Partida Rol por web

Víctor estaba junto a la ventana. En sus manos sostenía una copa repleta de sangre. Era un gesto afectado, excesivo para los tiempos actuales, que denotaban lo hortera que podía llegar a ser un vampiro cuando se deja llevar por su lado más excesivo.

—La discreción no es vuestro fuerte. Es curioso. Nunca pensé que fuerais del tipo que da la cara. Pero ya me han llegado todo tipo de rumores sobre vuestra noche... no os rendís con facilidad ¿eh? La mayor parte se habrían ido de la ciudad para ganar tiempo. Pero vosotros os lo jugáis todo a una carta. Sin tapujos. Apostáis fuerte.

Dejó la copa sobre la mesa mientras se encogía de hombros:

—Pero ¿por qué venís aquí? ¿a qué debo vuestra visita?

Aunque seguramente debería haber dejado a David hablar en primer lugar, pues éste era su terreno, Dolores no pudo evitar decir algo. Por primera vez en toda la noche estaban, probablemente, ante alguien que podría darles respuestas concretas sobre la acusación que pesaba sobre ellos.

-No hemos huido porque no somos culpables de nada-sentenció, dejando una pausa antes de continuar-. De hecho, ni siquiera sabemos de qué se nos acusa. Condenados sin saber por qué mientras algún hijo de puta está sonriendo en algún lugar porque se ha salido con la suya pringándonos en esta mierda.

Dolores se quitó el gorro, pues estaba comenzando a tener calor entre el ambiente, los nervios y su cabreo. Podría ser que el hijo de puta al que había hecho referencia fuera el mismo que tenía delante. O no.

-Perdona que sea tan directa, pero creo que puedes entender nuestra situación y el poco tiempo del que disponemos. Estamos aquí porque el rastro de migas nos ha llevado hasta ti. Te agradeceríamos si pudieras iluminarnos un poco antes de que lo haga el sol del amanecer.

... para apoyar las palabras de Dolores, y antes de que David y Karlos fuesen más diplomáticos, Eddie decidió añadir un matiz...

-.. O para dejarlo más claro: Alquien nos quiere joder, y no tenemos ni puda idea de por qué... tal vez sea por el lugar en que vivimos, o tal vez para tapar otra mierda, o por vicio; el caso es que ha pinchado en hueso, no somos de los que nos cagamos en los cayumbos (los que los llevan, que yo tengo un tanga de Manowar, del Sign of the Hammer)... y el reloj corre y si tenemos que dejar un reguero de sesos hasta llegar al que nos la quiere meter sin cariño, lo haremos. Sabemos que nos has querido poner "sombras"; ojo, digo SABEMOS, así que no nos baciles. Queremos saber por qué te interesamos,... y qué sabes. Por cierto,... saborea esa copa, por si acaso.

... Lo mismo está jodiendo una táctica de aproximación metódica y diplomática, de esas que sutilmente van comiendo el tarro al otro mediante la dialéctica más exquisita... pero es que ya se está poniendo nervioso; tal vez por la visión de la copichuela de sangre, tal vez porque quiere soltarse un pedo y gasear a los pijos del sitio este, quien sabe, pero está incómodo y siente algo en sus almorranas, llámalo intuición femenina, quien sabe

Asintió ante las palabras de Dolores:

—Cierto. He mostrado interés en vuestro caso. Algo en mi fuero interno indicaba que ibais a dar una sorpresa y no me equivoqué. Por eso pedí que os vigilasen.

Luego clavó la mirada en Eddie:

—Eso ha sonado a amenaza. No me gusta que me amenacen chiquillo¹.

Sin embargo su rostro no mostraba enfado, más bien diversión.

—Ahí fuera tengo a varios de mi Sangre que os arrancarían la cabeza sin preguntar siquiera. Habéis visto a Elsa. Bonita ¿verdad? Pues antes de abrazarla era una asesina en Constantinopla durante el Imperio Otomano. Esos sí que eran tiempos interesantes.— sonrió mostrando sus colmillos —Oh, sí, nuestro amado Dukane se las da de antiguo pero no es, ni de lejos, el más viejo de esta ciudad. Y todos somos meros niños si mencionamos a Peste. ¿Os suena su nombre?

