Miro brevemente a la mesa repleta de frascos con líquidos que desconozco, fijándome más que nada para ver si alguien olvidó sobre ella la llave de la jaula.
- Voy a bajarte de ahí, ten cuidado.- Dejo atrás la mesa y me acerco a la jaula para verla más de cerca, por si puedo abrir algún cerrojo, romper un candado, quizás los propios barrotes si se tratara tan solo de madera.
Revisas la mesa sin éxito en tu búsqueda de la llave. El rápido vistazo te revela los machacados de raíces, es más, todavía flota el aroma de la última raíz machacada. Algunos frascos están etiquetados mas las palabras que los nombran no tiene sentido para ti.
Te acercas a la jaula para examinar la cerradura y te sorprendes con el extraño mecanismo que la cierra. No es una cerradura pero evita que alguien la abra desde el interior. Te es fácil de abrir desde el exterior.
La niña es libre y te abraza con ternura. No parece desconfiar de ti, no parece ser el primer elfo que ve en su vida a su corta edad.
Otra vez ese pinchazo. El veneno sigue subiendo por tu brazo, cada vez es más molesto y ya casi te impide moverlo con facilidad.
Tirada: 1d4
Motivo: Más veneno
Resultado: 4
Otro 4!! Ahora estás a -1. Lo siento!!
Manteniendo el abrazo y con sonrisa afable ayudo a Rosallow a bajar al suelo desde la jaula. - Ahora sígueme de cerca y en silencio, vamos a reunirnos con mis amigos. Luego te llevaremos junto a tu padre.- Le digo guiñándole un ojo.
Comienza a resultar molesto el corte que me ha hecho la mujer de los crebain, pero ahora he de volver junto a mis camaradas. Si Carster no se encuentra bien tal vez Elerin sepa emplear alguno de esos brebajes o raíces para ayudarle. Y a mí posiblemente también me vendría bien algo que detuviera ese ardor insistente.
Me asomo a la puerta con cuidado, por si hubiera algún bandido esperando sorprendernos. De no ver a nadie, me acerco con paso ligero al grupo de la torre al que al parecer han dejado de asediar los ahora ausentes bandidos. Voy lo bastante despacio como para permitir que Rosallow me siga, echando un vistazo hacia ella cada pocos pasos. Al poco de abandonar la torre de la bruja, atisbo el cielo en busca de los pájaros; han de haber ido a alguna parte en medio de esta tormenta.
¿La voz de la "bruja" se parecía a la que oñimos en las cavernas de los numenoreanos negros?
Y ya que estamos, ¿que tal va la tormenta, tiene pinta de amainar o sigue intensa? No quiero que la niña se congele.
Coges de encima de la mesa cuatro preparados hechos con raíces etiquetados como Urther y otros cinco frasquitos que están etiquetados como Mallic. No sabes de que lengua provienen esas palabras pero tienes seguro que jamás las has visto.
La niña te sigue como puede. Camináis juntos hasta la entrada de la torre. La puerta que forzaste para entrar sigue ahí entreabierta. Una vez fuera la calma reina el patio donde hace poco tus compañeros peleaban por mantener la vida. Das un par de pasos más y logras verlos. Carster se encuentra tumbado en el suelo y Anäril acaba de terminar de atarle un vendaje en la cintura.
Después de dos pasos más el humano se incorpora escupiendo sangre y se levanta:
- Eso si ha sido una buena pelea - exclama.
Después de unos cuantos pasos más estás frente a ellos. La niña está detrás de tí agarrada a tu pierna.
Tirada: 1d4
Motivo: Veneno
Resultado: 4
Joooder con los 4. Definitivamente los dados umbrianos te odian!!
Entiendo que pillas los frascos que están encima de la mesa, ¿no?
Mallic - 5 dosis
Urther - 4 dosis
Ahora os empezáis a dar cuenta de el dolor de vuestras heridas. El fragor de la batalla os había hecho ignorar este hecho pero ahora... Incluso los elfos sentís el tremendo frío que hace esta noche. El calor de la batalla ya no os cubre y ahora podéis sentirlo.
Únicamente el viento responde a las preguntas sobre la localización de Ranëdhel y la supuesta niña. Pero esta vez el viento trae algo más consigo; el sonido de una puerta al abrirse en la torre del noroeste (6).
