Apresuremos el paso! - animo mientras redoblo la cadencia de mis pisadas - al menos lo intentaremos. No queremos que esa tormenta nos sorprenda en terreno abierto.
Es como si los elementos se hubieran aliado para entorpecer nuestro camino. Quizá no sea más que una borrasca lógica en esta época, pero no puedo evitar tener un mal presentimiento.
Espero que Belegif tenga razón y acelerar la marcha nos permita ponernos a cubierto antes de que llegue con toda su intensidad.
Siempre hace tan buen tiempo por esta zona?
Pregunto mientras aprieto el paso, tras sacar una capadelamochila y taparme como puedo
Lo unico bueno es que mientras siga asi tendran dificil seguirnos si alguien lo intenta
- La furia de la tormenta en tierra suele ser más llevadera, pero al igual que en el mar enlentecerá nuestra marcha y puede causar estragos si no somos cuidadosos.
Ranëdhel aprieta el paso alegremente, incluso llega a corretear un poco, feliz al aire libre tras la opresiva lentitud que retenía los movimientos en el interior de la gruta.- Podría hacer todo el camino corriendo, si os animáis, pero supongo que es peligroso andar con semejante descuido y debemos conservar las fuerzas. La noche de descanso me ha sentado estupendamente.
Tras este comentario reflexivo, camina a buen ritmo pero con los sentidos atentos, pues es cierto que ya sean bandidos o bien criaturas temibles como el Etten podrían acercarse a nosotros en algún momento. Aun así la dicha de la libertad es dificil de perder, y la paladea a cada zancada, riendo y haciendo algunos comentarios animados acerca de ello con sus compañeros.
Cierto es que es dificil que nos sigan la pista. Pero igual de dificil es para nosotros encontrar algo que pueda llamar nuestra atención o ver algún enemigo que nos esté acechando a pesar de la tormenta.
La sensación de intranquilidad que recorre mi cuerpo se contrasta con la alegría de Ranëdhel, que parece animado, incluso feliz, y aunque timidamente, esa alegría se me contagía.
Entre los pocos claros que quedan en el cielo lograis entrever las Montañas Nubladas en la distancia. Es vuestro tercer día de camino y la mañana ha amanecido muy fría, como previó Ranëdhel dias atrás.
Poco a poco va cayendo una densa niebla y el viento va enfureciendose.
- Apretemos el paso, estamos muy cerca y pronto no veremos cual es nuestro siguiente paso. La niebla no nos dejará ver - dice Belegilf animandoos a continuar un poco más rápido.
Tras unas horas, os encontráis caminando entre la espesa niebla. Tan sólo tenéis constancia del fuerte viento que os azota helando cada una de las partes de vuestro cuerpo.
De repente Belegilf corre hacia un grupo de árboles y os hace una seña para que le siguais.
- Rápido, seguidme, en silencio - os dice entre susurros.
Una vez en torno a los árboles oís unas ásperas voces. Es claro, son orcos. Con un rápido vistazo lográis distinguir entre la niebla una compañia de no menos de 40 orcos acompañados de algunos Uruks dirigiendose hacia vuestra posición.
Justo frente a vuestra posición se detienen. Belegilf os hace una seña para que permanezcáis en silencio, agachados.
Escucháis a los orcos hablar en Oestron. Vienen del Monte Gram en las Landas de Etten y van en misión especial para Ashdurbûk, buscando algo. A menudo escucháis palabras que no entendéis como "Nag Burdâk", que repiten varias veces.
Notáis cierta desesperación en ellos, incluso para ser orcos. Pronto os escucháis que están siendo obligados a caminar bajo el "Antiguo Cara Dorada" (como llaman al Sol). Uno de ellos parece llevar la voz cantante y les insta a continuar.
Una vez más, notáis la impaciencia de Carster. Esta claro que es una locura. Superan la media centena y solo sois 6, pero conocéis a Carster...
Carster, debes gastar un punto de Coraje o... bueno, ya sabes.
Yap, pero primero deberia tener una razon para gastarlo... espero a alguna respuesta mas
Notando el nervisismo de Carster, me acerco sigilosamente a él poniendome delante suyo.
No lo hagas. No podríamos ayudarte. No quiero verte morir, amigo - susurro.
