Los dos oficiales partieron de la Sala Táctica sin mediar palabra. Nay avanzaba con solemnidad, sus pasos reverberaban. El paseo hasta la Sala de Oficiales donde estaban confinados los dos supervivientes imperiales estaba cerca, sólo tenían que regresar al Centro de Mando siguiendo el pasillo al final y girando un ligero recodo. Nay no medió palabra alguna. Una vez en el Puente de Mando sólo tenían que seguir el pasillo hasta el final: la puerta de acceso estaba custodiada por dos miembros de la Marinería.
Nay tomó su tarjeta y abrió la puerta apuntando con su arma.
- Bien señores tenemos que hablar.- el Doctor se incorpora y clava sus ojos almendrados en los dos oficiales - Esta es el Teniente Dajus y a mí ya me conocéis, sugiero que colaboréis.
- Devuélveme el lingote, es de mi propiedad