Vuestros ojos se dirigen hacia ese lugar y comenzáis a ver una figura acercarse.
Comienza a nevar nuevamente. El patio de la fortaleza donde habéis librado batalla ahora está silencioso y sólo los pasos de esa figura que viene de la torre noroeste perturban este silencio.
Parece no temeros; camina solitario y decidido a vuestra posición y se para a pocos metros de vosotros. Ahora un leve rayo de luna revela su rostro, Ranëdhel. Tras él, tímidamente, la figura de una niña asoma agarrada fuertemente a la pierna derecha del elfo.
Ahora, por fin, si que podéis marcar a Ranëdhel.
- Siento no haber estado junto a vosotros compañeros. Me alegra ver que seguís vivos.- Miro en derredor observando el terreno donde han librado el combate.- La batalla pareció ser mucho más de lo que mi escasa habilidad habría podido acometer. Como digo, siento haberos dejado solos pero he encontrado a la niña... y a una mujer, que bien pudiera ser la bruja de la que hablaban. Pudiera serlo, puesto que parecía tener más poderes que el simple manejo del veneno.- Me llevo la mano al hombro herido, palpitante, para indicar el corte.- No es gran cosa, pero me voy encontrando peor a cada momento. Tal vez Elerin puedas echarme un vistazo a la herida. Por cierto...- muestro los frasquitos de ungüentos que recogí antes de salir de la torre-... puede que esto sea útil. Eran de la mujer, pero desconozco su uso. Es posible que alimentase con ello a sus pájaros amaestrados o tal vez se trate de la ponzoña con que untaba su puñal.
Mi rostro se ilumina cuando veo a nuestro compañero.
-¡Ranëdhel! Alassië nar i hendu i cenantet, dichosos son los ojos que te ven; Nos preguntábamos qué había sido de ti, pero parece que no teníamos motivos para preocuparnos, deja que le eche un vistazo a tu herida.
Saco mi equipo de curación y examino cuidadosamente su herida, la limpio con una tela limpia y agua de mi cantimplora, extiendo un emplasto curativo y por último la vendo adecuadamente.
-Ya está, no dudes en decirme si te sigues sintiendo más débil, nunca se sabe con los venenos; El frasco que has cogido de la bruja guárdalo, le echaremos un vistazo junto al resto de los misterios cuando lleguemos a un lugar tranquilo, ahora partamos de este lugar malsano.
Tirada: 2d6(+6)
Motivo: Curación, Identificar veneno
Resultado: 11(+6)=17
Tirada: 2d6(+6)
Motivo: Curación, Curar Veneno
Resultado: 5(+6)=11
Parece que para curar un veneno, primero hay que identificarlo y luego se tira para curarlo, de modo que voy haciendo las dos tiradas, como no tengo especialización tiro sólo Curación+Ingenio.
Es bueno tenerte de nuevo con nosotros - digo mientras lanzo una apreciativa mirada a Ranëdhel, acompañada de una de mis poco prodigadas sonrisas - las gaviotas de los Puertos Grises se alegrarán de saber que sigues navegando bajo el mismo cielo que ellas...y ¿qué tenemos aquí? - examino a la niña, para asegurarme de que no ha sufrido daño alguno.
Bien hallada seas, Rosallow, en verdad estábamos preocupados por tu suerte. Te pondré esto para protegerte del frío, por el momento venid ambos junto al fuego y calentaos - mientras hablo, arrebujo a la pequeña en mi propia capa y señalo la hoguera que los bandidos tenían encendida.
Deberíamos encontrar un lugar más cómodo para descansar, las heridas son profundas y sería peligroso emprender el viaje en estas condiciones. Cuéntanos más de esa bruja y lo que ha sido de ella, si te encuentras con fuerzas, y analizaremos nuestras opciones.- digo a Ranëdhel mientras le ayudo a acomodarse.
