Live mira fijamente al salvador de sus muchachas, intentando reconocerlo.
El humo empaña sus ojos...
¿Lo conozco?
Live permanece mirando al indio que se encuentra ahora en frente suyo... no cree reconocerlo aunque con toda la boragine de la pelea y el asalto de los indios en el saloon era casi imposible aunque... ahora que lo piensa... recuerda a un hombre que entro en el saloon que vestia de manera rara y que se sento al fondo del mismo y diria que su rostro se parecia mucho al suyo. ¿Podria ser asi?
¿Por que este indio no les ha atacado ni se encuentra poseido por esa furia ciega de sangre?
Live siente como aun su cuerpo esta tenso, como un gato a punto de buscar cobijo.
Muchas gracias -dice la joven, relajándose ligeramente, pero aún alerta.
Decidma, ¿cual es vuestro nombre? -pregunta al forastero, mientras que con la mirada intenta encontrar la siguiente vía de escape.
La situación en el pueblo parece verdaderamente dantesca.
¿Qué es lo que está pasando? -se pregunta a sí mima incapaz de comprender la aberración en la que los indios parecen haberse transformado.
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Miró atrás, al vacío. Tragó saliva y respiró hondo. Por todos los dioses y los espíritus antiguos, había logrado saltar y llegar al otro lado. Gritó de satisfacción al cielo y apretó el puño.
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Luego se encontró con el cañón del revólver que apuntaba directamente a su cabeza. No entendió del todo que le preguntaba pero pudo intuirlo, y, antes de responder, una de las mujeres salió en su ayuda y la otra le dio las gracias. Estaba muy aturdido, confuso, cansado, no supo contestar al momento. Luego encontró palabras en alguna parte de su cerebro:
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-Ichii, Arakua. Conocer blancos. No enemigo.
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No le gustó lo que encontró hasta ahora en la ciudad de los blancos, si bien pensó que esto escapaba a cualquier raciocinio. Señaló al frente con el brazo extendido:
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-Seguir adelante. Salgamos aquí.
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Se acercó a la mujer herida sin apartar la vista del arma del hombre. Le tendió la mano.
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Saludos
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PD Marco todos, pero solo aparece director...
- Bien, salgamos de aqui...- bajo levemente el revolver y lo recargo aunque no lo enfundo aun - parece que esos "malditos indios" - miro al indio a los ojos sin pestañear - estan marchandose y al menos no estan cerca...
- Señoritas... por favor.
Me encargo de revisar si todas se encuentran bien, ahora solo hay que buscar un sitio por donde bajar y revisar si hay mas supervivientes mientras el saloon arde y se consume.
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Entendió lo de malditos indios, y se crispó, un poco más, su ya castigado cuerpo. Pero comprendía lo que decía el blanco. En verdad era que aquellos seres, estaban malditos. No sabía lo que eran.
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-Ya no son indios ni hombres. Yo no se que son. Los espíritus de la oscuridad caminan en ellos. Algo malo hemos hecho los que respiramos para que los espíritus enloquezcan de esta forma y nos castiguen así.
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Bueno, quizá demasiado bien expresado por parte de Ichii. Pero eso de hablar con infinitivos como que ralla un poco ;)
No sin dificultad descendeis del tejado tras comprobar que todo esta en calma alla abajo.
Mientras las llamas terminar de calcinar el Saloon os dais cuenta de que el sol esta saliendo y que, por la calle principal, llega Desmond con un par de hombres mas. Aliviados aunque aun contraidos por lo acontecido en las ultimas horas sentis como el peso de los nervios afloja y podeis respirar un poco mas tranquilos.
Todo el pueblo parece haber quedado muerto, vacio, abandonado... no hay resto de cadaveres ni nada que de pie a pensar lo que alli ha ocurrido pero todos guardais un avido recuerdo del mismo en vuestra cabeza y sentis que su recuerdo aun os comprime el corazon.
Cierro escena y abro... muchas gracias a todos a ver si podemos solucionar los problemillas de la web y eso ;)
Hasta ahora!
Tras las palabras del indio, Live no puede evitar pensar momentaneamente en el párroco...
Pero, ¿podría un hombre de Dios liberarlos de semejante mldición? ¿Abría siquiera sobrevivido el pastor al ataque de las abominables criaturas?
Ellos, de momento, lo único que podían hacer era seguir hacia delante y tratar de sobrevivir, pues la vida era lo último que les quedaba.