Ivalice había mirado al golaunt cuando éste había respondido de una forma tan "honorable", no parecía ofendida, más bien curiosa. Sus ojos dorados observaron al mago cuando éste se pronunció.
—Claro que no es un muerto viviente, no he dicho eso—respondió enarcando una ceja con toda la simpleza del mundo, como si se preguntara si en algún momento a Eldar se le había pasado por la cabeza la rara idea de que ellas pensasen en un "espantapájaros que alguna vez estuvo vivo"—. Puede ser un espíritu poseyendo un objeto inanimado, puede ser que haya magia de por medio o como dices tú. No tenemos mucho en lo que basarnos para saberlo, por eso sugería de averiguar más datos en primer lugar.
Se encogió de hombros suavemente y guardó un momento de silencio mientras el mago apartaba la vista de ella. No le puso mala cara, pero parecía un gesto al que estaba acostumbrada porque se lo habían dedicado varias veces. Al final volvió a sonreír ligeramente.
—Bueno, ¿nos ponemos en marcha?
—Un montón de ladrillos no hacen una casa, ni un montón de datos hacen una teoría —objetó Aristeo. El anciano era quisquilloso en aquellos detalles insignificantes—. Está bien que recopiléis toda la información posible, y desde luego es esencial que veáis lo que ocurre con vuestros propios ojos. Pero la teoría de Eldar es una idea tan buena como otra cualquiera para que encajéis los datos. Una ayuda, siempre y cuando no os ceguéis a otras posibilidades.
Durravin pidió a Aristeo los detalles de la subvención y el sueldo. El Maestro Buscador se los dio, y agregó:
—Partiréis inmediatamente. Id a los establos de la puerta oeste, tomad monturas y cabalgad a la máxima velocidad posible. A mitad del camino hay una casa de postas donde podéis cambiar los caballos, pero no los forcéis demasiado o pagaréis la multa de vuestro bolsillo. Calculo que llegaréis a las granjas al anochecer —esbozó una sonrisa torva—. El momento ideal para investigar, a tenor de la historia de nuestro amigo. ¿Alguna pregunta antes de partir?
Si no vais a agregar nada más en la escena, decídmelo en el off.
-Huy, huy, ¿constructos? ¿objetos poseidos? -Lena se caló el sombrero a la cabeza. Por un momento parecía que iba todo a mucha velocidad. Empezaban a zumbarle los oídos-. ¿Así que todo eso puede ocurrir?
Interesante. Y el chico guapo sabía de qué iba el tema. Se anotó mentalmente la tarea de sonsacarle todo lo posible para escribir sobre ello más tarde.
Aisteo los instó a partir y les ofreció contestar unas preguntas. Lena sonrió.
-Demasiadas y la noche se nos echa encima. ¡Vamos allá! Hay constructos que ver.
La bardo caminó hacia la puerta y se detuvo al de dos pasos para asegurarse de que el resto la seguía.