Tanyl meditó sobre la exposición de Reginar. En verdad no debería ser dificil infiltrarse ya que parecía que eran muchos los reclutados por el templo. El problema sin duda serían las mujeres. Dudaba que Aléthia pudiese simular la adoración a otro dios que no fuera el Débil, y respecto a la bella Hostawen, era tan descarado que pertenecía al bosque que sin duda sería sospechoso que pidiese unirse a la religión de Razmir. Aunque... quizás como pidiendo trabajo como exploradora para la órden...
- Bién, creo que todos podríamos inflirtarnos de alguna u otra forma, pero sería muy complicado para nuestra querida pitonisa del Débil. Tendría que deshacerse de ese medallón con el símbolo sagrado de su dios que a tan buen recaudo guarda- por supuesto, al recordar el lugar acogedor donde lo guardaba no pudo evitar que sus ojos se posasen en sus generosos pechos-.
Otra forma en la que podríamos inflirtarnos sería emboscar a un grupo de esos monjes cuando salgan por las calles y hacernos pasar por ellos para entrar en el templo.
Togo prestó atención a todo lo que se decía sobre el templo y sus miembros y tras la intervención de Tanyl el mediano añadió - Pues yo no veo por qué tenemos que arriesgarnos a infiltrarnos haciéndonos pasar por nadie cuando podemos ir a una de esas reuniones y entrar en el templo sin levantar sospechas. Además, por muy bien que lo hiciéramos, las túnicas que consiguiéramos algo de sangre tendrían y no creo que hubiera ninguna de mi tamaño.... Lo de las armas podemos arreglarlo con uno de estos sacos.- dijo Togo mientras señalaba la bolsa mágica que le habían entregado - Y además, la ausencia de esa mujer nos puede beneficiar, pues ahora son menos y si es alguien relevante otros monjes de rango y buenos guardianes habrán ido con ella. Lo que parece claro es que, por la cantidad que son y el poder que tienen, no tenemos que entrar allí a masacrar el templo. Ya nos aconsejaron que actuáramos con discreción y deberíamos seguir el consejo...
A medida que la reunión se iba desarrollando la inicial fogosidad de la Pitonisa se fue amansando. Todo era más complicado de lo que había pensado en un primer momento. El Culto del Dios Viviente había extendido sus podridas raíces por toda la ciudad y, por lo tanto, no era seguro.
¿Unirse a su religión?¡¡JAMAS!!
El rostro de Alé se tornó aún más blanco y los ojos permanecieron abiertos como platos un buen rato, asimilando la idea. Obviamente Réginar no quería que repudiase al Débil en favor de Razmir así que trató de tranquilizarse.
- No soy buena mintiendo.- Acabó confesando. Sí, vale, adornaba los sucesos y utilizaba la información que lograba reunir sobre la gente o un tema, para hacerse la sabia básicamente, pero cuando se trataba de mirar a alguien a la cara y mentir...era nula. Eso dejaba su infiltración bastante complicada. Cuando habló Tanyl sintió que la desnudaba con la sucia mirada y , como en un acto reflejo, tomó el símbolo del Débil entre sus regordetas manos, tapando de paso el profundo canalillo entre sus pechos. Se quedó pensativa evaluando la situación.
- Quizá ambos tengáis razón. ¿Qué os parecería si nos dividiéramos en dos grupos? Togo no podría suplantar la identidad de ninguno de los monjes a no ser que encontráramos un grupo con un mediano. No me pareció ver ninguno durante nuestro paseo. Sin embargo, sí podría hacerse pasar por alguien cuya fe necesitase ser saciada. Yo misma podría intentarlo. Las armas y armaduras me protegen pero más aún la Divina Fuerza del Débil. Aún sin la protección que me confiere lo material puedo ser peligrosa. Lo que ha dicho Réginar me deja inquieta. Si su amigo desapareció en una de esas reuniones...¿quién nos dice que todo el grupo caiga en la misma trampa? Si nos dividiéramos en dos podríamos asegurar que , si pasara algo, tuviéramos un as bajo la manga.- Tanyl, el Sr. Carsson y Hostawen podrían infiltrarse bajo las máscaras y atuendos de un grupo de monjes. Si Togo y Alé cayeran en desgracia y fueran apresados, aún tendrían la posibilidad de ser rescatados.
- Si vamos a adentrarnos Réginar...dime si quieres el nombre de ese amigo tuyo. Quizá no se haya perdido toda esperanza. Rezaré por encontrarlo.
