Motivo: Fortaleza
Tirada: 2d10
Dificultad: 22+
Resultado: 9(+3)=12 (Fracaso)
Motivo: TS Fortaleza
Tirada: 2d10
Dificultad: 16+
Resultado: 5(+8)=13 (Fracaso)
OMG... Mi suerte con los dados ya da asco... ¬¬
Phey fue afortunado. Aterrizó en un montón de nieve que las meadas de los guardias habían preservado del deshielo de estos días de sol. Aún así, se encontraba aturdido y desorientado. Trató de ponerse en pie, pero el peso de su armadura le mantenía pegado al suelo como una tortuga panza arriba.
¡PAZZO! ¡PAAAAZZZZOOO!-llamaba con insistencia.
Era lo primero que le vino a la mente. No temía por los Oshar o por Gareth, ellos eran fuertes. Tampoco por Voki, él era duro. Pero no podía evitar pensar en esos huesecillos frágiles de Naiss quebrándose por el impacto. Phey rodó hacia un lado y se puso a cuatro patas para tratar de encontrarla entre aquel laberinto de escombros. Entonces lo vió. La torre en la que estaba Aeryn había sido volatilizada.
¿Aeryn...? ¿Muerta?
Su propio aliento le resonaba en los oídos. Un retumbo en aquellos segundos de silencio. Y empezó a tomar en consideración otras cosas: la vida del viejo Lord Heinnvart... la de todos aquellos soldados que cayeron con él... la casita de la Sacerdotisa, a los pies de la muralla... y sobre todo, el abrumador poder del ejército al que se enfrentaban.
Phey, Pazzo y Udokal os levantais en mitad de medio centenar de soldados muertos, varios de ellos con el cuerpo totalmente aplastado bajo rocas de mas de 1 tonelada.
Muchos otros están heridos de diferente gravedad, gritando por el insoportable dolor.
Veis el cuerpo de Aeryn inerte, cubierta de sangre, su cuerpo a recibido multitud de golpes, a su lado, Gareth intenta ponerse en pie, el fémur saliendo de la carne es muestra mas que suficiente del enorme golpe que ha sufrido en esta.
Algo mas lejos, el cuerpo de la orgullosa Lancera y de Voki permanecen inmóviles en el suelo...
Fuera de las murallas, un grito cargado de ansias de venganza es lanzado al aire por miles de bocas, momento en el que el extraño ejercito comienza a avanzar, primero despacio, pero con cada paso, mas y mas rápido, hasta lanzarse a la carrera hacia la brecha en la muralla.
Lord Heinnvart, con una herida bastante fea en la cabeza, consigue ponerse en pie y gritar: - A las minas!!!
Udokal consigue levantarse entre los escombros dolorido y herido, milagrosamente vivo aunque algo aturdido por el golpe. Phey y Pazzo no se encuentran muy lejos, el guerrero no para de llamar a la pequeña chica mientras trata de levantarse. Más lejos, donde antes había una torre el cuerpo inerte y ensangrentado de Aeryn no parece dar buenos presagios de la suerte que ha sufrido, Gareth a su lado no parece en disposición de ayudarla con esa pierna así. Con la mirada busca a Keloa que no se ha levantado aún, la encuentra cerca y no muy lejos a Voki, también tendido en el suelo. Sin dudarlo Udokal corre hacia la lancera para comprobar como se encuentra mientras que un malerido Lord Heinnavart grita al reponerse, probablemente esté ordenando un ataque contra el ejército que les ataca, pero antes Udokal debe asegurarse de como está Keloa.
Compruebo si Keloa vive.
Con los ojos cerrados y un dolor tremendo, Pazzo no sabía muy bien que había pasado. Su respiración parecía que era lo único que se escuchaba. Abrió los ojos y el vapor que salía de su boca se perdía rápido en el aire. Levantó sus manos y pudo verlas llenas de sangre. Fue entonces cuando empezó a recordar lo que pasó. Las pausas que hacía entre cada bocanada eran cada vez más cortas. Era curioso que, cuanto más respiraba, más sentía que se ahogaba.
Unas gotitas de líquido caliente empezaron a rodar por su cara, no sabía si estaba llorando o si era sangre. Se llevó la mano temblorosa a la ceja derecha para comprobarlo y por un momento se quedó sin respiración. Parecía que estaba tocando el hueso.
