Partida Rol por web

La elfa no necesitó combatir, por suerte la fuerza de Rhylen y la inspiración de Alethiea fuera suficientes, pero por si acaso la magia de Tanyl y la puntería de Togo fueron imprescindibles para dar fin al combate. -Buena puntería...- confesó la atractiva elfa a un grandísimo Togo. -Pequeño... echa los abrojos que te di antes.- le dijo al mediano que podía dar uso a aquel arma y así retrasar a quien les siguiese, porque estaba claro que les seguirían... No obstante, según se acercaba al lobo herido, la elfa se palpó un bulto a un lado de la cintura. Ups...los tenía yo. Disculpa Togo, yo me encargaré de desperdigarlos entre la niebla. Hecho esto, Hostawen volvió al trote hasta los compañeros, que ya se disponían a entrar en el túnel recién descubierto. -Vamos, presteza...- y sin mediar más palabra la elfa escoltó a Wenton a la salida cerrando la comitiva.

Alétheia no pudo contener las lágrimas al ver sanos y salvos a todos sus compañeros. Un crudo sentimiento de culpa la atenazaba la boca del estómago. Había estado a punto de abandonarlos a su suerte, aunque habían provocado todo ese jaleo para llamar la atención del bárbaro de Krant.

- ¡Oh, Hostawen!- Se abrazó a la flacucha elfa y sollozó en su hombro. Tras sorberse los mocos que le caían por las fosas nasales se recompuso y se puso manos a la obra.- No hay tiempo ahora. Vamos.- Recogió las pertenencias de los malnacidos heraldos y se hizo con una de las dagas.- Yo estoy bastante bien. Puedo ir la primera. Si se me ponen por delante les enseñaré lo que hace un Dios Verdadero.- No pudo más que sorprenderse por la habilidad del pequeño Togo. Si no hubiera sido por él su plan de escapada habría fracasado o cuanto menos habría tenido que usar su ya escasa magia para solucionarlo.- Alejémonos un poco y podré curarle, Sr. Carsson. Ha estado magnífico ahí. Todos vosotros...Tanyl...me alegro de verte también.

Señor Carsson, está vivo !!! - Exclamó Togo entre sollozos con los ojos totalmente empapados de lágrimas. El pequeño se abrazó a él con fuerza hasta que se dio cuenta de lo malherido que estaba el hombre y se separó inmediatamente de él asustado. - Oh, mire lo que le han hecho, está muy malherido. Lo he visto luchar, es usted un verdadero héroe, lo sabía, sabía que lo era y no un viejo borracho... El mediano estaba visiblemente emocionado por todo lo que había sucedido desde qué decidieron llevar a cabo su plan, pero sobre todo por haber sido testigo de esta reciente y cruenta pelea a vida o muerte y que había acabado con dos heraldos de la orden tirados sobre un charco de sangre. Sin duda ya no había vuelta atrás y la farsa con la que pretendían pasar desapercibidos en el templo había terminado. Pero aún tenían que salir de allí y Togo no tardó en reaccionar y en ponerse manos a la obra para encontrar el modo de salir de allí, cosa que consiguió rápidamente, logrando descubrir la cerradura de la puerta oculta en la pared y que abrió utilizando una de las llaves que Aletheia había arrebatado a uno de los muertos. Tras eso esperó a que el señor Carsson y la joven pelirroja pasarán para ir detrás de ellos, justo delante de Tanyll y Wenton.Viendo el buen uso que podía hacer de su varita sería bueno permanecer cerca del elfo.

Manteniéndose pegados los unos a los otros, recorrieron los escasos cien pies de túnel en el más absoluto silencio. El chapoteo de las pisadas sobre los charcos y el constante goteo del agua filtrándose desde el techo eran las únicas notas de la triste canción que los acompañaba en el corto camino por debajo de las calles de la gran ciudad. Lejos a sus espaldas, cuando la escalera de mano que ascendía hasta el techo se hacía visible, comenzaron a llegar los ecos de unos golpes graves y secos. La imagen de Krant o cualquier otro golpeando con insistencia la puerta que daba a las celdas pasó por más de una de las cabezas. Sin embargo no había tiempo para detenerse; eran muchos y tenían que poner tierra de por medio cuanto antes.

