Partida Rol por web

Rom se abalanza con su arma improvisada sobre Desmond antes de que el predicador pueda reaccionar (aunque carga su brazo para golpear al vaquero). De repente el negro se gira, como si hubiese escuchado al vaquero alzar la botella, y como un relampago alza la mano bloqueando la muñeca de Rom y parando en seco su ataque.

- Te has equivocado, amigo -dice Desmond antes de utilizar la propia mano de Rom para romperle la botella en la cabeza a este, el cual cae al suelo sangrando por la brecha de su cabeza visiblemente incosciente.

El Saloon entero parece haberse detenido a observar (menos la mesa de poker que sigue su ritmo) y ahora os dais cuenta como la señorita Boree sostiene el revolver de Antonio en su mano; parecia dispuesta a disparar aunque su rostro no muestra alivio por no hacerlo.

ASi finaliza la pequeña trifulca y el local vuelve a resonar con la musica y la algarabia de los parroquianos...

Los comentarios de la mesa de poker parecen caldear un poco la partida. Jeft, que esta fuera de la mano, se rie a carcajadas, mientras que Teddy tira las cartas con un malhumorado - No voy y Paul mira al mexicano y luego denuevo a Marcus. Finalmente habla:

- ...Si, yo, yo tambien le he visto hacer algo extraño, Señor. Van a permitir trampas de este forastero??

Paul aparta la silla de la mesa esperando una reaccion del resto de jugadores que aun no llega. El ayudante del sheriff tampoco parece sobresaltarse... aun.

- pu...pues yo no lo voy a permitir, no jugare con tramposos!

Paul echa mano a los dolares del centro...

Con el ayudante del sheriff encima y con el parroquiano Paul llevando sus manos al centro de la mesa desisto en mi acción del cambio de cartas ( si es que no lo he hecho ya. A fin de cuentas, 3 ases es una buena mano. arrojaría una carta en el descarte a ver si viene otro rey) y de debajo de  mi poncho extraigo un fósforo para prenderlo y reencender mi pequeño y maltrecho puro. Le miro de forma amenazadora para decir con calma aparente mientras doy unas caladas. Las ascuas del puro adquieren luminosidad a cada aspiración. Apago el fósforo agitándolo y lo arrojo hacia un lado sin mirar dónde cae.

- Ya son dos los que me acusan de tramposo. Yo creo que no soportáis la idea de que un mestizo os gane una mano. Así que aparta tus zarpas del dinero si no quieres que te acuse de robo -

Miro de reojo al ayudante.

- Agente, nadie quita el dinero apostado. Yo a eso lo considero robo. Nos hemos sentado a jugar y eso haremos. Ustedes hablan -

Intento agarrarle la mano para evitar que coja el dinero.

Live baja el revolver llena de alivio.

Las armas son tan tentadoras como las mujeres -suspira-, por eso mismo yo no las permito en mi local -dice, mientras se gira con somera lentitud, en dirección al reservado para empleados-. Será mejor que te ponga con el resto antes de que alguien resulte herido.

Esta vez, no ha tenido que disparar. Pero, algún día, no le dejarán más alternativa.

Saco de debajo de mi poncho extraigo un fósforo para prenderlo y reencender mi pequeño y maltrecho puro. Le miro de forma amenazadora para decir con calma aparente mientras doy unas caladas. Las ascuas del puro adquieren luminosidad a cada aspiración. Apago el fósforo agitándolo y lo arrojo hacia un lado sin mirar dónde cae.

- Ya son dos los que me acusan de tramposo. Yo creo que no soportáis la idea de que un mestizo os gane una mano. Así que aparta tus zarpas del dinero si no quieres que te acuse de robo -

Miro de reojo al ayudante.

- Agente, nadie quita el dinero apostado. Yo a eso lo considero robo. Nos hemos sentado a jugar y eso haremos. Ustedes hablan

Abraham echa mano a la de Paul y este le mira visiblemente enfurecido; ademas las palabras de Antonio no parecen calmarle en absoluto por lo que el vaquero, enfurecido, se levanta de la mesa y, chocando con el impasible Rufus, sale del local.

Aun faltan dos jugadores por decidir si van o no a la subida de Antonio, Marcus, el elegante caballero, y Abraham, el granjero un tanto ebrio.

OK, amigos, creo que el jaleo del bar nos esta alterando, asi que juguemos, eso si, amigo hispano como vuelva a ver esas manos, no solo debajo del poncho, si no fuera de la mesa, tendra que dejar la mesa sin llevarse un solo centimo. Voy.

A partir de ahora tendre que fijarme en el hispano, no me gustan las trampas, salvo las mias.

El señor Timberland impone las normas del buen jugador tras la marcha del parroquiano disgustado. - Y así será Señor. Le ruego que no piense mal de un humilde servidor - Vuelvo a apurar el pequeño puro y la incandescencia anaranjada colorea mis pupilas, emitiendo un brillo un tanto contradictorio con mis palabras.

- Ya vamos dos, qué dice nuestro amigo del bigote? Apuesto a que su mujer se escandalizaría por apostar una cantidad semejante? Ya saben por qué no tengo esposa, jejejeje -

Al margen de la verborrea del mestizo, la situación parece haber sido controlada por los regentes del saloon, esto hará que nos centremos más en la partida.