Partida Rol por web

Zhuo lamentó no disponer de un arco. Lo que no tenía en mente hacer era ayudar al ronin, a menos que fuera estrictamente necesario. Su ataque apresurado iba a costarle algunas heridas y contusiones y la Unicornio esperaba no fueran demasiadas y le costasen ante tal imprudencia, la vida. Aunque daba visos de que su vida no le importaba nada, algo raro en un ronin bajo el punto de vista de la Unicornio. Se puso en alerta y espero tranquilamente a que las flechas acabasen con tantos zombis como fuera posible. Cualquier zombi caído sin necesidad de arriesgar el cutis, era una inversión para los segundos siguientes.

Zhuo creía que la Escorpión, aunque imprevisible, lo más probable era que fuera a por el zombi más cercano ya que se estaban acercando peligrosamente y pronto los arcos no servirían de mucho.

El combate se volvía peligroso a cada turno que pasaba. Oruno había sido herido por uno de los zombis y corría el riesgo de ser rodeado. Decidí avanzar y golpear al Zombi 3 para intentar acabar con él antes de que atacara a mi compañero.

"Vuelve al país de los muertos de donde jamás deberías haber despertado" dije al ver como mi cimitarra golpeaba aquel moribundo cuerpo.

Si duda Ide Miko cercena gran parte del costado del zombi pero este no se detiene. Oruno con su Ono arranca la cabeza del zombi que sale despedida unos metros cayendo sobre el baldío terreno. La flecha de Mausuko se clava profundamente pero, como siempre, el zombi continúa sin importarle el dolor o lo profunda que pueda ser la herida.

En su camino inexorable el zombi intenta devolver el golpe a Ide Miko pero la armadura de este no es tan fácil de penetrar al igual que los ataques a Kumako.

De pronto un grito os hace desviar vuestra atención. Tsuruchi Genji grita de dolor y veis como la sangre mancha su Kimono. Allí no hay nadie y los zombis continúan hostigando.

La cabeza del zombie más lateral salta por los aires, liberando el flanco izquierdo del campo de batalla. Ya no es posible que me rodeen y, a juzgar por la dirección de nuestro avance, faltan solo un par para llegar en apoyo de la mujer escorpión, momento en el cual los enemigos ya tendrán perdida la batalla.

Pero entonces se escucha claramente el grito del Tsuruchi, quien no parece tener nadie a su lado atacándolo. Recuerdo las palabras del rátido y las repito rápidamente:

 - "¡Todos ingresen en la luz del candil! ¡Que a nadie lo rodee la niebla sin luz!"

Me acerco con rapidez y lanzo un ataque con toda la furia que puedo permitirme, intentando cercenar la cabeza del último oponente que se interpone entre la iluminación y yo. Sé que debo entrar ahí pues el oni que se oculta en las sombras no es un oponente que debamos ignorar.

Mausuko torció el gesto al ver al Mantis ser golpeado entre las sombras. –“¡Tsurutchi-san repliégate hacia Bayushi-san, rápido!”

La shugenja entendió que sus compañeros necesitaban de las bendiciones de los kami para, como decía un viejo proverbio Kuni, “Es mejor prevenir que curar”. Se adelantó hacia la luz del farolillo, dejó caer su arco y extrajo el pergamino del golpe de jade, mientras colocaba sus piernas semiflexionadas y se concentraba en sus enemigos, susurrando la plegaria a los kamis de tierra para que le ofrecieran su ayuda en la batalla.

Un halo de luz verdosa brillante se arremolinó alrededor de la samuráiko mientras el aire giraba cada vez a más velocidad arrastrando la silueta verdosa como un remolino de jade, hasta que los ojos de Mausuko se abrieron relampagueantes del mismo color que su halo, para desaparecer momentáneamente antes de abrirse en un abanico de luz verdosa que alcanzó a los no muertos quemando su cuerpo con las llamas de la pureza.

Tras años en los caminos y bosques perfeccionando las tecnicas de rastreo, Tusuruchi había adquirido un fino oído y una buena vista. Sinembargo no fue capaz de sentir a su enemigo y mucho menos verle. Su sexto sentido le había prevenido impidiendo una tragedia mayor pero, al darse la vuelta para encarar a su oponente no había nada, ni nadie.

