Partida Rol por web

- S.O.S. Yate St. Louise. S.O.S... - Oliver volvió a intentarlo mientras mantenía la cabeza apoyada contra el volante de la embarcación y agarraba el comunicador por radio con la mano.

Empezaban a perder la esperanza de que alguien les contactara con ellos, cuando en la enésima prueba de Oliver por tratar de contactar con alguien a través de la radio, algo sucedió.

- Adelante St. Louise. Adelante. Guadacostas de Santa Cruz. Adelante St. Louise. - Se escuchó al fin.

... Oir algo en la radio me saca de mi teoría de que hay una anomalía Electro-magnética que nos afectó friendo la electrónica de abordo, y los sistemas de telefonía móvil, además de la brújula... joer, lástima porque era una teoría de puta madre... hasta parecía inteligente cuando la solté! ... y eso es raro en mí.

Tras el instante de silencio al oir el mensaje radio, Oliver sigue teniendo el comunicador en la mano, pero, en vez de abalanzarme como un poseso a pedir socorro, sin poder dar pistas de donde gaitas estamos, porque ni idea de como se llamaba la zona a la que habíamos ido... me dedico a intentar ver si el motor arranca; esto viene a ser como  un coche, no? ... habrá un botón para ponerlo en marcha... o alguna lucecita encendida que diga que tenemos máquina...

-Rápido! ¿os funcionan los móviles??

Estamos fuera del radio de las antenas de móvil, así que cobertura, como que nada, pero... los gps de los teléfonos nos dan coordenadas, y eso es útil para decírselo a los guardacostas...

... por cierto... ¿donde dejé mi móvil????

Aquí el St. Louise. Nos hemos quedado a la deriva cerca de... Y pasa las últimas coordenadas que tenía apuntadas en la ruta. El motor no arranca. Necesitamos que nos remolquen al Puerto. Comento rápidamente Oliver.de lo único que se ocordaba de las lecciones sobre cómo manejar la radio en el curso de capitán era que había que usar frases cortas y que no dieran lugar a dudas. 

La idea de John de mirar su teléfono móvil fue bastante buena. Si funcionaba la radio, tenía por fuerza que funcionar Internet, aunque también era cierto, al menos en su cabeza, que la cobertura móvil para llamar por teléfono, no estaría disponible por el momento.

Pero no... Ni podía llamar, ni podía consultar internet o su ubicación. Tan solo habían tenido suerte con la radio. Esa era sin duda una mala noticia, aunque ya era mejor que nada.

Fuera como fuera, tras el mensaje de Oliver, el cual fue precioso y fue al grano, esperaron una nueva respuesta por parte de los guardacostas. Pasaron unos segundos sin respuesta y Oliver miró a John y John a Oliver. Paso un minuto y luego dos, pero nada... Nada de nada. O hubo más respuesta.

Y entonces, pasados casi cinco minutos...

- ...tas. St...aje... Conf... cación... - El mensaje de radio de escuchaba entrecortado. No sé entendía nada.

¿Qué pasa? Pregunto con cierta desesperación. Esto no es normal. Empezó a toquetear los diales de la radio tratando de sintonizar de nuevo el canal de emergencia. Estas radios son muy seguras, no son como los teléfonos móviles. 

Oliver estuvo toqueteando la radio y los cables, pero nada. Pasada casi media hora ya habían perdido la esperanza de volver a contactar con el puerto, los guardacostas o quién quiera que estuviera al otro lado de la radio. ¿Habrían recibido el mensaje correctamente? Podía ser, pero también podía ser que no. ¿Habrían salido en su búsqueda? Sólo podían rezar para que así fuera...

Y fue pasando el día. Y comieron. Y pasearon por la cubierta. Y se sentaron en los camarotes. Pero no hablaron demasiado y cuando lo hicieron fue con pocas palabras y con un monotema... ¿Que carajo estaba pasando y como regresar a casa?

¿Alcohol, drogas, música, sexo...? Ya nada de eso importaba. No negarían que lo habían pasado bien hasta el momento, pero a partir de ahora, la cosa se ponía fea, fea de verdad. Incomunicados y a la deriva. Esa era su triste realidad actual.

- Vamos joder, tenemos que animarnos. Seguramente haya alguna explicación lógica a toda esta mierda - rompió Hugo aquel deprimente silencio. 

Es cierto que los ánimos estaban bajo mínimos, pero también es cierto que no habían habido mas golpes ni más problemas, e incluso un rayo de esperanza salió de aquella radio. Era la única forma de ser positivo.

- Creo que lo mejor será abrigarnos bien, tener a mano las cosas que podamos necesitar y esperar a mañana, sobretodo a que se vaya esta niebla. - intentaba transmitir positivismo al grupo. - Voy a preparar un par de mochilas con linternas, algo ropa, cuchillos, cuerdas, algo de comida... cualquier cosa que pueda ser útil, y la voy a intentar impermeabilizar, en algún sitio de este maldito barco deben haber bolsas.

