Sir Arthur quería esa espada como fuese, ¡tenía que ser suya! Pero la espada estaba al fondo de un cráter en plena explosión. ¿Cómo iba a poder hacerse con ella? Tuberías aleteó un poco en el aire, asustado ante la idea de meterse ahí dentro. Sin embargo, si su caballero se lo pedía lo haría, el ave zancuda cada vez era más obediente y Sir Arthur estaba ya seguro de que le hacía caso porque le quería.
Pues para meterse ahí y hacerte con la espada sería una tirada a dificultad 6. Si vas aleteando sobre Tuberías puedes tirar con ventaja.
¡Casi lo logró el caballero de antaño! Pero los casi eran eso, casi y el caballero se había quedado sin espada. Porque la espada se había quedado ahí parada, esperando para ser encontrada por algún caballero de antaño, o tal vez por él mismo pero pasado un rato.
Acarició el lomo de Tuberías.
Vamos Tuberías, vamos. Una vez más, vamos a intentarlo.
Aunque parecía que el casi ya dejaba de ser un casi para convertirse en un va a ser que no. Miró alrededor para buscar el camino más directo a la salida de aquel lugar, a continuar su camino por el laberinto.
Motivo: ¡ESPADA MIA!
Tirada: 2d6
Dificultad: 6+
Resultado: 8 (Exito) [3, 5]
Motivo: ¡ESPADA MIA! (2)
Tirada: 2d6
Dificultad: 6+
Resultado: 4 (Fracaso) [3, 1]
El gatete renunció a conseguir aquella espada que en tan mal lugar había ido a caer. Tenía la punta de la cola chamuscada y las puntas de las alas de Tuberías también estaban igual. El ave protestó agitándolas mientras emitía un sonido similar a un chirrido.
Sir Arthur quería seguir adelante y para eso tendría que alcanzar la siguiente plataforma, esa en la que había un carro de mercader abandonado. Su montura se quejaba todavía por el estado de sus preciosas plumitas, pero parecía dispuesto a seguir adelante y hacer lo que Sir Arthur le pidiese.
Llegar a la siguiente plataforma requiere una tirada a dificultad 5. La tiras con ventaja porque Tuberías puede aletear.
De pronto, salido de la nada, un remolino de viento apareció y envolvió a Sir Arthur y Tuberías, elevándolos en el aire y haciéndolos girar vertiginosamente.