No hay problema alguno :D Al fin y al cabo el nivel de posteo es Medio.
1) No se cambia
2) Como una señorita :)
Dentro de los recintos de la Mansión había construidos dos establos, uno para las monturas de la familia, tu padre, como buen Alhyon, era un amante de los caballos y poseía una gran colección, el otro destinado a visitas.
Fue en el primero de estos donde encontraste a tu hermosa montura (el nombre te lo dejo a ti), un precioso caballo de guerra de sangre Alhyon (no es que tenga tu sangre claro esta, solo que los llaman así a los originarios de allí), una montura totalmente blanca, grande, fuerte, pero al mismo tiempo esbelta, desde luego no la montura típica de una dama, mas bien de un guerrero, un líder... lo cierto es que tu padre nunca fue capaz de negarte nada.
Un joven sirviente comenzó a prepararte rápido tu montura, no lo habías visto antes, y el parece que a ti tampoco, pues no paraba de lanzarte miradas disimuladas mientras hacia su trabajo... aun no conocías ningún hombre que fuese inmune a tus encantos
La dorada verja que rodeaba el palacio estaba custodiada por cuatro soldados del reino, aunque no miraste hacia atrás cuando saliste, estabas seguro que incluso ellos, con su adiestramiento, te estarían observando
Ya cabalgando por las grandes avenidas de la ciudad, Emeth era, se decía, la ciudad mas esplendida de todo el continente, claro, que tu nunca habías conocido otras, incluso las casas mas humildes estaban construidas a base de mármol, blanco en su mayoría, la ciudad relucía como una joya.
Desgraciadamente la ciudad pertenecía a una época en la que vuestra raza había sido mucho mas numerosa, ahora mas de la mitad de los edificios estaban abandonados
Una alta muralla de 20 metros de altura, y también en mármol blanco, rodeaba todo el perímetro de la ciudad. Sobre ella cientos de soldados custodiándola y sobre ellos grandes estandartes con el escudo del Reino, Un unicornio blanco rampante.
Tu caballo, una vez fuera de la ciudad, corrió feliz de sentirse libre de los establos... llevándote a través de verdes praderas y bosques de robles, subiendo colinas sin descanso, sin que el esfuerzo parezca hacer mella en el. Al final, después de mas de 1 hora cabalgando, tu caballo se detiene a las orillas de un pequeño lago de cristalinas aguas
Respiró, aliviada, y se bajó de su montura con calma mientras observaba ante ella el precioso lago con el que había terminado dando. Sin duda cumplía sus expectativas.
Hizo unas señas a Deah para indicarle que podía reposar por los alrededores. Sabía que estaba perfectamente entrenada y sabría lo que tenía que hacer en aquel momento; quedarse donde ella pudiera verla.
Sonrió y acarició dulcemente su blanca y reluciente crin. La adoraba.
Tras un rato mirando a la nada y sumergida en sus pensamientos mientras seguía acariciando a Deah, decidió acercarse a la orilla, y sumergió una mano en el agua para hacerse consciente de la temperatura que tendría que soportar. Sabía que aquello no se trataba de aguas termales ni de los cálidos baños que se le proporcionaban en palacio, así que como mínimo debía estar fría.
Pero no le importaba. Empezó a desvestirse, quedando cubierta al final por apenas dos prendas que le cubrían lo estrictamente necesario, y empezó a meterse lentamente en el agua con tal de acostumbrarse bien a la temperatura, sin cambio bruscos.
Cuando estuvo finalmente dentro, empezó a nadar dispuesta a tirarse allí el resto del día hasta la hora de la comida. Si no dentro del agua, tumbada en la orilla observado las nubes.
No podía evitar que aquel relajante ambiente la envolviera por completo haciendo que se olvidara del paso del tiempo, así qeu definitivamente decidió que aquella mañana tampoco asistiría a clases de nada. Y sonrió para sus adentros ante la simple idea.
Tanto te relajaste que caiste dormida en un placido sueño. Cuando te despertaste, viste por la posición del sol que sin duda llegarías tarde a la comida.
Poco había cambiado la ciudad desde tu marcha, el sol seguía brillando en lo alto y el nuevo turno de guardia te observo al pasar igual que el anterior.