Observó a sus contertulios. Aquel tipo tenía una forma de mirar que parecía atravesar cualquier barrera. Seguramente estaba más que hastiado de tratar con neonatos como los que habían acudido en ese momento a su casa. Igual que antes el hombrecillo que imitaba a Mercury había notado la peligrosidad de Eddie un instinto primario alertaba a los vampiros contra Víctor. Aquel tipo tenía una fachada de vividor diletante que ocultaba una fiera peligrosa debajo.

—Dukane está perdiendo el norte. ¿Os ha dicho siquiera por qué os expulsa de su principado?— dijo remarcando con evidente sorna aquella palabra —No ¿verdad? Simplemente os hace llegar el sobre y vosotros tenéis que largaros o morir sin derecho a juicio o defensa. Comprenderéis que algunos empezamos a cansarnos de este tipo de arbitrariedades. Ha bastado con que un Sangre Vieja haga una acusación para que seáis culpables. ¿Y ahora qué? ¿Iréis a matar a Peste a su guarida?

David prefirió escuchar antes que hablar. Una primera aproximación más directa como lo fueron la de Dolores y Eddie ahorraría tiempo; y lo cierto es que había funcionado bastante bien. Teníamos a Victor, un vampiro claramente antiguo que no estaba muy de acuerdo con DuKane, que no solo conocía a Peste; sino que conocía nuestra situación al parecer bastante mejor que nosotros mismos.

David carraspeó, se sacó su paquete de tabaco y se encendió un pitillo. Dio una larga calada y expulsó el aire sacando todo el humo casi al momento.

- Supongo entonces - Dijo mirando a Victor. Su tono era mucho más calmado y diplomático que el de Eddie. - Que tu si que sabes porque... Peste, nos ha acusado. ¿Ha sido una motivación propia? ¿Alguien le ha prometido algo para hacerlo? ¿Quien sale ganando a largo plazo con esto? - 

David lanzó todas las preguntas al aire, y dejó unos segundos que aprovechó para dar otra nueva calada.

- Llevo un rato dándole vueltas; y tal y como yo lo veo, dudo que Peste nos conociera. No somos nadie, mucho menos para él. Por lo tanto me aventuraré a decir que alguien ha convencido a Peste para que nos delatara. Lo que le haya prometido u ofrecido no creo que ahora venga al caso. Entonces; quien podría estar interesado en que cuatro chiquillos - Remarcó la palabra, tal y como había hecho antes Víctor

- Quizá alguien que quiera exponer la decadencia del actual regente de la ciudad. Sin juicio, sin defensa. Sin derechos... Es posible que haya algún vampiro antiguo al que no le importaría tomar el control, imponer su ley. Una ley más justa para todos, antiguos y chiquillos- 

Una nueva calada y un encogimiento de hombros.

- Son solo suposiciones de un chiquillo por supuesto. En cualquier caso, un poco de justicia no estaría mal - David sonrío, e hizo una ligera, pero evidente, reverencia a Víctor.

<< Hay que intentar que este traidor quede en evidencia ante Dukane. Estoy prácticamente convencido de que es él el que nos ha tendido la trampa, pero si podemos hacerle creer que estamos de su lado quizá podamos jugársela y recuperar nuestro honor. >> Comunicó telepáticamente a sus tres compañeros.

Recuperar el honor y con un poco de suerte escalar en el escalafón de Dukane, pensó para si mismo.

Aquella situación se estaba revelando por fin, y el pronóstico no era halagüeño. Si entendía a Víctor y a David, resultaba que éramos piezas  llevadas por alguien que estaba comprobando la defensa del contrario. Y lo que era peor, nuestra única esperanza era joder la partida. 

Continué con la línea de la conversación en clave de preguntas retóricas, cuestionándome la lógica de semejante plan con una exasperación que no era fingida. 

