Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Miércoles, 1 de Septiembre de 1971.
El día ha llegado al fin. El día está aquí. La radio despertador comienza a sonar con una musiquita que parece un poco sosa al principio, pero luego se anima. Y es que, por si nadie lo ha notado hasta entonces, el primer día de Michael en Hogwarts está a punto de comenzar. A las 11 sale el Expreso de Hogwarts hasta el castillo y no pueden perderlo. Nunca nadie ha oído otra forma de llegar a Hogwarts que no sea con el Expreso. Aunque seguramente sea solo para que todos se asusten y no lleguen tarde.
Se comienzan a oír ruidos en la cocina.
Bye-bye, miss american pie *va cantando*
XD
El día de ir a Hogwarts ha llegado, y nada más sonar el despertador, Michael salta de golpe de la cama. Fitzens se asusta y pega un respingo, corriendo a refugiarse a un rincón seguro bajo algún mueble. El chico va de una carrera hasta el cuarto de baño para asearse y arreglar su cabello despeinado por la almohada antes de bajar a desayunar. Pero no sin antes coger su flamante varita nueva, que ha pasado toda la noche en la mesilla junto a su cabeza.
En un momento está en la cocina, tan nervioso que apenas puede estarse quieto.
—¡Buenos días! —dice al entrar, echando un rápido vistazo para comprobar quién está ya allí.
De lo nervioso que está, a Michael le sale hasta un gallito*. En la cocina están sus padres que están preparando el desayuno y el almuerzo. Por todos es sabido, que el viaje en el Expreso en muy largo y parece que solo está el carrito de las golosinas. Parece que no están muy por la labor de proporcionar una dieta saludable en los viajes.
-Buenos días, cariño - le saluda su madre con una sonrisa.
Su padre deja el desayuno en la mesa.
-¿Preparado para el primer día? - le pregunta mientras pone otro plato a su lado, seguramente para Karen.
*me tomo la libertad literaria del master de poner eso XD Me hace gracia.
Michael da un beso a su madre y corre a devorar el desayuno. Los nervios siempre le dan hambre, y no recuerda ningún día en su vida en el que haya estado más nervioso que hoy. Asiente con la cabeza cuando su padre le pregunta, sin poder responder en seguida al tener la boca llena.
—Sí... —dice, antes de darse cuenta de que en realidad no está tan seguro de estar listo—. Bueno... creo que sí.
En ese momento se da cuenta de que no se ha fijado en su hermana. Mira alrededor, preguntándose si andará cerca.
—¿Y Karen? ¿Ya ha desayunado?
No he olvidado que Karen quiere la cabeza de Michael... xD
-Ha ido a buscar sus cosas para ya tenerlas listas.
Mamá Cramson se sienta a la mesa también para tomarse su desayuno que consiste en una taza de té, tostadas y huevos revueltos.
-Cuando acabes de desayunar, baja tus cosas y así estaremos listos para irnos. Tenemos que coger un taxi mágico para llegar a King's Cross.
Karen no tarda mucho en ir a la cocina y comenzar a desayunar después de saludar. Tras desayunar todos y bajar todo el equipaje, alguien llama a la puerta. El taxista está esperando fuera. Es un taxi normal por fuera, pero nada más abrir el maletero se nota que está modificado mágicamente. Se podría meter una casa ahí dentro.
Papá Cramson mete los baúles y demás equipaje en el maletero usando su magia. El interior del taxi tampoco decepciona. Es espacioso y cabría un equipo de quidditch entero. Van bastante cómodos, la verdad. Aunque los magos no suelen usar ese tipo de vehículos, para algunos viajes son más cómodos. Viajar por la red flu con un baúl más grande que tú no puede ser buena idea. No.
Adelanto un poco :D
Aunque no es la primera vez que Michael viaja en un taxi mágico, no suele hacerlo a menudo y siempre le impresionan. Según se alejan de la casa, mira hacia atrás por el cristal y observa como el único hogar que ha conocido se aleja. Si todo va bien, no volverá a verlo hasta Navidad... ¡o quizá hasta el verano!