Pero al llegar al Palacio, si pudiste apreciar cambios, y bastante drásticos. Una decena de soldados del reino aguardaban en los jardines, nerviosos. Los sirvientes sonreían menos e iban de un lado a otro, rápido y con las cabezas agachadas
Lo lógico a estas horas es que tu madre saliese para tener otra charla contigo sobre la importancia de la puntualidad en una Dama...
Maldijo por lo bajo al ver que llegaba a tan tarde, pero no tardó ne dejar de preocuparse. Aquella no era la primera vez que sucedía.
Y, al llegar al palacio y encontrarse con todo aquel alboroto, no pudo evitar olviarse por completo para centrarse en las preguntas que le surgían en la cabeza sobre el por qué de todo aquello.
Y no penaba tardar en descubrirlo; se acercó a un soldado o trabajador cualquiera para preguntar.
Los soldados se pusieron firmes al ver que te aproximabas a ellos... tu belleza era famosa por toda la ciudad, pero al final y al cabo también eras la hija del Mariscal.
- Perdone mi lady, pero me temo que no se nos esta permitido hablar de ello - Se adelanto un oficial que acompañaba a los soldados. Sabias de sobra por experiencia, que si te esmerabas un poco, podías obtener cualquier cosa de cualquier hombre, incluso de uno de los oficiales de tu padre... aunque eso llevaría tiempo, y a veces no había mejor manera de enterarse de lo que ocurría en la ciudad que hablar con alguna de las sirvientas, si bien la información obtenida podía distar mucho de la realidad.
Así diez minutos después te habías enterado de...
Que un ejercito había invadido el reino... no, que los orcos habían asaltado el palacio... no, que un descendiente del antiguo Rey había llegado y exigía la corona y se estaba entablando una lucha a muerte por todo el palacio... y así hasta llegar hablar de Dragones, muertos vivientes y demonios...
Se llevó una mano a la cabeza, cansada. Mala idea la de preguntar a cuaquiera.
Suspiró y pensó que lo mejo sería encontrar a su familia, preferiblemente a su padre, aunque todo aquello apuntaba a que definitivamente debía estar bastante ocupado.
Igualmente estaba claro que algo pasaba, y necesitaba enterarse, así que decidió preguntar de nuevo, a cualquiera, dónde se encontraba su padre. Y de ser que realmente estaba lo suficientemente ocupado como para que no le dejaran acceder a él, recurriría a buscar de la misma forma a su madre.
Al parecer tu padre estaba reunido con tu madre, en una de las muchas salas a puerta cerrada, y no podían ser molestados, así te lo comento una de las sirvientas. Tus dos hermanas esperaban también fuera, nerviosas.
Pero si algo sabias es que tu padre nunca hablaba en voz baja y si pegabas la oreja a la puerta...
Resopló. Nunca le había gustado el secretismo, y que ahora este fuera mostrado de parte de su padre hacia ella y sus hermanas...
Decidió que, si quería enterarse de lo que sucedía, podría pegarse a la puerta con tal de intentar escuchar aunque fueran palabras sueltas... Deseando que estas fueran las clave que le llevarían a descifrar de qué iba todo aquello.
Al pegar la oreja a la puerta comenzaste a escuchar la conversión entre tus padres, eso sí, con la reprobadora mirada de tus hermanas, las cuales, eso sí, dieron dos pasos mas hacia la puerta... estaba claro que ellas también estaban interesadas en lo que pasaba dentro.
Al parecer había habido muertos en el Palacio del Rey, en concreto 4 soldados encargados de vigilar uno de los artefactos que se exhibían en una de las salas, "La Llave Alhyon" un objeto mitológico con casi 4 Milenios de antiguedad
Tu padre ya te había llevado varias veces a ver, en especial cuando eras pequeña... se trataba de una especie de anillo dorado de unos 25 cm de diámetro, que parecía desafiar las leyes de la geometría, pues empezaba como una espiral, pero si seguías las dos direcciones estas se acaban encontrando cerrando la figura en un perfecto círculo..
La leyenda sobre esta llave, una de las siete que habían sido creadas, recordabas que tenían que ver con la expulsión de los restos del Imperio del Drach al planeta helado de Unai hacia ya 37 siglos, las llaves eran las que mantenían el único portal de salida de ese mundo cerradas
Según se creía, de las siete, tres de ellas ya habían desaparecido.. las guardadas por el pueblo O´shar, el antiguo Reino humano de Ilanvve y la de los Thorniak.