-Como dice mi compañero, la justicia estaría bien. Pero si hay unos sujetos hipotéticos tratando de crear justicia ¿para qué tanto subterfugio? ¿Qué pueden pretender dando palos a ciegas de ese modo? Podrían habernos pedido que colaboráramos a provocar ese escándalo. Por mi parte, ¡ habría estado más que dispuesto a fingir una trágica muerte si me pagaran lo suficiente! 

David intentó leer la mente de Víctor. Se dio cuenta, casi al instante, que aquello sería totalmente imposible porque aquel individuo tenía una voluntad férrea contra la que nada podía su nivel de poder. Pero por suerte el vampiro joven lo supo antes de traspasar su zona de consciencia, por lo que pudo retirarse a tiempo antes de que el otro se diera cuenta de su intento. Y aún así notó algo que emanaba de aquella barrera: la sensación de que Víctor no estaba siendo del todo claro con lo que respectaba a Peste¹.

—Es difícil cambiar el status quo en nuestra raza. Aún eres joven, en todos los sentidos, pero si a los humanos que tienen una vida miserable que ni siquiera llega a los cien años les cuesta... imagínate a nosotros². A veces se necesita una pequeña chispa para hacer estallar un polvorín, pero sobre todo es importante que tu mano nunca toque la yesca. Si llegáis a pasar de esta noche comprenderéis que todo es un juego de espejos imposibles: reflejos de traiciones que dificultan ver quien mueve los hilos realmente.

Se bebió la copa de sangre y la levantó como brindando:

— Peste fue quien os incriminó. Desconozco sus motivos. Lamento notificaros, pese a vuestras sospechas, que soy un mero espectador del juego de espejos. Vosotros sois los verdaderos protagonistas. ¿Por qué no le preguntáis a Peste la verdad? ¿Tenéis tantos redaños?

Se levantó de la silla para mirar el reloj de pared:

—Si podéis llenar el implacable minuto con sesenta segundos de diligente labor... Se os acaba el tiempo. Son casi las tres. ¿Amanece a las siete?

David arrugo la frente. Le jodía sobremanera que su poder fuera inútil. Le sabía especialmente mal que fuera porque aquel a quien intentaba sacar información de su mente fuera tan poderoso que su poder no sirviera para casi nada. Le recordaba lo que era, el nivel en el que realmente estaba.

- Danos un tributo para llevar a peste. Déjanos recuperarnos con el ganado que tienes por aquí, y podrás ver si tenemos lo que hay que tener. - David sonaba cabreado.

- Guárdate lo que no quieres contarnos para ti, estás en tu derecho. Pero al menos dinos como llegar hasta Peste de la forma más rápida - 

Había gastado sangre, quizá demasiada para nada; pero tuvo el aplomo para serenarse y esperar que su anfitrión les permitiera recuperarse y disfrutar de algunos cuellos antes de marchar.

Eddie era consciente de que había bordeado el abismo; sus modales barriobajeros habían estado a punto -oootra vez- de meterle, de meterles a todos, en un lio de dimensiones inexcrutables; o sea, en una marronazo del copón, dicho en términos que fuese capaz de conceptualizar.

Por unos momentos asistió al intercambio dialéctico, intentando quedarse con las ideas básicas, que uno se perdía entre tanta palabra bien dicha...

Pensó para sus adentros...-"O sea, que el Pestes ese, es el que nos ha colocado el marrón; el Bukake de los cojones, ha dicho "ah, pues fale", y este otro, Vícor el fiestas, se sienta en la barrera comiendo palomitas y haciendo palmas con las orejas viendo el espectáculo, con la muslosa esta babilónica, o lo que sea, que tiene ahí fuera, para que se cargue al que le moleste... joder, así se puede vivir bien".... pero.... es consciente de que lo que nos ha pasado a nosotros... puede ser que le pase a él, o a "ellos", o sea, él y sus amigos "sangre vieja"... Lo mismo le conviene que sobrevivamos a esta, por su propio bien...