Fitzens ronronea en las rodillas de Michael mientras el chico lo acaricia, cada vez más nervioso por el inminente viaje. Tiene unas ganas enormes de llegar al andén 9 y 3/4. Las veces anteriores que estuvo allí fue para despedir a Karen cuando esta partía hacia Hogwarts... pero esta vez, él también estará en ese tren. ¡Qué nervios!
—Jo, estoy deseando llegar...
-No tardaremos demasiado. Los taxis mágicos llegan antes a los sitios.
El taxi no es como el autobus noctambulo que puede meterse por cualquier sitio, pero si que puede viajar más rápido y de forma imperceptible para el ojo de los muggles. Se deslizan por la carretera, adelantando coches, sin que estos puedan ver nada raro. No tardan más de media hora en ver el perfil de Londres en el horizonte. Ahora solo queda moverse por sus calles y su tráfico. Por suerte, el taxi es mágico.
Solo tardan otros 15 minutos para aparcar frente a King's Cross. El bullicio de la estación no es tanto como lo sería primera hora, pero hay mucha gente entrando y saliendo de la estación. Es un enclave importante.
-Karen, Michael, id a coger un carro - dice su padre mientras saca del maletero los baúles y demás.
-Y Michael, Fitzens tiene que ir en su transportín hasta que suba al tren. Para que no se pierda - le recuerda su madre.
Michael asiente y abre el transportín para que Fitzens se meta dentro. Al felino no parece hacerle mucha gracia, pero Michael lo acaricia y le susurra.
—Venga, sólo será un ratito.
Una vez que Fitzens está dentro del transportín, Michael se vuelve hacia Karen.
—¿Dónde se cogen los carros? Necesitaremos uno grande...
Los carros están justo en la entrada de la estación. La estación parece bastante ajetreada para ser un miércoles. Además, la se puede ver a más familias de lo habitual. ¿Serán todas familias mágicas? No se puede saber a simple vista. Al fin y al cabo, los magos no llevan una marca que diga "Soy Mago". Aunque... ¿le ha parecido ver al cabellera dorada de Ivy? Bueno, ha demasiada gente para poder aclarar eso.
Karen también coge un carro para poder llevar sus cosas. Con uno solo, no será suficiente.
-Venga, que tenemos 20 minutos antes de que salga el tren y nos quedaremos sin compartimentos guays.
Michael intenta ver mejor entre el gentío, para comprobar si realmente era Ivy la niña que acaba de pasar. Pero hay demasiadas personas moviéndose de un lado para otro como para que sea fácil ver nada. Sigue a su hermana hasta los carros, y se apresura a coger uno para volver junto a sus padres y llenarlo con su equipaje.
—¿Cómo son los compartimentos guays? —le pregunta a Karen mientras caminan con paso rápido empujando los carros.
Es la primera vez que va a ver el Expreso de Hogwarts por dentro, y hasta ese momento no se le había ocurrido que hubiera diferencias entre los compartimentos. Empieza a preguntarse con quién le tocará compartir el viaje hasta el colegio. Ojalá sean personas amigables.
-Pues son compartimentos en los que caben 4 o 5 personas y puedes estar solo con tus amigos. Y no tienes el bullicio que tienes en los vagones normales. Los compartimentos se agotan muy rápido. Aunque siempre puedes colarte en alguno que tenga una o dos personas.
Llegan de nuevo hasta el taxi mágico.
-Mis amigas deben de haber guardado ya uno. Una de ellas vive aquí en Londres y tarda menos en llegar.
Los señores Cramson ubican el equipaje en los carritos y pagan al conductor.
-Venga niños. Queda poco tiempo.