Aquella espera le estaba matando, en otra situación no le importaría estar tirado con una cerveza en la mano, pero esa situación ya solo era un recuerdo, no podía estar quieto mirando la niebla pasar por sus narices.

- Si encontráis boyas o chalecos salvavidas también estaría bien, bengalas... cualquier cosa que sea útil, las deberíamos juntar todas aquí, que estén a mano.

Stacey estaba sentada en una de las sillas de cubierta, con las piernas subidas y encogidas sobre sí misma. Estaba asustada, no podía disimularlo. Se cogió la manga de la chaqueta y la mordió. Habló en voz alta.

- Nosotras ya hemos preparado dos mochilas, Hugo. Las tenemos listas -sonrió, tímida-Eso de la brújula da miedito. Es como en las pelis, en las que desapareces y sales luego cien años después. Ya se que parece una tontería grande, pero las cosas pasan...El Universo, la Tierra, son entes vivos con infinitos misterios. Y no se, ¿y si nos ha tocado a nosotros?

Se había entusiasmado cuando recibieron comunicación del guardacostas, pensó que ya estaba todo solucionado. Así que el palo fue peor cuando regresó el silencio- Seguro que nos han oído, y saben donde estamos. Ahora mismo deben estar navegando para encontrarnos. La niebla lo hace más lento, solo eso. Claro. 

Intentó transmitir optimismo con sus palabras y su sonrisa alegre. Decidió liarse un peta para hacer más llevadera las horas. Así puede que se entonara un poco, olvidase su ansiedad y quizá se animase a tocar la guitarra. Buscó con la mirada a Lian.

-Ven a mi lado, Bizcochito.

¡Joder! No voy a poder seguir con el entrenamiento. ¡Menuda mierda! Dijo mientras le daba un puñetazo a uno de los mamparos del barco, y seguramente con la abolladura que hay causado seguramente habían perdido la fianza del barco. Para Oliver, el entrenamiento lo era todo. Él vivía de su físico. No podía permitirse perder un día de entrenamiento y además haber bebido alcohol. 

Con esta niebla es probable que no salgan a buscarnos, esperarán a que se disipe para mandar un barco o el helicóptero. - No se veía nada, lo bueno es que habían cesado los ruidos y los golpes. Aún así la situación era de incertidumbre y tensión. - Vamos, vamos, que no se acaba el mundo. Habéis dado la posición, así que, ahora toca esperar.

Mirarlo por el lado positivo, vamos a volver con una muy buena historia que contar - desconozco el número de likes que me pondrán cuando la publique en facebook; las preguntas que me harán... Una pena no poder hacer fotos y subirlas a internet. - Espera, espera - tengo cámara de fotos - venga, poneros ahí juntos, vamos a retratar este momento - pongo el automático en la cámara y nos hacemos fotos con la niebla de fondo. - Si me llego a acordar antes que la tengo, le hubiera hecho fotos al bicho del agua - una pena.

Bizcochito abraza a Stacey, y se queda a su lado.

Frustración era lo que Lucie sentía al no ver el problema que pudiera tener el motor del barco. Por más que lo miraba no veía nada raro, joder, si incluso se veían las piezas nuevas. Se alejó de allí desconcertada, escuchando las noticias que tenían el resto de sus amigos. La brújula iba como el culo y había perdido el norte, nunca mejor dicho, y la radio no parecía dar señales de vida... O sí.

Por unos instantes la esperanza volvió a ella al escuchar la voz al otro lado de la emisora, pero la inicial alegría duró demasiado poco ya que, aparte de un entrecortado mensaje que no se entendía una mierda y después de angustiosos minutos de espera, el aparato volvió a su mutismo inicial.

—Esto es una locura —comentó sin ocultar la preocupación que sentía—. Ni móviles, ni radio, ni motor... Joder que puto desastre.

Vio cómo sus compañeros preparaban sus cosas como si fueran a desalojarlos en aquellos momentos, no entendía muy bien aquella paranoia de Hugo pero, si lo pensaba detenidamente, quizás tuviera razón así que, imitando lo que habían hecho el resto ella hizo lo mismo. Fue rápida ya que, al fin y al cabo, aún no había desecho su maleta así que traspasó las cosas que consideró más importantes a la mochila donde había llevado la bebida y se guardó en el bolsillo de su pantalón su preciada navaja. Con ello volvió a subir a cubierta.

Cogió una cerveza, aunque no tenía pensado emborracharse ni de coña, y encendió un cigarrillo mientras veía cómo sus amigos apilaban las cosas que creían que podían necesitar en el centro de la cubierta.

