Partida Rol por web

Observé a Jack como preparaba la cena para luego sentir su brazo por encima de mis hombros. Sentir su nariz acariciarme así me hizo sonreír levemente. Jamás nadie me había tratado así. Sentí como su voz descendía por mi cuello, al igual que sus labios, algo que me puso la piel de gallina y sentí su mano descender por mi espalda aferrándose a mi cintura y atrayéndome hacia sí.

Realmente necesitaba ese abrazo.

Me ruboricé ante sus palabras. - Simplemente tengo la mente abierta, busco la manera de sobrevivir, pero también de volver a la normalidad... formar una familia en algún lugar seguro y vosotros... soís los increíbles y poderosos. Mi raza está sacando lo peor de sí misma desde hace años. - Apoyé mi cabeza sobre el hombro de Jack. - Lo se porque sacó lo peor de mí también y desde entonces intento redimirme... pero nada perdonará lo que hice. - Me sinceré bajando el tono de voz, al igual que hizo él.

- Creo que deberíamos apartar la carne del fuego... - Le susurré ante su petición. - ... acabará quemándose antes de que terminemos. - Disfruté de aquella caricia con su mano al retirar el mechón de pelo de mi rostro. No podía negarme a él. Me resultaba imposible. La atracción era demasiado fuerte y me lancé a besar sus labios con delicadeza, antes de que sus gestos liberasen la pasión que contenía en mi interior.

- Encajarías bien en mi manada.- te susurro. Te sonó como una proposición de entablar una relación más estable.- Si quieres unirte a ella.

Ignoro la comida, no quería apartarse de ti. Su lengua estaba entretenida en tu cuello mientras se deshacía de la molesta ropa que separaba tu piel y la suya.

Tu olor se apoderaba de él, le volvías loco. Te levanto como si no pesaras nada, manteniendo te en sus brazos con la misma delicadeza que si sostuviera el cristal más caro mientras te llenaba de besos y lametones.

- No se si encajo en algún sitio... hay cosas de mí que... - Miré al suelo recordando a Tommy, para luego mirar a Jack. - Además, no me conoces realmente. Nos conocimos esta mañana y llevamos toda la tarde durmiendo... - Le sonreí halagada por su proposición. - Supongo que deberíamos conocernos un poco más antes...

Pero no me dio tiempo a terminar la frase, pues su lengua y sus labios ya estaban jugando en mi cuello. Sentí como me quitaba las dos prendas de ropa que llevaba puestas, las justas para cubrirme ante Seth y Owem y como al alzarme en sus musculados brazos, él ya se había desprendido de sus vestiduras.

Nuevamente me demostraba lo que era, un animal salvaje e insaciable que iba a dejarme sin respiración en más de una ocasión. Pero esta vez yo también quería participar en aquello y cuando me dejó en el suelo, no le di opción a ponerse sobre mí. - Esta vez me toca a mí enseñarte lo que se hacer... - Le susurré mientras mis labios se deslizaban por su torso tan perfecto. El aroma que desprendía su piel me excitaba sin que el garou tuviese que hacer nada más.

Mi manos descencía por delante de mis labios por su cuerpo, guiándome al punto álgido del hombre. Pero al llegar a él lo sorteé con suavidad, jugando con mis labios y mi lengua en la parte adyacente, al tiempo que mis manos acariciaban sus muslos. Le miré y le sonreí. Veía en sus ojos el deseo de adentrarse de una vez y desde la base, comencé un ascenso con mi lengua hacia el extremo final, en el cual me entretuve un rato, jugado con mi lengua y labios en su entorno, antes de introducir todo lo que pude en mi boca.

Me gustaba aquello, disfrutaba escuchándole gemir por el placer que le estaba generando con aquel acto al tiempo que no paraba de moverme, unas veces haciendo presión con la lengua y el paladar, otras succionando con fuerza... daba igual, él lo disfrutaba y yo casi tanto como él.

Algo te decía que el Garou nunca había recibido esas atenciones de una dama, pero sin duda las estaba disfrutando. Su miembro no podía estar más hinchado y sus jadeos no era algo que se pudiera fingir. 