-No ha podido ser un zombi.- Se dijo a si mismo. -Sus movimientos son lentos y torpes.-

La voz de Mausuko llegó hasta él y entonces comprendió las palabras del nezumi. Sin duda había pasado por lo mismo y conocía al enemigo.

Tsuruchi avanzó a toda la velocidad que podía hacia el círculo de luz. 

-¡Por mi padre!.-Con ese grito de guerra, la escorpión se abalanzó sobre uno de los zombi que tenía delante blandiendo su arma como un relámpago. Su wakizashi cortó el cuello del zombi limpiamente seccionándolo del todo y dejando una macabra escena. El zombi seguía moviéndose por algún oscuro impulso, pero su cabeza yacía a los pies de la samurai-ko.

-"La Luz" dije al ver como mi certero ataque no fue suficiente para acabar con aquel zombi.

Necesitaría al menos otro ataque más para poder hacerlo. Y éste debía darlo bajo la luz de aquella linterna como nos aconsejó aquel rátido tan amable y servicial.

Por increíble que parezca, después de cercenarle el torso con el segundo corte de la cimitarra, el zombi sigue en pie, aunque el peso de su propio cuerpo colgando le impide lacerar a Ide Miko con su garra.

Ide Zhuo y Kumako han despachado a otros dos zombis junto con Oruno, el ronin, que también ha reventado la cabeza de otro más.

Todos corréis hacia la luz lo más deprisa que podéis. De repente Mausuko se vuelve y otro grito aterroriza la noche. La shugenja sangra y sus ropajes han sido rasgados por afiladas garras.

Todos los zombies contra los que estaba luchando han sido acabados, solo queda el que está enfrentarse con Ide Shido Miko. No interferiré en esa batalla pues sería una ofensa hacia el Unicornio y sus capacidades, faltarle el respeto a su alma de guerrero. No, debo buscar acabar con los enemigos que parecen estar agrupándose alrededor de la mujer Escorpión.

De pronto, se escucha que a la Shugenja la ataca aquel ser invisible, por lo que entiendo que aquel atacante es mucho más rápido de lo que esperábamos.

Sin pensarlo dos veces, me muevo hacia el resto de los zombies que quedan intentando mantener la defensa alta para continuar la lucha.

Aquel zombie se resistía a volver al inframundo, sabía que separando su cabeza de su cuerpo habría acabado con aquella vil criatura. Sin embargo opté por atacarle sin más con mi katana una y otra vez hasta sesgar cualquier aliento maldito de vida que pudiera contener.

-"Vuelve al lugar que te corresponde" respondí al atacar con mi katana.

Tsuruchi corre hacia Kumako sin detenerse.

Mausuko siente la sangre corriendo por su carne y el terror la invade. Corre hacia la salvadora luz del farol.

Los zombis, automáticamente, continúan sin voluntad intentando arañaros o morderos manejados por unos hilos invisibles.

Por fin estamos todos reunidos en el interior de la luz protectora que lleva Kumako. No sé qué clase de oni es el que se esconde en las sombras y acecha, atacando a cualquier rezagado. Lo que es definitivo es la peligrosidad de aquella abominación pues ningún oni es para ignorar.

Pero debemos concentrarnos en lo que queda ahora y eso son un par de zombies que aún se mueven. Debemos hacer algo para remediarlo.

Desde mi posición actual, apunto al cuello del más cercano a mí y lanzo un corte con mi ono, dando en el cuello del no-muerto y esperando que sea lo suficiente como para arrancar su cabeza de su cuello.

Oruno blande su Ono sobre la cabeza y traza un arco que aplasta la cabeza del zombi, o eso parecía, sin embargo la cabeza del despertado cantinúa unida a su cuerpo aunque en un ángulo completamente antinatural, su cuello es un amasijo de carne que sujeta la cabeza colgando sobre el hombro que, a un leve movimiento de este, cae sobre su pecho dejando ver la columna y carne putrfactas.

Kumako se coloca al lado del zombie pero su corte con el wakizashi no rebana el cuello del monstruo que sigue en pie.