El tonó de tu padre sonaba mucho mas preocupado que de costumbre, no por que creyese que hubiese algún peligro en que los restos del Imperio Drach volviesen para buscar venganza, no, eso era imposible, nada podía sobrevivir en aquel planeta helado. Era mas una cuestión de orgullo
Una de las sirvientas entró en la sala con unas tazas de te, tu madre no te descubrió por muy poco... cuando volviste a poner el oído en la puerta la conversación estaba acabando.
Al parecer todo debía quedar en secreto, se investigaría lo ocurrido pero no se tenía mucha esperanza de descubrir lo que había pasado. Incluso se había enviado a por un mago - adivinador, pero este no había conseguido de detectar ningún rastro ni imagen de quien o que había matado a los soldados y después robado la reliquia
Bueno, llegado a este punto, la idea que tenía para que te embarcases en una aventura sería la de ir detrás del la Llave Alhyon, para demostrar a todos los Alhyon y en especial a tu madre que eras una mujer tan capaz como cualquier hombre y para hacer que tu padre se sintiese orgulloso.
¿Como? Bueno, de pequeña y no tan pequeña siempre tenias la manía de perder cosas, fue esa razón por la que tu padre te regalo un objeto mágico, un caja de música, la cual antes de darle cuerda, si te concentrabas en un objeto que conocías (habías visto, cuanto mas mejor, la bailarina acaba la música apuntando hacia la dirección que se encontraba dicho objeto.
Por supuesto, esto todo tendrías que hacerlo en secreto, pues si te descubriesen no te permitirían marchar.
Recuerda que tanto la armadura (supongo que la guardaras lejos de la vista de tu madre), como tu armas y demás, fueron tambien regalos de tu padre, y son mágicos y de gran calidad.
Espero tu respuesta, sobre todo para saber que opinas
Se despegó un poco de la puerta, con el corazón medio encojido al notar el efecto que se veía que había causado todo aquello en su padre, y salió directa hacia su habitación, rápida pero sin correr ni llamar la atención.
Sin duda se trataba de un asunto bastante importante, pero más que la desaparición en si del objeto, le preocupaba el no poder parar de preguntarse para qué querría alguien un objeto así. Seguro que no se trataba de nada bueno... Y se veía con el deber de evitarlo.
No, claro que no se veía con el deber, pero era lo que ell quería. Irse, poder vivir una aventura con la que desde muy pequeñita ya había soñado a causa de todas las historias de increíbles guerreros de tiempos pasados que le había contado su padre con tal de entretenerla, sabiendo lo mucho que le gustaban. Evadiría las pesadas clases de baile, canto, y demás materias que aborrecía. Quizás echaría de menos mañanas como aquella, relajada y divertida, los lujos del palacio, e incluso las clases de piano.
Entonces se detuvo. Iba a dejar tanto atrás... Aquella idea no le gustaba. Sabía lo que suponía salir hacia un campo que no conocía de nada.
Pero quería volver a casa con la llave. Evitar cualquier tragedia con la que el ladrón pudiera estar pensando. Le rompía por dentro la simple idea de que la paz de su pequeño y ya despoblado reino se terminara por desvanecer.
Ya en su habitación, lo había decidido. Consiguió hacerse con una mochila bastante grande donde, ya más tarde, metería provisiones par al menos una semana, y todo el equipo de viaje que en aquel momento pensara necesario.
Pero lo que llevaría consigo, sobretodo, sería dinero. Para poder dormir siempre bajo un techo más o menos decente y para cualquier otra emergencia que pudiera surgir. No podía olvidarse de, ya de noche, ir a por todas las armas que pudiera portar, su armadura... Y demás.
Suspiró. Nunca había pensado en que algún día daría con la excusa perfecta para huir de casa temporalmente. Y en aquel momento no sabía si lo que sentía eran nervios... o miedo.
Partiría por la noche, cuando todos durmieran y nadie pudiera detenerla. Prepararía su montura ella misma y saldría hacia el lugar donde se encontraba la llave antes de ser robada.
Pero entonces recordó que tres de las siete llaves ya habían desaparecido anteriormente...
De no conseguir nada con aquello último, iría a informarse sobre aquellas otras desapariciones. Seguro que tendrían algo en común que pudiera sacar en claro y apuntara hacia un objetivo cualquiera... Porque eso era lo que le faltaba; pistas para saber hacia donde dirigirse.
Me gusta la idea :)
Pasamos a la nueva escena Capitulo I