Cuando Rhylen alcanzó la parte superior de la escalera y descorrió el cerrojo que impedía que ésta se abriese desde el local, hubo de empujar con no pocas ganas la trampilla que bloqueaba el acceso a la taberna. Por fin el peso muerto que había sido depositado sobre ella comenzó a deslizarse hasta que quedó por fin de los límites de la estrecha portezuela; irónicamente, se trataba de una caja de botellas de vino.

Inmediatamente después de que el hueco entre la puerta y el suelo se abriese una pulgada, el ruido de las conversaciones en el salón se hizo audibles con claridad. Por la hora que era, la probabilidad de que el Lamento del Explorador tuviese clientes comiendo o bebiendo era muy alta, tal como quedaba demostrado. La voz del posadero, Rolen Oggersmith, cantando las comandas a la cocina se elevaba por encima del bullicio reinante.

Aunque había poca luz, era evidente que se encontraban en un almacén de bebidas y suministros varios. Estaba poco desordenado y bastante limpio para lo que podría esperarse de un local como aquel. Barriles de harina para pan, barriletes de cerveza, cajas de vino, montones de botellas vacías y varios jamones colgando del techo componían el mobiliario de la habitación. Afortunadamente no había nadie en él.

¡POR TODOS LOS DIOSES DENSE PRISA! - Gritó Wenton Grompus desde el interior del túnel. ¡Tengo que llegar hasta mi familia antes de que esos locos les hagan daño!

Por fín fuera de ese maldito templo lleno de locos! Aunque para ser sinceros lo único que había sacado de quicio al hechicero eran aquellas tediosas horas descifrando aburridos pergaminos; tarea de la que normalmente se escabullía en su hogar natal.

Ahora tocaba esconderse antes de que les hicieran una encerrona. Lo mejor sería ir al Regalo del Bosque para hablar con su contacto, pensaba el semielfo, y así se lo comunicó al resto del grupo en susurros.

- Podríamos ponernos las máscaras para salir de aquí, no creo que le sorprendiese mucho al posadero. Podríamos llevar al panadero como prisionero. Luego buscamos un lugar oscuro y nos deshacemos de los disfraces para no llamar demasiado la atención en la siguiente posada. ¿Qué os parece? Ah, y tendríamos que ocultar al lobo de alguna forma, en un saco o un barril quizás.

Rhylen agradeció las muestras de cariño del pequeño Togo y notó, una vez más, como el poder del Débil recorría su magullado cuerpo otorgándole algo más de vitalidad. – Gracias, hija, dijo con un guiño. – No sé qué hubiese hecho sin tu apoyo hoy…

Tras ello, Rhylen primero, y el resto del grupo después, se sumergieron en aquel oscuro túnel. Aunque la travesía iba a ser corta, no impidió que Rhylen valorase todo lo acontecido. Es posible que el viejo guerrero hubiese estado al borde de la muerte en más de una ocasión, que haya tenido que enfrentarse en dos ocasiones a un rival muy superior a él por mucho que no quisiera admitirlo y que el hecho de haber tenido que hacer todo aquello sin su espadón y su vieja armadura le hubiese obligado a hacerlo buscando soluciones alternativas…sin embargo, Rhylen seguía con vida, un viejo moribundo entraba ahora en el túnel de escape del templo de Razmir, pero por seguro que un guerrero más tenaz y capacitado saldría al otro extremo del mismo.

Tras salir del túnel, Rhylen celebró no solo salir de aquel infesto lugar sino también el lugar donde había llegado a parar. – El almacén de la taberna…, dijo para sí mismo y luego su mirada se clavó en la caja de botellas de vino que él mismo acababa de apartar. - ¡Hombre que no!