En la lejanía escuchó una voz, le sonaba conocida. Fue entonces cuando decidió levantarse y entendió que le iba a ser mucho más difícil de lo que se imaginaba. Se miró y lo que vio era terrorífico. En algunos lugares la ropa estaba rota y se podían ver profundas heridas que sangraban abundantemente. Esa voz, sin embargo, no dejaba de distraer su atención y, aunque apenas podía oírla, empezó a buscar su origen con la mirada.
Al primero que vio fue a Udokal, el hombre le tapaba gran parte de la vista. El segundo, era un rostro que le dio tanto gozo ver, que por unos segundos olvidó sus propias desgracias. Su voz era la que escuchaba, la que la ayudó levantarse. Empezó a andar hacía el guerrero sagrado. Fue entonces cuando vio el resto del panorama. Udokal ya se fue de su lado y estaba cerca de Keloa que, por una vez, ya no era gigantesca e imponente, esta vez estaba tendida en el suelo sin moverse. No muy lejos Voki sufrió la misma suerte. La pequeña Naiss se llevó las manos a la boca y empezó a llorar cuando vio que la torre en la que habían encerrado a Aeryn, ya no estaba. La rubia yacía en el suelo, inmóvil. No eran los únicos que estaban en la misma situación, muchos de los soldados sufrieron peores daños. Pazzo empezó a andar como pudo hasta el cuerpo de Voki para ver si el pobre explorador seguía con vida.
- Si tan solo te hubiéramos hecho caso... Dijo entre suspiros mientras se limpiaba las lágrimas. Escuchó la orden del Lord Heinnvart, pero no podía huir sin saber antes quien seguía con vida y quien no. Sus oídos no tardaron mucho más en volver a escucharlo todo y los sonidos que llegaron hasta ella, del otro lado de lo que antes era la puerta, no eran nada, pero nada optimistas.
- ¡Udokal, tenemos que ir a las minas! Coge en tus brazos a Keloa. Phey, asegúrate de que Aeryn... dijo en el idioma común, pero no pudo acabar la frase. Tenemos que llevarnos a los heridos e ir hasta las minas. Entre suspiros y temblores intentó buscar el pulso de Voki.
Udokal corre hacia Keloa con cara de gran preocupación. El cuerpo de la Lancera presenta varias heridas de consideración, pero tras comprobar la respiración, descubre que esta no esta muerta, solo inconsciente.
Pazzo por su parte se preocupa curiosamente por Voki, el cual parece estar en un estado no mucho mejor que Aeryn, y como la Alhyon y la Lancera O´Shar, tambien esta inconsciente.
No lejos de allí veis a uno de los dos Alhyon que venia con Gareth con la mitad del cuerpo inferior aplastado bajo una gran roca, esta claro que este no ha sobrevivido.
Mientras, en la muralla, los soldados contratados por Lord Heinnvart comienzan a hacer funcionar sus Ballestas contra la horda que se les echa encima. De nuevo escucháis el terrible rugido de un Dragón, que este emite al emprender el vuelo.
Y Voki? Pazzo está comprobado si sigue vivo
Error mio. Corregido. Estan los 3 Inconscientes.
Suspiró aliviado al sentir el pulso de la lancera pues había temido lo peor al verla tumbada entre los escombros con varias heridas. Como O'Shar estaba acostumbrado a las muertes, el mundo en el que se había criado era duro y en ocasiones cruel, pero aquel no hubiera sido un final digno para una gran guerrera como ella, merecía morir en combate honrando su pasado y su tribu. No perdió mucho más tiempo, sabía que no podía dejarla ahí y que pronto llegaría el ejército enemigo, debía dejarla en las minas, allí alguien se ocuparía de ella. La cargó sobre uno de sus hombros como si fuera un saco y se acercó hacia Aeryn y Gareth, la guerrera también respiraba aunque parecía en mucho peor estado que Keloa.
-No puedo llevaros a los dos. Dijo mirando la pierna de Gareth, que sin ayuda no podría moverse de allí. Miró hacia donde estaba Pazzo comprobando el estado de Voki. Llevaros a Voki si está vivo, otro que ayude a Gareth a caminar. Se volvió hacia el guerrero. No será fácil, pero debes intentar apoyarte. Él también había sobrevivido a algo así, claro que su herida no había sido tan grave y tenía a Keloa para ayudarlo. Empujó con el pie un trozo de tabla roto que había en el suelo y que podría servirle de apoyo y lo dejó a su alcance. Esto te servirá de apoyo.