Tras ese esfuerzo mental, que le provocó no pocos sudores, decidió quitar un poco de hierro al asunto por su parte... Levantó las manos, mostrando las palmas a la altura del pecho, en plan "tío, tranqui, que soy colega..."

-Vale, vale, no quería ofender, en serio, es que estamos jodidos.

... Por cierto ...¿que había dicho queee????  : "¿Tenéis tantos redaños?" ... cagoen... Frunció el ceño en gesto ofendido

-Joer, que soy de Carabanchel, un crío comparado con vosotros, pero joer, que no me sueltes a la cara un "no hay güevos". Dinos donde está el tío ese, y ya nos ocupamos. ¡Ah! ¡eso sí!, en mi barrio, nadie suelta eso de "a que no te atreves a..." sin cubrir la apuesta con algo.... Nosotros ponemos los cojones en juego; ¿te apetece apostar a que vamos y sobrevivimos a la movida esta?... ¿que te juegas?

-Por cierto.. la tía esa de ahí fuera... la asesina y tal... ¿Nos la dejas un rato?  ¡Eh!, que no lo digo para nada guarro, no te pienses que yo quiero.. ¡no, hombre, no! -(Bueno, si)-; digo para ayudarnos... que lo otro, si ella quiere, vale, yo sin problemas, que los de Constantinopla y los de Carabanchel, uña y carne

... Se acercó un poco más, hablando ya en una forma un poco más... seria; creía entender lo que pasaba...

-Mira, tron; tu sabes que es probable que palmemos; tenemos una sola oportunidad, y es agarrarle de los güevos al que nos ha jodido, retorcer, y... seguir retorciendo hasta que se vaya a la mierda. Sabes que ese tío es quien realmente manda, y que lo que nos está haciendo os lo puede hacer a cualquier "sangre vieja", así que... tu también estás en peligro. Ese tío os sobra; Bukane, que va de jefe, si es tan débil como para hacer lo que el otro manda... también sobra, porque demuestra no tener personalidad. Si ellos dos sobran... os hacemos un favor si les jodemos de un modo u otro ... Así que un poquito de por favor... tu nos ayudas, y nosotros hacemos algo que a tí no te va a perjudicar ni salpicar. No tienes nada que perder.

Dolores suspiró apesadumbrada. Lo que temía se hizo inevitable. Tendrían que visitar a Peste y rezar para que los rumores que se contaban sobre él estuviesen, al menos en cierta parte, exagerados. Si Víctor ya les quedaba grande, Peste sobrepasaba por completo sus posibilidades. Habría que intentar negociar y actuar con cabeza, pero desgraciadamente sólo disponían de unas pocas horas para planear la jugada, y eso era muy poco tiempo.

-Gracias por la información. Que pase una buena noche-se limitó a decir con fingida educación. 

Dolores daba por concluida su visita y se acercó hasta la puerta de la habitación con intención de marcharse. No quería forzar más su suerte con Víctor, y además, ella sí creía lo que este les había dicho, aunque no les hubiera contado todo. Le cuadraba la idea de que él no fuera el instigador de esta trama, pero sí quisiera estar al tanto de cómo se desarrollaban los acontecimientos y aprovecharlos para mover sus peones y elaborar sus jugadas. 

Sea como fuere, seguramente todo terminaría con Peste. O se aclaraba el asunto o quizá morirían en el intento.

Dolores comenzó a pensar en posibles contactos que conocía en los bajos fondos que pudieran darle información sobre Peste, al margen de que Víctor aceptase o no lo petición de David y Eddie de facilitarles un camino rápido hacia el monstruo.

—Elsa os llevará a una sala privada donde podéis recuperaros. Lo vais a necesitar.— le dijo a David —No creo que se deje hacer nada más muchacho, y yo que tú no lo intentaba porque no es de las de decir no amablemente.— añadió para Eddie —Os daré un consejo: no vayáis de frente contra Peste. No tendríais ni una oportunidad.

