Miguel, con la piedra en la mano, intentó una última vez convencerlos de lo que iba hacer podría ayudarlos, y mucho. Poniendo cara de cordero degollado dijo:
-Mi señor, compañeros, esperad. No miréis si no queréis, ni estéis dentro de la taberna, solo necesito que esperéis 5 minutos y podré contaros parte de la verdad. Puede que lo que voy a hacer no os guste, pero no es nada malo. Es algo...con lo que nací. Yo he dado una mano por saber lo que pasa en este pueblo, creo que mi buena fé no queda en disputa. Dadme un voto de confianza y 5 minutos.
Marcial asintió, y el resto esperó. El tabernero llevó a la otra parte de la taberna a los muchachos para que no vieran el espectáculo... ¡¡Fue entonces cuando el pastor Miguel entró en trance como de la nada!! Luego durmió unos minutos.
Duante el sueño, la visión principal, aunque es bastante borrosa, es a Don Marcial arrodillado ante alguien que no eres capaz de ver... También visualizas una justicia, en la cual un tipo encapuchado (no sabes quién es) es ahorcado entre una pequeña multitud. Ves a los hijos de Arilla con alguna institutriz y a don Beltrán de Aguilera, padre de Marcial, viendo como repasan unas hojas... Te ves a ti mismo en algún lugar del que nunca habías visto nada, como un palacio o castillo. Además... hay algo que te sorprende: ves una joya muy brillante, ¡es como blanca, pero no lo es, sino de plata!. Un hombre parece levantarla y gritar: ¡¡¡La taifa de Siracusa será nuestra!!!
(a priori no hay mucha relación entre lo visto en los sueños)
Acto seguido el pastor despertó. Notásteis que mientras dormía, los ojos se movían bastante debajo de los párpados. Pero al despertar estaba bien.
Bien, como veis (o mejor dicho, "no veis"), la escena última la he tapado porque Miguel quería hacer unas cosas. Ahora Miguel ya ha despertado (os encontráis aún en la taberna). Si Rodrigo quiere entrar puede hacerlo (que creo que estaba fuera).
Saliendo de su trance, con cara mezcla de miedo preocupación y desorrientación. Miguel tarda unos segundos en ser capaz de hablar.
-He visto imágenes del futuro señores. He visto a Don Marcial arrodillado ante un desconocido, he visto una ahoracamiento en un pequeño pueblo parecido a este, he visto al señor padre de Marcial, y a los hijos de Arilla con una institurtiz...y alguien decía que la taifa de Siracusa sería tomada...Creo que Arilla está en serias dificultades, y que esté lo que este pasando en este pueblo, finalmente habrá justicia.
Hagamos lo que quiera el señor que hayamos venido a hacer...pero terminemos ya por favor...
Yo a este tipo no vuelvo a acercarme, me da escalofríos, él y su magia de Goecia... - apoyándose en una de las paredes de la taberna y haciéndose el duro delante del resto afirma - vámonos.- y lentamente se separa de la pared y sale fuera, mirando por encima del hombro a ver si le sigue alguien.
¿Arr...arrodillado ante quién dices? No lo haré si no es mi padre... ¡o el... o el Rey!, ¡qué blasfemia, pa...pastor! -gritó don Marcial con cierto rechazo. Sin embargo, sus palabras no eran certeras del todo, pues hasta el hijo de un gran conde teme a lo desconocido, y puede temer a las palabras de un simple pastor si dice ser capaz de conocer los designios del futuro... y del devenir, tal y como Miguel decía haber presenciado.
Os dejo que posteeis algo si queréis antes de continuar donde lo dejamos en la otra escena :)
Ricardo observó en silencio la escena. Escuchó atentamente al pastor y, al contrario que sus compañeros, nada de lo que dijo le escandalizó. Aunque no era capaz de practicarla, no era ajeno a ese tipo de magia y no le asustaba. Al menos ahora sabían que, si lo que el pastor decía era cierto, habría justicia. No es que eso fuese cosa mala en vista de lo que había visto y oído en aquel lugar.
Espero a que Marcial abandonase la taberna, y salió tras el.
Abandonáis la taberna.
Ahora si que pasamos a la siguiente escena.