Partida Rol por web

Caminamos por largos pasillos de piedras frías e iluminación un tanto gris. Pronto llegamos al inicio de una torre y comenzamos a subir cada vez más descubriendo poco a poco pequeños dibujos en las paredes, de proncesas, príncipes y dragones, de hadas y magia.  A medida que subimos se van haciendo más y más frecuentes, y se hace más evidente que son dibujos de alguna pequeña. De pronto me detengo en seco y señalo particularmente uno de los dibujos que allí se encuentran.

-Éstos eran los dibujos que hacía cuando me traían aquí de pequeña para irme acostumbrando a la torre, cada vez me dejaban un tiempo más largo que la anterior y ésta princesa.- Una muñeca dibujada a palitos con un vestido rosa y un cabello largo y lacio con estrellas en la cara. - Soy yo.- Le digo a Louis con un tono casi neutro para después continuar, cada vez con mayor calidez. -Lo que tiene en el rostro no son hermosas estrellas, son las brillantes lágrimas que derramaba sola y encerrada en esta torre oscura y sin brillo, la dibujé así para que Disney no se diera cuenta, pues supuse que me devolvería al pueblo de donde me sacó. Ahora no sé qué habría sido peor...

Dicho esto continúo subiendo sin esperar respuesta del príncipe, el ambiente en las largas escaleras de la torre cambia a medida que subo tornándose más frío, incluso las piedras comienzan a ser un poco resbalosas a causa de la humedad acumulada y congelada. Poco a poco se forma escarcha alrededor de las paredes y el suelo y comienza a helar. A pesar de ello yo continúo como si nada con mi vestido, -ya estoy bastante acostumbrada al clima frío.- Le comento al príncipe, a quien veo tiritar tras de mí aún cuando intenta disimularlo.

Entonces me detengo nuevamente y aparto un poco de escarcha de una de las paredes descubriendo el pomo de una puerta, la abro con cuidado y saco un abrigo de piel viejo y un poco enmohecido por tanto tiempo de encierro. -Si no te opones será mejor que te lo pongas.- Le digo sin más para luego aventárselo y continuar escaleras arriba.

Después de unos diez minutos más de subir escaleras y luego trepar la roca destruída llegamos a mi habitación, que no posee puerta puesto que ya es suficiente tortura y aviso de intrusos el escalar semejante pared.

-Y he aquí mi habitación.- Digo ya más alegre lanzándome sobre mi enorme cama con dosel y sábanas de seda color vionotinto. - ¿Qué te parece?- Le pregunto con un amplia sonrisa al príncipe.

La habitación de Rapunzel es también de piedra, como el resto del castillo, pero se diferencia de éste porque las rocas que conforman las paredes tienen unas tonalidades salmón y violeta que contrastan y le dan luz y calidez al frío dormitorio. Además, las paredes están decorados con hermosos cuadros al óleo pintados a mano a los que la princesa se tomó la libertad de darles un poco de personalidad añadiéndoles otros dibujos, viñetas y conversaciones de la más diversa índole, sin duda para dar un poco de color a sus aburridos días de encierro.

También hay en una esquina de la habitación, frente a la ventana, un enorme clóset con toda clase de ropas... de escalada, botas de pico, aintiadherentes, aintiresbalantes, picos, palas, kit de primeros auxilios, y un sin fín de accesorios de semejante deporte extremo. Por otra parte se veía a un lado de la cama un foto suya con todas las princesas y con Pocahontas luciendo unos inmensos bigotes y vellosidades varias además de alguno que otro diente negro.

Por lo demás se veían regados por el suelo varios libros y calcetines, alguna que otra coleta y una revista con título que hace alusión a un fuerte contenido feminista. Así como también una diana con una foto de Pocahontas con varios hoyos probablemente hechos por los dardos que descansaban también en la mesita de noche.

Sigo a la princesa como puedo, pués el aire frio que recorre la torre, hace que castañetee los dientes y que tiemble de pies a cabeza... ¿Como ha podido vivir asi?, supongo que eso de que el frio sienta bien para el cutis de las mujeres, pero esto ya es pasarse. Después de recorrer un monton de mosaicos de los mismos temas que me trillaron un monton de veces a la academia. Veo uno de sus dibujos, en la sencillez y creatividad de Rapunzel para mostrar sus sentimientos me abruma, y le remito:- Supongo que a las princesas tampoco os dejan llorar, el sueño de hadas termina costando lagrimas que tienes que finalmente tragarte...- miro un momento al vacio, mientrás hago la reflexión, cuando vuelvo a la realidad le hago un ademán para que no se enfade más por su dolor de cabeza.

