Partida Rol por web

Live ya no siente ningún miedo. Si ha de morir no le importa, mientras que sea cerca de su adorado sheriff...
Se agarra a ese sentimiento cálido y esperanzador, inducida por el horror de la situación, para superar el infierno de violencia y destrucción que le ha tocado vivir.
El calor de su pecho le da fuerzas para seguir peleando. James está a su lado, defendiéndola, preocupándose por su bienestar.
Pero el corazón le da un vuelco cuando el sheriff cae rodando por el "abrazo del muerto viviente":
¡¡James!! -grita, siguiéndolo su rrecorrido con sus grandes ojos verdes, intentando encontrar la forma de disparar sin dañar al sheriff Hugh.
James rueda por el suelo luchando contra la criatura, entre golpes y arañazos. Logra apartarla, noqueándola con culatazo de su escopeta. Y dispara una y otra y otra vez.
Live siente que su corazón está a punto de escaparse de su pecho.
Hugh se levanta y retrocede, sin dejar de disparar. Logra alcanzar la pared junto al mexicano. No tarda en unírseles el Predicador.
Mientras todos observan al viejo Abraham, quien se encuentra rodeado, insalvable, entre varios de los salvajes, Philips, viendo que los engendros están cada vez estan mas cerca, coge a Live y la arrastra hacia la vegetacion más despejada de monstruos, intentando ascender dando un rodeo, con Abraham, aún vivo, a sus espaldas.
James -suspira, agarrrada a Reimond. Su mente fría golpea a su blando corazón. "Vive", grita "¡vive!".
Live comienza a poner más y más de su parte en la huida. Ahora corre como alma que lleva el Diablo, o mejor dicho, como alma que huye del Diablo.
Con rapidez la pareja se interna entre la oscuridad, hasta que alcanza otro accenso a la montaña.
Rendidos, deciden reponer fuerzas.
Yo tampoco pienso dejarme matar -sentencia decidida.

Ichii, allá arriba, se veía impotente mientras los blancos libraban una frenética lucha contra las hordas del demonio. No sabía qué hacer, sobrepasada su juventud por todos estos acontecimientos. Miraba abajo, aterrado, volvía la cabeza a la entrada de la cueva, y un nudo le constreñía el estómago al pensar que tuviese que entrar de nuevo ahí, solo.

Recordó la escopeta que llevaba colgada a la espalda, se puso en pie y disparó una y otra vez contra los salvajes nocturnos. Enfebrecido, enloquecido, hasta que el gatillo no respondió y la munición se agotó.

Después, al ver como ascendían los otros, se aprestó a echarles una mano cuando ya estaban llegando a su lado.

-¿Y los demás? –preguntó, en su inocencia al no querer reconocer que debían haber sido devorados por esas cosas. Incluso la chica aquella tan hermosa…

Los gritos de Abraham lo inuncan todo antes de desaparecer entre la maraña de bestias. Live y el Sudista han puesto tierra de por medio pero aun asi sienten el peligro, el mal y el terror en su alma.

En la falda de la colina quiza podriais alcanzar esa cueva donde el indio decia que estaba el causante de todo aquello aunque estais dando un rodeo para evitar esa gran pared que vuestros compañeros parecieron no poder alcanzar.

Tras el segundo de descanso volveis a la marcha poniendo todo el resuello para no quedaros atras y, de repente, os dais cuenta de que algo ha cambiado. No hay mas gritos, mas gemidos ni mas movimientos de los malditos en los alrededores.

El sudista revisa su revolver. Solo 6 tiros en el tambor y ninguna municion mas. Live, por su parte, tan solo cuenta con las dos balas de su deringer... no es mucho...

Avanzais con presteza antes de que todo pueda volver a estallar hasta que finalmente, gracias a la orientacion del sudista, alcanzais la cima y veis la oquedad donde se supone que el indio debe estar.

El miedo os atenaza con fuerza pero sabeis que alli dentro esta vuestra ultima oportunidad de sobrevivir o, al menos, de poner fin a lo que esta pasando... solo deseais no ser los unicos que lo habeis conseguido (recordais haber visto al indio en lo alto de la pared antes de internaros en la vegetacion huyendo).