Rhylen no desperdiciaría la ocasión. Tenía la boca seca y con una sabor amargo de tanto escupir sangre, ¿qué mejor que un buen trago de vino para aliviar esa tortura? Así pues, abrió presto una de las cajas y descorchó una de las botellas para, sin pensarlo, darle un profundo trago… -Aaaahhh.. ¡joder, como te he echado de menos!, tras ello, la volvió a encorchar y la depositó sin pudor alguno en uno de los profundos bolsillos de su túnica. – Luego acabaré contigo…, le dijo como si hablara con su mejor amigo para después ayudar al resto de compañeros que faltaban por llegar a la superficie. 

Con paso tan raudo como la propia oscuridad del túnel les permitía, los aventureros de Kassen llegaron hasta el almacén de la taberna. Allí tuvieron unos segundos de descanso pero era imperativo continuar.

- Espera...- Dijo cuando Rhylen fue a coger reconstituyente. Al contrario de lo que pudiera parecer, dejó que el viejo bebiera peor no que guardara la botella.- Dame un trago a mí también.- Y no era para menos. Lo que había vivido la Pitonisa del Débil no se lo deseaba ni a su peor enemigo. Un trago de vino , que podría ser el último, le ayudaría a calmar los nervios.

- ¡Reconstituyente!¡Seré tonta!- Como loca se puso a rebuscar en la mochila y sacó una varita.- Si tengo esto.- Dos para ser precisos. Observó con ojo clínico a sus compañeros y se paró en el jovial Togo.- ¿Qué te han hecho a ti, pequeño?- Dijo con ternura a al vez que activaba la varita y sus heridas se cerraban. - Hostawen...- Alétheia torció la mirada al ver a Rakna tendido en un disco de tenser, inerte.-  ¿Esta muerto?...- Si no hubiera estado la exploradora elfa allí lo hubiera comprobado ella misma pegándole toquecitos con un palo.-Creo que lo mejor sería dejar así a Rakna a no ser que le obligues a hacerse el muerto. Si alguien nos ve por la calle podemos decir que vamos a deshacernos del perro porque ha estado dando problemas y de Wenton, como dice Tanyl.-  Trataba de justificar la inquina que aún sentía hacia el animalucho quien, junto con sus compañeros de manada, había intentado comérsela.

Rhylen se estaba guardando la botella cuando, para su sorpresa, Alétheia demandaba un trago. Después de todo lo que había hecho la pitonisa por él, pudiendo ser incluso la culpable principal de seguir con vida… no podría negárselo. – Además, ¡aquí hay mucho para todos!. Así pues, Rhylen le pasó el brebaje mientras todavía seguía saboreando el último trago.

Una sorpresa algo menos agradable sucedió entonces. La pitonisa no sólo demandaba el trago sino que además tenía intenciones de quedársela para ella. Rhylen quedó con el brazo estirado esperando una devolución que nunca llegaría, abriendo y cerrando los dedos de su mano al igual que un bebé hambriento clama el pecho de su madre… sin embargo, al ver que Alétheia le ignoraba mientras disfrutaba del vino, Rhylen no pudo hacer otra cosa que encogerse de hombros contrariado. - Quién sabe, a lo mejor al haber estado tanto tiempo juntos la haya empujado a compartir este pequeño vicio…, pensaba para sí mismo, y sólo con imaginarse aquella idea, una sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro… - Bah, pues tu conmigo, pequeña, se dijo apoderándose de otra botella… ¡y ésta sin abrir!

