sharek Gallo con una sonrisa cansada, mientras se limpia las manos en un trapo aceitoso - Aquí estoy, intentando que todo lo que traéis medio roto vuelva a volar. Pero esa historia del Z95... - hace un gesto teatral con la mano - no me recuerdes mis días de improvisación extrema. Aunque, si soy sincero, a veces extraño esos momentos. Ahora, vámonos preparando, porque viendo la Fénix... esto va a ser una larga jornada. Pero tranquilo, Gluz, ya sabes que no hay nave que no pueda dejar mejor de cómo la encuentro.
Gluz sabe que la Fénix Escarlata estará en manos competentes, aunque las reparaciones necesitarán algo más que soluciones improvisadas. Bajo su fachada desenfadada, Gluz siente el peso del peligro al que todos se han enfrentado y la fortuna de haberlo superado.
En otro rincón del hangar, Alana, la capitana chiss, mantiene una conversación seria con la oficial rebelde Renci Tosh. Aunque escucha con atención las palabras de agradecimiento de Tosh y asiente reconociendo la importancia de lo que han conseguido, su expresión refleja una preocupación evidente. Alana sabe que el Imperio ahora tiene conocimiento de la Fénix Escarlata y de su tripulación, lo que inevitablemente complicará sus operaciones futuras. Sin embargo, decide dejar de lado esas inquietudes por el momento, relajando ligeramente su postura y esbozando una sonrisa discreta. Sabe que hoy es un día para celebrar la victoria y guardar las preocupaciones para otro momento.
Mientras los mecánicos se ponen manos a la obra y los supervivientes de la Damisela Estelar son atendidos en la enfermería, el grupo de héroes se reúne alrededor de unas bebidas improvisadas. Risas, bromas y anécdotas llenan el aire, pero tras los rostros relajados se esconde la certeza de que los días por venir traerán nuevos desafíos. La galaxia sigue siendo un lugar peligroso, y aunque el futuro se presente incierto, esta noche pertenecía a la victoria y a aquellos que la hicieron posible.
Al borde del sistema, las estrellas siguen su danza eterna, ajenas al conflicto, mientras el Imperio y los rebeldes se preparan para el próximo movimiento en su interminable y desequilibrado juego de poder.
FIN