Miro a la niña y al elfo
Bien, ya estamos todos, el combate ha sido entretenido, y he descubierto que pelear en una puerta es quiza mas perjudicial que otra cosa, pero ha sido la mejor pelea que habia tenido en una buena temporada
Despues respondo a Anäril
Si, estaria bien hacer noche por aqui y ya volver mañana
- ¿Eso quiere decir que no volverán para matarnos en mitad de la noche? No sé que ha sucedido con los bandidos, pero la mujer de la torre sencillamente desapareció. Tal vez sus pájaros tuvieran algo que ver, pero lo ignoro.- Dejo que Elerin atienda mi herida, agradecido por ello. Espero que así el ardor cese.
Elerin mira la herida del brazo de Ranëdhel. No tiene buena pinta pero no es problemática. Con una pequeña cuchilla Elerin hace una incisión en el brazo de Ranëdhel que hace graznar a este último de dolor. Acto seguido tapa la herida y Ranëdhel siente que la quemazón que se apoderaba de su brazo comienza a remitir. Elerin es habilidoso.
Varios miráis al cielo, es tarde, muy tarde por la posición de la luna, magnánima esta noche. Todos estáis muy cansados, especialmente Carster y Anäril y la sugerencia de este último de descansar junto al fuego que dejaron los ladrones os suena de lo más acogedor.
Al regresar al lado del fuego recordáis a vuestro amigo el bandido. Sigue ahí, maniatado junto a una de las aberturas que hacen de improvisadas ventanas. Intentáis sonsacarle algo más de información pero el hombre no habla más allá de lo que ya sabéis. Teméis que no sepa nada más ya que el miedo es presa de él y dudáis que os esté ocultando algo. Además, el cansancio es ya demasiado como para seguir un rato más.
Hace frío, mucho frío aseguran los humanos. Algunos copos más de nieve comienzan a caer revolucionados por el fuerte viento. El fuego calma en parte vuestro frío pero no vuestras heridas; todavía duelen.
Sólo han hecho falta unos minutos para que Rosallow caiga dormida abrazada a una pierna de Ranëdhel. Su imagen es angelical. Ha debido de pasar mucho miedo pero el elfo la tranquiliza y después de mucho tiempo descansa apaciblemente.
La imagen de los frascos caídos junto a la bolsa de Ranëdhel despierta la curiosidad de Elerin. En cada uno de ellos hay una etiqueta con un extraño nombre en una lengua ininteligible para vosotros. Rezan: "Mallic" y "Urther"; el primero más parecido a un ungüento apestoso y el segundo preparado a base de raíces machacadas. Jamás oísteis esos nombres, quizá un experto los conozca.
Tirada: 1d4(+2)
Motivo: Veneno
Resultado: 3(+2)=5
Ranëdhel pierde 5 puntos de vida, que serán los últimos por culpa del veneno.
Dejo esta escena abierta para que terminéis de contaros lo que sea necesario y mañana abro otra para emprender la vuelta. Todo esto, claro está, salvo que queráis hacer algo aquí.
La niña duerme sujeta a mi pierna envuelta en la capa de Anäril. Estamos en un lugar cercano al fuego, que hemos reservado para los humanos de forma que estén más cómodos. He estado cantando una suave canción sobre la brisa y las costas de mi tierra, para arrullar a la pequeña mientras conciliaba el sueño, pero hay cosas de las que quiero hablar con mis compañeros.
- La mujer, no llegué a hablar con ella apenas. Me enfureció que intentara hacerle daño a la niña. Lo que poco que alcancé a averiguar es que habla en una lengua desconocida, quizás mágica y la misma que la de los frascos. Y sus pájaros... esas aves no eran como las gaviotas, los jilgueros ni ninguna otra que antes hubiera visto. Sólo parecían escucharla a ella y obedecer sus crueles órdenes. No sé porqué la retendrían, pero algo me hace alegrarme muchísimo de haber venido a por la niña. Y esos frascos... esperaba que supieras su contenido Elerin, pero quizás Fornoster pueda darnos esas respuestas. Y tal vez averigüemos algunas cosas más.
Miro a Anäril, y a Carster, los más sufridos en la batalla.- ¿Qué ha pasado en la torre mientras no estaba?¿Cómo derrotásteis a los bandidos?