Mientras esto ocurría, Alétheia fue haciendo uso de su varita mágica y calmando las heridas del pequeño Togo, que sin duda se había ganado. Tras ello el grupo ya estaba listo y dispuesto para salir de la taberna. Togo parecía intentar frenar el avance de sus perseguidores obstruyendo la entrada al almacén, mientras que Hostawen se pensaba apenada si alojar a su lobo en el interior de un saco, aunque aquel animal más bien parecía la alfombra de algún noble ricachón. – Pobre, chucho…

- Bien, chicos, vamos allá… cuando salgamos tratemos de no llamar demasiado la atención, no llevamos precisamente unos atuendos desapercibidos, añadió mostrando su túnica ensangrentada. – No os detengáis y una vez que lleguemos a la posada, ya tendremos tiempo de ponernos al día… ¿preparados?, concluyó esperando la aprobación del resto…

Togo quedó totalmente paralizado de puro asombro y admiración cuando tras ser tocado por la  varita mágica de Aletheia, una sensación de alivio le recorrió todo el cuerpo, sobre todo la zona en la que había sido golpeado por el Golem de piedra, que dejó de dolerle de inmediato. Era la primera vez el pequeño sentía la magia curativa y sin duda le dejó tan aliviado como fascinado.

Pero poco tardó  el inquieto mediano en reaccionar consciente  y mientras se preparaban para salir de la posada, el pequeño se acercó a uno de los barriles que parecían más pesados e intentó arrastrarlo sobre la trampilla.  Sin embardo el tonel era casi tan grande como Togo y apenas pudo moverlo del sitio. Ufff, no puedo.... ayuda, esto los retrasará....  

Todos entendieron la intención de Togo de colocar el barril sobre la trampilla para tratar de retrasar a sus perseguidores. Tras eso el mediano se dispuso a seguir al resto no sin antes pronunciar: Gracias.

La elfa se dejó engullir en los enormes brazos de Alétheia, ella también la había echado de menos y casi ni le importaba el asco que le producían aquellos mocos. Una vez recorrieron el túnel y pudieron salir, empezaron a planear como llegar sanos y salvos. Por suerte Alétheia, que se había dado a la bebida como su amante, parecía curar a los heridos del grupo, al llegar a Rakna pareció detenerse. Todos parecían proponer meter en un saco o en un tonel a Rakna y no curarlo -Alétheia, seguimos vivos gracias a Rakna... Por favor usa esa varita para reestablecerlo y por supuesto no lo meteré en una barril ni en un saco como si estuviese muerto. ¿cómo se os puede ocurrir semejantes barbaridades?- decía escandalizada ante tales ideas.

Hubo poco tiempo más para seguir con la planificación una vez se colocó el pesado barril sobre la trampilla, pues pronto los sacerdotes aparecerían por el túnel o, lo que era peor, se aproximarían a la salida lógica de éste, El Lamento del Explorador. Por otro lado Wenton tampoco iba a concederles demasiado descanso. El panadero, daño colateral de los frustrados planes del grupo, ansiaba poner tierra de por medio no sólo entre el templo y él, sino también alejarse lo más posible de Tamran, aquella ciudad que había sido su hogar por tantos años y en la que tan buenos negocios había hecho. Pero la familia era más importante y eso era precisamente lo primero que el vapuleado Wenton tenía en mente: poner a salvo a los suyos. - Os acompañaré hasta que os deshagáis de esas vestiduras, después volveré con mi familia y no volveré a esta ciudad hasta que esos locos hayan desaparecido. ¡Menuda maldición me ha caído! - Si alguno esperaba un «gracias» o algo parecido, éste no llegó. Viendo que todos estaban listos, fue él mismo quien abrió la puerta que daba a la calle una vez Rhylen se aseguró de que todos estaban listos.

Era mediodía, lo que normalmente significaba que las calles de Tamran, al igual que el salón de la taberna que dejaban atrás, estarían atestadas pese al frío y la nieve. Y así fue. Tan pronto dejaron el almacén, el bullicio propio de la plaza cercana al templo se hizo audible incluso habiendo varias calles de separación entre ellos y el abarrotado lugar. Lo bueno que tenía ir vestidos con las túnicas y máscaras de los acólitos era que poca gente se atrevía a mantener fija la mirada por más de un segundo hacia el nutrido grupo, así fuesen algunos de ellos teñidos de rojo y con un disco flotante en el que reposaba un bulto tapado con unos sacos. Aquello daría lugar a toda clase de especulaciones pero, si de algo podían estar seguros, es de que nadie las pondría en los oídos de los sacerdotes, pues el miedo a éstos era grande.

