Partida Rol por web

Al parecer esas criaturas, aunque imponentes, no parecían ser tan fáciles de controlar como los lobos, y a los que el mediano intentaba llevar, no parecía querer entrar en el interior de aquella sala que faltaba. Claramente esa situación era de todo menos ideal para ellos. ¡Adiós al plan de Finn!.

-En mi haber tengo el conocimiento y la capacidad mágica de invocar el sueño en mis enemigos. -Les advirtió, aunque esto tan solo funcionará por un breve momento- He visto un troll, y he escuchado que necesitáis una llave para una bestia, asumo que os referís al Troll. Si aún no hemos encontrado esa llave, es probable que esté en la última sala.

El mago tragó saliva y propuso un plan que no consistía en usar a otros como carnada, exponiéndose él de primera mano.

-Podría usar el hechizo de sueño en quienes estén en la otra sala, que alguien busque/robe la llave, y así pedirle un favor al Troll de que nos ayude a luchar contra quienes estén ahí. También podríamos armar a los rehenes y que nos ayuden a combatir. Que si nadie los ha visto, estarán en la última sala también.

"¿Ser aliados de un troll?" pensó Buri. No estaba seguro de lo que acababa de oír, también estaba algo lejos de la conversación pero juraría haber entendido algo así.

- ¿Cómo puede ser que nos aliemos con un troll? - preguntó a Finn - Yo, si hay que entrar a luchar a otra sala, no estoy en condiciones, pero cargaré contra el que esté dentro si es necesario.

Esperó una respuesta del resto sobre el plan de Finn... que no le convencía mucho, pero era un plan.

Alaia, Karel y yo nos encontramos a un troll en otra sala -respondí a Buri-. Quería una llave, y parecía algo desesperado por conseguirla. Asique hicimos un trato: alguien retiene al trol y tal vez si le coseguimos esa llave estemos más cerca del oro que buscamos... Finn, yo puedo buscar la llave más allá de la sala, si usas tus artes mágicas. Eso sí, como me la juegues por algún motivo, no dudaré en dispararte, pues aquí hemos venido en grupo, somos la Guardia de Fuenterrubiales y no debemos "ir por libre"... -le advertí, recordando que antes había echado a correr...

Finn se quedó en silencio por unos cuantos segundos, dudando si asentir ante las palabras de Dalfrid o por el contrario dejar en un misterio si al menor indicio de problemas el mago tomaría una ruta un tanto evasiva para solucionar sus problemas. Sea cual sea lo que este fuera a hacer, el mediano lo tenía claro cual sería, por lo que obvió responder y cambió de tema.

-Entonces ya tenemos un plan; -dijo Finn asintiendo con la cabeza, como si por mucho asentir la gente le fuera a dar la razón- también tenemos que rescatar los rehenes, y si es posible, armarlos para que luchen junto a nosotros contra lo que sea que haya detrás de esa puerta. Alguien debería encargarse de eso también.

Tras terminar de curar con unos vendajes las heridas, y registrar los cuerpos de los goblins así como la nueva sala. Llegáis a la conclusión de que los impuestos del Conde no están en esa sala y habrá que seguir buscándolos.

Finn trata de guiar a los garrapatos gigantes para usarlo contra lo que este tras la puerta de la que sale ruido, pero estos animales son demasiado caóticos y peligrosos, y en más de una ocasión han estado a punto de aplastarle. Bastante tienen con que no salgan de la sala en la que están sus corrales, y sean un peligro muy serio para el grupo.

Dalfrid ojea el libro que había en la sala, escrito en correcto goblin, y ve que habla de una habitación en la que hay una trampa. Ha estado haciendo otras cosas y no le da tiempo a saber más de lo que pone el libro.

Tras dejar el burro, junto con otros dos caballos que hay en una cuadra cercana a esta nueva salida que habéis descubierto. Os reunís y tratáis de buscar un plan de acción, y hay algunas ideas, pero de momento no tenéis claro como continuar.

Tendréis que poneros de acuerdo y tratar de ejecutar un plan conjunto, de lo contrario como cada uno vaya por su lado, podéis tener serios problemas.

Y se escucha un ruido fuerte que procede de esa sala que aun esta cerrada, y a la que los garrapatos no quieren ni acercarse.

Vuestro turno.

Miré a mis compañeros, que estaban comentando qué hacer a continuación. Aunque yo lo tenía muy claro.

-"A ver, lo primero es lo primero, ya lo he dicho mil veces y no voy a repetirlo más: los impuestos. Si no volvemos con ellos, somos gente muerta. Si logramos salvar a los rehenes, que están en la sala del troll, para el que no se haya enterado aún por estar zascandileando por ahí, perfecto; pero lo principal son los im-pues-tos. ¿Entendido?" Rugí con furia, dado que ya estaba cansado de muchas actitudes. "Además, mucho me temo que los dos objetivos están unidos inexorablemente."

