Partida Rol por web

Scott observa como la terrible imagen del monstruo desaparece, siendo sustituida por una bella mujer de apariencia irresistible. La fémina se levanta dentro de la estrella de cinco puntas donde permanece confinada y le hace gestos a Scott para que se acerque. Este, sin apartar los ojos de ella, ve como la exigua ropa que lleva puesta cae a sus pies, dejando ver un cuerpo sencillamente perfecto. Lentamente, da un paso hacia adelante. 

El resto veis con horror como Scott abre los brazos como si quisiera abrazar al monstruo y camina en dirección a la estrella...

Aunque intentaba aislarme del horror cerrando los ojos, los abro momentáneamente para ver porqué Scott ya no realiza el cántico, y la visión me llena de desesperanza: ¡está siguiendo los pasos del hombre que murió despedazado en el antiguo ritual! Aún lleno de pavor, soy yo el encargado de arreglar la situación: William está mucho más templado y da más confianza que yo para terminar el cántico del ritual, y Harry tendría que dejar la escopeta y quedarse desprevenido ante otros ataques, y aún así tal vez no llegaría a tiempo.

Rezando para no fallar en un momento tan importante, intento levantarme y empujar a Scott para sacarlo del círculo, con cuidado de no tirarlo encima de William.

Mi respiración se normaliza a expensas del ser que tenemos frente a nosotros. Tal vez sea el poco tiempo que nos queda para terminar el ritual, tal vez sea la presencia de mis compañeros que me dan las fuerzas necesarias.

Sin embargo, mientras continúa mi cántico, veo a Scott de reojo. Su rostro cambia completamente, como si se remitiese al lugar más feliz que conociera, como si se encontrase nuevamente con un ser amado. En sus ojos se marcan una confianza y calor que da miedo, pues le veo abrir sus brazos y caminar en dirección al centro de la estrella, al ser.

Un sudor frío me recorre. Intento ver a Harry, intento darle aviso, pero no puedo, debo seguir. E instantáneamente me giro hacia Walter. Lo veo moverse, lo veo percatarse sobre Scott. Un pedazo de esperanza me cubre, nos cubre ahora.

- ¿Pero que hace?, ¿se ha vuelto loco?. Esos fueron los pensamientos de Harry al ver que Scott se dirigía hacia la bestia. Walter reaccionó rápido abalanzándose sobre él y apartándolo momentáneamente del peligro. Ya sólo quedaba William recitando. Con todo lo que estaba sucediendo y allí seguía él, sin moverse de su sitio y continuando con el ritual. Había que tener mucho valor para hacer lo que estaba haciendo. Harry aprovechó que Walter y Scott estaban en el suelo para apuntar a la criatura y comprobar que daño podían hacerle.

Walter no dudó ni un instante en empujar a Scott y sacarlo fuera del alcance del monstruo. Su compañero cayó al suelo pesadamente pero ni aún así apartó la vista de la criatura. Intentó levantarse y volver a acercarse pero Walter le sujetaba con firmeza.

Harry dirigió el cañón de su arma hacia la criatura y apretó el gatillo. La descarga acertó de lleno al monstruo en el centro del círculo, pero no le hizo más daño que si le hubieran tirado una pelota de papel. Si no fuera porque minutos antes había vuelto a matar a aquella pobre mujer, Harry hubiera pensado que su arma estaba llena de perdigones de sal.

Sólo quedaba William entonando el cántico que se acercaba a su terrible final. Con un crescendo, la voz de William entonó las frases en los últimos segundos y las dos horas se consumieron. En medio de un terrible gemido, la criatura se encogió sobre sí misma antes de desaparecer por fin en una explosión de humo que, cuando se disolvió, dejó tras de sí una persistente suciedad ultraterrena.

Al parecer todo ha acabado, pero no me relajo: ¿realmente es el fin del monstruo? Miro a Scott, aunque todavía no lo suelto (de todas formas, me temo que si lo intenta por la fuerza, se liberará):

- ¿Señor Spencer?

- Pero que demonios te pasa? acaso la quieres toda para ti? Sal de encima mio o te rompo la cara!- le había gruñido a walter como me arrojo al suelo. Había comenzado a forcejear cuando el escopetazo de Harry me dejo aturdido y con un zumbido en los oidos. De pronto William termina con el ritual y mi bella dama de transforma nuevamente en una maza informe de pesadilla, pero ahora aullando de dolor e ira.

Nuevamente intento zafarme pero esta ves para oir lo mas posible de esta casa maldita, pero cuando el monstruo muere se rompe el hechizo y vuelvo a recuperar un poco de mi cordura -¿Que paso?-  le pregunto a Walter -¿Donde esta la mujer?- 

- ¿La mujer? Señor Spencer, la mujer ya estaba muerta cuando salí, y Harry remató su cadáver en vida -digo sin saber a que se refería Scott, pero soltándolo: aunque este desorientado ya no parece peligroso.

Mis ojos se abren de par en par, mi respiración se atropella cada vez más. Ha terminado, finalmente todo ha acabado. Siento mi boca entumecida después de las dos horas... al fin mi mente se encuentra liberada del cántico, ya puedo pensar con mayor claridad.