Wenton era un gran conocedor del barrio, hecho que utilizado en ventaja del grupo sirvió para alejarse rápido y de forma segura del lugar. No pasaron más de diez minutos, aunque por los nervios bien pareció una hora, hasta que se deshicieron de aquellos llamativos ropajes y pusieron rumbo a La Última Comida de Gar, donde podrían estar a salvo durante un tiempo. Wenton no continuaría; tan pronto la última máscara fue desatada en el callejón en que se habían ocultado, salió corriendo en dirección a su casa sin apenas despedirse.

Llegaron a la recóndita posada mucho antes de las inquietantes noticias sobre agresivas patrullas de monjes peinando las zonas cercanas al templo. Gritando y amenazando a todos los que tenían la mala fortuna de cruzarse en su camino, al parecer buscaban a unos infieles que habían osado desafiar el poder de Razmir.

Puglas Tamall y su oronda y vociferante mujer Hilga recibieron con agrado a los cinco compañeros. Habían pasado muchos días desde que dejasen sus habitaciones y éstos ya se habían temido lo peor. Lo primero que hizo Hilga vio llegar a Togo y Rhylen en semejante estado fue el prepararles sendos barreños de agua tibia para que tomasen un baño. Todos lo tendrían después de éstos, así como comida en abundancia y un lecho limpio y confortable en el que descansar después de las últimas vivencias. Las pertenencias en sus habitaciones estaban tal y como las habían dejado, dando la sensación de que no hubiese pasado el tiempo desde que llegaron a bordo del Neblina Negra. Pero en su cuerpos contaban una historia diferente: magullados, doloridos y debilitados después de tantos días de sufrimiento, no podía negarse de que la vida en el templo les había pasado factura.

Era momento de descansar y planear el siguiente movimiento, uno que no admitiría equivocaciones pues ahora el avispero había sido agitado y sus habitantes estarían alerta. Pero, al menos por lo que restaba de día, esas preguntas podían esperar. Era hora de dormir y reponerse.

Por fín habían conseguido descansar como era debido. Tanyl se sentía como nuevo, ya no le dolía la espalda. Se encontraba en perfecta forma para...

- Qué tal te encuentras Hostaween? Y Rakna? Mira, Fuzuli le ha traido un trozo de carne a tu lobo para que se ponga fuerte.

Por supuesto era mentira. El felino lo había robado de la despensa para zampárselo él, pero el semielfo se lo había quitado para conquistar a la difícil elfa.

Se encontraba tan estupendamente bien que sus sentidos mágicos se habían acentuado. Aquella noche llegó a su mente una nueva forma de manipular al esencia. Le gustaría ponerlo en práctica, pero a saber qué les deparaba el día, asi que decidió ahorrarselo por el momento. Quizás más tarde, y con la escenificación adecuada, fuera lo que necesitaba la exploradora para caer en sus brazos.

Le ofreció el trozo de carne al lobo, sin mostrar miedo alguno.

Al instante enarcó una ceja; había recordado algo.

- Togo, abriste la puerta? Qué había?

Togo prefirió salir de la posada sin su túnica ni su máscara que fueron guardadas con rapidez en su sacoHobbit mientras el resto empezaban a salir disimuladamente - No os preocupéis por mi, os seguiré de cerca- pues sin duda, con las vestimentas de Razmir, sería el más llamativo de todos por ser el primer "niño" de la secta. El mediano dejó pasar unos segundos antes de salir a la calle y cuando lo hizo no tardó en mezclarse entre la gente. Su baja estatura y sus discretos movimientos  lo hicieron prácticamente invisible caminando entre las gentes de la ciudad.