Me acerqué a Brent y a Dalfrid.

-"¿Creéis que podríais adelantaros sigilosamente hasta la siguiente sala para ojear a ver qué hay? Si hay muchos enemigos, Finn podría dormirles y nosotros después despacharles fácilmente. Tenemos que actuar unidos y con cabeza, aprovechando nuestros puntos fuertes." Les dije.

Finn tragó saliva y aunque eso había sido su plan, esperaba poder llegar a buen puerto con todo aquello, no tanto por los impuestos, sino más bien para evitar palmar, un punto bastante importante y bastante alto en la lista de prioridades de aquel mediano, a fin de cuentas, si todo salía mal, siempre podía cambiarse de nombre y de profesión. Le iba bien con los bichos, quizás fuera un druida... Finn Lenguaverde.... no sonaba del todo mal.

-De acuerdo, pues cuando Brent y Dalfrid comprueben la situación en la otra sala y nos lo informen a nosotros, entraré y dormiré a todos, y vosotros iréis a robar la llave que quiere el Troll para que este no nos mate. ¿De acuerdo?. -Volvió a repetir sus condiciones- Y los luchadores que maten a los que lleven armas a distancia primero...

Escuché a Karel remarcando las prioridades y en realidad, a medida que escuchaba, opinaba lo mismo que él. Siempre iba a tratar de ayudar a quien pudiese, pero estaba claro que trataría de salvar mi pellejo y el de mis compañeros de la Guardia en este truculento asunto al que estábamos arrastrados.

Sí puedo, o al menos creo que sí -respondí-. Puedo tratar de acercarme con cautela y asomarme. ¿Alguien tienen algo más que decir? Cuando opinéis todos me pondré en marcha, junto con Brent, si a él le parece bien -le propuse-.

Alaia suspiro.

-Lo siento Karel, pero en esta ocasión no estoy de acuerdo, lo primero es salvar las vidas humanas. Por suerte tampoco hay mucho que discutir, parece que como bien dices ambos objetivos están unidos, así que no cabe lugar a discusión.

La muchacha se froto la pierna adolorida.

-En mi caso, estoy en las ultimas la verdad, aun me queda un favor de mi diosa, y lo guardare para el momento necesario, pero eso implica que no puedo entrar en combate, un traspiés o un paso en falso y me reúno con ella, así que estaré en la retaguardia, si no hubieran personas implicadas diría de volver tras haber descansado, pero no podría cargar eso en mi conciencia, así que bueno, vamos con lo que nos queda supongo.

Miro hacia el botín.

-Por otro lado, no seria mala idea cargar eso en el burro una vez hayamos acabado con todo esto, ese dinero nos puede ser de ayuda.

Escuchando lo dicho por Alaia este se percató que su montura favorita estaba algo magullada, algo intolerable, puesto que si ella caía... ¿Quién lo llevaría hasta el pueblo?. Bueno, aún quedaba el burro y los monstruos esos que parecen albondigas con dientes... pero nada que se comparara con Alaia, por lo que siendo tan considerado como siempre le advirtió.

-Recuerda que si caes inconsciente, o peor, no podrás usar esa pseudo-magia. Cuanto antes se use más opciones hay de que pueda ser de utilidad. Yo aún tengo cuatro hechizos activos y listos para usar. Y pienso gastarlos todos durmiendo a los enemigos de la siguiente sala... 

- Magia, sigilo... habláis de técnicas en las que no confío. - Respondió Buri ante los planes ofrecidos.

Se quedó callado, pues veía que a sus compañeros si que se convencían unos a otros con esos planes, cada cuál le parecía más absurdo. "¿Porqué no entramos directamente?" pensaba el enano, pero seguía sin opinar mucho. Su corto combate anterior lo había dejado tocado, y aún estaba recuperándose de la conmoción. Había algo de información que podía aportar... no era mucha y era evidente.

- Yo estoy destrozado, apaleado y pisoteado... pero si hay que entrar en combate, no dudaré en lanzarme a él.

Se ofrecía Buri casi como sacrificio. ¿Sería ésta la aventura que estaba buscando y que le iba a dar la redención de sus agravios?

Miré a Alaia cuando dijo que se quedaría en la retaguardia.