El instinto se impuso. Te miro con la necesidad impresa en sus ojos.- Me toca.- dijo con tono exigente. Te tendió la mano para ayudarte a levantar. 

Te beso y un segundo sentiste que te alzaba sobre él, tus piernas estaban sobre sus hombros, sus manos sostenían tus nalgas y su lengua jugaba en tu interior. Tus manos solo podían sujetarse en sus cabellos mientras te mantenía en vilo. 

Cada uno de sus jadeos me incitaba a continuar y no parar nunca o al menos no hacerlo hasta que terminase. Pero su voz, más bien su orden me hizo pararme. Sabía que le gustaba, sus sonidos, sus gestos y la fuerza de su miembro eran difíles de ocultar en un hombre. Le miré a los ojos y vi como se levantaba.

No se bien como lo hizo, fue un movimiento rápido y controlado, pero de golpe estaba sobre sus hombros, mientras el permanecía de pie y su cabeza entre mis piernas. Mi única sujección era su propia cabeza y podía sentir su lengua moviéndose y jugando dentro de mí. Jamás pensé que alguien me haría adoptar esa postura y hacerme sentir tanto placer con ella. Mis gemidos fueron aumentando al tiempo que Jack no paraba de jugar con mi sexo.

- Jack, eres increíble... - Le susurré entre jadeos mientras que mi cuerpo empezaba a pedirme retorcerme de placer y la postura me lo impedía por el miedo a caer al suelo. Sabía que Jack no lo permitiría pero tampoco quería llegar al extremo de acabar los dos heridos por no aguantar aquello, así que mis manos se aferron a su cabeza mientras que mis jadeos comenzaron a ser pequeños gritos de placer extremo indicando con ello al garou que estaba acercándome al climax en aquel punto.

- Sera que tú me inspiras.- susurro besando tu vientre y bajando tu cuerpo con suavidad pero si que llegaras a tocar el suelo. No necesito respaldar tu espalda en un árbol. Guió tus piernas para rodearle por debajo de la cintura y te siguió sosteniendo mientras su cuerpo y el tuyo se unían en uno.

Jack se esforzó en que fuera mejor que la primera vez, no parecía conformarse por mucho que te escuchara jadear o gritar mientras el sudor os bañaba la espalda. 

El tiempo se os fue, la hogera perdió fuerza y se apago antes que vosotros. Una vez mas, Jack tuvo cuidado de terminar fuera.

Aunque tratase de ocultarlo, se notaba que Jack era un animal salvaje en la cama. Su instinto le hacía así. Su lengua logró al final su objetivo y sentí como explotaba frente a él, gritando a cada contracción de placer generada por mi cuerpo. El garou continuó con su lengua sin detenerse mientras que yo sentía que quería morirme de placer en aquel momento.

Al notar que mi cuerpo se relajaba y se detenía, respondió a mis palabras y besó mi vientre antes de descenderme por su tonificado cuerpo. Me había dado unos segundos para respirar, pero no los suficientes y mi cuerpo sintió como entraba en mí con una sensibilidad pasmosa. Aferré mis brazos a su cuello, le clavé las uñas en la espalda, mientras sentía como me alzaba y movía sobre su miembro. Lágrimas de placer inundaron mi rostro mientras que yo era incapaz de hacer otra cosa que gozar y gritar por aquel placer extremo que me estaba haciendo sentir en aquel momento.

Apoyé mi frente con la suya y le sonreí, satisfecha con lo que estaba pasando en aquel momento antes de besarle con pasión, para separarme de su boca con brusquedad al sentir la fuerza de sus nuevos empujones. Esta vez yo no llegaría pero sentía por la manera de moverse que él si iba a terminar. - Sigue... sigue así... - Le animé mordiéndome los labios a continuación para luego morderle el cuello antes de volver a gemir con fuerza por aquella intensa sensación dentro de mí.