Asiento ante las palabras de Ranëdhel y digo:
-Sí, tengo ganas de hablar un rato con la Dama Fornoster, no sólo por estos frascos, en la cueva encontré unas extrañas hierbas que no reconocí y sobre las que quería preguntarle; Tal vez tengan algo que ver con los ungüentos o tal vez no, pero mi corazón me dice que todos los acontecimientos que estamos viviendo están unidos entre sí de alguna manera, los elfos no creemos en lo que los humanos llaman casualidad y ciertamente, había algo extraño en aquel montaraz y en aquella cueva de bandidos... No, no fue una coincidencia que acabásemos allí, como no fue otra que nos encontrásemos con Belegif y su acompañante.
Por cierto, antes de irnos, registraré el cuerpo del líder en busca de alguna pista que nos indique su procedencia, si este hombre ha reunido a todos los bandidos, sería interesante saber algo sobre él.
La batalla fue dura, tanto que estuvimos a punto de caer. Carster, como ves, se llevó la peor parte. Sin embargo los Válar no nos olvidaron, y con su ayuda conseguimos derribar al líder cuando ya todo parecía perdido. Eso hizo huir a los demás, aunque no sabemos a dónde. Quizá mañana, antes de irnos, podamos explorar esa gran torre - indico, señalando a la enorme estructura cuya silueta se adivina más allá de la puerta a la luz de la luna - tal vez obtengamos alguna respuesta. Sin embargo, no debemos arriesgarnos a combatir, por lo que tal vez sea preferible volver aquí más adelante, una vez recuperados.
No decidiré yo, pues mis elecciones han estado a punto de costarnos la vida a todos, lo cual lamento profundamente. Y cada uno sabe mejor que el otro cuáles son sus propias fuerzas, y lo que está dispuesto a dar. Creo que con la luz del día nuestro camino estará más claro. Debemos descansar ahora. Haré la primera guardia - dando por terminada la conversación, me levanto y vuelvo a mi posición junto a la puerta, escrutando los muros de la gran torre como si pudieran desvelarme sus secretos.
La noche transcurre apacible. El frio es intenso y la nieve revolotea en el exterior de la torre movida por el fuerte viento.
Los sonidos de la noche no dejan ningún mensaje por mucho que Anäril trata de interpretarlos. Es irónico, tanta calma tras tan cruenta batalla.
En su turno de guardia, Elerin levanta el cadaver de Dullic, el lider de los bandidos de Erethin Tirin. Sus ropas son claramente mejores que las del resto de bandidos. Es probable que el humano, de aparentes rasgos dunlendinos, organizara de alguna manera poco equitativa los resultados de los asaltos a las caravanas mercantes del camino del Este. Una elegante arma está tirada cerca del cuerpo. La manufactura es bella pero se nota la poca pericia en su cuidado. Pasa lo mismo con la bonita cota de mallas que porta.
Continuáis turnandoos para terminar las guardias siendo Carster el último en la rotación. El agresivo comportamiento del humano os indica que esta cercano el momento de vuestra marcha; el sol esta apunto de despuntar el horizonte.
Dejo esta escena abierta por si queréis añadir alguna cosa más. En el caso de que no sea así seguimos en la siguiente.
Antes de partir, a Anäril le gustaría echar un vistazo a la torre 8, que creo que es lo único que queda por explorar, pues Ranëdhel ha estado en el resto del recinto, si todo el mundo está de acuerdo y no hay ningún signo de que esté habitada de ningún modo (pájaros, por ejemplo). Quizá quede alguna pista para desentrañar el misterio.
Si alguien lo ve inconveniente, teniendo el actual estado de salud de los personajes, no insistirá pero sugerirá que el grupo vuelva en el futuro.
- La gran torre solo contiene los botines ensangrentados del capitán. No tuve demasiado tiempo para explorarla, pues noté la presencia de la mujer y la seguí antes de que escapara.- Me encojo de hombros como quién ve que no puede evitar algo- Tal vez vosotros encontréis algo importante en ella.
Esos objetos seguramente pertenezcan a las indefensas víctimas de estos bandidos. Si tú has estado allí, no veo razón para demorarnos más. Ya no parece haber peligro, los comerciantes podrán venir sin temor a recuperar sus mercancías, escoltados por los montaraces si es necesario - reflexiono en voz alta, conversando con Ranëdhel.
Partamos pues, la niña debe ser devuelta a la seguridad de su hogar y aún hay muchas preguntas sin respuesta.