-Supongo que lo que teníamos que hacer por aquí ha terminado. -Dijo Doji rompiendo así el silencio que se había asentado en aquel lugar. La joven yacía descabezada en el suelo y con su cabeza a un lado. -Aunque vayamos a honrar a nuestro señor con un presente. No es nuestro presente por lo que por no faltarle el respeto deberíamos obtener aunque sea una presa menor para al menos no faltarle el respeto volviendo con las manos vacías. -Propuso el cortesano grulla al tiempo que miraba en dirección al horizonte últimos rayos de Amaterasu aún luchaban por emitir unos últimos destellos.
Parecía que al final descansaban en paz los dos Yasuki. Esto iba a ser difícil de explicar en la corte, pero se nos había encomendado una tarea y debíamos cumplirla.
-Hai.- asentí ante las palabras de Doji-sama, además cazar podría despejarnos la mente y pensar en que decir cuando volvamos.
Caminé hacia la salida, miré atrás para ver los cuerpos de los dos hermanos tirados en el suelo. Esa imagen sería una buena forma de recordar que un samurai ha de ser humilde...
Zhuo recogió su wakizashi de las manos inertes de la samuraiko cangrejo. Su honor no estaba a salvo, pero si su alma. Sin duda su daimyo no hubiera aprobado el sepukku, pero Zhuo pensó que los khanes o daimyos poco les importa el dolor del alma de los que están bajo su mando. No se sentía mal por haber empujado a la cangrejo a la muerte, muy al contrario se sentía más llena de vida ya que su nueva vida sería una nueva oportunidad de enmendar errores. Tal vez, sin Fortunas disfrazadas de mendigos o lobos con piel de carnero. En su criterio habían obrado mal los dos cangrejos, ambos deberían haber rajado al mendigo en la primera ocasión o haberle ahogado con el arroz. Pero entonces el ofendido hubiera sido la fortuna Inari, con lo que hicieran lo que hicieran su destino hubiese sido el mismo. Tal vez, el único modo de evitar la tragedia hubiera sido no enviando a ninguno a enviar ningún regalo. Pero... ¿qué les importan un par de almas más o menos en el Ningen-do a los que viven en el Tengoku?. Había aprendido algo de todo aquello, y era que hay que vivir con orgullo y dejar la misericordia para las no-personas o las Fortunas. Limpió su wakizashi con una briza de hierba del exterior y asintió a la propuesta del Doji.
— Hai. Estoy de acuerdo. Pero espero nadie mencione al Ciervo Blanco, porque sería un mal chiste que se trate de nuevo de la Fortuna Jizo poniéndonos a nosotros a prueba. Y con ellos es suficiente, — dijo señalando con la cabeza a los difuntos.
¿Por qué? ¿Por qué las Fortunas permitían que me viera rodeada siempre de tanta vergüenza? Ni que hubiera hecho algo para encontrar todas frutas podridas de mi familia. Esta vez, el suicidio de Minoko volvía a dejarme con una carga, pero al menos tuvo la fortaleza de limpiar ella misma su honor y yo lo mínimo que podía hacer era no apartar la mirada hasta que la Unicornio recobró su espada. Era hora de regresar y entregar por fin el regalo de la familia Yasuki.
Al fin habíamos desentrañado el misterio del ciervo blanco. Dos miembros del clan cangrejo necesitaban ayuda y se la brindamos.
No esperaba ese final para el hermoso León Shisa. Esa hermana pequeña que antes de cumplir su misión decidió sacrificarse para enmendar su error.
-"Podría haber cumplido y luego morir. Quizás fuera demasiada vergüenza para poder soportarlo." pensé
Miré a mis compañeros...
-"Deberíamos continuar con la caza. Ya hemos dado demasiada ventaja a los otros grupos." dije después de rezar unas plegarias por lo sucedido allí.
Faltan un par de horas para que anochezca. ¿Buscáis el camino de vuelta enfrentándoos al daimio y la corte con la historia de lo que os ha pasado o preferís llegar tarde y cazar algo?
A raíz de los comentarios que se iban profiriendo, me quedó claro que mi voluntad de regresar tendría que se pospuesta. Lógico, teniendo en cuenta las burlas que habíamos recibido a nuestra partida, pero en lo que a mi se refería ya había tenido suficiente de frío y nieve y únicamente no ponía rumbo de regreso por no aparecer sola con la katana extraviada, lo que tiraría por tierra cualquier historia que pudiera contar sobre su procedencia.
Me parece que todos quieren cazar algo ;)