Partida Rol por web

Cuando Robyn se acercó a la puerta y saludó hacia quien quiera que pudiera escucharle observó que la habitación donde se encontraba formaba parte de un lugar bastante amplio, ya que fuera de la misma había un pasillo con una decoración bastante elegante y varias puertas idénticas a lo largo. Doblando una de las esquinas apareció una mujer que vestía un traje blanco y negro de criada idéntica al servicio de la casa de la familia Adler.

La mujer se acercó con rostro afable a Robyn . - Señorita, bendito sea dios, ya ha despertado y parece estar mejor de lo que parecía cuando llegó - comentó con absoluta normalidad.

¿Dónde estoy?¿Cuanto tiempo ha pasado? En el hotel donde me hospedo deben estar preocupados Robyn se llevó la mano a la cabeza, consciente del golpe que se había dado. Afortunadamente no le había pasado gran cosa pero aún así estaba mareada  preocupada ¿Qué ha ocurrido? preguntó finalmente, abriendo mucho los ojos. 

La criada dedicó una sonrisa afable a Robyn, y respondió a sus preguntas con voz calmada y suave. - Estais en la hacienda del Dr.Actherhof, el señor salió de caza esta madrugada y os encontró con un fuerte golpe en la cabeza en medio del camino. Él fue quien os trajo aquí y os curo. - dijo sin dejar de esgrimir aquella amabilidad que tan bien valorada era por los ricos que contrataban a su servicio para el hogar.

- Respondiendo a la segunda pregunta... es medio día. Se ha pasado toda la mañana durmiendo. Estará hambrienta imagino... esperese aquí y le servire algo de gachas... - dijo, disponiendose a abandonar la habitación p

Muchísimas gracias, cuando el doctor esté libre me gustaría poder agradecérselo–respondió visiblemente avergonzada pero aliviada. Por un momento había temido haber pasado varios días en estado de semiincosciencia. Robyn miró a su alrededor mientras trataba de recordar si conocía al tal Doctor Actherhorf. Desde luego aquella casa no tenía nada que envidiar a la suya. La oferta del desayuno agradó a la joven, pero sabía que tenía que avisar cuanto antes a sus compañeros, para que no se preocupasen. Tocándose levemente la cabeza, allí donde se había golpeado pensó en la forma más educada de rechazar el desayuno para poder volver al hotel.No se la ocurrió ninguna. Disculpe que la moleste, una vez más...¿Queda el hotel Haggarty muy lejos?

- Me temo que el señor no está ahora en la hacienda, marcho a su sesión matinal de caza después de traeros aquí, sin embargo esá muy interesado en conoceros y saber que os ocurrió. - contestó la criada con tono educado - lo cierto es, que todo el servicio estamos muy intrigados sobre como acabasteis allí... ¿acaso intentaron abusar de usted? - preguntó con cierta timidez pero que no escondía la gran curiosidad que tenía hacia aquella pequeña mujer con ropa de deporte que había aparecido en el camino con los primeros rayos de sol.

Desde luego Robyn no estaba dispuesta a contar la historia completa de sus investigaciones, ni de su accidente así que, haciendo gala de la educación que había recibido sonrió con timidez, sin responderla la grosería que pugnaba por salir de sus labios. ¿Pero que se cree esta mujer?¿Abusar de mí? Claro...como atraigo tantas miradas pensó.

–Me temo que fue simplemente un poco de mala suerte, de la que, creame, estoy bien servida–comentó tratando de parecer agradable– No recuerdo demasiado, pero creo que me cayó una rama o algo así. Solo recuerdo un golpe fuerte en la cabeza...pero no. Nadie me perseguía.

La timidez de Robyn le impedía insistir en el tema de la lejanía del hotel, pero finalmente, con un montón de esfuerzo de voluntad, logró insistir con el rostro preocupado. Disculpeme, pero ¿Podrían enviar a alguien al hotel Haggarty para que no se preocupen? En teoría iba a dar un pequeño paseo y ya vé lo que son las cosas...