Hasta sus propios compañeros lo perdieron de vista, pero todos confiaban en que el pequeño llegaría sano y salvo a la posada, Cosa que sucedió a los pocos minutos, quizás demasiados para algunos de los integrantes del grupo ¿ Qué habría estado haciendo el pequeño por ahí?

Una vez en la posada, después del  baño reparador y de llenar los estómagos ,el grupo se reunió en una de las habitaciones a contar lo que cada uno había descubierto durante el improvisado y malogrado plan que habían llevado a cabo en el templo. El primero en empezar a hablar fue el mediano, quizás sabedor de que era uno de los que más información podía aportar.

Bueno veréis, después de que Tanyl y Hostawen convencieran a Numb para que los dejase pasar y se fuera a ver el combate entramos en el pasillo.La puerta secreta tenía cerradura, pero era de las buenas y me fue imposible abrirla, sin embargo la puerta de al lado estaba abierta y por allí que fuimos ignorantes de se trataba de una trampa que nos hizo caer a Tanyl , Rakna y a mí en un foso lleno de huesos humanos. enseguida nos apareció una serpiente de las grandes, pero  un ser de agua que apareció de repente se encargó de ella. El foso era grande y estaba entre por dos grandes estatuas a cada lado. Bajo una de ellas tenía su guarida la serpiente y en ella encontré unas pocas monedas, una varita que tiene Tanyl y un anillo dorado con el nombre del amigo de Reginar. Nos costó mucho salir de allí escalando por las estatuas para poder llegar al pasillo que se veía desde abajo y en el que se veía por un lado la puerta secreta que daba al pasillo de las celdas y que pudimos abrir desde dentro para que entrase Hostawen. Al otro  lado tenía   una puerta que daba a una amplia y majestuosa sala llena de tapices, un trono empedrado con gemas y joyas y un gran brasero encendido  que iluminaba todo ligeramente. Allí encontramos a Wenton amordazado, maniatado y colgado bocaabajo. Nos contó que lo habían torturado para sacarle información sobre algún tipo de  resistencia contra el templo, pero nos dijo que no nos había delatado. Nada más llegar Rakna se acercó a una de las paredes y de ella surgieron tres pequeñas figuras de piedra que sin duda protegían una puerta que vimos escondida tras una cortina. Empezó un combate brutal en el que Rakna cayó y yo estuve a punto, pero al final pudimos con ellos. En ese momento se escucharon los gritos de Krant al otro lado de la puerta secreta. Tanyl y Hostawen salieron para entretenerlo mientras yo me quedé en la sala investigando. Me costó mucho abrir la puerta de los guardianes pero finalmente lo logré. Era un pequeño almacén con varios arcones cerrados y algunos sacos, pero los gritos se escuchaban cada vez más cerca y me dediqué a esconder los restos de los guardianes de piedra por si entraba Krant, para que no viera nada raro y volviera a irse. Pero eso nunca pasó, pronto se escucharon los gritos de alarma y pelea. Liberé al panadero y antes de salir de allí tomé prestado  lo único que podía coger fácilmente y esconder en mi sacohobbit.
El mediano empezó a rebuscar dentro de su saco mientas continuaba  hablando sin mirar a sus compañeros
Después ya nos encontramos en el pasillo donde  luchabais contra Numb y el resto ya lo conocéis
 Hasta el mediano se sorprendió de lo pronto que  del interior del bolsón surgió lo que parecía un libro de cuentas. – Quizás haya información interesante sobre el templo aquí…. Tras inspeccionarlo por ambas caras lo tendió al resto ¿Quién quiere leerlo…?