—Parece que nos estamos preparando para abandonar el barco —dijo intentando mostrar buen humor—. Quizás algo de comida no estaría mal tampoco.

Justo en ese momento a Lian se le ocurrió sacarles a todos una foto, aunque dudaba mucho que con aquella niebla fuera a quedar muy bien.

—Pa-ta-ta.

Después se quedó apoyada en la borda con la cerveza en una mano y el cigarro en la otra mirando hacia aquella perturbadora niebla.

—Sólo espero que ese bicho no vuelva a aparecer, si es que en verdad era un bicho —musitó para ella.

Me cobijo en el abrazo de Lian. Le doy una calada al peta. Tal vez no es el mejor momento para fumar, pero necesito quitarme esta ansiedad que me oprime el pecho. La maría ayuda. Se lo paso a Lian, le doy un beso en la mejilla.

-Va, tranquilízate, Oliver. Solo es un día, dos. Ven, dale una calada.

Me arrebujo en el regazo de Bizcochito. Soy afortunada, pienso. Me gusta el olor de su cabello, de su piel. Estoy reflexiva, un tanto ausente. Mis ojos caen en la figura de Lucie- Eh, Lucie, ven, ven con nosotras. No te quedes ahí sola. Ven aquí, va.

Joder. que bajón...

La esperanza, según vino por un lado, se fué por otro; esperemos que al menos captasen el mensaje; esas cosas suelen quedar grabadas, porque luego las sacan por la tele, así que...  q esperar.

Veo que hacen preparativos por si las cosas vienen mal dadas, pero prefiero quedarme de vigía; como no se ve una mierda por la niebla... en el puesto de arriba, si bien no hay horizonte que ver, sí que puedo ver las aguas circundantes más próximas,... por si acaso

Al ver que Oliver está de bajón, intento consolarle con lo que se que la anima más

-Tío, tranquilo; haz una cosa, márcate unas abdominales y unas flexiones de esas de brazo, la plancha, creo que se llama... seguro que a las chicas les pone

Se lo digo guiñando ostensiblemente un ojo; cuando hay bajón , un payaso tiene que aparecer, como si fuese Batman, y me ha tocado a mí ser el payaso, me parece.

... Y ya puestos a hacer algo positivo... si no se ve, sí que se puede oir, así que les digo al resto de la peña:

-Chicos, tal vez sería buena idea hacer señales audibles; pasadme un cubo vacío de hielo, y si es metálico, mejor, una botella de cristal, y tocaré como si fuese un tambor,  o unos bongos, para que si pasa alguien cerca, nos oiga...

Cayó la noche sin que nada más sucediera. Comísteis algo ligero, había que racionar las provisiones, y finalmente os fuisteis a dormir. La nota positiva era que durante todo el día, no había vuelto a sentirse golpe alguno en el casco del barco, pero la niebla y la incertidumbre persistían.

De pronto, en mitad des noche, un nuevo golpe sacudió la embarcación. Todos despertásteis de golpe. Uno a uno y en parejas, vais saliendo de vuestras habitaciones y os dirigís ansiosos a la cubierta. Es noche cerrada y prácticamente no se ve nada por culpa principalmente de la niebla que oculta la luz de la luna y las estrellas.

No obstante y gracias a las linternas, una vez salieron al exterior, pudieron comprobar que era lo que había sacudido la embarcación. Ante ellos se abría paso una transformación del paisaje tan prodigiosa e inesperada, que casi creían que estaban soñando. Pudieron observar que se encontraban ante una especie de lodazal viscoso y negruzco que se extendía a su alrededor, con monótonas ondulaciones hasta donde les alcanzaba la vista. El yate se había adentrado unos metros en dicho lodazal y había quedado aparentemente embarrancado.

La zona estaba corrompida, decenas de peces descompuestos y otros animales menos identificables se veían emerger en el cieno de la interminable llanura. Nada alcanzaba a oírse; nada había a la vista, salvo una vasta extensión de légamo negruzco y una absoluta quietud y la uniformidad en el paisaje provocaría un terror nauseabundo hasta en el más valiente.

Un golpe (otro más), y nos despertamos... pero tras el instante de incertidumbre, nos damos cuenta de que echamos de menos el  balanceo del mar; al salir de la zona de camarotes, descubrimos que hemos encallado en alguna especie de superficie... podrida, por poner un calificativo

Mientras oteamos, tenemos la suficiente presencia de ánimo como para pensar que tal vez sea buena idea hacer tierra, y eso implica... tener cosas a mano que bajarse

-Chicos, tenemos que elegir, seguir en el barco o echar pie a tierra y probar suerte; en el mar, con esta niebla, y sin motor ni comunicaciones, a saber cuanto podemos tardar en ser encontrados; en tierra, o lo que sea esto, lo mismo es más fácil.