- Ahora mismo solo tenemos al chofer del señor Actherhof que pueda llegar rápidamente al pueblo. Podriamos enviarle para avisar a sus amigos o si quiere podriamos hacer una llamada telefónica al hotel. - contestó amablemente dandose por satisfecha por las respuetas de la atleta. - ¿Se quedará a comer con nosotros.... - se dispuso a preguntar, cuando se dió cuenta que aún no sabía el nombre de la desconocida.- ¿Cómo debo dirigirme a usted? -

Oh... Perdon-se disculpó la muchacha al darse cuenta del detalle-soy Robyn Adler.
La joven meditó unos segundos las opciones de las que disponía. Por una parte debía quedarse a agradecer a su salvador el haberla recogido, pero por otra tenía un aspecto terrible.No era que se lo imaginase como un galante caballero blanco montado en un pura sangre español que la recogía en sus brazos pata salvarla la vida.No, la joven eta consciente de su atractivo desde muy pequeña y nunca había tenido aquellos sueños infantiles en concreto.. Pero lo cierto era que la avergonzaba presentarse así, aunque fuese como la había encontrado. La verdad que preferiría ir cuanto antes a cambiarme de ropa dijo con tono algo avergonzado. Si usted cree que Mr.Actherhof tardará preferiría que me acercasen al hotel y luego volvería. Si suele venir a estas horas llamaré al hotel. Pero no me quedaré a comer;aunque se lo agradezco de todo corazón creo que querran comprobar cuanto antes con sus propios ojos que estoy bien...En aquel momento a ls chica se le ocurrió que podría sacar algo de información de la criada. Si era como las de su servicio le encantaría hablar y, a juzgar por la indiscreta pregunta que había hecho seguro que era así. Especialmente después de que otra persona haya desaparecido en el pueblo... Pero ¿sabe? Creo que me vendría bien desayunar algo, nada más avisarlos

- Oh, suele llegar bastante tarde para comer... es un auténtico fanático de la caza. - dijo con media sonrisa. - Es libre de regresar con los suyos, señorita Adler, así nos lo dejo dicho el señor pero espera que vuelva ya que desea conocerle y saber el motivo de hallarla en tal situación de desamparo. - comento la criada mientras hacia señas a Robyn para que la acompañara. -Le serviremos el desayuno y el chofer de la hacienda la acercará al pueblo. -

Cuano la joven atleta hizo mención a la famosa desaparición, la criada frenó su paso y se giró para sonreirle - Se referira a esos rumores sobre el Sr.Cornthwaite... veo que las notícias vuelan. - comentó y a continuación reanudo la marcha por los blancos pasillos de aquella hacienda, decorados con algunos jarrones y cuadros de pintura clásica. - Era un hombre algo extraño, ya sabe, arqueologo , explorador y todo eso... probablemente marchó a alguno de sus viajes a suramerica... lo que ocurre es que en esa mansión  la tragedia siempre ha sido constante, y ya sabe, la gente es muy supersticiosa, a la mínima que ocurre algo así piensan en lo peor. El sheriff Withford ya inspeccionó la mansión y no encontró nada que indicara que el Sr.Cornthwaite hubiera sufrido algún daño. - dijo desatando una naturaleza parlanchina tan propia de las criadas bien entradas de edad.

Cuando llegaron a un pequeño comedor, la criada le sirvió unas tostadas con mermelada y una taza de leche natural. 

La mujer comió el desayuno mientras miraba a la criada. Finalmente se decidió a preguntar –¿Supersticiosa?¿A que se refiere? Las expediciones tienen que ver más con el peligro que con la superstición...Además¿No hubiese avisado de que se iba? Cada vez que se hace un viaje de ese tipo suele anunciarlo a bombo y platillo
Robyn trataba de parecer animada y vagamente interesada, pero sin mostrar su profundo interés en el tema ¿Habría sido su golpe un golpe de suerte y podría sacar algo de información a la criada antes de volver al hotel?¿Le daría la información que el registrador de la propiedad se había negado a darla?

- Me refiero a que la mansión Fitzgerald es evitada por todos. El señor Cornthwaite la compró hace 6 años y se instaló allí y no parece haber tenido ningún problema, pero aún así la gente siempre evita acercarse a ella... han habido terribles sucesos allí desde hace 60 años, pero mi opinión es que son solo casualidades. - la criada suspiró y negó la cabeza para sí mientras servía algo más de leche a la invitada. -

- Iré a avisar al chofer para que la lleve de vuelta al pueblo... - estaba claro que la criada sabía acerca de la historia de tan popular mansión, pero no parecía darle más importancia que la de las supersticiones locales.

Robyn terminó de desayunar y se dirigió lo más rápido que pudo al coche. Estaba cansada y deseosa de llegar al hotel. Ya sacaría más información al médico cuando volviesen a reunirse. Con una sonrisa débil la atleta sonrió a la criada como respuesta.