Partida Rol por web

Mientras esperabas que Balbo hablara con su chiquilla a solas, ver pasar a otro lemur que ha venido a tu local a una de las estancias. Va con una de tus chicas, una esclava britana llamada Blodeuynque ha aprendido con repidez tus clases de seducción y, además, es especialmente astuta.

Asintió a las palabras de Solena -confío en que harás lo correcto, estaré aquí junto a ti si ello te tranquiliza- Permaneció allí inmóvil atento por sí su joven chiquilla necesitaba a su ayuda.

La chica toma tu mano y te lleva por los pasillos de la casa que están tenuemente iluminados, para dar un aire más sujerente al lugar. Cuando llegan a la estancia ves que se trata de un lugar con decoración egipcia, pero que cuenta con algunas cosas particulares, como una estatua en miniatura de Venus y otra de Priapo con su enorme verga. La chica se acerca a las imagenes y levanta las manos, entonando una oración. Luego suelta los tirantes de su vestido por los hombros y se gira para quedar desnuda frente a ti. Ella te sonríe con picardía y dice:

- Dime cuál es tu deseo, amo. Todo lo que me pidas te lo daré gustosa.

Me acerco a ello y la beso en los labios, apasionadamente, y la abrazo, mientras la llevo hasta la cama de la estancia, a la vez que me desnudo:

 - Háblame de ti, ¿de donde eres?. Obviamente no eres romana...

 La senté a horcajadas sobre mí, mientras yo me senté sobre la cama, con nuestros rostros enfrente, mientras esperaba a escuchar su historia, a la vez como notaba como mi miembro empezaba a endurecerse y rozar su entrepierna...

La tentadora egipcia pareció mostrar gesto de conformidad ante las palabras anteriores del Optimate respecto al dinero. Lucio tuvo la sensación que Neferu no era alguien que luchara contra corriente, más bien al contra, se dejaba llevar por ella.

Aunque no dijo nada, Neferu pareció mostrar  claro interés cuando Lucio dijo las palabras exactas "...sacerdotes inmortales...". Aquelló pareció cogerla claramente por sorpresa, como si ignorara ese dato hasta entonces. Luego, cuando Balbo mencionó en voz alta su impresión de que Neferu ocultaba algo, tampoco hizo nada por confirmarlo o desmentirlo. Con lo locuaz que había estado segundos antes, ahora callaba; se guardaba sus pensamientos. Escuchó todo lo que dijo Cornelio Balbo y asintió a todo lo que este decía.

El esclavo entró a la estancia, y Neferu pareció prestar atención entonces a algo que llamó su atención más allá de la entrada, pero se centró enseguida de nuevo en el interior de la habitación.

Tras las palabras de Balbo, Neferu estaba  apunto de salir de la estancia, y entoces Solana pidió que no la dejaran sola pues era una recién abrazada.

Neferu puso entonces ojos en blaco, con claro gesto de circunstancia. A Lucio le resultó evidente entonces el por qué la serpiente no había añadido nada más a las palabras de Lucio. Era evidente que la mujer estaba deseando zanjar la conversación y abandonar la habitación lo antes posible para atender otros asuntos, tal y como Balbo había deducido al finál.

-Quién mejor que vuestro sire para guiaros en estos menestres... Estoy segura que sabréis comportaros como os corresponde.- Neferu dijo estas palabras con una sonrisa amable y aparentemente condescendiente, pero por su gesto anterior era evidente que la egipcia estaba siendo más falsa que el oro pintado sobre los falsos ídolos más allá de los muros de Roma.

- Si me permitís.- Aprovechó la excusa para desaparecer tras el arco. No es que no le agradara la compañía de Balbo y Solena. Y aunque no hubiera sido así, su trabajo consistía en poner constantemente a mal tiempo buena cara.

Pero en aquél momento tenía muchas cosas en la cabeza, y trabajo que hacer. Comprobar si el Emperador estaba a gusto, atender un segundo al desconocido Lémur que había entrado, y volver a la estancia con Placidia y Megara a la espera de Balbo.

Aquella iba a ser una noche muy larga. Si hubiera sido humana aún, en aquél momento le estaría entrando una buena jaqueca...

Lo cierto es que Balbo parecía en cierta medida distraído, tanto que no prestó demasiada atención a la vuelta de Neferu, o incluso al esclavo que sería el alimento de su chiquilla, vio que estaba sano y eso pareció ser suficiente por el momento.