Sólo es una propuesta. Por mí prefiero ir todos juntos. Es por postear algo XD
Coincido con Tanyl en lo que respecta a asaltar a una de las patrullas. – Confesó con preocupación. - Sé que no están indefensos, pues más de una vez he distinguido la silueta de una cachiporra bajo sus túnicas. Además, me consta de que más de un maleante de Tamran sirve ahora en sus filas, por lo que no creo que sean oponentes tan sencillos de abatir como imaginamos, Por otro lado está lo que ha comentado también vuestro compañero: las túnicas quedarían manchadas de sangre, sucias o rotas.
A pesar de aquellos ligeros inconvenientes, quedaba uno que siempre había preocupado a Réginar, pues como era lógico, él, en su impulsiva necesidad de saber qué se cocía en el templo, también había barajado una intervención armada meses atrás. Otro problema a la hora de suplantar la identidad de un grupo de monjes es que no sabemos cómo actúan una vez están dentro del templo. Ellos tienen labores, habitaciones, rezos…¿cómo sabríais desenvolveros entre todo eso sin parecer unos recién llegados? No, creo que la mejor manera sería la infiltración por los cauces que ya hemos hablado aunque, está en vuestro lado lo que hacer al final, al fin y al cabo y siendo sincero, yo sólo quiero la información que podáis extraer en lo que buscáis las joyas. Puede sonar frío, pero es así. – El propio explorador, al ser consciente de sus palabras, trató de suavizar un poco el matiz de estas. – No quiero decir con ello que no sufriría si algo malo os sucede, pues no sería verdad, pero sois vosotros quienes arriesgáis el pellejo y no yo, de ahí que prefiera que hagáis lo que más sensato os parezca.
El montaraz guardó silencio mientras Alétheia tomaba la palabra pero por sus gestos y negaciones inconscientes se veía que no era muy partidario de que el grupo se dividiese. – Creo que Elthiran, que es el nombre de mi amigo, falló precisamente por lo mismo que fallaría Nóremir, yo, o cualquiera de los que me ayudan a saber más acerca del templo. Ellos también hacen sus investigaciones y seguramente a Elthiran, como Tamraniano que era, lo tenían bien localizado. De ahí seguramente el que… no sé. – Añadió apenado.
La elfa quedó en un estado casi de meditación escuchando a unos y a otros sobre el plan. Cuando Reginar terminó de hablar volvió a intervenir.
-La única vía de entrar es unirse.- dijo apoyando los argumentos de Tanyl y Reginar sobre el estado en el que quedarían las ropas, además de los hábitos desconocidos para el grupo, por supuesto que además no sabían si tenían una simple contraseña o un saludo especial, como tampoco sabían si se conocían entre ellos. Aunque fuese una orden que crezca rápidamente sería raro que no fuesen acompañados al templo sin alguien conocido que les recomendase. Sin duda era una vía muerta. -Creo que la mejor opción es que vayamos Tanyl, Rhylen y yo.- dijo apoyando a su amiga a dividir el grupo. Ya que era imposible que Alétheia se hiciese pasar por otra orden, que renunciase a su dios, ya que no podía mentir. Era imposible que se pusiese sus hábitos, al igual que Togo. Pero también era cierto que no podían dividirse. -pero...- dijo la elfa dejando uno segundos a modo de misterio. -No nos podemos separar...- seguía manteniendo ese misterio porque era un plan que no iba a gustar, pero a su juicio el único que podía triunfar. -Creo que nos infiltraremos y colaremos a Alétheia y a Togo.- terminó diciendo. Así dicho parecía algo que todos apoyarían sin excepción. -Togo es pequeño, ágil y estoy seguro que no será difícil que se infiltre sin ser visto...- había veces que ni siquiera Hostawen notaba la presencia de aquel pequeñajo y eso que se hacía notar. Lo malo era Alétheia, su figura la hacía un imán a las miradas y su carácter el centro de todas las atenciones. Sin duda era imposible que pudiese pasar desapercibida. -A veces la mejor estrategia para pasar desapercibido es ser descarado.- insinuó la exploradora. -Creo que nuestro reclamo para entrar en el templo es delatar a Alétheia.- dijo cogiendo la mano regordeta de su pitonisa favorita. -No te enfades. Escucha.- le dijo para que le escuchase. -La orden querrá cazarte por profesar fe a otro dios y el grupo encontrará reconocimiento y confianza. Confianza que traincionaremos, por supuesto no dejaremos que te toquen.- decía con una sonrisa. -Pasaremos la primera noche en la que pediremos primero jurar fe a nuestro nuevo dios. Pasaremos la noche allí y colaremos a Togo. El cual explorará mientras todos duermen. Al día siguiente con el pretexto de cazar a Alétheia huiremos y con suerte con las joyas robadas.- el plan parecía sencillo, pero no sabían con lo que se encontrarían dentro. Quizás tendrían que pasar una noche para explorar la orden y saber su comportamiento dentro de la institución antes de colar a Togo. Quizás estuviese la aberración y tuviese que cambiar los planes. Quizás tuviesen que fingir que capturaban a Alétheia para estar el grupo dentro de la orden. Había muchos cabos sueltos, pero sólo era el esbozo de un plan que podía funcionar...