Entran en la estación de King's Cross, al tumulto de gente, y se mueven entre ellos. No hay indicación alguna de dónde está el andén 9 y 3/4, pero ellos ya saben que se encuentra en la barrera divisoria de los andenes 9 y 10. Y siempre hay que buscar el momento exacto para cruzar.
-Iré yo primero - dice papá Cramson.
Se acerca como quien no quiere la cosa y se desvanece en el muro sin ser visto por los muggles.
Cuando se quedan parados frente a la barrera del andén 9 y 3/4, Michael se da cuenta de que hasta ahora, siempre la ha cruzado junto a mamá. Pero en esta ocasión lleva su carro y además, él mismo va a ir ya a Hogwarts. Así que quizá sea el momento de que cruce solo por fin.
Espera a que papá atraviese la pared de ladrillo mágico, y después respira hondo, se asegura de que ningún muggle esté mirando y empuja el carrito con fuerza para avanzar con decisión hacia la barrera. Ya la ha cruzado otras dos veces, así que sabe perfectamente que no habrá ningún problema... ¿verdad?
Michael coge carrerilla para cruzar y...
Atraviesa la barrera sin ningún problema. Aun no ha conocido a nadie que haya tenido problemas en cruzar, pero si supone un peligro quedarse parado justo en la entrada. Su padre hace señales para que se acerque y ha estado a unos segundos de que su hermana le arrolle cuando ella misma ha entrado en la zona mágica.
El expreso de Hogwarts está allí y el reloj de su salida marcha las 10.50am. Quedan solo 10 minutos para que el expreso se ponga en marcha hacia la escuela y no vuelva a hacer el recorrido inverso hasta navidad.
La última en cruzar es mamá Cramson.
Michael cruza la barrera sin ningún problema, y su padre tiene que decirle que se aparte porque se ha quedado tan embelesado que no ha podido quitarse de enmedio. El Expreso de Howgarts, en todo su rojinegro esplendor, lanza leves bocanadas de humo por su chimenea a unos metros por delante de él. No es que sea la primera vez que lo ve, pero esta es diferente. ¡Esta vez él irá dentro cuando parta hacia la estación de Hogsmeade! Menos mal que papá le ha indicado que se aparte, porque si no hubiera sido el carro de Karen chocando contra él.
Avanza junto a sus padres y su hermana, mirando alrededor y contemplando el andén lleno de estudiantes y sus familias. La inmensa mayoría son mayores que él, pero hay algunos que tienen aspecto de ser también novatos. Se pregunta cuáles de ellos acabarán siendo sus compañeros y si se llevará bien con todos.
—¿Cuánto faltará para que salga el tren...? —comenta distraído, para sí mismo.
-Quedan unos 10 minutos más o menos, así que toca subirse al tren y buscar sitio - dice mama Cramson.
Mientras van abriéndose paso entre la gente para poder llegar a alguno de los vagones que parezca menos transitado. Caras familiares, por haberlas visto en años anteriores, y no tan familiares se presentan ante ellos. Entre todo el gentío, hay alguna que le llama la atención...
Y... ¿Esa que ve allí no es Aylin? No hay duda que su compañera de clase en el colegio muggle parece también estar allí. Pero ¿cómo es posible? Pero sí, es ella, sin duda. Además, está con sus padres y parece que controlan bastante del tema porque no parecen ni fuera de lugar ni asustados por algunos magos vestidos de forma rara.
Michael está a punto de decirle algo a su madre, cuando sus ojos se abren como platos. Esa es...
—¡¿Aylin?!
El nombre de su compañera de cole se escapa de entre sus labios sin que pueda evitarlo. Es la última persona del mundo a la que hubiera esperado ver en el andén 9 y 3/4. Sonríe mientras se acerca a ella y mueve una mano para llamar su atención y saludarla.
—¡Aylin, hola! Eh... —ha estado a punto de decir "¿cómo tú por aquí?", pero hubiera sido un poco estúpido—. Me... ¡me alegro de verte! ¡Guau, no me puedo creer que tú también estés aquí!