Luego se acercó a Eddie mientras lo acompañaba hacia fuera:

—Decir que Dukane es débil es un afirmación muy arriesgada. Por dos veces me habéis tentado ofreciéndome algo de lo que no sois dueños y por dos veces os he dicho que no. Si la tercera viene con el canto del gallo la luz del amanecer os llevará por delante. Este tipo de cosas pasan muy a menudo y revelan a quienes se es leal en cada momento, tomar la decisión inadecuada puede resultar muy peligroso.

Antes de cerrar la puerta y dejarlos al cuidado de Elsa le dijo a David:

—Hablas de derechos como si tú tuvieras alguno. Piensa que estáis todavía en movimiento precisamente porque me divierte el espectáculo, pero no creas que un gladiador le puede decir a un noble como dirigir su casa. Podréis encontrar el hogar de Peste si seguís los conductos del viaducto que nace de la vieja Ciudad de la Industria.

El vampiro se dio la vuelta y regresó a su despacho, cerrando la puerta.

Mientras iban a una sala para recuperarse Dolores hizo unas cuantas llamadas¹...

Dejando un par de puertas cerradas tras de sí, el grupo llegó a una sala más íntima; mientras Eddie estaba pensando en sus cosas, reparó en que... joder... Elsa... vaya jaca, pero jaca jaca jaca; morenaza, ojos oscuros, pelo liso, esbelta figura, vientre plano, pechos turgentes, cintura de avispa, culo estradivarius, y tobillo fino, que como defendía un colega suyo del barrio, era sinónimo de que follaba como una loca... y ya si llega a ser astrofísica, sería el arquetipo de la mujer perfecta para su colega, pero yo con lo del culo ya me conformaría...

Manteniéndose por unos momentos alejado de la muslosa donde las haya, hizo un aparte con sus compañeros...

-O Víctor es realmente leal a Dukane... o juega a dos barajas y quiere que movamos el árbol; lo de que mi afirmación era arriesgada,... no se lo cree ni el; seguro que piensa lo mismo: un líder que se cree cualquier cosa, es susceptible de ser manipulado, y esto es quizá lo que suceda. En todo caso, me fío de él como de que una ladilla no va a picar... Pero no nos queda otra que seguir adelante, me temo. Los que lo necesitéis, tomad un tentempié, que yo voy a ver si desfogo...

De cara, a capela, con un par, Eddie va en línea recta a por Elsa, la asesina otomana... uf... si más sabe el demonio por viejo que por diablo, esta tiene que saber latín, griego, francés, turco, y el lenguaje 69 también, pensaba el greñufos

-Que pasa, tía, ¿te han puesto a vigilar a los parvulitos? Debe ser un coñazo, porque se nota que estás por encima de nosotros, pero tres pisos por lo menos, y no lo digo porque seas alta, que eso tiene una cosa buena, que las piernas te llegan hasta el suelo y más allá. Oye, por cierto, sabías que los taconazos estos..? ... que ... joer, que taconazos,... y de aguja... Uf... dicen que eso es bueno para los gemelos y para otras cosas de más arriba, que los tornean y tal... Por cierto; la movida en tiempos esos de los otomanos y tal... ¿como iba el tema de los harenes? ¿se montaban las fiestorras que cuentan las pelis?...

... Eddie se tiró un buen rato comiéndole el tarro a Elsa; era una vieja táctica... "hazle de reir", le decía un colega, "dale de beber", propugnaba otro, como sistema para que torres más altas cayesen... y Eddie estaba pico y pala a ver si esta alta torre caía... Como ella no bebía, pasó a los chistes e historias vividas y contadas; en un momento dado, se le pudo ver como le contaba una en que un amigo declaró que una tía le molaba, y tras decirle "me arrastro por tí", se tiró al suelo, en un garito lleno de cristales de vasos rotos, y se arrastró por el suelo hacia sus tobillos... Esto Eddie no solo lo contaba, sino que aprovechó para arrastrarse ante ella...  y ella empezó a reirse, y Eddie, desde el suelo, mirando hacia arriba, vio algo... "no lleva, lo sabiaaaa!"