Cuando al final de otro temblor, terminando estornudando fuertemente, me mira divertida y me da un abrigo de cuando era pequeña, por lo tanto me viene pequeño, y parezco un pingüino verde, eso si estoy bastante abrigado. Solo puedo decir un gracias quedo... mis dientes todavia no responden demasiado excepto para un baile de claquet. Llegamos a su habitación, como me doy cuenta tambien la austeridad a pesar de los dibujos y lienzos, junto con sus cachivaches extraños para subir a las montañas y sus revistas... femeninas me hacen pensar en la fuerza del caracter de esta mujer:- Perdona, Rapunzel, me podias decir para que se utiliza cada uno de los equipos, la verdad lo veo muy interesante- Me fijo en la cama, dios eso si es una suertuda, en mis literas era tabla sobre una pobre colchoneta... dios hubiera matado por esta cama... Le miro a los ojos, se ha dado cuenta de que he estado mirando a la cama... y me invento una excusa:- Perdona, es que siempre me han dicho que las princesas duermen sobre 100 colchones y demás rollos...- Haber si cuela...

-¡Ah! mi equipo...-  Digo ignorando el último comentario del príncipe mientras me acerco a ellos y los voy tomando uno por uno para meterlos en un bolso enorme y colgármelo a los hombros.

-Si quieres saber cómo se usan vendrás conmigo a que te muestre mi pico fantasía, es el mejor lugar del mundo.- Le digo con una enorme sonrisa. Acto seguido me lanzo por la ventana cual suicida irracional.

Pero el príncipe se lleva una sorpresa al ver que no me he lanzado para matarme sino más bien para caer sobre un enorme tobogán que atraviesa las nubes para llegar finalmente hacia los jardines del hermoso castillo.

Yo avanzo sin mirar atrás y riendo en mi interior al pensar las sensaciones y los pensamientos que han de pasarle por la cabeza al príncipe en estos momentos. Después de una larga caminata llego finalmente a la falda del pico, donde de una vez se divisa una enorme saliente casi lisa y con evidencias de haber sido muy usada.

Al voltear y notar que el príncipe no está conmigo me siento bajo la sombra de la enorme piedra a esperarlo.

Cuando veo pasmado como la princesa se lanza por la ventana, solo pienso en que se ha suicidado para no estar conmigo... Pero después veo el tobogan y a la bella señorita resbalando hacia el lejano valle... Nunca quisimos vivir para siempre ¿no? y me lanzó detrás de ella. Solo puedo sentir la velocidad, y la sensación de que el estomago se despide de mi por la boca... Mi vida pasa por delante de mis ojos, en verdad que no es precisamente muy bonita, más bien todo lo contrario... Dios que horrible estaba con ese aparato de dientes y lo de hacerme llevar el traje de marinero durante un año fue cruel y triste la verdad... En mientrás que estoy en mis ensoñaciones, caigo unos metros más lejos, rebontando por la hierba para finalmente estamparme contra un arbol.

Cuando por fin saca mi cara de las grietas del mismo oigo detrás de mi un "ha sido ese", veo como 4 malandrines armados de palos, mientrás que veo al muchacho que piso la hierba del castillo. Ese pequeño bastardo me la ha tenido jurada.- Malandrines, probareis el filo de mi espa...- tiento mi cinto y veo que mi espada esta unos cuantos metros despedida por la caida. Uno de los hombres dice:- Chaval, creo que esta vez vas a recibir del filo de mi palo jajaja- otro se rie - Muy buena Phil...- -Gracias, la verdad es que cuando estoy preparandome para una paliza me salen tal que asi- Mientrás estan discutiendo, salgo de najas, no es una actitud muy principesca pero tampoco lo es que te peguen una paliza la verdad. El niño se queja, alertando de mis intenciones, pero una vez que escapas de mi Yaya, puedes escapar de la muerte en caballo...

1 hora después...

Recorcholis con el niño... en verdad ese niñato tenía amigos por todas partes, después de esquivar a los 4 tipos, me encontre con una banda de matoncillos, después con unos guardas, con unas amas de casa, con unos leñadores casualmente familiares del niño... Solo se que tengo el tic del ojo, y que me he quedado sin espada... por fin dando un rodeo, consigo llegar donde Rapunzel, aunque con el pelo desmarañado y con la ropa hecha un harapo. Intento hacer una pequeña reverencia pero me caigo al suelo:- Lo siento, imprevisto varios... ¿Quieres enseñarme que te gusta hacer?-

- Ja,ja,jaja. Parece que os lo estais pasando muy bien chicos. Siento estropearos la diversión.- Feliz haciendo honor a su nombre se muestra encantado con los juegos de la pareja. - Lilith quiere que vayais en cuanto podais al salón del té. - Ofrece una gran sonrisa disculpándose por haber interrumpido- Me ha pedido que os acompañe.