Y le sentí salir de mi cuerpo instantes antes de terminar y le vi disfrutar del final aun fuera de mí y sin ayuda alguna. Me abracé a el cansada. Él debía estar exhausto. - ¿Y ahora... nos vamos a... poner a caminar? - Le sonreí cansada mientras recuperaba el aliento. - Para la próxima... sal un poco antes, puedo usar mi mano... para ayudarte a terminar. - Añadí puesto que sabía que aquello le resultaría más placentero que simplemente el contacto con el aire.

- Es que... estaba muy a gusto dentro.- te comentó son una gran sonrisa. Miro el fuego y cogió un par de palitos de carne muy hecha... demasiado hecha pero comestible. Te dio uno para que repusieras fuerzas.- Saldremos mañana por la mañana, si vamos a buen ritmo llegaremos a una granja abandonada en pocas horas.- aseguro.

Busco los sacos de dormir y los tendió en el suelo. Sera mejor acostarnos ya, así podremos madrugar. Si te parece bien.- dijo mirándote con los ojos del lobo que se quiere volver a comer a caperucita.

- Se que es repentino pero no me importaría que te quedaras a vivir conmigo, es más, me gustaría mucho que formaras parte de mi manada... es la forma Garou de pedirte salir de una forma un poco más formal.- dijo esperando una respuesta.- No hace falta que respondas ahora, se que es complicado. Tu eres humana y yo... solo en parte, tengo hijos... solo piénsalo ¿De acuerdo?

Su respuesta me hizo sonreír. - Yo si estaba a gusto contigo dentro. - Confesé sonrojándome un poco. A fin de cuentas, Jack seguía siendo un desconocido. Cuando me tendió aquel palo casi quemado con la fina carne del conejo dura y seca, pues estaba pasada, me eché a reír. - Ya dije que deberíamos haber dejado la carne separada del fuego.

Aún así, comí lo que pudimos de aquel conejo. Después del día que habíamos pasado, de lo ocurrido con Seth, de Owem... debía agradecer que Jack estuviese allí a mi lado. Al menos él le daba más sentido a las cosas, aún siendo un garou, lograba que todo fuese algo más normal.

- Espera. - Le dije cuando le vi tender los sacos de dormir en el suelo. Cogí uno de ellos y comprobé la cremallera lateral y luego miré el otro. Los acoplé de tal manera que ambos sacos quedaron unidos por la cremallera, haciendo de ambos uno solo. - No hay porque dormir separados.

Dejé mi ropa a un lado y antes de meterme en el saco me lavé un poco en el agua de aquel lago que ahora reflejaba el hermoso cielo estrellado en la paz de sus aguas, solo irrumpida por mi mano al introducirla para asearme. Regresé junto a Jack y me metí en el saco, recordando su mirada golosa. ¿Se habría recuperado ya? Solo había una manera de saberlo.

Le volví a besar y mi mano acarició su pecho, para luego descender al punto donde más placer sentía un hombre. No tardé en darme cuenta de que Jack estaba listo para un nuevo asalto y esta vez me tocaba a mí. Me subí a horcajadas sobre sus caderas y tras rozarme con su sexo unos instantes, le introduje dentro de mí.

Comencé a moverme despacio, viéndole disfrutar al tiempo que mis manos acariciaban su pecho de nuevo. Según mi cuerpo se sensibilizaba, iba aumentando y variando el ritmo y los movimientos de mi cadera sobre su cuerpo. Mis leves gemidos aumentaron de intensidad y comencé a acariciarme los pechos mientras le sentía dentro de mí.

Debía reconocer que estaba nerviosa. Normalmente no usaba esa postura hasta que no tenía confianza con el hombre que tenía delante, puesto que para mí era como una especie de examen. Hacerle disfrutar a un hombre es algo fácil, pero hacer de aquello un arte era más complicado y que el hombre saliese realmente satisfecho era otra historia y yo no me conformaba con lo primero.

