Partida Rol por web

Karel ataca con furia al goblin que había herido de gravedad a Alaia y le destroza. Avanza con decisión hacia el que se encuentra detrás y le ataca, pero este goblin que es un poco más grande que el resto, logra evitar el golpe.

¡Buri! -mascullé-.

Comprendí entonces la situación. En la sala donde estaban mis compañeros ahora había una escabechina. Buri al fondo,tendido en el suelo, y varios goblins entre él y nosotros. Estaba claro que aquella montaña era un hervidero infecto de goblins, pues salían por todos lados. Por otro lado, ya habría tiempo de hablar con el truhán de Finn (o apretarle las tuercas...), pero antes había que salvar al enano guerrero... Por ello que tensé otra flecha y disparé a uno de los arqueros, contra el otro a por que iba Karel. Después le dediqué otra flecha al mismo ser...

Al volver a la sala, lo primero que veo es a Buri en el suelo, así que no puedo evitar soltar un alarido furioso.

Maldita sea. ¡Aguanta vivo, te sacaremos de esta!

Acto seguido, apunto con mi ballesta a uno de los primeros goblins, clavándole un virote en una pierna.

Finn llega hasta el corral donde tienen encerrados a unos animales muy extraños y de gran tamaño. Son garrapatos gigantes, les abre la puerta y tan solo dos de ellos con enormes saltos, salen y se ponen a beber agua. El resto parecen tranquilos, miran el tridente del mago y se quedan dónde están. Finn puede ver desde donde esta, como en la otra sala sus compañeros han terminado el combate.

Entre Brent y Dalfrid han acabado con los dos goblins que había en la sala, Brent con un potente disparo contra el que había atacado a Karel, mientras que Dalfrid de un certero disparo con su arco acaba con la vida del goblin arquero que estaba en la entrada de la sala.

Ha terminado el combate, pasamos a turnos, todos aquellos que hayan sido heridos en este combate, pueden hacerse un vendaje, sino tienen vendas tendrán que utilizar sus ropas. (Creo que son Karel, Buri y Alaia. No recuerdo si alguien más ha resultado herido en este último enfrentamiento).

En vuestra sala hay un libro en una mesa, esta escrito en goblin. Tan solo Dalfrid podría tratar de leerlo y si decide hacerlo podría saber de qué trata.

Al fondo en la otra sala podéis ver a Finn que ha liberado unos grandes y raros animales, los garrapatos gigantes.

Si alguien se molesta en registrar los cadáveres de los goblins, encontrará, 12 dagas, 8 espadas cortas, 4 arcos cortos, abundantes flechas, unas 50 monedas de plata y uno de ellos lleva una llave.

La sala que está en la parte de abajo es otra entrada a la guarida de los goblins, y en ella hay un cofre que se abre con la llave que llevaba uno de los goblins, en el cofre hay:

- 3000 monedas de plata

- Espada +1, +2 vs los que usen magia

- Pergamino con el hechizo Levitar nivel 2, permite flotar hacia arriba y hacia abajo durante un turno (6 asaltos, unos 60 segundos)

- Bastón de detectar magia

Veis que entre otras muchas cosas esta la carreta que robaron, en la que estaba la mitad del oro del conde. Pero allí no están todos los impuestos que llevaba esa carreta, está casi vacía. Los goblins han debido de trasladar lo robado a otro sitio.

Hay una puerta que da al exterior, a un camino más cercano a la base de la montaña, bien escondido entre rocas y que sería muy difícil de ver desde el exterior.

Vuestro turno

Quizás había llegado un poco tarde a la fiesta con la caballería de esas croquetas con patas, pero al menos había logrado lo que buscaba, tener una excusa más o menos factible para estar por ahí; y esto era haber no solo logrado dar un rodeo sino, quizás, eliminado otros peligros de la zona.

-¡Hola compañeros!. -Gritó al resto del grupo- ¡He conseguido domar a estas bestias que iban a ser liberadas por los Goblins!. ¡Ahora podemos usarlas para.. -el mediano miró a aquellas bestias y dudó por un instante acerca de qué excusa decir, si empujar el carro o si enviarlas contra las puertas que seguían cerradas- ... para cosas!. ¿Está bien el burro?... ¿Y Alaia?.