La escasa atención que era capaz de mostrar estaba centrada en Solena, solo cuando Neferu habló, tomó plena conciencia de la presencia esta.

-Sí, por supuesto- respondió con cierta desgana excusando a la anfitriona  -antes de que os marchéis, me gustaría aclarar el pago, no quisiera abusar de vuestra hospitalidad- dijo tomando un tono más "práctico" cual comerciante experimentado -hacedle saber a vuestro eunuco el precio y efectuaré el pago-  añadió con un gesto de cabeza antes de volver su atención a su chiquilla dando por zanjado el tema.

Neferu sale del lugar algo mosqueada por tanta conversación. De seguro a la egipcia le hubiera gustado participar de algo más exitante, pero sencillamente tú venías a hacer negocios y a crearte una tapadera.

Por fin solos con el recipiente, el fenicio seguía acostado en la cama, con su bronceado cuerpo desnudo cubierto de aceite y depilado totalmente. Solena te mira por un momento, como si esperara tu permiso para actuar. No obstante, esos esclavos habían sido bien entrenados para sus tareas y con cuidado, así que él comenzó a tocarse, mirándote a ti y a Solena alternativamente, no sabiendo a quien tenía que calentar.

Solena reaccionó de inmediato, soltando un sonido inhumano de su garganta y llendo directamente al cuello del esclavo. Ella se pegó a su cuerpoy comenzó a sorber la sangre. El fenicio solo atina a aferrarse de uno de los senos de ella y gemir.

La alimentación de un vampiro siempre ha sido algo intimo y erótico, pero verla ahí te hizo sentir una mezcla de morbo y celos que no habías sentido en mucho tiempo. Luego te alertas cuando ves que ella toma demasiadoe Hiram comenzaba aponerse blanco, su erección desaparecía, aunque justo en ese momento eyaculaba, llevado al extasis de ese mortal orgasmo.

Verdaderamente ese Balbo era un hombre guapo, pero tenía un palo metido en culo y eso sonaría bien si fuera algo literal.

Ahora, si el solemne romano deseaba hacerse pasar por un libertino ante sus semejantes, quizá a la larga se decida a probar  realmente los placeres que quiere aparentar. Sería una verdadera ofrenda a Set lograr corromper a ese lasombra... y a su hermosa chiquilla. Se notaba protector y prendado de ella, posiblemente sería el camino a la caída de Lucio Cornelio Balbo Posidonio.

Te dirigías a los aposentos por donde se habían perdido Blodeuyn y el otro lemur cuando pasas polasala donde habías dejado al emperador. Por lo visto todo ha ido de maravilla, ya que Heliogabalo estaba siendo penetrado por uno de tus efebos mientras el otro recibía las atenciones e la boca del hombre más poderoso del mundo.

También desde ahí puedes ver a Megara y Rhea recostadas en un triclino muy juntas. Posiblemente Rhea le mostraba a tu amiga sus dotes para entregar placer. Sería maravilloso unirse a ellas.

La chica esperaba que pasaran a la acción de inmediato, pero toma bien tu interés. Se recuesta sobre el lecho, reclinandose sensualmente. Luego te dice:

- Soy de las montañas al oeste de Britani, de la región que nosotros llamamos Cymru y que ustedes conocen como Britania Prima. Mis padres eran sacerdotes de los antiguos dioses de mi gente, pero Roma no acepta nuestra religión, así que cuando los decubrieron los crucificaron y a mi me vendieron como esclava. La ama Neferu me trajo acá y me enseño los caminos del placer, como satisfacer a un hombre o mujer y sentirme satisfecha de ello. Esta es una casa de placer y todos somos sacerdotes de Venus.

Con delicadeza ella se acerca a ti y roza tu cara con la llema de los dedos. No obtante, la retira contrariada y te dice:

- ¡Por Dagda! Estás frio como una roca.

Por el rabillo del ojo observó como la setita se marchaba, poco o nada le importaba su felicidad o satifacción, era un medio para alcanzar un objetivo, una herramienta necesaria por el momento pero nada más ... .

Volvió a centrar su atención en Solena y el provocativo esclavo, sintió celos, morbo, pero sobre todo celos ... hacia tiempo que había enterrado tales sentimientos junto con el resto en lo más profundo de su ser, ciertamente habían cogido mucho polvo y ahora volvían con fuerzas renovadas.