Lentamente descendí mi mano sobre mi sexo y al tiempo que me movía sobre el garou y le sentía entrar y salir, me daba más placer con mis dedos. Minutos después, cuando el sudor había empapado mi cuerpo y mi rostro estaba congestinado y enrojecido por el ritmo de mis movimientos, sentí que no aguantaba más y tras un breve aviso a Jack. Mi cuerpo reaccionó al placer y aprisionó y liberó, para repetir aquellas contracciones sobre el miembro del garou, mientras que gemía ante cada uno de aquellos impulsos de placer.

Pero a pesar de alcanzar el climax no me detuve. Sabía que Jack haría lo de siempre, así que seguí moviéndome sobre él hasta que salió de mi interior para no dejarme embarazada.

Tras terminar los dos, me recosté sobre su pecho y escuché sus palabras. - Se me hace como si me pidieses que me mudase a vivir contigo, Jack... y... - No puedo hablarle de Tommy. - Lo pensaré... pero no me lo preguntes mañana en el desayuno, porque no tendré la respuesta... es que... todo esto se me hace muy raro. - Miré a Jack a los ojos y le besé, para luego retomar mi postura sobre su pecho. - Pero estoy muy a gusto contigo.

Y eso ya era un inicio.

Jack te acerco para acurrucarte aun más cerca. Oíste su corazón aun acelerado por el ejercicio. Te beso la frente y te aparto el pelo con suavidad.- Estoy diciendo que quiero que te quedes a mi lado, todo lo que tu quieras quedarte.- te susurro.

Abrazados y con todo el ejercicio anterior, no tardasteis en quedar dormidos. Los rayos del sol te despertaron acompañados de un delicioso olor a café recién hecho y viste a Jack vestirse. Se había dado un baño y aun tenía el pelo mojado.- Buenos días señorita. Tenemos café para desayunar, cortesía del ejercito facilitado por las mochilas de Seth. 

Te acerco una taza metálica y te beso. Se aparto y se sentó en una piedra cercana.- Tenemos que ponernos en marcha ya y si paso más de cinco minutos tan cerca de ti te aseguro que no vamos a salir de los sacos hasta pasado mañana.- dijo para disculpar que se alejara.- ¿Que tal has dormido?.

Tanto ejercicio físico hizo que enseguida cayese dormida en los brazos de Morfeo y sobre el cuerpo de Jack, mecida suavemente por su respiración. Creí que dormiría peor, que me despertaría a mitad de la noche, pero no fue así. Fueron los primeros rayos del sol los que me hicieron despertar. Lo siguiente que sentí fue ese intenso olor a café recién hecho y la voz de Jack dándome los buenos días. - Buenos días a ti también. - Dije estirándome un poco y dejando caer el saco de dormir al tiempo que me sentaba.

- Me encantan estos despertares. - Le dije a Jack tras recibir el beso y la taza de café. Estaba desnuda y al escuchar sus palabras sobre pasar cinco minutos a mi lado me sonrojé y busqué la camiseta con la mirada. Dejé la taza a un lado, la alcancé y me la puse. - Creo que le debo más a Seth de lo que pensaba. - Dije al recuperar la taza y beber un sorbo de aquel café preparado por Jack.

- Y bueno, si no puedes estar a mi lado... quizás deberías darte la vuelta cuando me tome el café y salga del saco, porque yo también necesito un baño. Creo que los dos sudamos demasiado anoche. - Le sonreí. Algo me decía que en ese sentido le iba a dar igual que me hubiese lavado antes o no. - Su instinto animal, supongo.

- No tardaré mucho, dudo que el agua esté como para disfrutarla y solo quiero asearme. - Preguntó por mi sueño. - De un tirón, sin pesadillas... es curioso... hacía mucho que no dormía tanto, tan seguido y sin pesadillas sin tomar pastillas... creo que me vas a tener a tu lado más tiempo del que quisieras. - Bromeé con aquello. Pero la verdad era que estaba a gusto con él, era hermoso, excitante, el mejor amante que había tenido nunca y si encima alejaba mis pesadillas y mis temores de aquella manera y podía dormir así a su lado, ¿qué más podía pedir? El resto vendría solo...