Rhylen, cruzado de brazos al fondo de la sala, escuchaba la conversación mientras repetidamente movía la cabeza en señal de disconformidad… incluso llegó a entonar su negativa cuando escuchó la última propuesta de Hostawen. – No, no, no… es demasiado arriesgado, interrumpió con autoridad. – Exponer así la seguridad de Alétheia sin la certeza de qué harán con ella una vez se la hayamos entregado es algo que no debería ni plantearnos, comentó para después dar paso a un pequeña pausa.
-A ver, la idea de Tanyl sería una opción, intervino de nuevo. - …yo mismo se la propuse a Alétheia de regreso a la taberna, pero es eso…una opción, y no creo que la mejor teniendo otras alternativas, comentaba mientras se incorporaba y se aproximaba a sus compañeros. – Lo que ha dicho Reginar no debemos pasarlo por alto, ¿cómo vamos a movernos por el interior del templo sin levantar sospechas?¿qué haremos si nos preguntan por algo fácil de responder por ellos pero imposible de hacerlo por nosotros?...y además, no sabemos si en el interior del templo los monjes continúan portando las máscaras, imaginaos lo que pasaría si no fuese así…, comentó para dar comienzo nuevamente a una pausa, en esta ocasión mucho más extensa. – …efectivamente, dijo tras ver el rostro de sus compañeros. -La mejor opción es intentar ingresar en el templo mediante la taberna y tranquila Alétehia, dijo ahora dirigiéndose a la pitonisa y colocándole la mano en su hombro. – …nosotros te ayudaremos a llevar esta carga. Sé que el Débil aprobaría tal acto de valor. Aunque aparentemente parezca que le das la espalda, en realidad estarás obrando a favor de tu deidad… el fin justifica los medios, sentenció ofreciéndole un amistoso guiño.
Alétheia escuchaba con atención a todos sus queridos compañeros. Cada vez les tenía más estima y, era por ello, que consideraba muy en serio sus palabras. Poco a poco se fue convenciendo de que su idea era una locura. Su misión no era acabar con el Templo del Dios Viviente y los razmiritas, sino recuperar aquello que pertenecía a Kassen. Quizá su incursión diera pie a que, en un futuro, el Padre Prasst o incluso el pueblo de Kassen mandase una expedición con tal fin. Después de lo que había visto estaría encantada de comandarla. Aún así, se resistía un poco a darse por vencida y rebatía a sus compañeros, aunque más como una niña pequeña que sabe que sus padres tienen razón en contradecirla.
- Pero...claro, las ropas...pero...podríamos lavarlas y...y...interrogar a los monjes que capturáramos. Les sacaríamos toda esa información que necesitamos...santos y señas, la localización de todas las habitaciones, quién manda ahí...- Agachó la cabeza frustrada y toda la espesa mata de pelo rojizo ocultó su rostro como un velo. Sólo volvió a levantarla cuando Hostawen expuso su plan. No pudo ni decir nada. Tan sólo con la boca abierta y la mano en su pecho entre asustada y halagada por lo que pretendía. Su amiga la consideraba lo suficientemente valiente y fuerte como para soportar aquello y eso la enorgullecía. Afortunadamente intervino el Sr. Carsson. Arrebolada por sus cariñosas palabras, cargadas de intenciones protectoras para con La Pitonisa, no podía evitar mirarle con total admiración. Era el verdadero Paladín del Débil.- Hagamos como dices Reginar, si lo veis así. Tú llevas más tiempo investigando todo lo que pasa en torno al templo pero...en todo este tiempo, ¿no se os ha ocurrido capturar a alguno de esos monjes para interrogarlo?