-"Me temo, jovencita, que las prioridades las tenemos muy claras ya, como he dicho. Algunos lelvamos aquí desde el inicio y savemos lo que pasará si no volvemos con los impuestos. No sé si te lo comentaron cuando viniste con Buri. Si no volvemos con los impuestos en breve tiempo, el conde nos matará personalmente. ¡Masacrados, desollados públicamente! Desde luego yo no pienso morir así." Dije aún alterado. "Y con respecto a que te quedes atrás sin hacer nada... Usa ya el conjuro en ti o en Buri y lucha como la guerrera que creo que eres. No podemos permitirnos tener a nadie ocioso." La dije ceñudo.

Por la inoperancia de los más jóvenes o por estar separados o huyendo, habíamos sufrido más de la cuenta en los combates que habíamos tenido. Si eso seguía igual, no pasaríamos del siguiente enfrentamiento contra los goblins. Miré mi armadura, llena de arañazos de lobo, de golpes de los goblins, agujeros de flecha y sangre por doquier. Había sido el primero en entrar en combate, sin importarme si caía o no, y sería el primero nuevamente. Bajo el filo de mi hacha habían caído más enemigos que los que podían sumar todos los demás del grupo, y la prueba estaba en los cuerpos que había ido dejando a mi paso desde que habíamos entrado en la cueva. Miré a Dalfrid y asentí a sus palabras, esperando a ver si Brent la acompañaba. Hasta el mediano estaba dispuesto a entrar para dormir a los enemigos. Y Buri... bueno, Buri era Buri.

Tras el gran golpe que habéis escuchado, habláis acerca de cual pueda ser el mejor curso de acción a seguir. Dalfrid de forma valiente se presta a avanzar hasta la otra sala para ver que es lo que esta ocurriendo.

A medida que se acerca escucha ruidos de pasos y armas. Alguien ha dado la alarma, parece que los goblins se están movilizando para buscar y combatir a los invasores. En esa sala hay abundante sangre en el suelo, y los cuerpos de los dos chaman, es probable que algún goblin los haya visto y haya dado la alarma. Pero no llega a entrar en la sala, cuando ve como un goblin con espada y escudo sale de la sala que estaba cerrada, y detrás de el vienen más, puede escuchar con claridad su avance. El goblin que acaba de salir, parece que de momento no ha visto a Dalfrid.

Si algún goblin avisará al troll, las cosas se pondrían muy difíciles, tal vez demasiado. O evitan que avisen al troll, o mejor ir pensando en retirarse.

Vuestro turno.

Alaia suspiro y puso mala cara al escuchar la explicación de Karel, lo entendía, pero aun así, pensar en dejar atrás a toda esa gente, no podía cargar eso en su conciencia.

-¿Buri, como te encuentras? Tu serás mas útil que yo en combate, así que si quieres uso mi plegaria contigo antes de lanzarnos a por ellos.

Dijo justo antes de ver como aparecía aquel goblin.

-Vale, olvídalo no tenemos tiempo, me la echare a mi y que sea lo que la diosa quiera.

Dijo mientras hacia una plegaria en silencio para sanar sus heridas en combate.

Asiento al ver que Alaia se curaba y se preparaba para la batalla.

-¡Por fin! Pensé.

Me preparé y salí junto a la clérigo disparado a por el goblin que había asomado por la otra estancia.

-"Los bravos conmigo, al cuerpo a cuerpo. Los demás detrás, apoyando con los arcos. ¡Finn! Cuando se ponga la cosa fea y salgan en tropel, intenta dormirles con tu magia. ¡Vamos, todos!" Grité mientras corría.

Nuevamente sería el punta de lanza, así que apreté los dientes y agarré fuertemente mi hacha de combate. Esos pielesverde pagarían caro su robo.

Finn Lenguadeplata se había armado con su tirachinas, arma predilecta de todo mago, mientras este avanzaba detrás de los que iban a comerse más daño. Esperando tener la oportunidad de atacar a algún Goblin que no cayera ante su hechizo de dormir, en caso de que viniera la oportunidad.

-Vamos que ya estamos muy cerca... -Comentó en voz baja alentando a sus compañeros.

- ¡Estoy muy vivo! - respondió a Alaia. - Acabemos con esa escoria.

Al grito de Karel, Buri salió corriendo tras éste. Tenía a Venganza en una mano mientras que empuñaba una de sus dagas en la otra.

Fue corriendo hasta el quicio de la puerta, y tras rebasar ésta, Buri ve al goblin solitario.

Apenas tuvo tiempo para apuntar, a si que salió despedida al vacío. Un sonido metálico en la sala se hizo sonoro. Únicamente se quedó con Venganza entre sus manos... jadeando fuertemente, alguna de sus heridas continuaba sangrando.

Buri miró al resto, haber si llegaban a apoyar o le iban a volver a dejar solo. Esta vez iba a buscar la muerte que tanto ansiaba.