Partida Rol por web

 Roderigo se sienta en el suelo ante la falta de que alguien le facilite una silla. luego se apoya sobre su barbilla y comenta:

-Los bosques gallegos no serán demasiado problema, yo mismo provengo de la zona, y los compatriotas del campo se portan bien con sus iguales. En cuanto a los peligros del camino...bien es cierto que los carruajes son muy prácticos, pero también significa que el peregrino porta bastantes cosas con el o hubiese ido en un simple caballo o a pie, con lo cual atraeremos las miradas de los asaltacaminos - y yo mismo echaré un ojo cuando pueda, piensa para si mismo- por mi parte propondría viajar a caballo, y llevar las pertenencias en alforjas. Si nos enfrentamos a un asalto de caminos, poco podré hacer yo. También llamarán la atención vuestras vestiduras, señala a los nobles y al bien vestido judío. Otra opción también sería portar todos armadura (aunque sea ligera) y arma a la vista, para dar la sensación de un grupo dispuesto a dar guerra...con el consiguiente riesgo a que algún ejército nos tome por rivales explorando el terreno... Sin duda toda opción entraña su riesgo, solo quería hacerlos constar para que usted elija a sabiendas. Aunque si se me permite opinar, apoyo al judío, la ruta costera quizá fuera mas segura.

 Ja! Pero que cosas decis. Pues claro que llevaré mi armadura, con mi blason de Muel. y si no me equivoco demasiado, Don Carlos llevará la suya que tantas batallas a conocido. Ademas Ernesto y Samuel no son mancos. No creo que ningun asaltante de tres al cuarto se le ocurra parar el carruaje-volvió a beber otro trago- bueno, no debeis preocuparos en demasía por eso, ademas un viaje tan largo cargando las alforjas de los caballos tanto haría que nuestro paso fuese mas lento y me gustaría llegar a Santiago antes de que mi pelo sea cano.

 -Amo, pienso que lo que ha dicho el señor es verdad, también estoy de acuerdo con el enano -Digo a Antón susurrándole para que no se me oiga.
-Señor, -Digo dirigiéndome al Hidalgo- sin ánimo de ofender ni contradecirle, en mi opinión lo más seguro sería ir por la costa, yo soy Asturleonés y conozco ciertos lugares de la costa del Cantábrico. Sinceramente, opino que esa ruta es la más segura, aunque es cierto que también es más larga.

No me gustaba el asunto de los carros, pero los nobles siempre se empeñaban en no usar sus piernas... miré al enano y entendí el porque de que llevara un carro, con unas piernas tan cortas seguro que no llegaba a los estribos de un caballo. No puede evitar sonreir al mirarle, me parecía muy graciosa su estatura.

- Y cuando partiremos, mi señor? - pregunté a Don Carlos

Miré con desprecio al tipo encapuchado, yo también tenía ganas de sentarme y allí estaba, aguantando en lugar de sentarme en el suelo, menuda falta de respeto.

"Don Carlos debería reprender a ese hombre, menudos modales -pensé"

Parece complacido al escuchar la narración de todos los medios de los que disponéis para el viaje - Excelente! habrá sitio de sobra para todos y para todo el equipo. Yo por mi parte iré en mi caballo y llevaré poca cosa, mi armadura y armas y algo de comida para todo el grupo , por lo menos para los primeros días. - Mira respetuosamente con admiración incluso a Antón - Véis Ilustrísima, Dios concede, y vos y estos hombres habéis sido enviados en el momento justo. Somos el grupo perfecto. - Después de escuchar las argumentaciones de cada uno se muestra tajante - El camino que os acabo de narrar, es el más rápido, por la costa según calculé serían otras dos semanas más de viaje y eso nos demoraría demasiado. No, iremos por el camino establecido... - Se da cuenta de que está ante un Vizconde -  Con todos mis respetos hacia vos Ilustrísima. Es un riesgo que debemos asumir. - Apura su copa de vino , y después levanta la mirada con impaciencia - Si estáis de acuerdo en acompañarme , podríamos partir cuanto  antes, mañana a ser posible de amanecida, si no tenéis asuntos que atender claro... Ilustrísima.

 Mañana pues- dice Roderigo sentenciando su participación.Luego, dirige su mirada hacia el enano.

No dispongo de monutra y puesto que vos poseéis carruaje, me pregunto si tendríais a bien compartir el camino con humilde servidor, Kalev.

 Por supuesto, Don Carlos, el itinerario que ha establecido me parece correcto. Entiendo que en un peregrinaje santo debe visitar alguna hermita o monasterio antes de llegar a Santiago, o al menos asi me lo habían dado ha entender. Mis hombres y yo tendremos todo preparado para el despuntar del alba-dijo estrechando de nuevo la mano de Carlos.

- Sí... lo mejor será decidir mañana quien va en cada puesto. Mi carro, que no carruaje, da para otro más aparte de mí... pero habrá de ser alguien dispuesto a respetar mi cuidado y esmerado desorden.

Asintiendo con la cabeza. - Estupendo entonces, partimos mañana de amanecida  desde aquí, tendré todo preparado - indica a sus criados que os abran las puertas de la sala y de la entrada -Bien ilustrísima - le da la mano - mañana es el gran día.

Después Don Carlos de Mayoral se despide de Kalev y del resto con la mirada y con monosílabos, los criados os conducen hasta la salida y desde allí y tras miraros unos instantes y pese a que váis a ser compañeros de fatiga durante sólo Dios sabe cuánto tiempo, cada uno toma su camino: Kalev por un lado,  Roderigo por otro y el Vizconde y sus hombres por otro.

Esa noche en la posada de turno, cada uno hace su petate y ultima todos los preparativos. La noche discurre sumamente tranquila.