No podemos detenerle por la fuerza sin hacer ruido - pienso mientras examino críticamente al humano - ni apoyarle si decide ir contra esas criaturas. Son demasiados, sería un suicidio...moriríamos todos y este grupo está bajo mi responsabilidad, no lo permitiré.
Solo queda esperar a que haya un atisbo de cordura en esa cabezota.
Miro la escena con cara inexpresiva sin interponerme ni decir nada.
-¿Luchar él sólo contra dos veintenas de orcos? Si es lo suficientemente necio para considerarlo, mientras no nos arrastre a los demás a su lucha sin sentido, por mí adelante ¿Cómo sobrevivirá cuando no tiene compañeros a quienes empujar al combate o que le muestren su terrible error? -Sacudo imperceptiblemente la cabeza- No es mala persona, pero esta faceta suya acabará por destruirle, recemos para que no nos destruya también a aquellos que estamos cerca suyo.
- Belegilf, ¿no hay un rincón más alejado del camino? Vienen directos hacia nosotros y pasarán muy cerca. No confío demasiado en el manto gris para refugiarnos y cualquier sonido podría delatarnos. Por fortuna hieden tanto que no creo que noten nuestro olor con tanta humedad.- Tanteo la pared rocosa con sumo cuidado, buscando asideros con manos y ojos que nos permitan ascender en caso necesario, pero el sol que tanto les disgusta no deja sus rayos cerca en medio de este clima.
Viendo como se presenta la situacion, y ante la reacción de mis compañeros, agarro del brazo a Carster con fuerza, pero sin violencia, para que mi gesto se entienda como alguien que quiere aconsejar y no ordenar.
Tranquilo amigo. Esta es una batalla que ni tú puedes vencer. Ten sensatez por una vez y deja tu espada enfundada. Habrá más momentos en los que podrás dar buena cuenta de orcos, te lo prometo.
Si Carster descubre nuestro escondite, será nuestra perdición. No creo que pudieramos con ellos ni en el más optimista de los pensamientos. La calma es ahora nuestro mejor aliado.
Por un momento cierro la mano en torno a la empuñadura de la espada mas que dispuesto a lanzarme al combate, aunque parece que por una vez las palabras de mis compañeros me hacen pensarmelo, miro por un instante a los orcos que se acercan y suspiro, uniendome al escondite de mis compañeros, arrodillandome detras de uno de los troncos y clavando con frustracion el puño en la nieve
Vaaaaale, lo gasto
Una figura emerge entre la niebla y camina hacia el centro del grupo de orcos. No parece una figura orca, es delgado y estilizado. Por la estatura podría ser un hombre joven o un niño.
Una vez en el centro del grupo se oye su voz seca hablando al grupo.
- Hemos viajado de día para alcanzar las cuevas rápidamente - por el tono de voz suena como si hubiera repetido esto varias veces - si alguno no quiere caminar bajo el sol quizá es que quiera morir hoy.
El silencio reina tras la voz del humano.
- Si el "Snaga" no fuera tan debil no tendríamos tantos problemas.
Con un gesto de la mano indica el camino a seguir y la compañia de orcos continúa su camino, perdiendose en la niebla.
Poco tiempo después las voces de los orcos casi ni se oyen. El camino está libre.
Yrch! - exclamo con un matiz de asco en la voz - ...a las órdenes de un humano, aquí, y en pleno día. ¿Qué puede significar?. Sea lo que sea, no deben volver a sus oscuras madrigueras...
Tras permanecer pensativo por unos instantes, continúo hablando.
Han hablado de unas cuevas, ¿quizá de aquella de la que venimos?...y tambien de un esclavo, si no me equivoco, aunque no he visto que llevaran a ningún prisionero...Belegilf, ¿pedirías ayuda a los tuyos?. Cualquiera que sea la misión que tengan que cumplir esos miserables será mejor para todos que no sea exitosa. Nosotros podríamos seguirles y vigilar sus movimientos intentando no ser detectados mientras esperamos que vengas con ayuda.
Son muchos, y parecen bien organizados por su extraño líder, pero tendríamos una oportunidad si conseguimos refuerzos y les tendemos una emboscada.