Sí, claro que se nos ocurrió. - Contestó inmediatamente Réginar, dando por hecho que si no lo había comentado era porque realmente no le veía futuro a tal fin. El problema es que los monjes se mueven siempre en zonas vigiladas y con gran multitud de gente, por no decir de los guardias de la ciudad, los cuales merodean siempre cerca de ellos. - Dijo sin ocultar en absoluto su frustración e impotencia. - Además, por lo que sabemos, son lo suficientemente fanáticos como para suicidarse si ven que han fallado a su Dios. No sé si lo harán por puro convencimiento o por miedo, de ahí la necesidad de entrar ahí dentro y descubrir qué es lo que sucede.
¿Vais a poner en práctica lo de ir al Lamento del Explorador?
Después de escuchar la opinión de todos parecía que habían llegado a una conclusión; lo mejor era intentar unirse a los seguidores de Razmir mediante el reclutamiento en aquella taberna. Tanyl quiso formular la conclusión en voz alta:
- Pues bién, cuándo nos vamos al Lamento del Explorador? Esta noche nos da tiempo?
Quizás antes de ir deberíamos tener claro cómo vamos a hacerlo y cómo y qué vamos a llevar al templo. Supongo que algunas armas podremos ocultar dentro de el saco mágico, pero no sé si cabrá el espadón del sr. Carsson.
Y además de eso quizás deberíamos cambiarnos el nombre... Está el truco de utilizar tu nombre al revés Aiehtela, Lynat, Newatsoh, Nelyhr y Ogot , por ejemplo. Y otra cosa ¿ Qué hacemos con los animales....? me refiero al lobo y al gato, claro. - Dijo sonriendo el mediano. El misino puede que lo dejen pasar o puede colarse oculto, pero no sabemos si aceptan animales... imaginaos que sacrifican a los gatos...
Y por supuesto debemos tener claro cual es nuestro objetivo allí dentro. Supongo que el de localizar las joyas y a ser posible cogerlas ¿ No? De paso intentar conseguir información de por qué esas joyas y para qué....
¿Alguien sabe si al saco de contención tiene límite de volumen, además de límite de peso?
Por mi parte vamos a la posada esta noche o mañana para poder prepararnos.
Rhylen respondió al instante a Togo cuando hizo referencia a los animales que acompañaban al grupo… - Desde luego pueden ser un problema…, respondió mientras se acicalaba la barba meditando… - El gato quizás no, pero ese lobo…, dijo mientras clavaba su mirada sobre el mamífero, éste, como si conociera el idioma común, no pudo hacer otra cosa que agachar las orejas… - Aunque quizá…, dijo Rhylen aunque interrumpiendo el final de la frase mientras daba la espalda al grupo pensativo… - Hasta mañana tenemos tiempo de prepararnos…, dijo por fin volviéndose de nuevo hacia sus compañeros. – Podría hacerme pasar como invidente. Mi espada ser camuflada como bastón que asegurara mis pasos… y ese lobo… hummm, ¿Rafna?... bueno, como sea… ser mi guía… ¿Podrías hacerselo entender a tu mascota, Hostawen?... Creo que podría dar resultado…, concluyó esperando a opinión de sus compañeros…
Tanyl negó con la cabeza ante la idea de Carsson.
- ¿Pero para qué iban a querer los seguidores de Razmir aceptar en sus filas un viejo invidente? Yo pienso que lo mejor es que cada uno, excepto Aléthia, se presente como es. Carsson un guerrero con su espada, Hostawen una conecedora del bosque con su compañero inseparable... así no les daríamos motivo alguno para quitarnos aquello que más queremos y, al ser lo más fieles a la verdad posible, levantaremos menos sospechas.
De todas formas creo que le estamos dando demasiadas vueltas. Simplemente presentémonos ahí y veamos qué se cuece.
No nos pasemos días elaborando planes que luego no llevamos a cabo, como en la escena de la cena con el alcalde...
Será mejor que se presenten allí mañana por la noche, tendrán tiempo de ponerse de acuerdo para entonces acerca de cómo actuar. – Comentó el montaraz tras escuchar las distintas posiciones e ideas de cada uno de los integrantes del grupo. Yo permaneceré por la zona durante los días venideros aunque, de ser posible, sería mejor que no nos viésemos durante un tiempo. No sería bueno para ustedes que les vieran husmeando por aquí; incluso si consiguen entrar en el templo como acólitos sería sospechoso. – Suspiró profundamente antes de levantarse y dar pie a que el resto hiciese lo mismo.