David vió como Eddie desplegaba todo su... ¿encanto? Desde luego tenía merito que el tío se ligara a cualquiera con ese despliegue de medios. Sonrío y negó con la cabeza, mientras elegía a su presa. Decidió ser civilizado, y tomó lo justo de su víctima para que solo recordara el momento como algo placentero, fuera de toda experiencia vivida y que extrañamente no recordaba, quedando solo una sensación de placer misteriosa.

Esa sin duda, era la mejor arma evolutiva que había obtenido los vampiros. Poder alimentarse de sus presas y que estas solo recuerden el momento como algo placentero.

Se sentó entonces en un sofá y cerró los ojos, pensando en como podrían afrontar aquella situación con Peste y poder vivir para contarlo...

Karlos, ajeno al espectáculo, apenas se humedeció los labios con un poco de sangre, no le apetecía y estaba demasiado ocupado con su móvil (había estado a punto de pedir un ordenador en vez de la clave del wi-fi). Aunque ya llevaba barruntándolo un rato desde que supo que Peste era real y vivía en las alcantarillas, saber que se ocultaba en algún punto conectado a los conductos que salían de la pomposamente llamada Ciudad de la Industria le daba una forma de concentrar la búsqueda. 

Aquella ciudad, como todas, tenía algunas leyendas, especialmente entre los mortales. Lugares a los que no se podía ir, en los que se decía que pasaban cosas raras. Desapariciones. Visiones extrañas de las que se hablaba en los periódicos regionales. Fotografías borrosas que circulaban por la red, cuyos dueños juraban y perjuraban que no las estaban retocando...y a veces uno sospechaba que decían la verdad. 

Especialmente cuando uno es un no-muerto al que le han recordado que las leyendas a veces son reales. 

Peste era, según se decía, un vampiro inconcebiblemente antiguo, que ya no comprendía el mundo en el que vivía. Por muy inteligente y poderoso que fuera, probablemente cometiera descuidos de vez en cuando si no entendía cosas como los teléfonos, los mensajes y la información compartida, y eso debía de estarle pasando factura. Si cogía el maremágnum de habladurías y rebuscaba las que estuvieran relacionadas con acontecimientos extraños en la zona que les acababan de mencionar, combinándolas con lo que ya sabía sobre el comportamiento de los suyos y de aquel en particular, seguramente pudiera descubrir en qué punto exacto se escondía el maldito, o cuáles eran sus hábitos, o si había habido algún cambio importante en su comportamiento en los últimos tiempos. 

Puede que aquella noche fuera su última noche pero... ¡que noche!

Quizás a la antigua vampiresa le había hecho gracia el desparpajo de Eddie. Quizás se vio sorprendida por su osadía. Quizás el joven vampiro era de los pocos que se habían atrevido a intentar atravesar la coraza que recubría la presencia de aquella diosa de la noche. O quizás, ¿quién sabe? al final resultaba que Carabanchel y Constantinopla eran uña y carne¹.

El caso es que mientras los demás estaban en la sala común a Eddie se lo llevó a un dormitorio aparte donde le enseñó trucos de las esclavas de Safos que se habían perdido en la noche de los tiempos. En la cabeza de Eddie solo podía resonar una y otra vez la canción de Barricada: 'tu cuerpo'.

Después se reencontró con los suyos. Satisfecho. Muy satisfecho.

¿Y la dama? La dama también sonreía.

Aunque Dolores estaba por marcharse, gracias al buen hacer de sus compañeros consiguieron que Víctor les proporcionara alimento e información muy útil sobre Peste. La vampira no se pudo resistir al tentempié. Se había saciado hace escasas horas, pero aquello no fue precisamente un buen trago. Poder degustar sangre caliente con tranquilidad le ayudaría a despejar la mente ante lo que se avecinaba. 

Dolores escogió a un joven latino que parecía más silencioso que el resto. Eso le gustaba. Apenas intercambiaron palabras antes de que ella le diera un suave bocado en el cuello y su ojo izquierdo enrojeciera como el fuego. Le extrajo lo justo. Tenía el hambre controlada y no quiso hacerle más daño de lo necesario al muchacho.