Observo hacia donde están mis compañeros y me acerco a ellos. "- ¿Se encuentran bien?- les pregunto-. Por fin se fue, lo... lo logramos- agrego con una sonrisa incrédula".

Escucho lo que comentan Walter y Scott y caigo en cuenta de la mujer que yace muerta fuera de la casa y el hombre maniatado que dejamos también ahí.

"- Debemos hacer algo respecto a la mujer... tal vez con el hombre se pueda hablar, pero la mujer significaría un problema... más allá de que haya estado muerta antes- menciono sin entender por qué encuentro naturalidad en estas palabras- no podríamos explicar la herida del arma".

Menos mal que William acabó con el ritual y la criatura se disipó tal y como había llegado pues sabía que con la escopeta no le iba a hacer ningún rasguño. Se acrcó a donde estaban sus.., por que no decirlo ya, sus amigos. - Buen trabajo chicos, ¿estáis todos bien?. Lo dijo mirando a Scott. ¿Qué te ha pasado, chico?, ¿Querías matarlo a puñetazos?. William tenía razón, había dos cabos sueltos. - No me gusta lo que voy a decir pero creo que es lo que debemos hacer. Al vagabundo lo soltamos, por mucho que le de al pico no le creerán y a la mujer la enterramos pues no creo que nadie entienda que era una zombie y bla, bla, bla.

- Está bien, pues hagámoslo. Primero hay que soltar al extraño para que se marche y no vea dónde enterramos el cadáver...

-Sera mejor que dejemos el asunto de mi mujer para otro momento- le digo a Walter mientras me paro y me quedo mirando el símbolo y escuchando a mis compañeros -La pregunta es donde la enterramos? Fuera de la casa segudo, eso esta fuera de discucion...- me froto la barbilla meditabundo -Creo que deberiamos encerrar al vagabundo mientras lo hacemos-

"- Existe un problema- comento a los demás-. Si se enterrase a la mujer en las cercanías de la casa ya sería un problema, pues queramos o no las gentes de este pueblo, de una u otra manera, se deben haber enterado de nuestra llegada y estadía en este lugar".

Enciendo un cigarrillo y aspiro una buena bocanada de humo. Habiendo pasado el peligro del ser, el tabaco me sienta extremadamente relajante.

"- También podríamos intentar incinerar el cuerpo, aunque sería difícil lidiar con los huesos...- me detengo un momento y les observo-. Es decir, sé que no es lo más cómodo, razonable o agradable lo que estamos tratando, pero no hablamos de deshacernos de alguien porque la asesinamos, sino porque no podríamos explicar que nos atacó sin vida- por más que intento darle lógica a las palabras, no resulta muy cuerdo".

"- Si se entierra a la mujer, debería se a varios kilómetros de aquí... si se la incinera lo mismo, y luego ver de deshacerse de los huesos que queden. Sinceramente, no sé cómo podríamos proceder óptimamente en esta situación... en cualquier caso, siempre deberíamos ser concientes de que hemos de tener una coartada por cualquier caso- agrego".

La preocupación de mis compañeros es totalmente legítima y tal vez debería calmarme y pensar mejor como ellos. Pero también ninguno de ellos había sentido la impotencia de ver como una muerta te pedía ayuda y no poder dársela:

- Señor Kramer, no puedo permitir que se incinere el cuerpo de esa mujer. Puede que sea lo más seguro, pero no es cristiano y ya que ha muerto de una forma tan horrible, no me gustaría que tuviera que descansar en paz de esa forma.
Me gustaría enterrarla personalmente. Si me lo permiten, alguien que sepa conducir puede llevarme en coche hasta un lugar en el que quedemos que es apropiado tanto para ella como para que no la descubran y nos acusen del crimen que no hemos cometido, y mientras cavo el hoyo y la sepulto, el conductor volvería aquí y entre todos ustedes pueden decidir que hacer con el hombre atado, si lo van a dejar en alguna parte en concreto o en mitad del bosque. Hace bastante frío, no creo que el campo sea un lugar adecuado, pero por otra parte si se quedaba aquí era porque no tenía un sitio donde volver... Una vez resuelto el asunto, pasan a recogerme y acabamos con esta noche tan dura.

- Me parece una idea razonable. Si nadie se ofrece yo te podría acompañar. Lo único que no se me ocurre ninguna coartada para llevar un cadáver con la cabeza reventada en el maletero. Si nos para la policía estariamos en un grave problema.

- Sin duda sería un problema, Harry. Tal vez no deberíamos alejarnos mucho de este lugar, enterrarla cerca pero no en los dominios de esta granja y tampoco del pueblo. Supongo que así las posibilidades de que nos encontremos fortuitamente con la policía son muy reducidas...

Siguiendo el consejo de Walter, enterráis a la mujer no muy lejos de la granja pero sí lo suficiente como para que nadie pueda relacionaros con el asunto. En cuanto al vagabundo, Harry está en lo cierto, nadie le creería una palabra. Así que le dejáis libre también.

Cuando regresáis a Arkham esa noche, cansados y aún temblando de la terrible experiencia, os enteráis de la muerte del viejo Merriweather. Os consuela saber que el pobre anciano encontrará por fin la paz, libre el mundo de la terrible criatura que trajeron de otra dimensión.

algo es algo