El mediano seguía de cerca a los recién huidos del templo, pero cuando vio que Wenton se separó del grupo, el mediano lo siguió  hasta su destino. Allí le devolvió el dinero que el panadero les había entregado el día anterior y le dijo

- Supongo que querrás huir de la ciudad cuanto antes. Conozco a alguien que podría sacarte de aquí en barco a través del rio. Hay un carguero en los muelles del este del puerto , se llama El Neblina Negra, su capitán es un experimentado enano llamado Wallren. Dile que vas de parte de los amigos de Cygar. Quizás pueda sacaros discretamente de aquí en uno de sus portes.

Aquel inocente y gentil gesto de Togo afectó tanto a Wenton que éste comenzó a llorar tan pronto el mediano le tendió la bolsa con las monedas de oro. El panadero no podía estar más agradecido. A buen seguro de no haber sido por la situación desesperada que vivían en ese momento ambos habrían tenido una larga conversación. Pero no había tiempo que perder. Por suerte, su mujer y su hija se encontraban en casa, ambas reunidas en torno a una modesta mesa en la que, por sus apenados rostros, habrían llorado amargamente desde la desaparición de éste el día anterior. Las muestras de alegría por el regreso del panadero no pudieron dilatarse mucho en el tiempo, pues tan pronto ambos fugados les contaron a grandes rasgos lo sucedido, las mujeres se corrieron a empacar unas pocas pertenencias. No habían tenido tiempo de descansar apenas cuando de nuevo los cuatro corrían por callejas y lugares poco transitados hacia los muelles El pequeño mediano había creído conveniente acompañar a la familia de Wenton hasta los muelles ya que para éstos sería imposible localizar a la embarcación entre todas las que había allí atracadas a causa de las últimas nieves. Si el Neblina Negra no estaba allí tendrían que buscar otro barco pero, como bien había sugerido Togo, el abandonar la ciudad por barco sería lo más seguro.

De tan rápido que corrieron y sumado al miedo por toparse con una patrulla de monjes, cuando los fugitivos llegaron a las cercanías del puerto sudaban a mares y jadeaban por el extenuante esfuerzo. Habían sido unos días terriblemente duros pero, al menos para la familia de Wenton, estos iban a acabar muy pronto. El Capitán Walren disfrutaba de la fría brisa que barría la cubierta de la alargada embarcación cuando Togo y sus acompañantes llegaron hasta él. Asombrado escuchó parte de la narración que el niño le contó y no se atrevió a interrumpirle ni una sola vez. Cuando el mediano hubo acabado el enano no dudó ni un instante en plegarse a las súplicas de la familia, acogiéndolos en sus camarote y prometiéndoles sacarlos de allí a la mañana siguiente, pues esperaba un cargamento para esa misma noche. Como no disponía de hombres armados con los que emprender una travesía por el lago, sus encargos se limitaban a los pueblos que crecían en las riberas fluviales de los ríos que desembocaban en el lago Encarthan, pero aún así podría alejar a la familia lo suficiente de Tamran para mantenerlos a salvo de los monjes del templo.

Gracias hijo, nunca sabré como agradecer lo que has hecho por nosotros. Espero poder regresar pronto. Cuando lo haga, siempre tendrás un pan caliente y todos los dulces que puedas comer en mi panadería. Mil gracias. - Wenton se despidió de Togo en la pasarela del barco y después, antes de que el mediano girase la primera esquina en su camino hacia la posada donde le esperaban sus amigos, el asustado panadero desapareció en el interior del pequeño camarote.