Escuché la voz de Finn, pero ahora, una vez terminado el combate y teniendo todos esos cadáveres allí y otras sorpresas (un libro, parte de los impuestos de la carreta, las criaturas que había liberado el mediano...), podría decirse que "había bastante tela que cortar". Miré de reojo el libro, pero aún me acordé de las palabras que hacía un rato había comentado aquel ser que me había encontrado en otra sala... "La llave...". Traté de registrar en los cuerpos de aquellos hostigadores de piel verde, y entre uno de ellos tomé algunas flechas de repuesto y por supuesto la llave, que era lo que me interesaba... Karel, Alaia... tal vez esto es por lo que tratamos con ese trol... -les dije a mis dos compañeros-.

Buri se retorció sobre el suelo, se ve que el noqueo que le habían producido anteriormente estaba llegando a su fin.

- Humpff aaaffff  pffffff - se revolvía el enano en el suelo lentamente mientras sus heridas se mostraban de forma visible.

Según fue recuperando la verticalidad se fijó en su derredor.

- No... no creo recordar... haber... haber matado tantos goblins.... - dijo entrecortado - Pero... pero bueno. - recuperó un poco el aliento - Parece... que no... lo hice tan... mal. - sonrió observando su alrededor de nuevo.

No estaba seguro de cómo pero había un montón de cadáveres en torno a él, y no recordaba ninguno. Todavía tenía la vista nublada y no era capaz de distinguir a sus compañeros. Ante la falta de advertencia de peligro, decidió curarse las heridas, centrándose en la de la pierna y el brazo, las dos más importantes.

"Para ser un enano que busca la muerte... no me curo nada mal." pensó mientras seguía vendándose ajeno a su alrededor. Seguía con la vista nublada y no era capaz de distinguir las formas que tuviera más allá de su barriga.

Cuando hubo acabado, poco a poco notó que la vista volvía en sí. No veía bien del todo, pero sí para distinguir que sus compañeros estaban a su alrededor.

-¿Que... que hacéis por aquí..? ¿No habíais salido... corriendo? "Ratas..." - gruñó entre dientes al distinguir a sus compañeros.

Por fin acabó de usar la venda que tenía de la mano y se incorporó estirando un poco la espalda, y con un sonoro chasquido de ésta soltó un:

- Aaaaggghhh... necesitaba estirarme...

Se agachó de nuevo y recogió ambas hachas, para después enfundarlas.

Me acerco a la otra sala y veo el cofre. Cuando Dalfrid registra los cadáveres y encuentra la llave, los dos pensamos en lo mismo: el troll. Pero no, no era esa la llave, ya que abría el cofre de la sala contigua. Dentro había bastantes monedas, parte de los impuestos y otras cosas, como una espada de muy buena factura y más papelajos de magos. Al ver que Buri se levantaba, me acerqué a él.

-"¿Ratas? Si te refieres a esos... Dije señalando al mediano y a los dos que habían huido. Al final volvieron. Bueno, menos ese." Dije señalando a Finn. "¿En qué narices pensabas haciéndote el héroe? tenemos una misión y hay que cumplirla. ¡Por las barbas de mis ancestros!" Dije algo cabreado.

Me miré y vi que estaba lleno de sangre. ¡Mucha sangre! Prácticamente no se me veía el rostro por ella. Al ver que Buri se vendaba, hice lo mismo, pero a mi no se me daba tan bien. Miré a la clériga y vi que se dolía bastante.

-"Más vale que te cures a ti misma, no estás muy bien, que digamos." La dije sonriendo para calmarla un poco.

Alaia estubo a punto de meterle una patada en las costillas a Buri, molesta por el susto que le habia dado y por su poca cabeza de  caer insconsciente en mitad de un combate.

-Buri, te voy a matar, no me des esos sustos capullo.

Dijo mientras sacaba un vendaje para empezarse a curar.

-Por ahora conservare el favor de la diosa, pero ire con ojo a partir de ahora, prefiero salvar la vida de alguien en caso de que las cosas se pongan fea en mitad de otro combate.

Oculto un grito de dolor entre dientes mientras acababa de vendarse con cara de pocos amigos.

-Hay que buscar la llave para la bestia, si antes tenia pocas ganas de enfrentarme a ella ahora mucho menos.

Miro a su alrededor y suspiro de nuevo.