Si Pazzo o Phey le agarraban por un lado y él utilizaba su pierna sana y el madero para caminar quizás pudiera conseguirlo, Udokal no podía hacer nada más por él y el tiempo se les venía encima, no podía esperar más. Con un gran esfuerzo cargó sobre su otro hombro a Aeryn e intentó ir lo más deprisa posible con ambas hacia la mina, tan solo tenía que acercarlas a la entrada, una vez allí alguien podría hacerse cargo de ellas. Quizás la sacerdotisa pudiera curarlas como ya había hecho una vez con ellos.
El tiempo avanzaba despacio. Phey logró ponerse en pie a pesar de su armadura. Caminaba dolorido por el jardín de muerte y rocas. Su pelo... tenía que hacer algo con ese pelo... El flequillo le caía como una cortina. Nunca le prestó atención. Nunca le supuso ningún estorbo hasta ahora.
Ihvist... Si salvas a todas las vidas posibles, prometo raparme la cabeza.
En su camino, se acercó por la espalda a la figura de la capucha verde... y la abrazó por detrás, rodeándola con el brazo a la altura de las clavículas. Después la apartó de su vera y siguió andando... Era consciente de que en esta situación más que en ninguna otra, sus poderes eran inútiles. Que curar la pierna de Gareth solo agotaría las fuerzas del Alhyon y lo pondría a dormir. Que la magia de los dioses no despertarían a Voki, ni a Keloa, ni le devolvería las piernas al amigo de Gareth. Pero había algo en lo que podía confiar más allá de cualquier consideración divina: la fortaleza física de los Oshar era segura.
Llegó a su objetivo. Sobre el hombro de Udokal colgaba el torso y la melena roja. Cogió a Keloa suavemente por el mentón. Después usó su mano libre para abofetearla repetidamente, a poca distancia y sin usar una fuerza que en aquel momento de debilidad Phey no disponía totalmente.
¡KELOA! ¡KELOA, DESPIERTA, POR FAVOR! ¡TE NECESITAMOS! ¡NECESITAMOS TU FUERZA! ¡HAY VIDAS QUE DEPENDEN DE ELLO!
No podría estar seguro de que la complexión de comadreja siniestra le permitiese a Voki sobrevivir a la caída. Tampoco apostaría por Aeryn, que estaba en el interior de la torre cuando explotó, recibiendo un golpe más fuerte. Pero Udokal y Gareth habían sobrevivido y, salvando a aquel Alhyon desafortunado al que le cayó una de las rocas, la giganta era la que más posibilidades tenía de reponerse. Librar a Udokal del peso de Keloa le permitiría cargar a otro herido, y la Oshar, si despertaba, podría llevar a otros dos.
Udokal.. piensa que llevas +200 kg encima sin contar tu equipo... No te vas a mover muy rápido.
No me ha quedado claro quien lleva Voki...
Pazzo comprobó el estado de Voki y enseguida miró a su alrededor para alguien que podía ayudarle a cargar con él. Gareth con suerte podía levantarse y andar sin ayuda, pero no iba a ayudar a nadie más.
-Phey, lleva a Voki, yo aayudaré a Gareth.
Estoy sin internet en casa hasta la semana que viene. Sorry por el cutre post, pero desde la tab se me hace difícil. :/
Estar pendientes. Mañana o el Sabado tendreis el ultimo post de la Campaña... esta se acaba.
Keloa no despertaba. Era terrible pensar que no se pudiesen salvar todos los del viejo grupo de viajeros. La voz de la Naiss fue la que hizo desistir a Phey. Por fin Pazzo superaba sus celos y arrojaba al cruzado a los brazos de Voki en un acto de generosidad propia de un sentenciado a muerte, de alguien que ha aceptado su fin.
Phey asintió... Pero antes de ir con Voki hay algo que tenía que hacer. Se arrodilló junto al cuerpo tendido de Aeryn y rezó.
Tú y yo hemos compartido un viaje muy largo, y has pasado de ser una completa desconocida a una vieja amiga. A ti te pido especialmente perdón por no haberte podido salvar. Quizás ese ejército ignoto te cuide mejor de lo que yo pude, o quizás Ihvist prefiera recibirte como invitada sentada a su mesa. En cualquier caso... Adiós.