El tono bronceado del hombre, comenzó a tornarse pálido por la falta de sangre, pudo haberla detenido, pero no lo hizo, en su lugar se limitó a seguir mirando embelesado como la vida se le escapaba al hombre con cada gota de sangre con avidez ingerida por Solena.

El desgraciado pero feliz esclavo eyaculó con su último suspiro, como si estuviese retando a la parca que habría de cosechar su alma.Esperó a que la joven abandonase el cuerpo, la observó como si la estuviese mirando de nuevo, en busca de algún atisbo de algo raro.

Intentó reprimir su deseo con todas sus fuerzas, le habría gustado tomarla en sus brazos, besarla, arrancarle la ropa haciéndola jirones, tomarla allí mismo con salvaje frenesí con el muerto como testigo. Apretó los puños y los dientes, volvió a mirar al hombre muerto y se sintió feliz que hubiese abandonado este mundo, ello le trajo al menos un poco de paz.

-Has matado a tu primer mortal, no te sientas culpable por ello, la muerte nos llega a todos de una forma u otra, él al menos la ha recibido con alegría- dijo señalando el semen que resbalaba por su flácido miembro -podría haberlo evitado pero he preferido no hacerlo- confesó -tienes que estar más atenta a los signos, de ahora en adelante te alimentarás en la intimidad- decretó severo.

Lo cierto es que no quería, no podía seguir viendo tales escenas so pena de ser presa de sus celos y caer presa de sus sentimientos, sabía que ella sentía lo mismo, lo cual no lo hacía fácil. Amor ... ¿como encauzar aquello sin que los consumiese a ambos?, ¿tendría razón el antiguo Ishtarri? , si alguien entre los magistri tenía respuesta sin duda sería Antonius Galus, pero estaba fuera de su alcance, pero no así el anciano ahora llamado Miguel.

Suspiró resignado -no estoy enfadado contigo, simplemente no puedo seguir observando estas escenas- confesó, pues sabría que de una forma u otra ella lo sabría, a ciencia cierta su chiquilla parecía conocerlo mejor de lo que se conocía el mismo -estoy enamorado, y no puedo remediarlo, y tu pareces sentir lo mismo, sea por el vinculo de sangre o por el capricho del hijo de venus-  dijo con cierta amargura -el amor ensalza las virtudes del hombre pero también puede convertirlo en un ser mezquino, no deseo esto último- dijo levantando su diestra -por ahora es suficiente, tenemos asuntos más acuciantes que atender, seguiremos hablando luego- prometió tendiéndole la mano para salir de la habitación.

Deshizo el camino cruzando las habitaciones acompañado de lo que sin duda debía ser la música del lugar, bajo las escaleras y buscó con la mirada al eunuco de Neferu, haciéndole una seña para que se acercará.

-El esclavo que nos ha atendido no volverá a trabajar ... nunca más, decidme cual es el precio y lo pagaré-  dijo llevándose la mano a la bolsa para terminar cuanto antes para volver a sus asuntos.

Terminado el asunto del *pecunian, echó a andar hacía la habitación para unirse al resto de invitados de la egipcia.

 Quitándole importancia, le respondí, sonriente:

 - No, es nada, es una enfermedad que tengo y hace que mi cuerpo parezca más frío al tacto que el de los demás. No temas, no es contagiosa, es algo que contraje de unas heridas en batalla, en una tierra lejana. -Cojo su mano y empiezo a besar sus dedos, con afecto. - Por lo que cuentas, parece tener un especial cariño a esa ama tuya, Neferu. ¿Es egipcia?. Había oído que era de por ahí y su nombre parece confirmarlo.

Aun me encontraba algo recelosa por las palabras de Rhea...

Esta bien...supongo que Neferu sabe de esto...si ella esta en esto, lo intentare...

Mire mas desafiante a Rhea...

Pero te advierto, si es una trampa, te costara caro querida, no he llegado donde estoy solo con mi sonrisa...soy desconfiada y a ti te he permitido mucho mas que a otros...

Me acerque y me di un dulce beso en los labios...

Neferu estaba deseando unirse a Megara y Placidia, pero primero se dirigió a la estancia hacia donde la Britana había llevado al lémur desconocido. Deseaba saludar al menos al recién llegado, y agradecerle el haber acudido a su casa.

Pero antes de entrar, echaría un leve vistazo. Si veía que Blodeuyn y el lémur ya habían entrado en faena, entonces los dejaría estar, tranquilos, y volvería a la estancia con Megara y Placidia, a la espera de Lucio...