-A ver si podemos rescatar a los rehenes y salimos de aqui, no creo que estemos preparados para otro enfrentamiento en caso de haberlo.

Una vez terminado el combate, aquellos que han sufrido heridas aprovechan para vendarse. Buri lo hace bastante bien, mientras que Alaia y Karel no tienen vendas adecuadas y tan solo logran una mínima recuperación.

Mientras tanto Dalfrid y Brent han estado registrando los cadáveres de los numerosos goblins caídos y entre otras cosas han encontrado una llave. Esta abre un cofre que contiene: 3000 monedas de plata, el hechizo de levitación en un pergamino, un bastón y una espada. Dalfrid, Finn y Alaia consiguen identificar los objetos (Su descripción esta en la anterior actualización).

Los enormes garrapatos, resultan ser pacíficos animales que de dedican a beber agua y saltar tranquilos, sin de momento abandonar la sala en la que estaba su corral.

Tras un minucioso examen de las estancias, ven que en la que resulta ser otra salida/entrada de la montaña, esta la carreta que transportaba los impuestos, pero el oro no esta allí. Quedan algunas sacas con monedas de cobre, y otros artículos menores. Pero las sacas de oro y las bolsas de gemas no están, los goblins las habrán llevado a otro lugar.

Han pasado unos cinco minutos desde que termino el combate, tenéis que decidir si pilláis algún objeto, o las monedas del cofre. Y lo que haréis a continuación.

Vuestro turno.

El mediano parecía estar contento al liberar a aquellas hermosas y adorables criaturas, parecía que en vez de ser un mago actuaba como un bribón... y ahora como un Druida... lo que en definitiva eso lo hacía ser polifacético, y por tanto, probablemente fuera a exigir llevarse tres porciones de la recompensa en vez de una... pero teniendo en cuenta como estaban los otros, eso sería una discusión que tendrían después.

-Al parecer estas majestuosas criaturas reaccionan al tridente. -Explicó Finn al resto de los presentes- Al menos cuando los liberé, estos parecían estar más atentos a este que a otra cosa... ¿Es porque es un arma y temía que les dañara o es que esta cosa es mágica y los hechiza?. ¡No lo sé ni me importa!. ¡Solo sé que podemos guiarla hasta la última sala y que estas criaturas los distraigan o los ataquen!. Que por muy pacíficas que sea una oveja, aún tiene dientes... y estas majestuosas criaturas de eso no les falta...

Al parecer sugerir montar una estampida con ellas en la última sala que faltaba por explorar era una idea de un... ¿Druida?. ¿Bribón?. ¿Artificiero?. Ni idea... pero no parecía ser de mago, lo que quizás fuera a subir el monto que exigiría a 4. Lo cobarde no le quitaba lo polifacético.

Después de limpiarme la sangre y de verificar que no había más enemigos por la zona, descubrimos una salida, dodne estaban los caballos y habían pasado el contenido de la carreta. Era bueno saber que había más de una salida. Por aquí nos llevaríamos todo: los impuestos, los tesoros y los cautivos, ya que seguramente era el sitio por donde habría un camino por donde transitara bien la carreta. Me giré a Finn, que estaba ilusionado con sus nuevos amigos.

-"Bien, si dices que puedes ordenar a esas cosas con ese pincho, adelante. Por una vez vas a ser útil. Ves delante llevando al rebaño y arrasa con todo a tu paso. Nosotros vamos detrás rematando lo que quede." Dije, dando golpecitos a mi hacha.

Una vez descubierto parte del aquel botín (entre el que se encontraba esa ingente cantidad de monedas de cobre), resoplé al saber que no era el oro del conde. Al menos habíamos descubierto una salida, y unos caballos más allá de la misma, en un establo. Por ello, miré a Brent y tomé el pergamino.

Este cobre ya me da igual, Brent -le dije a mi compañero-. Lo que yo quiero es saldar la deuda que nos ata a Fuenterrubiales. Cuando acabemos este encargo, creo que dejaré la guardia. Tengo a gente a la que visitar y la Guardia un día acabará con nosotros... -añadí, dejándole que él fuera el tesorero de cofre-.

De fondo escuché la explicación de Finn con respecto a las criaturas que, según él, decía poder comandar contra los goblins. Eso era mejor de lo que da una piedra, que era nada.