La noche es tranquila. Me cuesta dormirme, la angustia merodea en nuestro camarote, y el miedo acecha a nuestro alrededor. De madrugada consigo conciliar el sueño, abrazada a Lian. La necesito como punto de apoyo, un asidero para no caer en el abismo del miedo.

Pero por la mañana la cosa cambia. Cuando veo todo ese horror me asusto muchísimo. Mi cuerpo empieza a temblar, mis temores se han hecho realidad. Desde la barandilla comienzo a gritar:

-¡Lo veis, lo veis, es lo que decía ayer, algo nos ha tragado y nos ha escupido a este lugar, es horrible, apesta, es un maldito pantano lleno de cadáveres!

Miro sin comprender a John- ¡Yo no voy a ningún sitio, esa putrefacción acabará con nosotros, no lo ves! ¡De aquí no me muevo!

Necesito calmarme, pero mire donde mire solo veo pesadilla.

-¡eso es, esto es una puta pesadilla, no es verdad, no está pasando!  -y vuelvo corriendo a esconderme en el camarote.

- Pero Stacey, esper... - no le dio tiempo a terminar la frase cuando la joven ya se había encerrado en dentro del barco. - Joder... - masculló mientras se llevaba la mano a la cara y observaba el espeluznante exterior.

La preocupación podía verse en sus ojos, en su cara. Había salido del camarote con lo puesto tras escuchar el golpe, pero deseaba que todo aquello hubiera sido una pesadilla. Agitó su cabeza, intentando despertar, pero no surgió efecto. En cada parpadeo, las vistas parecían peores.

- Creo que John tiene razón, quizás deberíamos bajar con cuidado e intentar conseguir cobertura o ver si encontramos a alguien, no sabemos si quiera ni si nos están buscando. - comentó con resignación - Quedarnos en un barco encallado no solucionará mucho.

Dando unos pasos hacia atrás, se dirigió de nuevo hacia el interior del barco - Voy a prepararme y a coger la mochila.

Una vez preparado, con una mochila cargada y la otra en la mano, visitó a Stacey.

Toc, toc. - ¿Stacey? - preguntó a la puerta. - Vamos fuera anda. Lo mejor es que estemos juntos. Es simplemente una zona poco explorada, seguro que hay cobertura.

Otro golpe, con todo lo que eso significaba. Sin embargo, esta vez fue distinto habíamos encallado contra ¿un vertedero, un pantano, marismas? lo que fuera aquello a la vista no era agradable de ver, pero era tierra. Así que, el estar varados y sin rumbo en mar adentro, expuestos a bichos marinos o tiburones había cesado. Aun así, el panorama que teníamos delante estaba lejos de ser ideal y prometedor.

Seguimos en el culo del mundo, aunque aquí los tiburones no nos pueden hacer naufragar - con todo lo que conlleva irse al agua habiendo tiburones y más como de aquel tamaño. 

Hablaré con Stacey, de todas maneras de noche no vamos a salir del yate y aventurarnos por ese lodazal; pero eso no te quita Hugo y John que exploréis la zona, aprovechando la luz de la luna - como una pareja de enamorados - de todas maneras, no os alejéis mucho. - Mañana, una vez haya amanecido ya entonces sí que podemos aventurarnos a explorar todos la zona- O hablarlo tranquilamente, una vez que lo hayamos consensuado con la almohada, porque los guardacostas están buscando un yate, no a unos excursionistas en un pantano. Creo que, sin niebla, es más fácil de ver un yate en el mar que a 6 personas tierra adentro.

Oliver, ¿en los mapas figura algo así? - Para saber dónde nos encontramos. Sería interesante saber si funciona ya la brújula o no, que no es lo mismo llegar a costa de USA que a la de México.

(Qué tirada más exitosa!!!!)

Stacey, tranquila, tienes que comprender que el yate ahora nos da una seguridad, pero a la vez nos sitia y nos quita libertad - trataba de hacerla comprender o convencerla de que, el barco estaba bien como refugio pero que necesitábamos contactar con el mundo exterior, comunicarnos y que sin cobertura o sin radio, si el motor seguía sin arrancar estábamos igual de mal en el yate - Sé que un pantano no es la solución que estábamos buscando, pero es tierra, no hay tiburones - De todas maneras, mañana, de día se verá mejor, esperemos que la niebla se vaya.

Fuera de los sustos y la incomunicación estamos bien, nadie ha sufrido ningún daño - hay que ver las cosas en positivo, vale que no estaban saliendo las cosas como habíamos pensado pero tampoco se había muerto nadie. -Estamos juntas - abrazo, beso, beso, abrazo... edredón por encima y jugamos al submarino.