- ¿Humanos liderando huestes de orcos?- Ranëdhel se siente perplejo, lo cual es bien plausible para cualquiera que contemple su expresivo rostro- Belegilf, espero que vuestro sabio conocido tenga su morada en las cercanías, pues me preocuparía su suerte habiendo orcos tan cerca.- Dirigiendo la conversación hacia Anäril- Son vuestros antiguos enemigos noldo, mas tenemos una misión propia que aunque desconocida, no parece de menor envergadura. Si le es posible a Belegilf mandar a sus montaraces contra la hueste orca mientras nosotros llegamos junto a Maenist, podemos intentar cruzar las montañas y que nos de alcance más adelante.
Quieran los Valar que no equivoquemos nuestros próximos pasos - digo, con un tono de gran preocupación en la voz - he aquí una decisión que podría cambiar muchas cosas en el futuro. Tal vez tengas razón, Ranëdhel, y sea la nuestra una misión más importante. aunque el corazón me pida cazarlos y exterminarlos uno a uno, asquerosas criaturas...
Pero hay más voces que merecen ser oídas, pues el resultado nos afectará a todos. ¿Qué decís?- interrogo, mirando alternativamente a unos y otros, incluyendo a Belegilf - ¿continuaremos como si nada hubiera ocurrido, o vigilaremos a este grupo de enemigos para estar seguros de sus intenciones mientras pedimos ayuda a los montaraces, o a quien pudiera prestárnosla...?
Observo las huellas que esas inmundas bestias han dejado a su paso ¿Qué hacen estas criaturas aquí? Es demasiada coincidencia que nos hayamos encontrado con ellos, y más después de lo que ha ocurrido en estos últimos días...
-Me parece que más de un poder se ha puesto en movimiento con el robo del objeto, puede que estos orcos no tengan nada que ver con nosotros ni con la búsqueda que nos ha traído hasta aquí, pero también es posible que no seamos los únicos que sepamos que un sabio versado en eras antiguas vive en las cercanías y cabe esperar que ese alguien quiera obtener conocimientos lo que fue robado; Yo digo que les sigamos, Maenist puede esperar y se me antoja una vileza dejar que unos orcos vagen libremente sin siquiera vigilar sus movimientos.
No creo que haya demasiadas cuevas por esta zona a las que se puedan dirigir, si Belegif conoce la zona y puede saberlo por la direccion, no creo que sea demasiado bueno seguirlos, seria mejor ir a buscar a mas gente y tratar de tender una emboscada
Parecce que tengo ganas de enfrentarme con ellos, y una emboscada seria la excusa perfecta
Entonces, hemos decidido - digo al grupo, con solemnidad, mirando a todos uno a uno para asegurarme de que estamos de acuerdo.
Permaneceremos unidos y trataremos de tenderles una emboscada a su regreso, pues no son muy inteligentes y seguirán el mismo camino que el que han tomado para ir, casi con total seguridad. Elegirán el más corto, y eso será su perdición si logramos encontrar algunas manos que empuñen espada y arco en nuestra ayuda.
Belegif, hará falta que contactes con los tuyos, además de guiarnos hasta ese sabio...mucho es lo que te pedimos, pero necesitamos tu apoyo ahora más que nunca. ¿Qué piensas de todo esto?
Anäril se dirige a Belegilf pero este parece ausente. Su mirada está quita sobre un grupo de matorrales, al norte.
Pronto, comenzáis a oir un ruido proviniente del lugar donde está atrapada la atención de Belegilf.
De pronto, cinco hombres vestidos con ropajes marrones y negros aparecen entre la niebla y el follaje, portando arcos que apuntan hacia vosotros. El que parece el líder avanza unos pasos y hace una seña a sus compañeros llevandose un dedo a los labios.
Sin embargo, en cuanto Belegilf se encuentra a su vista, la tensión de los hombres se relaja y se funden en un abrazo con él. Parecen conocerse. Pronto el lider señala a dos de sus hombres e indica el camino por donde se fueron los orcos. Ambos hombres siguen el camino y se pierden en la niebla.
Bueno, pues continuamos, si bien quizá un poco más lento por fechas y personal. Me he mantenido unos días retirado por una gripe que no me ha permitido tener la cabeza fría para otra cosa que seguir como he podido las partidas que tengo como jugador. Además como un par de nosotros avisaron de su ausencia esta semana, pues eso.
Seguimos adelante. Más rápido o más despacio pero seguimos adelante.
>> Pasamos a la escena 4.1. El "escondite"