Partida Rol por web

Realmente el rio estaba lejos, o tal vez era mas el deseo de llegar a el, que la lejania de este, quien sabe, Kurokujo solo sabia que le habia resultado demasiado pesado y largo llegar al rio, afortunadamente habia logrado llegar a este sin que le encontrasen, o al menos aparentemente.

Eso era una muy buena noticia, sin embargo al llegar al rio pudo darse cuenta de que no todo iba tan bien, se trataba de un rio bastante ancho y aparentemente sus aguar eran muy profundas, al mismo tiempo que muy caudalosas, desgraciadamente no veia ninguna embarcacion ni puente.

Bueno mi señora devo ir, ¿pero estaran bien?, seguro que podran defenderse ante cualquier ataque.

Si es posible me podeis dar algunos viveres para el viaje ya que no pensaba viajar todavia y no tengo nada preparado.

Me percato de la situacion, y realizo una parada rapida para el ataque que viene del guardia para, despues, contestar esta ofensiva con el otro katar volviendome sobre mi mismo.

Te equivocas no confio en exceso de mis habilidades, es solo que piltrafas que acosan a indefensos son sin lugar a dudas simples aprendices de guerreros.

Giro un poco para ver como la mujer se refugia en mi, ya tendremos una charla, será mejor que sea convincente o la decapitare yo mismo.

Tomo la Dragon con fuerza y me dispongo a dar el primer golpe, aplicare mi habilidad de salto para caer sobre el soldado que me habla, con algo de suerte la onda expansiva derribaría al otro.

-Uff... Uff... al Fin!- me susurro con la intención de darme fuerzas a mí mismo...

Pero no todo estaba tan bien... el Río era mucho más de lo que imaginaba... Ancho, peligroso y sobre todo, desierto...

Habría que hacer algo... Cómo se las arreglaría un mago en estas situaciones?

La Respuesta llegó de inmediato: Era cuestion de usar las cartas adecuadas...

-Bien, pingüinos... Demuestren de qué estan hechos...- le hablo a la carta que tiene dubujada una muchedumbre de éstas aves, para invocarlos en el río, y que me sirvan de colchón...

Momochi se queda inmovil mientras mira como todo lo que alguna vez conocio se estaba destruyendo frente a sus ojos. Las lagrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, pero su cara era inexpresiva

No puede estar pasando

penso vanamente, pero la intesidad del fuego lo hacia darse cuenta que todo real. En ese momento sintio un escalofrio recorriendo su espalda, era la colera recorriendo su cuerpo, sus ojos cegados por la ira. El ninja no pudo contenerse, los sentimientos le ganaron a la razon, y en vez de ocultarse, comenzo a correr hacia la aldea en llamas. Desenfundo su ninjato y corrio lo mas rapido que pudo

"Maldito! Me vengare!"

gritaba entre sollozos, mientras luego se queda inmovil al ver como la casa de su maestro esta envuelta en llamas

Lo vengare maestro... se lo prometo

penso mientras agachaba la cabeza y lentamente enfundaba la espada. Respiro lo mas hondo que pudo, solo para contener esa ira y luego expulsarla de su cuerpo. Su manos temblaban y sus ojos miraban al vacio.

Muy bien, vayamos al templo. Debe haber algo allí...-decia mientras cabalgaba lentamente y le hacia señas a sus guerreras para que avanzaran.

Que dos de vosotras entren y hagan un reconocimiento. Nosotros esperaremos aqui. Si ocurre algo salid inmediatamente o silvad paraq ue podamos socorreros.-decia mientras seguia cabalgando lentamente hacia el templo.

La mujer asiente ante las palabras del mago:

-Estaremos bien, los paladines son grandiosos guerreros, adema contamos con la proteccion de nuestro señor Zaibache ry todos sus siervos. Sobre los viveres, no sera necesario puesto la ciudad esta a apenas un par de horas de camino de aqui a caballo y se os dara una montura con todo lo necesario

A partir de ahora te salen los turnos en la escena ke te sale nueva

Agnus se prepara para su ataque, rapidamente se lanza de un salto contra uno de los soldados este no reacciona a tiempo y recive un fuerte golpe que le tira al suelo, el arma de Agnus logra penetrar en gran medida la armadura del soldado, sin embargo no consigue maarle. Por su parte el otro soldado evita el ataque y se dispone a contratacar a Agnus desde su posicion situado en el lado izquierdo de este.

Realmente era un infierno, podian vrse cadaveres por todas partes, la casa de su maestro estaba en llamas, sin embargo aun no estaba calcinada, el ninja podia escuchar algo en su interior, era como una voz muy debil, realmente la situacion era muy peligrosa, podria entrar en la casa, pero tambien podria no entrar y no arriesgarse, ya que aunque la casa se mantenia en pie realmente nos abia cuanto aguantaria en pie.

Mientras a lo lejos se escuchaban voces de persoans que corrian hacia alli, por lo que los finos sentidos del ninja distinguian algunos protaban agua y otros carros dispuestos a ayudar a la aldea, incluso podia intuirse que habia guardias ya que parecia que habcian pisadas muy fuertes, demasiado para personas normales, pero normales para personas con armaduras.

Cuando Ganondorf llego al templo se encontro con algo que no esperaba, de hecho segun habia escuchado era casi imposible, als puertas dle templo estaban totalmente cerradas, las inmensas puertas de altura de al menos dos casas juntas estaban cerrradas y las puertas de roca con hermosas tallas sobre la guerra de los dioses se alzaban frente a el.

Realmente era algo poco habitual, ya que por lo que se sabia de los templos de Zaibacher nunca cerraban sus puertas y todos los seres eran bienvenidos, desde orcos y elfos hasta humanos y draconianos pasando por toda clase de razas.

Muy bien mi señora espero volverlos a ver, ahora llebadme a mi montura.

Una sacerdotisa bastente joven aparece en la sala y conduce a Robert por varios pasillos hasta unn establo de un tamaño que el mago nunca antes habia visto, al parecer rodeaba casi tod ala base del inmenos templo, entonces justo frente a  una puerta hay un chico con un caballo marron con alforjas, la sacerdotisa dice con voz juvenil:

- Este es su caballo, espero qe tenga un buen viaje

Ganondorf bajó del caballo. Se acercó a la puerta y dió dos grandes golpes de llamada, esperando una repsuesta.

 Todos mis años de entrenamiento dan sus frutos en momentos como este, como si se tratase de un halcón surcando el firmamento, me desplazo por el aire y cual águila caigo en picada para enterrar la Dragon en el cuerpo del idiota quien se atrevió a amenazarme, siento como su infecciosa hoja atraviesa  la armadura y corta la carne de su pecho, mientras genero una onda expansiva para atacar al otro guardia. Sin embargo, este alcanzo a esquivarlo y además me ataca aprovechando mi actual posición desventajosa.

Tomo la Dragon de su empuñadura con la mano derecha para sacarla de la armadura donde la he enterado, justo en el momento en que la espada del soldado que está en pie trata de cortarme logro agacharme hacia mi espalda sin tocar el suelo pero si lo suficientemente bajo para escapar al tacto de su hoja, como por acto reflejo y estando en la posición actual tomo la Dragon con ambas manos me incorporo y le lanzo un golpe con la espada para tratar de partirlo en dos comenzando en su hombro.