El muchacho se besó la yema del pulgar para humedecerla, y con su saliva dibujó invisible en la frente de la doncella el símbolo de Ihvist. Si eso la guiaba en el más allá o la condenaba a una vida de exclavitud sexual en manos del ejército vencedor, Phey no lo sabía. Ni siquiera tenía tiempo para verificar si Aeryn estaba con vida. Había que huir.
Caminó hacia Voki y lo cargó a sus hombros. Para entonces, los milicianos que sobrevivieron a la caída ya les marcaban la senda para refugiarse en las minas. Solo había que seguirles a la entrada más cercana.
Motivo: Reprimir muerte a Aeryn
Tirada: 1d4
Resultado: 2(+2)=4
Cargados con los cuerpos heridos e inconscientes de vuestros compañeros corréis hace la mina. Es un largo trayecto, mas de 1 kilómetro. A vuestras espaldas el sonido de la batalla se hace mas fuerte, gritos de dolor y de furia, el entrechocar de espadas. No habéis recorrido ni 200 metros cuando tras vosotros, el aire se vuelve mucho mas caliente y apenas unos segundos después os llega el olor a carne quemada. Un rápido vistazo atrás os permite ver a los Dragones fundiendo literalmente a los guardias que protegen la colonia.
Tal vez esa visión os hace correr mas rápido, lo cierto es que finalmente conseguís llegar hasta la mina. Otros no tienen tanta suerte, Hanne, la sacerdotisa es rodeada y masacrada por decenas de hojas es su improvisado campamento en el que había estado trabajando para atender a los heridos.
La Oscuridad de la mina se cierra sobre vosotros, a vuestro alrededor muchos mineros y sus familias siguen corriendo mas hacia su interior...
Unos minutos mas tarde, cuando parece que ya nadie mas podrá llegar, salvo los despiadados guerreros del ejercito invasor, la entrada y buena parte de la galería principal se derrumba... el sonido es atronador y pronto os encontráis tosiendo, intentando respirar entre tanto polvo levantado.
Este tarda en desaparecer, cuando lo hace, os descubrís en el interior de la montaña con la única salida sellada.
FIN.
Phey, eso que has lanzado.. es un conjuro?
Bueno, me falta el epilogo. A ver si este fin lo escribo.
EPILOGO
Muchos murieron aquel día en la colonia minera, y no solo soldados. Mas de 400 guardias de los que protegían la colonia, esto es unos 4/6 del total perecieron o cayeron en manos de el ejercito invasor, junto a ellos casi un millar de hombres, mujeres y niños, en su mayoría mineros y sus familias, sin olvidarnos de la sacerdotisa Hanne y uno de los Alhyon.
Los supervivientes, en torno a la mitad de la colonia, se encontraban encerrados en el interior de la oscura y fría montaña, con un aire cada vez mas contaminado para respirar y preguntándose o lamentándose por los familiares perdidos.
Las siguientes semanas fueron bastante duras, una vez quedo claro que el ejercito invasor había renunciado a intentar seguirlos al interior de la montaña, comenzaron los trabajos para abrir una larga galería que atravesaría el macizo montañoso hacia el Este. En total unos 11 kilómetros de dura piedra que había que romper a base de esfuerzo e ir transportándola fuera de la galería para permitir el paso. Por si eso fuese poco, los enanos abrían la galería con la altura mínima necesaria para trabajar, esto es, apenas 140 cm de alto.
Prácticamente todos colaboraron, con los enanos y parte de los mineros turnándose día y noche y el resto transportando las pesadas piedras.
Pasado el primer mes, y aunque las provisiones de comida no se habían agotado, el agua cada vez mas escasa estaba en su mayor parte demasiado contaminada para el organismo de los humanos. Cerca de 400 humanos mas morirían en el transcurso de los siguientes meses.
Al final, tras 5 meses allí encerrados en aquella opresiva oscuridad la tan ansiada luz llego a mediados de primavera. El viaje hasta los reinos civilizados del sur duraría 2 semanas mas (aquí las semanas son de 10 días). Una vez allí os encontráis a estos reinos envueltos en una aterradora guerra, intentando defenderse de las Hordas que atacaron la colonia... en los meses siguientes, tres Reinos caerían bajo el yugo de los así mismo llamados, Hijos del Dragón.