Partida Rol por web

Mi gozo en un pozo. Con la tripa llena y sin tiempo para hacer la digestión echado en la cama durmiendo, partimos de inmediato en busca de Cavatina. Esta se hallaba en el cuartel y en verdad era bellísima, cosa que saltaba a la vista nada más verla. Allí nos enteramos de que una horda de trasgos venía de camino a la aldea para saquearla, por lo que la guarnición, más algunos ciudadanos, se prepararon para el combate. Parecía que el gordo borracho, que olía a pis de gato, no era muy apreciado por aquí. Sería el borrachillo del pueblo que cada dos por tres contaba alguna batallita rara para atraer la atención.

Al final, mi señor se decantó por ayudarle, por lo que saldríamos de inmediato hacia su taller, a una media hora de camino. Aproveché para ir a un baño y descargar los cinco kilos de más que me sobraban. También me preparé para la acción, que seguro que tendríamos. Algo de ropa de abrigo y gayumbos nuevos, que los otros estaban llenos de pegatinas.

Phill reunió rápidamente todo lo que pudo encontrar de lo que Dwama le había pedido. No le fue complicado proporcionarle antorchas, como tampoco un escudo pesado de madera. Abrojos no tenía, pero si pudo darle dos viales de contraveneno, aunque no podía asegurarle que fuera el antídoto para el veneno de araña, no obstante, no pudo hacer mucho más con el escaso tiempo del que disponían.

Para cuando emprendieron la marcha, las primeras flechas ardientes, ya impactaron contra la empalizada y se colaron en la aldea. Para ese entonces, la mayor parte de los civiles que no iban a combatir ya estaban en sus casas y los que no comenzaron a chillar asustado corriendo para buscar refugio. Entre los defensores se notaba el nerviosismo y a la voy de Cavatina comenzaron a devolver los proyectiles. 

No obstante, el grupo muy pronto fue ajeno a todo aquello, pues su escapatoria estaba en la parte opuesta de la ciudad a la puerta, que era donde la horda parecía haber centrado el ataque. Guiados por Brend, llegaron a una pared de la empalizada la cual parecía como cualquier otra, sin embargo una puerta secreta se encontraba frente a ellos y se apresuraron en atravesarla y volver a dejarla totalmente colocada para que el invasor no la localizara.

De forma inmediata comenzaron la caminata hacia el taller a marcha forzada. Cuanto antes estuvieran allí y derrocaran a la draña y sus fuerzas, antes descabezarían la incursión de la horda y una vez sin el liderazgo de aquella criatura del submundo, vencer a los trasgos sería bastante más fácil.