Espera pacientemente con las manos en la espalda y una gran sonrisa en su rostro.

Justo en el momento en el que iba a preguntar al príncipe qué le había sucedido e iba a actuar para ayudarlo Feliz aparece a interrumpir.

-Gracias por avisarnos Feliz, ahora mismo iremos.- Acto seguido me dirijo al salón de té sin demasiada prisa y volteando a mirar constantemente a Louis por si acaso se desploma en algún momento.

Me alejo del comedor a grandes zancadas y subo con rapidez a mi habitación, esperando que Louis sea capáz de seguirme el ritmo.

Entonces me lanzo a la cama suspirando -Definitivamente me encanta mi torre.- Pienso con satisfacción, acto seguido me levanto y contemplo mi habitación deteniendo la mirada al llegar al guardaropa, me dirijo a él enérgicamente y guardo las cosas que traía de donde Maléfica. Al ver que Louis no llega entro al baño y me lavo la cara para quitar un poco el polvo. Ya me bañaría cuando hubiese hablado con él pero primero lo primero.

-¡Bonachón!- Susurro para llamar a mi enano favorito, quien enseguida aparece trepando por un agujero secreto especialmente diseñado por los dos para esta clase de situaciones.

¿Sí?- Pregunta asomando su cabecita por el agujero

-Busca una botella de vino y dos copas, rápido- Le ordeno con suavidad. A Lo que el enanito desaparece y para segundos después volver algo sudoroso con las dos cosas -y pastitas por si acaso- Me dice el muy alcahuete con una sonrisita pícara, él sabe muy bien lo que me encanta comer galletitas a toda hora.

Acto seguido me siento a esperar al príncipe.

LLego al poco tiempo, quizás algo cansado... pero después de derrotar a un dragon es normal estar algo cansadillo.  Veo a uno de los enanos subir y bajar las escaleras a toda prisa. Nunca me quejare de su comida, eso lo tengo seguro, esa hogaza nos ha salvado la vida... Pronto llego hasta la cuspide de la torre, y en ella veo a Rapunzel que esta muy hermosa, como de constumbre, creo que le va bien esto de las emociones. Sus ojos brillan con cierta luz traviesa, que hace un mundo. Cuando ya estoy cerca le comento:- Bueno, Rapunzel, ¿De que querias hablarme?-

Me acomodo en el asiento un tanto apenada mientras que Bonachón le ofrece al príncipe pastitas y la copa de vino. Al escuchar su pregunta me siento ruborizar pero no agacho la cabeza para ocultarlo sino que intento controlarlo.. inútilmente.

-Bien... Louis... pues...- Tomo un sorbo de vino -No debería evadirme tanto, debo ser directa.-

-¿Esperas algo de mí... o... de... nosotros después de lo sucedido con el dragón?- Le pregunto un tanto incómoda -Ahí voy de nuevo ¿Por qué siempre le doy tantas vueltas al asunto?-

Sonrio ante la reciente timidez de Rapunzel, y le comento:- No tenemos que ser pareja por que el destino lo haya dicho asi... pero si porque nosotros dos deseemos eso- Y riendo ante el combate del dragon:- Además no creo que en ningún destino dijera que se derrotara a un dragon de un golpe de pan, sea lo más romantico del mundo ¿No?...- Ya algo más serio, me siento a su lado:- Eso si, yo no quiero ser principe, yo me conformo con ser un guardian del bosque, ya estoy harto de parafernalia y demás... si quieres a un montaraz en ciernes, aqui estoy- Y la miro esperando una decisión suya...

Suspiro aliviada y le miro a los ojos para decirlo lo que siento.

-Louis la verdad es que aún es muy pronto para decidir si me gustas o si quiero estar contigo el resto de mis días, aún somos jóvenes y estamos a tiempo de conocernos mucho mejor antes de entablar una relación más íntima.- Bebo un poco de vino mientras estudio su reacción y continúo.

