Partida Rol por web

Uno de los guardianes escucha con curiosidad tu combate de armas romas. Mientras, el resto de tus compañeros duermen. Solo otro guardían junto a este, sigue despierto, aunque está en un estado completo de ebriedad.
Este guardia en cuestión se levanta, y coge dos varas de madera. No parece que pudieran hacer mucho daño, a no ser que se dieran en un sitio delicado y sensible. Sin quitarte el ojo de encima y estando atento, te desata de la estaca y te da la vara de madera, para entablar el combate.
Ante esto, el otro guardian que sigue despierto, borracho, aplaude y silba para que comience el combate. Aunque sus cortos aplausos y delirios no parecen despertar al resto de druidas y galos, que roncan, haciendo eco en la noche.

Extrañado con lo que acabo de encontrar, intento rápidamente ver algo que pueda tener relación con los pergaminos y el oro, pero mi nerviosismo me impide ser concienzudo. Agarro un par de pergaminos en latín y mientras los escondo bajo mis sudadas ropas e intento salir tan furtivamente como he entrado.

Pues empezamoscuando quieras.

El guardián con el que te enfrentas sonríe satisfecho. A pesar de haber cogido la vara, sigue manteniendo su espada envainada y no la ha tirado por ahí, por si acaso. El otro, borracho y ebrio, aplaude emocionado, aunque su compañero rápidamente lo calla con su gruesa voz:
- Cállate, Bórdhz, vas a despertar a los demás, maldito borracho. Duérmete mientras yo combato con el prisionero... vamos a ver de que pasta está hecho...
Y tras decir eso, el galo hace un movimiento extraño con su vara, como si intentara lucirse o demostrarte lo buen guerrero que es. De todas formas, ¿qué habrá sido de Hanón? Algo te dice que pronto tendrás noticia de él. Una sensación, y buena. Quizás todo esté saliendo bien.
Pero ahora, es el celta el que con la vara, intenta atacarte. Te da en la pierna, con suavidad, pero de forma muy rápida. No te ha hecho mucho daño, pues no era su intención. Y sonriendo, dice:
- Vamos, defiéndete ahora, prisionero. Demuéstrame de lo que son capaces los guerreros de Aníbal.

Entro en la tienda del oficial y con un simple asentimiento le doy a entender que ya está la misión cumplida.

El oficial inspecciona durante varios minutos a Hanón con su mirada. Tras cinco minutos así, asiente con una sonrisa algo extraña. Se levanta de su silla, y te dice:
- Ya hemos logrado garantizar la alianza con los celtas. Por lo tanto, será mejor que te quedes en el campamento a dormir, soldado, ya hemos enviado otro soldado a rescatar a tus compañeros. Ya has cumplido hoy, estoy satisfecho de ti. Quizás te vuelva a llamar para hacer otro tipo de trabajo sucio...- y tras decir estas palabras, se queda callado un momento. Es fácil adivinar a lo que se refiere con ''trabajo sucio''... - Ahora, hablemos de tu recompensa. Te prometí una buena recompensa; no solo has encontrado el santuario druídico con tus compañeros, si no que además, gracias a vuestra astucia, hemos logrado una alianza con ellos en estas tierras tan difíciles. Pero sobretodo, haber eliminado a esa escoria espía...
Justo entonces, llama a uno de sus esclavos, que se acerca para escuchar las palabras del oficial, su señor:
- Mohamed, dale unas 300 monedas de oro a Hanón. Su éxito así lo merece. ¿Sabías que con tanto dinero, podríamos contratar una partida de bárbaros mercenarios? Sin embargo, considero los servicios de un cartaginés inteligente como tú, más valiosos que el de los bárbaros. Por ello, para tu bien y futuro, espero que si te pido algún trabajo más, no lo rechaces. Quién sabe si pronto podrías ser ascendido, recibir varios esclavos, o pasar los Alpes tranquilamente, sentado en la espalda de un elefante. Capitán Hanón, ¿suena bien, eh?
Y tras eso, te da una palmadita en la espalda. Estáis ahora solos en la tienda, sin nadie más.
- Y ahora, soldado, márchese de mi tienda, a no ser que tenga algo más que decir. Ya es tarde.

De repente, en aquella oscuridad, aparecen de imprevisto los druidas montando a caballo, acompañados de un soldado cartaginés, que parece un capitán de la legión sagrada. Los druidas, al ver el panorama de guerreros y druidas borrachos, coléricos, gritan:
- ¡DESPERTAD, PANDA DE GANDULES! ¡ESTÚPIDOS!
Pero no dan mucha importancia al combate de armas romas entre el único guerrero sobrio y Maharbal. De todas formas, con una rapidez tremenda, liberan y despiertan al resto de tus compañeros, junto a ti, devolviéndoos incluso, vuestras armas. Parece que no hace falta decir nada; pero el soldado cartaginés, os lo confirma en cartaginés:
- En efecto, volvéis a estar entre las filas de Aníbal, ya no sois sus prisioneros. Soldados, coged un caballo, y marchémonos cuanto antes de aquí. Aunque ahora, estos celtas son nuestros aliados.
Y tras eso, los druidas os ceden un caballo para cada uno. Es aún de noche, quizás podáis echar un buen sueñecito tras todas las experiencias vividas. El capitán de la legión sagrada, de todas formas, no parece haber sido instruído como équite. Pues sus dotes como jinetes dejan mucho que desear, casi se cae, no obstante, logra mantener el ritmo.

-Mmmi sseñor. S...si no es i..i...indiscreción, qqqqqq qué asssunnntos sse t.t.t.traía ennn tre manos mi víctima?-pregunto nervioso mientras no me dejo de frotar las manos y mirar al suelo.

¡Vaya! Lo he logrado. Ya me veía asado "a l'ast" por esos celtas...

Me despido y monto a caballo.

El oficial, mira fijamente a Hanón tras oír sus palabras.
- Era un espía de Roma. Un enemigo. No necesitas saber nada más. Ya te puedes ir a dormir, soldado.
Tras decir eso, recibes las 300 monedas que te habían prometido. El gesto del oficial te hace ver que no tiene intención de decirte nada más.

Maharbal parece ser mejor jinete que el propio capitán que les lleva de nuevo al campamento, con el resto de compañeros. No tardáis en llegar al campamento, el capitán de la legión sagrada os ordena iros a dormir. Mañana será otro día.
- No ha ido todo lo bien que debería de ir, pero os supondrá un aumento a vuestro salario y se os informará mejor. Y ahora, a dormir. Aún falta mucho para la mañana...

- Sí, señor. ¿Puedo preguntar como han ido las negociaciones con los celtas, señor?