Partida Rol por web

Suelto todo el aire de golpe, aliviado como nunca lo había estado. No puedo evitar sonreír cuando veo la gema amarilla en nuestras manos. Pero no debemos bajar la guardia. -Supongo que tendremos que introducirla en la estatua también... Lo más probable, o lo que me parece más probable, es que la pared sea una trampa y no haya nada detrás de ella...- expongo a Lunnaris.

Sea como sea, lo mejor será seguir adelante. Dijo mientras avanzaba hacia el lugar donde habían encontrado la última trampa y que no habían logrado sobrepasar. Es más que probable que todo esto esté conectado de alguna manera, y hasta que no lo comprobemos será complicado saberlo. ¡Vamos! Dijo marchándose hacia allá.

No acababan de convencerme sus argumentos, pero antes de poder decir nada ya había emprendido la marcha así que me esforcé para alcanzarla.

-Está bien, supongo. Pero no acabo de ver lo que pretendes hacer. ¿Por qué crees que esta vez no se activará la trampa?

Porque esto parece algún tipo de acertijo o de rompecabezas, y esta es la piedra que nos faltaba. Con aquella gema en posesión, la misión tendría que ser más sencilla ya. Tendría que haber una esperanza para resolver aquel misterio. De lo contrario, estarían perdiendo absolutamente el tiempo allí, y el sacrificio del elfo no habría servido para nada.

-Sí, pero tenemos dos huecos en los que colocar la piedra. Uno parece una trampa mortal para cualquiera que lo toque. El otro no ha sido ofensivo hasta ahora sino que más bien nos ha ayudado- digo, sujetando la piedra amarilla en el aire con dos dedos-. Además, es donde hemos puesto las otras dos- Callo un momento y continúo-. Todo sea dicho, lo que estoy argumentando son suposiciones. Si tuviéramos alguna forma de analizar estas trampas... Pero estas cosas a mi se me dan muy mal. ¿Tú crees que podrías?

Bueno, yo por mi procedemos a meter la piedra amarilla en la estatua central, da la sensación de que es ahí donde deben colocarse las piedras. Y no te preocupes, yo puedo hacerlo por ti. Parezco más habilidosa que tú para las trampas, así que si me dejas, yo me encargo.

-Está bien.- le digo, mientras le entrego la piedra amarilla y empiezo a caminar hasta la estatua central. Cuando llego me pongo a una distancia prudencial de la estatua y observo atentamente por si sucede algo inesperado.

Lunnaris tomó la piedra amarilla entre sus manos para después avanzar un poco más rápido que Damakos. Le indicó que permaneciera unos cuantos metros atrás, no quería que cualquier tipo de trampa le afectase a él también, pero cuando se giró para ver donde estaba, ya se dio cuenta de que él había hecho lo mismo.

Respiró hondo y se concentró. Y entonces colocó la piedra mientras miraba a todos lados, por alguna razón temía que aquello iba a suponer un absoluto peligro, pero no encontraba otra opción para resolver aquel acertijo.