-No me importa si eres príncipe del reino o limpiabotas del mercado, mis amigos son mis amigos sin importar el título que tengan, pero he de decirte que la decisión que has tomado será muy difícil de entender por parte de Disney y posiblemente no te permita llevarla a cabo.- Le advierto. - De cualuier modo cuentas conmigo y si el viejo Disney se molesta pues yo saldré en tu ayuda, no lo dudes.- Le digo esta vez con una sonrisa sincera

Me pongo un poco cabizbajo... al fin al cabo me ha dado calabazas la mujer que amo, aunque no me ha cerrado las puertas. Y por otra cosa no, pero a tozudo no me gana nadie... - Bueno... Aunque lo que me fastidia, es que mis otros compañeros se llevaran a la chica, sin haber pegado un palo al agua con lo del dragon... bahh bueno, al menos tendremos derecho a roce ¿no?-Espero su respuesta, y antes de que me desconyunte de un golpe reclamo:- Era broma era broma ... Bueno, si quieres podemos seguir charlando y sino, pues bajamos abajo, supongo que nuestros "papas" se estaran divirtiendo con toda esta vodavil...- comento con cierto aire triste...

Haciéndole una señal con el pulgar a Louis, Sabio entra en la habitación. Guiña un ojo al príncipe, y habla para los dos:

- Chicos, me han dicho que os avise para la cena.

Vuelve a salir, sin molestar, muy sonriente.

Lo miro con recelo por su último chiste pero luego me apiado de él y lo tomo de la mano, abro la puerta secreta de mi habitación y nos quedamos encerrados en un pequeño cuarto de 2x2.

-Hace calor.- Le digo casi sin importancia, luego cuando comienzo a verle sudar por la situación río por lo bajo y ordeno con voz clara y firme

-¡Al comedor!- Entonces el pequeño recinto se ilumina como si se cargara de alguna clase de energía y en pocos segundos vuelve a la normalidad.

-Es un portal mágico.- Le explico al príncipe al ver su cara de estupor. -Es una forma más rápida de trasladarme hacia cualquier parte del castillo desde la torre.- Le comento con toda la naturalidad del mundo y, acto seguido, vuelvo a cojerlo de la mano y salimos de allí casi de frente al comedor, a nuestras espaldas las paredes vuelven a la normalidad mientras nos dirigimos a nuestros respectivos puestos.

La noche había transcurrido un poco calurosa, por lo que me costó al principio dormirme. A medida que avanaba el tiempo me entregué poco a poco a los brazos de Morfeo y me dejé llevar.                                      

      Sin saberlo me encontraba ya volando entre las nubes y bajo la cálida luz del sol. Desde mi altura podía ver todo el hermoso y fantástico reino de Disney. Decidí descender un poco cuando vi archi-mega-recontra odiada enemiga Pocahontas cantando mientras caminaba y decidí que era el momento de vengarme.

-Aún siendo un sueño debo aprvechar cualquier  oportunidad que se me presente.- Pensé, por lo que rauda bajé a recoger un enorme melón de los jardines de Lilith y volé nuevamente, calculé la trayectoria, según el peso y el viento, observé su comportamiento, su actitud totalmente inocente ante el peligro que le acechaba...

-Pero se lo merece.- Pensé con rabia y frustración, por lo que dejé caer el enorme  fruto y una sensación de júbilo se apoderó rápidamente de mí. No pude evitar esbozar una macabra  sonrisa antes de que sucediera, pero justo milésimas antes que se consumara el acto lo sentí.

-Es hora de levantarse señorita, hoy es un nuevo día... tiene usted....- Pero yo no lo escuchaba, la furia se apoderó de mí y me levanté de golpe, tropezándole y haciéndole tambalear un poco antes de darse cuenta de lo que sucedía. Sabio me miró con sus profundos ojos adivinando mis pensamientos y se retiró.

-Estúpidos cmpromisos sociales... ya verán...  ¡Compromisos sociales!...- Pensaba molesta

Una vez aseada me recojo el cabello en una cola enrollada y saco del clóset un vestido casi enmohecido, lo miro con asco y lo tiro sobre la cama, operación que repito unas tres veces más antes de darme por vencida, recordando que jamás había tenido la intención de ponérme esos vestidos o siquiera sacarlos de su lugar.

Mientras lanzaba un suspiro se apareció una vez más Sabio con una mirada tierna y un vestido rojo que combinaba a la perfección con mi cabello escarlata y ojos azules. Yo sorprendida no pude más que decirle muy agradecida:

-Gracias amiguito, tu siempre estás cuando te necesito.- Le besé la frente y me dispuse a cambiarme con rapidez, pues ya casi de hacía la hora de bajar. Luego me calcé las zapatillas, que gracias a los dioses no estaban tan abandonadas como los vestidos, y bajé de mi torre al gran salón para la "Reunión fromal" a tan tempranas horas...