- Veo que tu madrugaste más y ya te diste un baño. ¿Está muy fría el agua? - Apresuré la taza de café, no quería perder demasiado tiempo. Jack tenía controlada la marcha y no quería retrasarla. Corrí a miccionar detrás de un seto, para luego coger una toalla y acercarme al río para lavarme. Iba a llevar el jabón, pero recordé que era contaminante y para un lugar que parecía perfecto, no iba a estropearlo...

Mientras que Jack recogía todo o eso esperaba que hiciese, me metí en la fría agua de aquel remanso de paz y me lavé tan deprisa como pude, regresando enseguida a la orilla y secándome con la toalla con prisa, para vestirme del tirón y recogerlo todo antes de partir. Miré que el fuego estuviese apagado antes de irnos y me aseguré de que mis cosas estuviesen en su sitio.

Nuevamente me puse mis viejas botas, pero esta vez iba con pantalones más cortos y una camiseta. Nada de ropa militar. Ya había pasado mucho calor el día anterior. Hoy tocaba look de excursionista. - Estoy lista para irnos. - Le dije al garou. - En cuanto me coloque la mochila, nos vamos. - Le sonreí. Por primera vez en mucho tiempo me sentía feliz de haber conocido a alguien como él y me preguntaba si en su raza también había buenos y malos, como pasaba en la mía.

Jack se dio la vuelta para no verte desnuda, sin duda esa sola idea ya era demasiada tentación para él. Viste por su mirada que te hubiera seguido al agua pero se contuvo para seguir el plan. Mientras te aseabas el recogió los sacos y se ocupo de dejar todo como debía estar.

Necesitaba mantenerse ocupado para no pensar en dar media vuelta y seguirte.

Cuando estuviste lista Jack comenzó la marcha. 

La brisa resultaba agradable y tu compañero bromeaba, hablaba de películas que había visto de niño y te enseñaba que plantas tenías que evitar cuando encontrabais alguna venenosa.

Era como una excursión, el tiempo se os paso volando, tal vez llegarais horas andando cuando Jack se paro y señalo.

- Hemos llegado a la granja.- dijo con tono triunfal.- Haremos un descanso, comeremos algo y por la tarde llegaremos a casa. Ya veras, te va a encantar, aunque esta algo sucia, por dentro se mantiene en buenas condiciones. Hace años vivía un grupo de supervivientes que le hicieron muchas reparaciones... puede que veas huesos humanos en el camino... no te asustes, son... bueno, no salio bien.- aseguro el Garou caminando en dirección a la puerta.

La marcha fue amena y tranquila. Compartíamos algunos gustos por las películas, aunque para mí de pequeña las mejores fueron "Dentro del Laberinto" y "La Historia Interminable". Viejas para mi edad, pero ambas me hicieron soñar con otros mundos y otras criaturas que podían incluso convivir con nosotros. Solo que en la adolescencia eso se quedó de lado pues aparecieron los chicos, el acné y los complejos.

Quizás lo más interesante de todo fue la clase de botánica que Jack me iba dando sobre la marcha. Sabía que debía evitar las ortigas, una planta muy común, pero pronto descubrí que habían otras tantas capaces de generarte picores, urticaria o incluso envenenarte si comías sus rojizos frutos.

Miré la granja y luego miré a Jack. - ¿Ese lugar es seguro? - Le pregunté. - No porque haya enemigos dentro... sino porque se nos caíga encima en cuanto nos descuidemos. - Pero sí, había que descansar. Las botas tenían mis pies cocidos, me dolía la espalda de cargar la mochila y el calor estaba golpeando con fuerza ya. - Le falta un río... y sería perfecta. - Añadí mientras nos acercábamos.

- Tranquilo. Fui agente del FBI, me toco ver muertos antes de tener que pelear contra ellos después de levantarse de sus tumbas. Unos simples huesos no me asustarán después de todo lo que he visto y vivido en estos diez años. Si he llegado hasta aquí es porque elegí ser superviviente, no cazador ni presa. - Le dije con convicción en mis palabras.