La elfa llegó a la posada pálida y con los cabellos casi sin luz. Sus ojos parecían tristes, mientras atendían a sus compañeros la exploradora sacaba a Rakna con delicadeza y lo atendía tan bien como podía. Con la ayuda del disco de Tanyl lo transportó a sus aposentos. Un discreto -Gracias.- valió para despachar a su compañero, donde comenzó a bañar al lobo y aplicar sus cuidados pertinentes. La noche transcurrió sin incidentes y en la que descansó abrazada a Rakna.
Por la mañana el lobo amaneció lamiendo la cara a Hostawen como acostumbraba en el bosque, el gran lobo parecía cansado, pero aún tenía una figura imponente. Su tamaño era enorme, ¿sería el fuerte pelaje que lo cubría? Pese a todo aún estaba algo débil del combate anterior.
Hostawen bajaba a desayunar junto a sus compañeros escoltado por Rakna, cuando Tanyl le ofrecía algo de comida a Rakna.
-Me encuentro bien...- dijo con una frágil sonrisa, el gesto no le pasó por alto y acariciando la mano del mago dijo. -G-gracias. Gracias por todo.- apartó sus ojos de Tanyl por que no descubriese la fragilidad en la que se sumía. La estancia en aquella secta había minado su espíritu y para colmo casi pierde a su compañero del alma. Por suerte Alétheia y Rhylen aparecieron en el mejor de los momentos para sacarlos de allí.
Togo narraba la aventura que había vivido y como sólo le había dado tiempo a sacar un libro. -Con tu permiso...- dijo la elfa de forma muy respetuosa a un mediano que había sido crucial. -Yo lo leeré.- a la elfa no se le había dado mal las transcripciones y se sentía confiada en sacar a la luz todas las maldades que guardaban en aquel templo.

Alétheia agradeció al Débil que Wenton, el panadero, partiera raudo  a salvarse el culo. Tenerlo ahí con ellos le recordaba que su dolor era , en parte, responsabilidad suya. La sensación de angustia por poder ser pillados por los monjes de la secta de Razmir no se le quitó a la Pitonisa hasta un buen rato a salvo tras los muros de la posada. Allí finalmente pudieron descansar y ponerse al día. Lo primero que hizo Alé fue atender las peticiones de Hostawen acerca de su lobo.  No es que despertara en la seguidora del Débil sentimientos de piedad, pero por su amiga lo haría.

- Listo. Esto tendría que servir.- Dijo alejándose hacia Rhylen en cuanto el Rakna abrió los ojos. Seguro que estaba famélico y no quería darle un aperitivo. El siguiente en recibir cuidados fue Rhylen- Ha sido tan valiente, Sr Carsson...- La inocente jovencita seguía, más si cabe, obnubilada por al que ya consideraba, sin lugar a dudas, el Paladín de su Dios.

- ¡Todo eso paso!- Exclamó la Pitonisa ante la historieta relatada por Togo. Miraba incrédula a Hostawen para que le confirmara que eso era así de veras. De ella se fiaba pero Togo, aunque inocente, tenía mucha fantasía y dudaba sobre si estaba exagerando.- Y yo que pensaba que habíais fracasado con la puerta. El combate con Krant fue un verdadero desastre. Aquel hombre es una bestia parda y con un par de acometidas dejó al Sr. Carsson para el arrastre. Ni siquiera pude hacer nada. Vi al heraldo al que engañasteis para que subiera arriba y enseguida entendí que lo mandabais vosotros. Traté de entretenerlo pero Krant casi acaba con el Sr. Carsson. Iban a matarlo así que tuvimos que intentar escapar. Hicimos sonar el cuerno que encontramos en la Cripta para nublar su vista y , con un hechizo de silencio, impedimos que pudieran darse el aviso. El Sr. Carsson tiró la puerta abajo  y luchamos por salir de allí como pudimos. Sabíamos que si tratábamos de huir puede que a vosotros os dejaran en paz. Al final salió mejor de lo que pensábamos. Si no llegáis a aparecer no sé que hubiera pasado.- La joven devota del Débil estaba horrorizada con todo lo que sucedía en el templo de Razmir.  Tenían que dar la noticia a Reginar de la muerte de su amigo y de las torturas y maldades que se tejían desde la clandestinidad que confería a los monjes su falsa religión.- ¿Qué vamos a hacer ahora? Lo primero creo que tendría que ser encontrar a Reginar y que pueda facilitarnos un escondite. Aquí ponemos en riesgo a esta buena gente.