No comentan riesgos innecesarios, - añadió con gesto paternal- será lo mejor tanto para encontrar el paradero de las reliquias como para poder obtener la mayor cantidad posible de información. Una vez en la puerta que daba al ruidoso salón del Regalo del Bosque, el explorador dio un fuerte apretón de manos a cada uno antes de dejarlos salir. – Si todo va bien, en el momento que tenga libertad para moverse en solitario procuren buscar a Nóremir en la zona de los muelles y, cuando le vean, párenlo con la primera excusa que se les ocurra. Denle una moneda de plata para que él les reconozca. Si hacen eso yo sabré que todo va bien y aguardaré durante las dos noches siguientes aquí mismo por si pueden reunirse conmigo para informarme. De todas formas, no lo duden, si ven claro que pueden recuperar las reliquias o hacer algo que pueda hundir al templo, no se lo piensen… - Abrió la puerta dejando salir a los compañeros.
Buena suerte… - Dijo como despedida sin abandonar la penumbra en la que la bodega estaba sumida.
Volvéis a la posada.
La Pitonisa abrió la boca de par en par y su respiración se entrecortó al escuchar de boca de Réginar lo que esos monjes eran capaz de hacer.
- Eso es terrible...- No hacía más que acrecentar su sentimiento de que aquel culto al Dios Viviente debía ser exterminado, tarde o temprano. Aún así mantuvo la calma y trató de poner los pies en el suelo. Sólo era una principiante, uno de los escalones más bajos en la larga trayectoria hasta convertirse en Suma Sacerdotisa de la orden del Débil.
Una vez elegida la manera de entrar la discusión giraba acerca de cómo presentarse si con identidades falsas o no. Al menos Alétheia debería ocultar su fe por lo que en su caso así sería.
- ¡Alejandra!- Le encantaba el nombre. Sonaba con fuerza, gracia y era exótico como ella.- Ese será mi nombre y así no os será difícil llamarme Alé cariñosamente.- El resto de detalles no le importaban demasiado. Estaba claro que le hubiera gustado portar su espléndida armadura y su magnífica maza pero ella siempre tendría la protección de su dios y con él jamás iría desnuda.- Yo me encomiendo al Débil. Sólo Él sabe lo que ha sido, es y sucederá.- Repitió como un loro. Como acólita de su Senil Deidad, Alé sabía qué poco podían hacer los hombre discutiendo un plan hasta el más mínimo detalle. Tan sólo un leve gesto, un pequeño temblor de las artríticas manos del Débil podía desbaratarlo todo. Ella se dejaría guiar en la más oscura de las oscuridades llevando tan sólo al Débil como lazarillo.- También soy de la opinión que cuanto menos mintamos mejor, pero como dice Togo, debemos pensar bien qué hacer con nuestras cosas...Podríamos necesitarlas si algo se tuerce. Afortunadamente Tanyl y yo podemos llevarlas fácilmente ocultas.- De nuevo Réginar dejaba claro que todo debía llevarse con una discreción máxima. La fecha sería la noche siguiente y les daba las instrucciones necesarias para estar en contacto.
Por mí seguiríamos con la historia que contamos en la taberna de ser padre e hija (al menos Sr. Carsson y Alé), por si alguien ha podido escucharlo. Los demás si eran guardaespaldas bien podrían estar también interesados en ofrecer sus servicios al templo.
Tras despedirse de Reginar el grupo volvió a la posada en la que se hospedaban para pasar allí la noche y poder descansar. Togo aprovechó que aún quedaban algunos músicos para juntarse con ellos a tocar y cantar algunas canciones que rápidamente iba aprendiendo sobre la marcha. Por un momento el mediano olvidó la importante misión que tendrían que cumplir al día siguiente y eso le sirvió para poder conciliar el sueño sin mayores problemas.
La elfa no pudo dar crédito a las palabras de sus compañeros... Desprenderse de Rakna, ¿pero cómo se atrevían? La elfa se agachó y acarició a su más preciado amigo. -Yo nunca te abandonaré...- dijo posando su cabeza contra la suya. Ni quiso responder a la idea de que Rakna se hiciese pasar por un perro lazarillo. No tenía ninguna disciplina y posiblemente se distrajese fácilmente. Si viese algún animal salvaje iría detrás y esa falta de disciplina haría saltar la mentira por los aires. Lo mejor era mentir poco y ser sagaces... Hostawen estaba preocupada por su arco, su arma se había vuelto un elemento muy poderoso. Recordaba lo mala que era con él y la gracia con la que lo manejaba ahora...