Partida Rol por web

Tras verse en la dificultad de tener que derrotar a un rival que era por mucho superior a ellos, los miembros de roja escarcha optaron por la opción mas sensata, escapar. Con la ventaja de que el portal ya estaba abierto el grupo inicio con su retirada, no si antes intentar salvar de ser posible a Elrohir.

Por ello los magos Vyrin e Ivar habían retrasado su escape intentando darle alguna oportunidad al elfo. El cual habría que decir, había sufrido un brutal golpe por parte del oso, lo cual le había dejado una fea herida. Para su suerte Ivar parecía haber tenido éxito con su hechizo y el oso se notaba claramente confundido.

Tan sólo le quedaban unos metros para alcanzar su objetivo, sólo quedaba muerte a su espalda. La torre les había vencido. Adriana había sobrevivido para luchar otro día, pero con la humillación de haber abandonado la lucha. Sería una herida que le acompañaría toda la vida.

No era el momento de los héroes, el atque del animal había sido tremendo y bestial. Sin dar ninguna opción más y gracias al tiempo conseguido por sus compañeros, el elfo se levanta eléctricamente y corre hacia la salida evitando cualquier nuevo enfrentamiento con el oso.

La imagen de su hermano elfo avanzando con destreza frente suya le ofreció cierto alivio, pero sobre todo desencadenó sus pasos veloces sobre la fría nieve. ¡Vamos! ¡Salgamos de aquí! Sus brazos incitaban a sus hermanos huir de aquel lugar antes de que fuera demasiado tarde. Sus ojos regresaban sobre sus pasos cargados de duda, preguntándose si estaba haciendo lo correcto, si no se dejaba llevar por el miedo. Pero no encontraría respuesta hasta errar por el velo, donde las respuestas la buscaban a ella.

Sacando un segundo aire tras la atinada acción de Ivar, los miembros de roja escarcha se apuraron a escapar. Por un momento parecía que lo lograrían fácilmente pues no había señales del enemigo y Elrohir ya estaba con ellos, justo detrás de Ivar.

No obstante en cosa de segundos el inmenso y ancestral oso negro surgió desde el camino por el que bajará Trekk momentos atrás, con lo cual había cortado camino y ahora prácticamente respiraba el hombre de los dos avaritas. La suerte estuvo de su lado y gracias a su reacción inicial, lograron cruzar el portal momentos antes que las garras del oso se clavaran en sus frágiles cuerpos.

Todos habían logrado cruzar, incluso Trekk que era el mas lento y había sido el ultimo en hacerlo. A sus espaldas el oso se estrello con la nada, desconcertado ante la desaparición de sus presas.

La urgencia no les libraba de esa incómoda sensación de abandonar esa sensación de corporeidad. Se alegró de no tener que llevar la carga de otro hermano perdido, esperando hasta el último momento para cruzar el portal, arropada por la inmensidad de su hermano avvarita. Sabían lo que tenían que haber hecho, pero desconocían las consecuencias de haber fracasado. Ese sentimiento ahora libraba una fuerte batalla con su orgullo, incapaz de asumir culpabilidad alguna que no fuera ajena, pero eso no evitó que la fría chamán les dedicara las que quizás fueran sus últimas palabras. Lo lamento hermanos, los dioses no están dispuestos a compartir su gloria para aquellos de poca voluntad. Habéis luchado bien y veo gran gloria en ello. Mi viaje continuará y espero que nuestros pasos se crucen pronto. No quiso sentenciar despedida alguna, pues aún quedaba gran incertidumbre en su destino, por lo que intento arrancar la solemnidad de su derrota con la primera muestra de humor que la Roja Escharcha conocía. ¿Habéis disfrutado del invierno? Abriendo las puertas a una conversación de la que poder nutrirse de las experiencias de sus hermanos.

Habia corrido al ultimo tras de mis compañeros, el amargo sabor de la derrota torcia la mueca del musculoso Avvar, en su mirada se leia claramente la decepcion. No de sus compañeros ni de su lider, sino la suya propia, no habia tenido miedo, pero sin embargo se habia rendido sin dar lucha, hubiera sido mejor honor el morir entablando batalla.
De todas formas, aquello era la camara, aun cuando muriera alli no habria sido digno de mencion...

Aún dolido moralmente por la derrota y con la gravé herida en su torso, fruto de la potente garra de la criatura casi mitológica a la que se enfrentaron, las palabras de Ivar sobre el invierno le parecieron casi una burla final.

El invierno finalmente no ha llevado por delante, nosotros hombres de ciudad no hemos sabido sobrellevar el frío. Nuestro entrenamiento a partir de ahora deberá prever lo imposible y afrontar lo improbable.

Espero que pronto podamos mostrar de nuevo nuestra valía.